Junio 25

Narra (TN)

Todos estábamos muy emocionados porque mientras que algunos países habían decidido mostrar nacimientos, edificios y otras cosas propias de sus naciones, los chicos habían sido seleccionados para representar a Reino Unido en la primera transmisión mundial vía satélite.

Se había mandado diseñar trajes para que los chicos los usaran el día de hoy, eran muy bonitos, aunque Ringo se quejó diciendo que el suyo pesaba una tonelada. Mi hermano había compuesto una canción para la ocasión y el estudio estaba repleto de personas que participarían en la transmisión, entre ellos una orquesta completa.

Paul había querido que Mary y yo viniéramos con él al estudio para participar con los coros, aunque descubrí que su verdadera intención era presumir a su pequeña princesa con todo el equipo de los estudios y con los participantes.

—Es hermosa—le dijo Mick Jagger mientras le hacía mimos a Mary.

—Por supuesto que lo es, es idéntica a su madre—respondió Paul.

Mi novio me dio un beso en la mejilla y Mick nos miró con una sonrisa. El bajista tomó a nuestra hija en brazos y dijo que volvería en un momento, sabía que quería ir a mostrársela a alguien más.

—Paul sí que tiene suerte por estar con una chica tan linda como tú—elogió Jagger—. ¿Sabes? Siempre creí que iba a terminar mal, tú sabes, por las drogas y todas las chicas con las que se acostaba. Nunca imaginé que llegaría a ser feliz con una sola mujer, y mucho menos que llegara a ser un padre así.

Ambos miramos a Paul con una sonrisa. Mi novio estaba presentándole a Mary a Keith Richards cuando George Martin se acercó para decirle que ya iban a comenzar. McCartney dejó a nuestra hija en mis brazos y se fue a ocupar su lugar.

—Deséanos suerte, hermanita—me dijo John al ponerse los auriculares.

Asentí. Los chicos recibieron la señal que estaban esperando y la orquesta empezó a tocar para que después ellos se unieran. Todos los presentes nos limitamos a hacer los coros y aplaudir al ritmo de la canción.

—All you need is love—cantaba John.

Se sentía la paz y la tranquilidad en el estudio, era como si la canción misma te ayudara a olvidar los problemas, diciéndote que nada era imposible si se tenía amor. ¡Qué gran mensaje se estaba mandando a todo el mundo!

Julio 25

Narra Paul

Llevábamos varios días en Grecia, teníamos la intención de comprar una isla para vivir. Se suponía que ya debíamos haber visto todas las islas disponibles, pero debido a una tormenta, nuestro yate no podía navegar y teníamos que esperar unos días para seguir con el recorrido. Mientras tanto, estábamos quedándonos en la casa de Magic Alex, un amigo nuestro.

Mientras que John y Ringo, acompañados de sus familias, fueron a caminar por la ciudad, George y yo quisimos quedarnos en casa. Los Harrison estaban cuidando de Mary mientras (TN) me hacía un masaje. Hacía mucho calor, así que me encontraba usando únicamente un short.

—Tienes unas manos mágicas, mi amor—elogié.

—Gracias, Paulie—contestó.

Terminó de darme el masaje y se recostó junto a mí en la cama. Decidí girarme para estar viéndola, era una maravilla. Le di un beso tierno y ella lo profundizó mientras se colocaba a horcajadas sobre mí.

—Te adoro—le susurré al oído.

—Tú me haces muy feliz a mí, Paulie—me contestó.

—No tanto como tú a mí.

Me acerqué a sus labios y le di un beso. Ella lo profundizó de nuevo, moviendo sus caderas sobre mi entrepierna, haciendo que mis niveles de lujuria y excitación subieran. La deseaba, la deseaba muchísimo, no podía negarlo.

— ¿Quieres que volvamos a intentarlo?—le susurré seductoramente antes de darle un beso en el cuello.

—Sí, Paulie—contestó ella.

No necesitaba que me dijera dos veces. Me puse a acariciarla por encima de la ropa y apreté un poco cada uno de sus senos con mis manos, todo eso mientas seguía disfrutando de sus delicados labios. Ella soltaba quejidos de placer, y eso me excitaba todavía más. Nos separamos y me deshice de su vestido. Me llevé una gran sorpresa al ver que no llevaba sostén.

