Agosto 30

Narra Paul

Ya faltaba muy poco para ver a las dos mujeres de mi vida: (TN) y Mary. El vuelo duraría doce horas y estaríamos llegando a Inglaterra hasta el día de mañana. Acabábamos de abordar el avión y estábamos esperando a que despegara, John se sentó a mi lado.

— ¿Ansioso por regresar, McCa?

—Demasiado—admití, acomodándome en el asiento del avión—. No puedo esperar para ver a (TN) y a Mary, ¿no te sientes igual con Cynthia y Julian? Fueron casi tres semanas acá.

—A decir verdad, no—contestó, moviendo las piernas de forma nerviosa—. A veces siento que ellos están mejor sin mí, soy un marido del asco, tampoco sirvo para ser padre.

—Eso es porque no te has propuesto mejorar—dije—. Podrías empezar siéndole fiel a Cynthia, no es tan difícil como parece si la amas de verdad. Yo no he vuelto a serle infiel a (TN), ni pienso acostarme con alguien por obtener un poco de placer. Porque eso es, cuando le eres infiel a tu pareja, arriesgas toda la felicidad por unos segundos de placer.

—Pareces todo un filósofo, McCa—respondió—, pero la fidelidad no va conmigo. Cynthia sabe que me acuesto con otras mujeres, aunque, bueno, dejemos eso a un lado. ¿A dónde salías tanto por la tarde noche? Algunas veces quise invitarte a tomar algo y no estabas.

—Fui a comprar un regalo especial para (TN) —contesté con una sonrisa tímida—. Estuve viendo muchas opciones y al final me decidí. Creo que ya es momento de que vuelva a hacer el segundo intento, deseo que sea mi esposa más que nada en el mundo, quiero convertirla en la señora McCartney y hacerla muy feliz. Ahora que no tendremos giras, podré estar más tiempo en casa, cumpliendo el rol de buen marido y padre.

Busqué en mi bolsillo y extraje la pequeña cajita color azul marino para mostrársela a John. La abrió y el precioso anillo, de oro blanco de 18K con un diamante montado, quedó al descubierto. Lennon tomó la cajita y observó el anillo minuciosamente.

—Apuesto a que le encantará a hermanita—dijo—. Seguramente gastaste una fortuna en esto.

—Ella lo vale, John—contesté—. Sólo se hace la propuesta una vez en la vida, si es que esperas pasar el resto de tu vida con la persona a la que le propones matrimonio. Yo quiero hacerlo con (TN), y ese anillo es perfecto para ella.

—Pero... ¿no tenías ya un anillo de compromiso para ella? Bueno, tuviste que llevar un anillo la primera vez que lo intentaste. ¿Qué le pasó?

—Lo perdí—le confesé, algo apenado—. Creí que había vuelto a guardarlo en mi maleta cuando ella dijo que no era el momento, pero creo que lo dejé en la habitación del hotel. Pero bueno, éste es más bonito.

— ¿Escucharon, chicos?—gritó John desde su asiento para que George y Ringo pudieran escuchar—. ¡McCa se va a casar!

— ¿Le pedirás matrimonio a (TN) de nuevo?—preguntó Ringo con una sonrisa—. Espero que te dé el "sí", merecen estar juntos, nadie duda que son el uno para el otro.

—Eres un experto con eso del romanticismo y esas cosas que les gustan a las chicas, Paul—dijo George—. Apuesto a que si aplicas toda tu experiencia, ella no se negará.

—Gracias, chicos—agradecí.

— ¿Quién lo diría, McCa?—musitó John—. Tú y yo, cuñados.

— ¿Te pone feliz?—pregunté sin poderlo creer—. Al principio odiabas verme con tu querida hermanita. Eras muy estricto conmigo, parecía que no me querías. Y eso sin mencionar las amenazas que me llegaste a hacer.

—Era sólo para medirte, Paul; y pasaste las pruebas. Eres un buen hombre, sé que la amas como a tu vida misma. Y...prefiero que esté contigo a que esté con algún bastardo que la trate mal y no la quiera. Aunque a final de cuentas, yo no soy el indicado para elegir sino ella. —Hizo una pausa y una sonrisa enorme se hizo presente en su rostro—. Contestando a tu pregunta, sí, me hace muy feliz saber que serás mi cuñado.

Tomé la cajita y volví a cerrarla para regresarla a mi bolsillo. Esta vez no iba a ser tan simple como la primera vez. Como dijo George, se supone que soy un experto en el romanticismo, tengo que pensar más, esmerarme. Tal vez una cena romántica ayude a propiciar el ambiente idóneo, un baile con música tranquila. Moría de ganas por escuchar un "sí" de parte de ella. Todo va a ser perfecto.

