51. Una familia.
Marzo 17
Narra Paul
El llanto de Mary me despertó. Miré el reloj que había en la mesa auxiliar de (TN): las tres de la mañana. Mi novia seguía dormida, con algo de suerte conseguiría calmar a mi pequeña sin despertarla. Me levanté y me dirigí directamente a la cuna donde se encontraba mi hija. La cargué con mucho cuidado y la acuné en mis brazos. Mi bebé ya tenía tres meses, los cuales no he pasado por completo junto a ella; pero eso no impide que la ame con todo mi ser.
—No llores, princesita—le susurré con cariño; ella se calmó de inmediato—. Papi está aquí, y no dejará que nada te pase. Eres una de las mejores cosas que me ha pasado en mi vida, ¿te lo había dicho antes? Hoy cumples tres meses y me siento muy orgulloso de ti. Lamento no haber estado contigo en todo este tiempo, pero, por favor, no te enojes, princesa. Eres el mejor regalo que la vida me ha dado...
— ¿Paul?
Era la voz de (TN), que había despertado. Me giré con lentitud y vi que estaba sentada en la cama, mirándome con ojos somnolientos. Sonreí y comencé a acercarme a ella, todavía con Mary en mis brazos. Tuve que agacharme un poco para darle un corto beso en los labios.
—Mary comenzó a llorar y me levanté para calmarla, no era mi intención despertarte, mi amor. —Miré a Mary, quien comenzaba a cerrar sus ojitos para quedarse dormida—. Parece que nuestra nena ha recuperado el sueño, ¿puede dormir con nosotros lo que resta de la noche?
De verdad deseaba que (TN) me dejara hacerlo. Quería tener a mi bebé muy cerca de mí para poder cuidar su sueño, no quería que volviera a llorar cuando despertara.
—Está bien, mi amor—me contestó mi novia—, recuéstala en medio de los dos, así estará más segura.
Sonreía de oreja a oreja mientras depositaba a mi dulce princesa al lado de (TN). Me recosté en la cama de modo que pudiera ver a mi hija y, con mi mano izquierda, nos cobijé para no tener frío. No dormí nada en lo que restó de la noche, me pareció más atractivo escuchar los latidos del corazón de mi bebé y su respiración. Mary era la más hermosa de todas las cosas que he hecho, ni siquiera la mejor canción que había escrito o el ensayo sobre la coronación de la Reina equiparaban la perfección de mi primogénita.
El sol comenzó a iluminar la habitación y (TN) abrió sus hermosos ojos. Yo me encontraba acostado boca arriba con nuestra hija profundamente dormida boca abajo sobre mi pecho. Había descubierto lo reconfortante que era tener así a mi bebé, a mi princesa también parecía agradarle. (TN) alargó su mano y comenzó a acariciar mi cabello, provocando que una sonrisa tímida se dibujara en mi cara.
—Jamás terminaré de agradecerte por haberme dado una hija tan hermosa—le dije, haciendo que ella se sonrojara—. Mary me ha hecho ver un tipo de amor que antes desconocía: el de un padre a su hija. Sólo mírala, es bellísima. Es idéntica a ti.
—Excepto en los ojos, son iguales a los tuyos.
Como si supiera que estábamos hablando de ella, nuestra hija abrió sus ojitos y comenzó a desperezarse. Me conmoví al ver la escena. Había formado la familia más bonita de todas. La paternidad era algo que me hacía sentir muy feliz, no entiendo cómo John no puede sentirse así.
—Buenos días, princesita—le dije con cariño, ella alzó su cabeza y fijó sus avellanas en las mías—. ¿Dormiste bien?
—Apuesto a que durmió muy cómoda en el pecho de papi—dijo (TN), antes de sentarse en la cama y tomar a nuestra hija en sus brazos. Mary comenzó a buscar alimento—. Me parece que ya es hora de que desayunes algo.
