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69. Padre soltero.

*Publicado originalmente el 7 de julio de 2016*


Octubre 9

Narra Paul

Sentí las pequeñas manos de mi hija en mi pecho y abrí los ojos justo a tiempo para observar cómo depositaba un beso en mi nariz. Solté una risita y ella se apartó para comenzar a aplaudir, con una sonrisa en su rostro que mostraba los pequeños dientes que le habían salido.

—Buenos días, nena—le dije mientras me desperezaba.

Desde que (TN) se fue, Mary ha estado durmiendo conmigo. Después de su madre, ella es la chica más digna para compartir la cama. Lo único malo es cuando se despierta en la noche, y empieza a llorar, espantándome el sueño por el resto de la misma.

—Ma...má—musitó mi hija.

— ¿Extrañas a mamá?—le pregunté, sabiendo que no entendería mi pregunta—, yo también extraño mucho a tu mamá. Te aseguro que todavía nos quiere muchísimo y está pensando en nosotros. Tu tío John dijo que le diéramos tiempo y que ella volvería, ya pasó un mes desde que nos dejó y no hemos recibido ni siquiera una llamada de ella, pero lo hará pronto, princesa.

Un mes entero sin ella. Definitivamente la extrañaba muchísimo, Mary era la única que me alegraba un poco el ánimo; por mi pequeña hija debía ser fuerte, yo era su ejemplo a seguir. Mi princesa y yo habíamos hecho muchas cosas para distraernos y no pensar en (TN), pero todo era en vano, nada nos ayudaba. Y decía todo en plural porque mi nena no había dejado de estar inquieta desde que el amor de mi vida nos dejó. (TN) siempre sería parte de nuestras vidas, y no podíamos negarlo.

—Ven aquí, mi amor—le dije a Mary, atrayéndola hacia mí para estamparle un beso en la frente—. ¿Ya te había dicho que eres la princesa más dulce, tierna y hermosa que he visto en mi vida? Te adoro, pequeñita. Eres lo más bello que la vida pudo darme. Y mami piensa lo mismo, te lo juro.

Seguí haciéndole mimos a mi hija. Sabía que necesitaba el doble de ellos, tenía que darle los que eran de parte de mami también. Escuché un chillido al lado de la cama y sonreí, puse a Mary a un lado y subí a la nueva integrante de la familia: una cachorra de antiguo pastor inglés. Mi hija le hizo caricias, muy feliz por verla, y la cachorra comenzó a lamer la mano de ella.

—No hagas eso, Martha—le pedí, retirando la mano de mi bebé con una sonrisa enorme.

Aunque me encantaba tener a Martha en la familia, (TN) había tenido razón, igual que siempre, tener una mascota era mucha responsabilidad. Mary y ella me dejan agotado. Espero que (TN) vuelva antes de que empecemos a grabar el próximo álbum, porque de lo contrario estaré frito.

Tomé el teléfono y llamé al número que había anotado cuidadosamente en la libreta de teléfonos. Era cumpleaños de John, y siendo yo su mejor amigo, debía felicitarlo. Se tardaron un poco en contestar, pero lo hicieron. Después, Cynthia dijo que me comunicaría con John.

— ¿Sí?

— ¡Feliz cumpleaños, John!—exclamé—. Mary y yo te deseamos el mejor de los cumpleaños. Esperamos que llegues a cumplir muchísimos años más.

—Gracias, McCa—contestó—. Eres el mejor amigo/amo de casa cara de bebé que tengo.

—No me digas "amo de casa".

—Lo eres.

Suspiré, resignado. Tenía razón, en eso me había convertido desde que su hermana se fue. Maggie me ayuda mucho con las tareas domésticas, pero muchas cosas las hago yo.

— ¿Has vuelto a hablar con (TN)?—pregunté esperanzado.

—No—respondió—. No me ha vuelto a llamar, pero te aseguro que volverá. Dijo que sólo necesitaba tiempo, Paul. No te preocupes, en el fondo sabe que está equivocada, pero no quiere reconocerlo.

—La extraño, John—admití—. La necesito como no tienes idea, ser padre soltero no es nada fácil porque tengo que hacer de madre y padre para Mary. Para colmo, Martha me quita la energía sobrante. No sé qué voy a hacer si las cosas no cambian, (TN) me dejó una nota pidiéndome que busque otra mujer, una segunda madre para Mary, pero no lo haré. Nadie va a ocupar su lugar, me niego siquiera a aceptar la idea.

