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38. Londres, de nuevo.

*Publicado originalmente el 25 de febrero de 2016*


Enero 9

Narra (TN)

Bajé del avión privado de Aaron con Mary en mis brazos. James y April lo hicieron tomados de las manos, muy felices por estar en compañía del otro. Yo había insistido en quedarme, así ellos podrían pasar tiempo en pareja; no obstante, ambos se opusieron rotundamente a que me quedara. De cualquier manera, Aaron había decidido alargar más el viaje, por eso llegamos antes de lo planeado. Suspiré pesadamente y cobijé a mi hija. Era un día frío y lluvioso en Londres.

Salimos del aeropuerto y subimos al auto que estaba esperando la llegada del "Sr. James". El conductor encendió el auto y arrancó. La ciudad no había cambiado mucho desde que me fui, pero yo sí.

Había estado pensando en lo que haría con mi vida: no volveré al mundo de la actuación para poder cuidar bien de mi pequeña, pero seguiré siendo fotógrafa, quizá busque trabajo en alguna revista. Sólo quiero esperar a que Mary esté un poco más grande. No me agrada la idea de dejarla con alguna niñera.

— ¿Está casa es tuya? —preguntó April cuando el carro aparcó afuera de una propiedad bastante amplia.

—Sí —contestó Aaron—. Mi tío me heredó un par de casas aquí en Londres, bonita, ésta incluida. Creo que es la mejor de todas por su ubicación, espacio y valor.

Entramos a la casa, sólo para darnos cuenta que era aún más bonita por dentro. El lugar brindaba calidad y seguridad, casi tanto como aquella casa que Paul estaba dispuesto a comprar para convertirla en nuestro hogar. Mary comenzó a llorar, seguramente su pañal estaba sucio.

—Aaron, ¿dónde puedo cambiar a Mary? —le pregunté—. Me parece que su pañal ya está sucio.

—Puedes hacerlo en la sala, si deseas —respondió mientras abrazaba a mi mejor amiga por detrás.

—De acuerdo, gracias —le dije.

Tomé la bolsa donde guardaba ropa para mi pequeña y algunos pañales antes de dirigirme a la sala. La recosté en el sofá y revisé su pañal: efectivamente, estaba sucio. Saqué lo necesario para cambiar el pañal de mi bebé y me dispuse a hacerlo.

Narra Aaron

Me sentía muy feliz porque April había podido acompañarme a Londres. No entiendo cómo pude enamorarme primero de (TN); no es que ella no sea bonita ni nada por el estilo, pero April es una maravilla de mujer. Nadie en este mundo puede compararse a ella. Por otro lado, la casa en la que nos quedaríamos era bastante bonita. Mi vida se estaba convirtiendo en algo casi perfecto. Tenía fortuna, salud, amor, amistad, ¿se puede pedir algo más? Probablemente sí: descendencia.

—Es un excelente lugar para criar a nuestros hijos, ¿no lo crees, mi amor? —le pregunté a April—. Ya puedo imaginármelos corriendo por todas partes, con una sonrisa enorme en su rostro por tener una madre tan increíble.

—Y un padre tan inteligente y cuidadoso —contestó con una sonrisa—. Sería gracioso verte cambiando pañales, Aaron.

Sonreí ante la idea de verme cambiando los pañales de mi deseado bebé y la besé tiernamente en los labios.

Narra (TN)

Terminé de cambiar el pañal de Mary y volví al recibidor para encontrarme con Aaron y April abrazados y susurrándose cosas. Verlos así me hacía recordar a Paul, y cuánto nos queríamos. Ellos se separaron y me miraron, todavía con una sonrisa en el rostro.

—Bueno, chicas, supongo que lo mejor que podemos hacer por ahora es poner las maletas en las habitaciones —dijo James.

Me disponía a llevar mis cosas cuando escuchamos que alguien llamaba a la puerta. Aaron me miró con una sonrisa tímida. April se acercó a mí y se ofreció a cuidar a Mary. La tomó en sus brazos con delicadeza. Mi nena dormía tranquilamente.

—Tengo el presentimiento que es una visita para ti, pequeña —musitó James—. Alguien importante para ti me llamó y le di la dirección para que viniera.

Fruncí el ceño, pero me dirigí a la puerta para abrir. Me encontré con John y su hijo. Mi hermano me dio un abrazo muy fuerte y no paraba de besar mi frente y decir cuánto se alegraba de que yo estuviera de nuevo en Londres. Se separó de mí un poco y unos pequeños brazos rodearon mis piernas.

— ¡Tía (TN)!

—Hola, Jules —le saludé y lo alcé en mis brazos—. Estás muy grande, la última vez que te vi eras pequeñito.

Él rió un poco, volví a dejarlo en el piso. John me miraba de forma impaciente, sabía que estaba a punto de preguntarme o decirme algo importante para él.

— ¿Qué ocurre, Johnny Boy?

—Es que... ¿dónde está mi sobrinita?

Sonreí y los invité a pasar. Mi hermano entró corriendo y le arrebató mi nenita a April. Todos reímos ante la reacción de John.

—Hola, sobrinita —le dijo con voz tierna—, soy tu tío John. ¿Sabes? Te pareces mucho a tu mami, apuesto a que serás igual de hermosa que ella. —Mary despertó y podría jurar que se quedó observando a John—. Mira eso, tienes dos bonitas avellanas como las de Macca. —Mi hija comenzó a llorar, y John me la dio inmediatamente—. Eres igual de llorona que Paul, sobrinita.

Sonreí y le hice cariños a Mary, quien no se durmió de nuevo, pero se tranquilizó. Julian se acercó a mí y se puso de puntitas para poder ver a mi bebé. John se dio cuenta y lo tomó en sus brazos para que pudiera ver mejor.

—Saluda a Mary, Julian —le dijo John—. Es tu primita, ¿no es bonita?

—Sí, pero llora mucho —contestó el niño, provocando que los adultos riéramos un poco.

—Tú también llorabas así, Jules —le explicó mi hermano—. Todos los bebés lloran mucho.

Julian asintió y luego me miró.

— ¿Puedo jugar con ella?

—Tal vez cuando esté más grande, Jules —le explique—. Mary aún no puede correr como tú, pero cuando lo haga... te aseguro que ella adorará jugar contigo, ¿está bien?

—Sí —contestó.

—Extrañaba verte, hermanita —me confesó John mientras bajaba al pequeño—. No fue justo que te fueras de esa manera. McCartney fue el del error, yo no tenía la culpa de nada. Me sentí solito, además... era muy divertido sobreprotegerte. Y ahora —suspiró—, has vuelto convertida en madre y en una mujer más madura...

— ¿John Lennon poniéndose sentimental? —cuestioné conmovida.

—Un día al año no hace daño —me guiñó un ojo.

John y el pequeño Julian estuvieron conmigo toda la tarde, lo cual fue perfecto, ya que April y Aaron quisieron salir a caminar un poco por la ciudad. Mi mejor amiga se había ofrecido a mostrarle a su novio muchos lugares importantes de Londres. Antes de irse, John se ofreció a acompañarme a Liverpool. No podía negarme, si había alguien que pudiera enfrentarse a Mimi, de ser necesario, era mi hermano. Así que quedó todo acordado, mientras April y Aaron visitaban a la familia de mi mejor amiga, nosotros iríamos con Mimi.

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