Me senté y tomé a Mary en mis brazos mientras (TN) se descubría el pecho. Mi novia hizo lo que tenía que hacer y mi princesa comenzó a comer. Yo me levanté y fui por mi guitarra para tocar un poco. A mitad de la primera canción, mi hija dejó de comer y me miró. Sonreí.
— ¿Te gusta, princesita?—le pregunté con ternura. Mi hija sonrió levemente y continuó comiendo.
Agradecía que mi pequeña hija me adorara. Al principio creí que iba a ser complicado que me quisiera por lo distante que había estado de ella, pero no fue así. Mary es la nena más dulce de todas.
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Un poco más tarde.
Narra (TN)
Aaron y April habían venido a visitarnos. Paul pasaría el día con Aaron, mi novio me había contado que James le había pedido que lo acompañara a comprar algo que le faltaba para la boda, mientras que yo lo pasaría con mi mejor amiga. Paul había insistido en llevarse a Mary con él.
— ¿Lista?—pregunté antes de bajar del auto.
—Igual que siempre—respondió mi mejor amiga—. Quién iba a decir que yo terminaría casada antes que tú. Siempre creí que quedaría embarazada o algo por el estilo antes de casarme, pero parece ser que todo no ha sido otra cosa que perfecto.
—Bueno, nunca se sabe.
—No sé si podré esperar hasta el domingo para casarme con Aaron.
—Se nota que estás muy enamorada.
—Sí, él es el mejor hombre que pude encontrar—dijo con una enorme sonrisa en su rostro—. Por cierto, ¿qué tal las cosas contigo y Paul?
—Paul me propuso matrimonio...
— ¡Eso es increíble! Entonces está decidido, hoy será como nuestra despedida de solteras. Todo parece irreal: ambas casadas, criando muchos hijos y siendo también mujeres de negocios. ¡Ya sé! Vayamos a algún club para chicas, dicen que tienen strippers de lujo...espera, ¿cuándo será la boda?
—Le dije que no.
— ¡¿Qué!? Pero... ¿qué puedes desconfiar para decirle que no? Tienen una hija hermosa, se nota a kilómetros que él te ama, es guapo y famoso, tiene un buen trabajo. Y su trasero es redondo y bonito.
—Le voy a decir a Aaron que le andas viendo el trasero a mi novio—dije bromeando, April soltó una de sus típicas carcajadas—. Pues...no sé. Tengo miedo. Tú lo has dicho: es guapo y famoso, tiene un bonito trasero, además no le falta el dinero. Aunque olvidaste mencionar una cosa: los líos de faldas en los que ha estado. April, amo a Paul, pero necesito tiempo para volver a confiar en él.
—Lo que tú digas, (TN). Supongo que tienes algo de razón en lo que dices, pero te puedo casi asegurar que tu novio no volverá a buscar nada en las faldas de otras chicas. Cuando se encontraba en Inglaterra, me hablaba con mucha frecuencia, sólo para saber si estaban bien. También se ha hecho muy buen amigo de Aaron, siempre que tiene una duda médica sobre cómo va a cuidar de Mary, le llama. Jamás había visto esa parte de la personalidad de Paul: es un hombre de familia.
—Sí—suspiré—. Conmigo tampoco deja de mencionar lo mucho que le gusta tener una familia, dice que siempre que veía a John con Julian sentía celos porque él no tenía un bebé para cuidar. Y ahora que tiene a Mary, no quiere separarse ni un segundo de ella. A mí me fascina porque le gusta involucrarse en todo: la alimentación, el baño, el cambio de pañal, el juego.
Mi mejor amiga suspiró y me contó lo mucho que ella y Aaron deseaban formar una familia. Y, con su boda cada vez más cerca, todo parecía indicar que no tardarían mucho en ser padres.
—Aaron no sería un mal padre—le dije—. Apuesto a que será igual de buen padre que Paul.
Sonreí y me puse a recordar el día que Paul y yo regresamos a mi casa, después de haber pasado una de las noches más apasionadas de mi vida en un hotel.