—Lo sé, Paul—dijo mi mejor amigo—. Te prometo que le pediré que vuelva cuando hable con ella otra vez, debe ser horripilante que tu mujer te deje. ¿No tienes la menor idea de dónde podría encontrarse? Quizá en América con su padre, o con April.

—Ya hablé con el Sr. (TA), ella no está allá...y April ha venido a visitarme constantemente desde que (TN) me dejó, tampoco sabe dónde pueda estar.

—Quizá esté en Liverpool. Mimi no me ha mencionado nada, pero...podría ser. ¿No lo crees?

—No lo sé—respondí—. Quizá deba ir a Liverpool a comprobarlo por mí mismo. Pero, bueno, será después, por ahora debo irme. Mary tiene que desayunar y Martha también, hablamos luego, ¿sí?

—Claro, McCa. Cuídate, y cuida mucho de mi linda sobrina.

Dejé el teléfono y fui a darles el desayuno a mis chicas favoritas, yo también desayuné con ellas. No era muy bueno organizando todo al mismo tiempo, cocinar y cuidar a un bebé parecía algo casi imposible, así que el desayuno terminaba siendo casi siempre cereal. Antes de que se fuera, (TN) cocinaba deliciosos desayunos mientras yo cuidaba de Mary, como claro ejemplo de trabajo en equipo.

Un poco más tarde, Mary y yo tomamos un baño. Cuando terminé de vestirnos, puse a Mary en su carrito para ir a pasear con Martha. Agradecía que la cachorra fuera dócil porque no me tenía que preocupar por ponerle una correa. No obstante, pasear se complicaba por las fans, a quienes les causo demasiada ternura con un bebé e intentan saber de dónde lo saqué. Aun así, piensan que no es mío. Prefiero no confirmarlo, por la seguridad de mi princesa, pero es bastante obvio quién es su progenitor.

Caminé junto a Martha por las calles que estaban cerca de la casa. A mi cachorra parecía encantarle salir a la calle, supongo que por la gran cantidad de olores que puede olfatear; y claro, por los caninos amigos que puede hacer en el camino. A Mary pareció relajarle el paseo y se quedó dormida. Se veía preciosa dormida, igual que su madre. (TN) y Mary eran idénticas, sólo la tonalidad de sus ojos difería.

—Me encanta que te parezcas a mami, ¿te lo había dicho antes?—le hablé a mi bebé—. Eres igual de hermosa que ella y, si no puedo verla, al menos te puedo ver a ti, que es casi lo mismo.

— ¿De quién es la niña, Paul?—preguntó una de las fans que estaban afuera de mi casa cuando regresamos del paseo.

—Es un secreto—contesté con una sonrisa, cerrando la puerta de mi casa.

Tomé a Mary en mis brazos, con mucho cuidado de no despertarla, y la llevé a su cuna. Martha llegó corriendo y se echó en la alfombra junto al mueble. Mi cachorra adoraba a mi hija, siempre vigilaba su sueño.

Algunos días después

Maggie estaba planchando algunas de mis camisas en la habitación contigua a la de Mary, entré y la observé por un momento, antes de decirle "hola". Aunque seguía negándolo, ella también sentía la ausencia de (TN), ahora su trabajo era un tanto más complicado porque debía hacernos la comida a Mary y a mí.

—La señorita Asher vino a buscarlo mientras estaba dando su paseo esta mañana, señor—me dijo, sin mirarme a los ojos—. No quiso dejarme algún recado, sólo pidió que la llamara en cuanto pudiera.

—Me alegra no haber estado en casa—admití—. Le regresaré la llamada por ser amable, pero no vuelvas a abrirle a ella, ¿de acuerdo, Maggie?

—Claro, señor—dijo.

Estaba a punto de marcar el número de Jane cuando escuché que alguien abría la puerta de mi casa. Me alarmé, sólo Maggie, (TN) y yo teníamos llave. ¿¡Y si era (TN)?! Una sonrisa enorme se extendió en mi rostro y comencé a caminar hacia la puerta para encontrarla. Ya quería tenerla en mis brazos, ver sus bellísimos ojos, decirle cuánto la quiero y besarla hasta que me duelan los labios, disfrutar de su maravilloso aroma y escuchar su respiración. La convenceré de que nunca más se vuelva a ir, que se case conmigo. Me sentía nervioso, los pasos se acercaban a la puerta de la casa. ¡Maldición! Incluso su forma de caminar y hacer sonar los tacones en el piso me parece angelical y me eriza la piel. La puerta se abrió.

—Hola, Paulie, me alegra mucho verte.