Me acomodé en mi asiento poco después de que el avión despegó y me quedé dormido por casi cuatro horas. Al despertar, una azafata me ofreció algo de comer; le pedí que me trajera algo de cereal, cosa que hizo. Casi no se escuchaba ruido, además de los ronquidos de Ringo. Terminé mi cereal y la azafata me trajo un delicioso postre de zanahoria. Curiosamente, comencé a pensar en Jane, ¿qué habrá sido de ella después de que la corrí de mi casa? Me encogí de hombros y seguí disfrutando del postre.

—Muchas gracias—dije, cuando la azafata recogió el plato vacío. Volví a acomodarme en mi asiento y observé por la ventana hasta que me quedé dormido.

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Agosto 31

—Llegamos, McCa—escuché que John decía.

Abrí los ojos y me desperecé. No tardamos mucho en bajar del avión para ser recibidos por miles de fans. Sonreí mientras les decía "hola" con la mano a las fans, estaba cada vez más cerca de (TN) y Mary. John decidió acompañarme, alegando que tenía muchas ganas de ver a su hermana y a su sobrina, no me opuse. Subimos a un taxi y le pedí que condujera hasta Cavendish Avenue.

Me puse a observar por la ventana cuando ya estábamos cerca. Todo parecía normal hasta que vi que dos hombres tenían a una mujer tirada en el suelo, uno de ellos estaba abusando de ella, quien hacía intento fallidos para librarse. Estaban en un callejón, era difícil que alguien los viera.

—Deténgase, por favor—le pedí al taxista, mi voz sonó temblorosa.

— ¿Qué pasa, McCa?—preguntó John, el taxista me había ignorado.

—Creí a ver... ¡Pare el maldito taxi, idiota! ¡PARE! ¡¿NO LO ENTIENDE!?—estaba temblando.

—Paul...

El choche dio un frenazo y bajé para empezar a correr, John me siguió. Di la vuelta hacia el callejón y mi peor pesadilla se hizo realidad. Mi corazón se detuvo por una milésima de segundo, escuché a Lennon maldecir. Me abalancé al hombre que estaba sobre de ella y lo golpeé en sus expuestas partes íntimas.

— ¡¿POR QUÉ, IDIOTA!?—grité mientras seguía descargando todas mis fuerzas contra su virilidad, con los ojos llenos de lágrimas—. ¡¿CÓMO TE ATREVISTE A TOCARLA, ESTÚPIDO!? ¡ME TIENE A MÍ PARA DEFENDERLA! ¡ES MÍA, SÓLO MÍA!

— ¡Basta, Paul!—me pidió John y me separó del hombre.

— ¡TENGO QUE ACABAR CON ÉL!

—Está inconsciente—dijo, también estaba temblando—, y tú no eres un asesino. Hay algo que importa más en este momento, encárgate de ella mientras voy por la policía.

John salió corriendo. Miré a (TN), estaba llorando. Me arrodillé a su lado, subí sus calzoncillos y bajé su falda. Su ropa estaba manchada de sangre, su nariz sangraba. Tenía las manos en su abdomen y apretaba con fuerza.

—Paul...—chilló.

—Mi amor...estoy aquí—intenté tomar su mano, pero seguía en su abdomen, así que sólo la coloqué encima de la de ella—, estoy aquí. Ya no te va a pasar nada, no lo voy a permitir.

—Me duele mucho, Paul.

—John traerá ayuda, preciosa, todo estará bien.

—No soporto el dolor—gimió.

— ¡Lennon! Date prisa...

Mi mejor amigo regresó con dos policías, quienes dijeron que se encargarían de los hombres. Tomé al amor de mi vida en mis brazos y volvimos al taxi para dirigirnos al hospital. Al llegar, la llevaron adentro en una camilla, sin permitirme acompañarla.

John me dio un abrazo y ambos comenzamos a llorar. Tenía un mal presentimiento con todo esto, sabía que no había sido una buena idea ir a la gira. Mi lugar estaba junto a (TN) para protegerla de todo el mundo. Me sentía deshecho, alguien se había atrevido a tocar lo que era mío y yo no pude impedirlo.

—John... ¿por qué...no pude llegar a tiempo para evitarlo?

—No fue tu culpa, Paul—respondió—. Créeme que yo me siento igual de mal que tú, pero lo único que podemos hacer ahora es esperar.

Era en esos momentos cuando deseaba pertenecer a alguna religión, creer en que un ser divino podría solucionar mis problemas si se lo pedía con todo mi corazón. Lamentablemente, no lo tenía.

"Mamá, tú que fuiste enfermera...ayuda a (TN)"—rogué internamente.

Recordé algo y me horroricé todavía más.

— ¡Mary!—exclamé asustado.

—Debe estar con tu ama de llaves, llámala.

Corrí al teléfono que tenía más cerca y marqué a casa. Afortunadamente, Maggie estaba cuidando de mi pequeña. Por ahora, sólo debía preocuparme por (TN). Regresé al lado de John.

Me sorprendió mucho ver a Aaron en el hospital, pero al mismo tiempo agradecía que él estuviera ahí porque era un médico excelente. Se acercó a nosotros, su expresión no era muy feliz.

—Paul...