—Flashback—
Abrí la puerta de la casa y entramos de inmediato. Mi papá fue a recibirnos, con Mary en sus brazos. Paul soltó mi mano y corrió hasta donde estaba nuestra hija para comenzar a decirle cosas tiernas y elogios. Me parecía muy tierno que McCartney la llamara "princesa".
— ¿Se portó bien mi princesa?—preguntó Paul.
—Ella siempre se porta bien, es igual de tranquila que (TN) de pequeña.
—Y es igual de hermosa que ella—musitó Paul y le dio un besito a Mary en la mejilla—. ¡Oh! Casi olvido algo.
Mi novio fue directo a su maleta y comenzó a buscar algo. Papá y yo fruncimos el ceño, pero lo cambiamos por una sonrisa cuando descubrimos que Paul había estado buscando un zapatito de Mary. Con elegancia, McCartney se acercó a nuestra hija y colocó el objeto en su pie.
—Creo que ya encontré a mi bella Cenicienta.
—Fin Flashback—
Al lado de Paul, todo parecía ser perfecto. No pude haberme enamorado de alguien mejor que él.
Narra Paul
Aaron y yo estábamos en búsqueda del regalo de bodas para April. Mi hija era muy tranquila, así que no tuve ningún problema con ella. Por el contrario, mi princesita me distraía de la tensión que sentía por lo indeciso que era James.
—Es que tiene que ser algo increíble, pero no demasiado extravagante—musitó, llevándose la mano a la barbilla—. No puede ser un vestido porque ella se dedica a diseñarlos, sería algo absurdo.
—Pero... ¿no le habías regalado ya toda una línea de boutiques?
—Eso no cuenta, de todas maneras tenía que invertir mucho dinero en algo por todos los impuestos que conlleva tener una gran cantidad de dinero, ya sabes, por los impuestos. Ellos quieren quedarse con el 95%, no iba a permitirlo.
Continuamos con nuestra búsqueda hasta que encontramos el regalo que Aaron consideró perfecto: un collar de oro blanco con incrustaciones de zafiros y esmeraldas. También pidió los pendientes que hacían juego. Debía reconocer que el doctor tenía buen gusto. April seguramente amaría el costoso regalo.
—Apuesto a que le encantará—dijo James con una sonrisa en el rostro—. A mi prometida le fascinan los collares, me he dado cuenta de eso.
El médico miró a mi hija y le hizo unos cuantos mimos. (TN) había decidido que Aaron y April fueran los padrinos de Mary por lo mucho que la querían. Y eso nadie podía negarlo. A veces me atrevía a pensar que desearían que fuera su hija.
—También le encanta Mary, ¿por qué no le regalas un bebé?
—Creo que debí pensar en ese regalo hace unos nueve meses, ¿no lo crees?
—Bueno, no me refería a darle un recién nacido sino a embarazarla. (TN) y yo sabemos que ambos serían muy felices siendo padres.
—Tener una familia es uno de mis mayores sueños—me confesó Aaron—. Y espero poder cumplirlo junto a April. No creo tardarme mucho, cuando estoy cerca de ella...simplemente me vuelve loco y no puedo contener mi deseo por ella. Estando con ella, mi día siempre termina con una gran sesión de puro amor.
—Te comprendo perfectamente—respondí—. (TN) provoca el mismo efecto en mí. Aunque últimamente he tenido que controlarme, sé que debo respetar la presencia de su padre, pero...las ganas de hacerle el amor, nadie me las quita.
Mary comenzó a tocar mi nariz con su pequeño dedito, haciendo que sonriera tontamente. ¿Cómo podía caber en ese pequeño cuerpecito tanta ternura e inocencia?
—Bueno, sólo Mary logra distraerme un poco, y debo decir que es una de las más bellas y tiernas distracciones.
—No puedo esperar para tener mi propia familia—dijo Aaron.
—No te arrepentirás—dije, mirando cómo Mary esbozaba una sonrisa.
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