—Jane...—musité, decepcionándome de que no fuera mi novia—. ¿Qué quieres? ¿Con qué derecho te atreves a entrar en mi casa como si fuera la tuya? Recuerda que tú y yo ya no somos nada, lo nuestro terminó hace mucho.

—Lo sé, papá soltero.

Fruncí el ceño al escuchar cómo me había llamado. Sacó una revista de su bolso y me la entregó, abriéndola en una página específica. Rasqué mi nuca al leer el encabezado: "¿PADRE SOLTERO?". Aparecía una fotografía mía con mi nombre en la primera página del artículo y debajo se podía leer: "¿Quieres saber un secreto? El Beatle Paul parece tener uno". Esto no estaba nada bien, el artículo mostraba fotos de las veces que había salido a pasear con Mary y Martha. Decía que yo aún no confirmaba mi paternidad, pero que las fans sospechan que es mi hija; por último, también se cuestionaban por la madre de la niña.


— ¿De dónde sacaste esto?

—La compré en un puesto de revistas, pero no era la única que hablaba del tema, tu rostro está en todas partes junto a esas dos palabras. Hablaron de lo mismo en el noticiero de la mañana. También tengo éste—sacó un periódico y me mostró un artículo similar.

— ¿Y a qué debo la desgracia de tu visita?—pregunté, sabiendo que Jane no vendría para ayudarme ni algo por el estilo—. ¿Vienes a verme por una estupidez como ésta?

—Eres muy grosero conmigo, McCartney. Creí que todo había quedado en el pasado. La verdad es que vine a...

Mary comenzó a llorar. Suspiré y le dije que volvería en un momento. Subí corriendo por mi hija y la tranquilicé en mis brazos. Bajé otra vez para reunirme con Jane, esperaba que se fuera pronto, no quería seguir lidiando con su incómoda presencia. Ella me miró de una forma extraña, y luego una sonrisa se dibujó en su rostro.

— ¿Qué decías?—le pregunté mientras mecía a mi princesa.

—Te ves muy bien en el papel de padre, Paul.

—Me gusta mucho serlo, Mary es la niña más dulce, bonita y tierna que pueda existir—contesté, relajándome un poco—. (TN) me dio un regalo precioso, y también muy llorón por las noches, pero me encanta de todos modos.

— ¿Me dejarías cargarla?—preguntó.

Lo dudé un poco, pero terminé dándole a Mary. Ella le hizo unos cuantos mimos mientras la mecía y mi hija le sonrió. Yo observé la escena con ternura, pero no me atreví a hacer algún comentario.

—Te propongo algo.

— ¿De qué hablas?

—Digamos que Mary es nuestra hija y casémonos. Yo puedo ser como una segunda madre para ella, daré lo mejor de mí para hacerte feliz y que me ames.

—No—respondí sin titubear, quitándole a mi hija de sus tentáculos—. (TN) es la madre de Mary, no tú. Sería un crimen decir que tú eres su madre. Además, sabes muy bien que jamás me casaría con la mujer que se deshizo de...tú sabes, nunca te lo perdonaré, Jane. A pesar de que jamás quise a ese bebé, no tenías ningún derecho. Ese es otro de los motivo por los que amo a (TN), y no a ti; porque ella dejó vivir a mi bebé, incluso después de que "le pedí que abortara" en la carta que TÚ escribiste.

—Eso quedó en el pasado, Paul—musitó ella—. Olvida todos los rencores y seamos felices, verás que valdrá la pena.

—Lo siento, pero lo único que quiero hacer contigo es mandarte muy lejos, zanahoria diabólica.

— ¡¿Cómo me llamaste!?

—Por lo que eres realmente, ahora...fuera de mi casa.

— ¡Te odio, McCartney!—exclamó—. Me alegra haber mandado a esos hombres con (TN), ellos hicieron lo suyo para que el resto de su vida se sienta como lo que es: poca cosa. Y tú jamás serás feliz porque ella no será feliz. Dulce venganza, ¿no? Tú no me puedes amar, hice que la chica que amas no te pueda amar.

— ¡LÁRGATE!

Sentí que mi presión bajó y que me iba a desmayar. Debí haberlo sabido desde el principio: Jane era la causante de todos mis problemas. Desafortunadamente, no tenía ninguna prueba para mandarla a prisión. La zanahoria dio un portazo y se fue como la diva que es, mientras yo me aferraba a mi hija y me ponía a llorar. La culpa no fue mía, fue de Jane. Ella era la causante de todo.

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