81. Comienzan los problemas.
Principios de agosto
Narra Paul
(TN), Mary y yo íbamos a visitar a Jules y a Cynthia. Mi novia y yo no sabíamos qué decirle a Cyn, ella y John estaban en medio de un divorcio y mi mejor amigo no parecía arrepentirse. Me dolía pensar en el futuro que Julian tendría, Lennon jamás mostró interés por su hijo, y el divorcio no iba a cambiar las cosas. No entendía cómo era capaz. Yo no tendría las agallas para darles la espalda a Mary y a (TN) por otra mujer.
— ¿Te encuentras bien?—mi novia me distrajo de mis pensamientos.
—Sí—contesté, haciendo una sonrisa forzada—, sólo estaba pensando en el pequeño Jules. John está siendo muy injusto con él.
—El problema es que John jamás se entusiasmó con la idea de ser padre—me dijo ella—. Mi hermano es muy inmaduro, nunca le han gustado las responsabilidades forzadas y, tristemente, así es como ve a Julian.
—Yo jamás te abandonaría, mucho menos a Mary.
— ¿Y si no me amaras?
Desvié la mirada y pensé en lo que estaba por decir a continuación. No fue tan complicado.
—Permanecería a tu lado, por el simple hecho de ser la madre de mi hija. No le haría a ningún hijo mío lo que John le está haciendo a Julian.
— ¡Pimo Jude!—exclamó Mary cuando vio al susodicho por la ventana.
Estacioné el auto y bajamos para saludar al pequeño y a su madre. Cynthia se veía triste, deprimida; a ella sí le estaba afectando el proceso legal, no como al idiota de Lennon.
— ¿Cómo estás, Cyn?—Julian agachó la mirada.
—Mal—susurró para que los niños no escucharan.
—Ve a jugar al jardín con Mary, ¿sí?—le pedí a Julian.
Los niños salieron a jugar y Cynthia nos invitó a tomar asiento en la sala. A continuación, se desahogó por completo con (TN). Apuesto a que Yoko no quiere tanto a John como ella.
—Esto es horrible—chilló la rubia—. Él no entiende lo mucho que nos está haciendo sufrir. Nunca fue un hombre de estar en casa, pero aun así duele. ¡Es un infeliz!
Desvié la mirada y noté que Julian estaba espiando. Cuando el niño me descubrió viéndolo, corrió. Me levanté y dije que volvería en un momento, antes de comenzar a dejarme guiar por mis oídos. Escuchaba que alguien tocaba un desafinado y muy agudo "Sí". Llegué a una habitación donde había un piano vertical, Julian apretaba cada cierto tiempo la misma tecla. Mi princesa lo observaba con atención.
—Para tocar, necesitas que el piano esté afinado—le dije, sentándome a su lado en el banco y tomándolo por sorpresa—. Déjame ver qué puedo hacer, tú debes saber dónde está la...
Jules se alejó un poco y me mostró lo que buscaba. Tomé la llave para afinar y abrí el compartimiento del piano. Hice algunas escalas para ver el estado del piano, no estaba tan mal.
—Papá lo desafinó antes de irse—me confesó Jules—. No se puede afinar, ya lo intenté.
—Sólo se necesita un poco de fuerza para afinarlo, mira—lo subí al banco y me puse a afinar el piano ante la atenta mirada del niño—. Ya está, Jules.
—Toca, papi—me pidió mi princesa, sonreí, negué con la cabeza y la tomé en mis brazos.
Jules se bajó del banco y sonrió al ver que le di un beso a Mary; pero un momento después, la sonrisa se borró, aún se veía muy triste. Me partía el corazón ver su carita.
— ¿Qué ocurre, campeón?
—Mi papá no me quiere—dijo y se puso a llorar—. Se fue de la casa con otra mujer, y yo tengo toda la culpa de que mi mami llore todo el tiempo. Y cuando tenga un nuevo bebé, no va a venir a jugar conmigo.
—No digas eso.