— ¿Sin sostén, mi amor?

—Sabía que no saldríamos de casa, no tenía necesidad de usarlo.

—Mejor para mí—dije con una sonrisa torcida, antes de atraerla para besar uno de sus senos.

Con un ágil movimiento, me coloqué encima de ella. Cerré los ojos y tomé uno de sus pezones en mi boca para jugar con él mientras tomaba su otro pezón con mi mano. Ella acariciaba mi espalda y soltaba gemidos de vez en cuando. Me separé de ella para retirar sus calzoncillos, y aprovechó para abalanzarse sobre mí. No opuse resistencia alguna. Arrancó mi short.

—Puedes llegar a ser salvaje cuando te lo propones—le dije con una sonrisa.

Me gustaba que ella tomara la iniciativa. Jamás la he visto como alguien sumisa, sino que ella y yo estamos al mismo nivel. Yo no la domino, ni ella a mí. Aunque admito que me gusta más estar sobre ella que debajo.

—Te amo, Paul.

—Yo te amo más a ti—ella se sentó sobre mi erección, haciendo que soltara un quejido.

— ¿Te gusta esto?—movió sus caderas, sentía lo mojada que estaba para mí, quería hacerla mía de nuevo.

—Me fascina—susurré—, pero sé que se sentiría mejor sin bóxer.

Ella entendió a lo que me refería y lo hizo de inmediato. Mi pene se levantó un par de veces de forma espasmódica y mi chica soltó una risita ante el acto, la miré a los ojos.

—Es gracioso cómo haces eso.

—Yo no lo controlo, pareciera que tiene mente propia.

— ¿Podrías tocarte para mí?

Fruncí el ceño. ¿De verdad quería que lo hiciera? ¿Delante de ella? Me así de mi miembro y comencé a masturbarme, ella me veía con mucha atención. Era extraño estarme tocando bajo su mirada. Seguí tocándome hasta que ella me pidió que parara. Lo hice y observé cómo se colocaba otra vez a horcajadas sobre mí.

— ¿Me ayudas?—preguntó, tomando a mi amigo con su mano.

—Por supuesto, mi reina—dije y conduje mi miembro hasta su entrada—. Es aquí, ya sabes qué hacer.

Rogaba internamente que no detuviera todo ahí, deseaba muchísimo que hiciéramos el amor. Cerré los ojos y comencé a sentir cómo la punta de mi virilidad ingresaba. Solté un gemido y la miré a los ojos, ella seguía bajando lentamente, haciendo que mi pene entrara.

—Te adoro, preciosa—jadeé—. Te amo a ti y sólo a ti.

Cuando estuvo totalmente adentro, ella comenzó a subir y bajar. Se sentía increíblemente bien volver a estar en mi lugar favorito: ella. Alcé mis manos y masajeé sus senos. (TN) aumentó la velocidad, ocasionando que nuestros gemidos llenaran la habitación.

— ¡Paul!—exclamó ella al alcanzar su orgasmo.

Abrí los ojos como platos. ¡El condón! ¿Cómo se nos pudo olvidar? La tomé por la cintura y la retiré de mí. A ella pareció extrañarle lo que hice hasta que vio mi erecto miembro sin ninguna protección. Formó una "o" con sus labios y empezó a darme placer con su mano. No duré mucho.

— ¡Preciosa!—prácticamente grité.

Cerré los ojos y sentí cómo mis fluidos caían en mi abdomen mientras disfrutaba de mi orgasmo. Ella me dio un beso y luego corrió para traer algo con qué limpiarme. Había estado increíble.

—Extrañaba que hiciéramos el amor—dijo ella al terminar de limpiarme.

—Yo lo extrañaba todavía más—le confesé—. A partir de hoy, te haré el amor varias veces al día para compensar el tiempo perdido, ¿te parece?

Sonreímos, tomamos nuestra ropa y nos vestimos para encontrarnos con George, Pattie y Mary en la sala.