—Papá dijo que yo no debí haber nacido, él tiene razón. Si yo no estuviera aquí, mami y él no se habrían peleado.
Las cosas estaban más mal de lo que (TN) y yo habíamos pensado. John era un maldito bastardo por haberle dicho a su propio hijo toda esa sarta de estupideces.
—Quiero decirte algo, pero necesito que dejes de llorar, ¿de acuerdo, campeón?—sequé las lágrimas del pequeño y él asintió. Bajé a Mary de mis brazos y me senté frente al piano—. Tú no tienes la culpa de los problemas de los adultos, Jules.
Toqué un acordé y luego seguí con toda la melodía.
Hey Jules, don't make it bad,
Take a sad song and make it better.
Remember to let her into your heart,
Then you can start to make it better.
El pequeño me miraba con atención. Al principio sollozaba y conforme la canción avanzaba, una sonrisa enorme aparecía en su carita. Mi princesa también sonreía y abrazaba a Jules.
(TN) y Cynthia llegaron a mitad de la canción, seguramente atraídas por la melodía. Apenas escuchó la letra, la otrora mujer de mi mejor amigo se llevó las manos a la boca y comenzó a sonreír. Mi novia me miraba y movía su cabeza al ritmo del piano.
And anytime you feel the pain,
Hey Jules, refrain,
Don't carry the world upon your shoulder.
For well, you know that it's a fool
Who plays it cool
By making his world a little colder.
Al terminar, le di un abrazo a Jules, quien todavía sonreía. John había llegado a decir que Julian preferiría que yo fuera su papá, y ahora me daba cuenta que así era, porque yo lo valoraba más que su propio padre.
—Gracias, tío Paul.
—Prométeme que vas a ser muy valiente, Jules.
—Lo seré.
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Mediados de septiembre
Los meses que habían seguido a la boda de los padres de (TN) no habían sido más que un martirio. La tensión que había en la banda era muy evidente, aunque fingíamos que no pasaba nada. Me parecía muy extraño que todo siguiera saliendo bien con nuestros discos, pero debía admitir que era lo único para lo que servíamos.
Para empezar, John y Yoko se habían vuelto inseparables, sobre todo con el embarazo de la japonesa. Habíamos estado grabando un álbum, y Yoko había participado. Siempre estaba en el estudio, criticando mis canciones y alabando las de John. Para ella, mis canciones eran mierda en comparación con las de Lennon. La japonesa debía ser muy pesimista detrás de esa mirada impertérrita, porque todas mis canciones eran alegres mientras que las de John...para él todo se había convertido en una total revolución y queja hacia el mundo.
George y Ringo preferían no intervenir en lo que pasaba conmigo y John, pero también se daban cuenta que, poco a poco, estaba perdiendo a mi mejor amigo.
Hacía mucho tiempo que no componíamos juntos, pero siempre habíamos estado disponibles para el otro cuando lo necesitábamos. Era como A Day In The Life, yo tenía una canción a medias y John tenía otra canción a medias, las unimos y voilà: una obra maestra.
Pero ya no era así, era como si la magia se estuviera desvaneciendo.
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Suspiré profundamente y miré las teclas del piano. Comencé a tocar una de las canciones que había compuesto en India y que se incluiría en el álbum. La había llamado Ob-La-Di, Ob-La-Da. A (TN) le había encantado la letra, y yo me sentía muy orgulloso por eso.
—La canción de Paul no es ni la mitad de buena que la tuya—escuché que murmuró Yoko.
—Lo sé, es un asco—contestó John—. Debería tirarla a la basura.
—Es el lugar al que pertenece.
—Igual que sus letras más recientes.
Fingí ignorarlos y continué con la canción, pero ellos también continuaron con sus murmuraciones. Odiaba que la gente se susurrara cosas acerca de mí, a mis espaldas. No lo toleré más, dejé de tocar.
— ¿Qué es lo que está mal, Lennon?
—Básicamente todo—replicó él sin inmutarse—. Sabes que detesto tus canciones de abuelas.
Estaba pensando en qué contestarle cuando tomó a Yoko de la mano y salieron de los estudios. Rodé los ojos y solté un bufido para seguir trabajando en mi canción. George y Ringo solo fingieron que nada había pasado.
— ¡McCartney!—John regresó con su japonesa unas horas más tarde.
— ¿Y ahora qué quieres?
—Ya sé cómo debe ser tocada tu maldita canción de abuelas—Lennon corrió al piano y tocó los acordes iniciales mucho más fuerte y rápido que antes.
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Todos los negocios que llevábamos –o al menos la mayoría de ellos– representaban cada vez más pérdidas, y a nadie más que a mí parecía importarle. Tuvimos que cerrar la Apple Boutique en julio porque nadie iba ahí a comprar, pero sí a robar. Los chicos y yo fuimos un día antes a llevarnos lo que nos gustaba, al día siguiente regalamos todo con la regla: "una cosa por persona".
Ringo nos había dejado a mediados de agosto, había ido a hablar con John y luego conmigo, me dijo que sentía que no estaba tocando bien y que los otros tres lo haríamos bien sin él, dijo que veía que nosotros estábamos muy unidos, y él era excluido. A mí me pareció algo absurdo: juraría que John, George y él eran quienes estaban muy unidos, y yo era el excluido. Al final, lo apoyamos.
Uno nunca se detiene a decirle a la gente cosas como "los estás haciendo muy bien", así que creí que Ringo se sentía inseguro, y por eso había decidido irse.
Pero la verdad era que todos estábamos pasando por una mala racha, no era sólo Ringo, todo se estaba viniendo abajo.
Y, en lo personal, mi relación con (TN) no iba del todo bien. Cuando yo llegaba a casa, ella me proponía que hiciéramos el amor, diciéndome que Mary ya se había quedado dormida, pero yo estaba demasiado cansado y sin apetito sexual como para complacerla. A veces, me convencía a mí mismo para complacerla, pero llegaba en la madrugada y ella ya estaba dormida. Así fue por un tiempo, hasta que se fueron a América.
Mary y ella habían decidido ir a pasar una temporada con los padres de mi novia, y aunque ella dijo que el principal motivo era conocer a la pequeña Sarah, sabía que mis problemas y yo éramos el principal motivo. Yo les llamaba todos los días y, en cierto modo, entendía que nos hacía bien estar lejos. De ese modo no les transmitiría mi estrés. Había prometido volver un poco antes de lanzar el álbum y yo estaba dispuesto a tranquilizarme para entonces.
No obstante, aun con la distancia, la sentía cerca de mí. Mi novia intentaba comprenderme y me daba buenos consejos para motivarme y no rendirme. Decía que debía hablar con los chicos, explicarles cómo me sentía al respecto; pero cuando yo mencionaba a Yoko en la conversación, no había consejo que valiera la pena. (TN) me decía que quizá no era tan mala como yo decía, pero... ¿cómo no iba a ser mala si acababa de robarme a mi mejor amigo?
Comprendimos que era complicado seguir sin Ringo, así que comenzamos a motivarlo para que volviera con nosotros. John llegó a enviarle algunos telegramas diciéndole: "Eres el mejor baterista de Rock. ¡Vuelve con nosotros!". Ringo se mostró agradecido por nuestros comentarios, supongo que esperaba que se lo dijéramos. Comenzó a sentirse mejor y volvió con nosotros. El día que volvió, George llenó el estudio de flores; y se podría decir que también superamos nuestra pequeña crisis de unión.
Aun así, todos seguimos trabajando en los temas individuales. Llegamos a trabajar en tres estudios al mismo tiempo. Mientras yo añadía algunos toques finales a mi canción, John estaba en otro arreglando la suya y George estaba grabando algún instrumento en otro estudio. No lo hacíamos por no querer estar con los otros sino porque teníamos una fecha límite y se estaba terminando el tiempo.
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