29. La chica del Beatle Paul
Noviembre 12
Narra (TN)
Papá había insistido en que dejara mi trabajo de fotógrafa por un tiempo, al menos hasta que naciera mi bebé, pero yo no podía hacer algo así. Sentía que era necesario obtener algo de dinero por mi propia cuenta, aunque fuera un poco; ser fotógrafa también me servía para no estar en casa todo el día y para conocer más personas. Sin embargo, tenía que rechazar los trabajos que no fueran en Nueva York, no me gustaría entrar en trabajo de parto lejos de casa.
Mi nena tiene casi ocho meses de gestación, falta cada vez menos para tenerla entre mis brazos. Dormir bien por las noches se ha convertido en una misión imposible, mi pancita es tan grande que en ninguna posición estoy cómoda. Los dolores de espalda a veces son insoportables, gracias al cielo tengo a Dylan para darme masajes cuando pasa. Y las contracciones... a veces son fuertes y me hacen creer que ya va a nacer, pero resultan ser sólo "de práctica". Lo más tierno de todo son las pataditas que da la pequeña, una de las mejores sensaciones en mi vida. Sonreí tontamente, ¿se parecerá más a mí o a su apuesto padre? La verdad no importa el parecido, yo la voy a amar de todas formas.
— ¿Cómo está mi sobrina? —me preguntó April mientras acariciaba mi pancita.
Hoy se llevaría a cabo una pasarela muy importante en la que los diseños de April, y también los de muchos otros diseñadores de prestigio, serían presentados a la gente. Mi mejor amiga me había pedido que tomara fotografías.
—Todo bien —respondí—. Falta cada vez menos para que nazca y tengo un poco de miedo. El parto es algo que me aterra. ¿Y si algo malo pasa? Muchas mujeres tienen complicaciones y mueren.
—Eso no pasará contigo, pequeña —dijo una voz a mis espaldas.
Volteé. Era Aaron. El hombre llevaba un ramo de tulipanes naranjas y sonreía con seguridad. Estaba vestido con un elegante y fino traje que lo hacía ver todavía más apuesto. Se veía radiante, no lo había visto así antes.
—Hola, bonita —le dijo James a April—. Estos tulipanes son para ti. Iba a traer rosas, pero los tulipanes son flores más exóticas y, a mi parecer, más bellas. A las mujeres más hermosas se les debe regalar las flores más bellas.
—Aaron, me encantan —dijo mi amiga al tomar el ramo de flores y abrazar con fuerza al hombre—. Eres el mejor de todos, no sé qué haría sin ti. Me dejas sin palabras.
— ¿Es mi imaginación o hay algo más entre ustedes dos? —cuestioné, provocando que se separaran y mi mejor amiga se sonrojara.
—No —dijo Aaron con una sonrisa tímida—. Sólo somos amigos.
Asentí y fui a iniciar con mi trabajo. Jamás había decepcionado a nadie con mis fotografías y en esta ocasión no sería diferente. El evento comenzó y mi cámara no paraba de hacer "clic". Junto a mí había una chica rubia que hacía lo mismo que yo.
—Son vestidos realmente hermosos, ¿no?
—Sí —contesté con una sonrisa.
—Pero deben costar una fortuna —dijo la rubia.
—Lo sé —dije riendo—, aunque igual no entraría en ninguno de ellos con mi enorme barriga.
Ella rió.
—Pero el embarazo es maravilloso, debes admitirlo —musitó y luego me tendió su mano—. Soy Linda Eastman.
—Soy (TN) (TA) —estrechamos nuestras manos y nos miramos por primera vez.
—Espera, yo te he visto antes —dijo la rubia.
— ¿Eso crees? Quizá fue en algún evento, soy la fotógrafa oficial de April Turner.
—No, fue en... una fotografía —me confesó—. Hace algunos meses me dirigía a una sesión de fotos para la revista en que trabajo y me topé con un muchacho que creí que estaba perdido. Me acerqué a él y me mostró la fotografía, dijo que estaba buscándote. Desde ese día tu rostro quedó en mi memoria como la chica del Beatle Paul.
— ¿El Beatle Paul?
—Sí, era Paul McCartney.
¿Paul estaba buscando... me? Quizá por eso no se encontraba en su habitación cuando Aaron y yo fuimos a ver a los chicos. ¿Y si quería hablar conmigo para arreglar las cosas? No, probablemente sólo era para cerciorarse de que había terminado con la vida de mi bebé.
— ¿Logró encontrarte? —cuestionó Linda, haciéndome volver a la realidad.
—Eh... no.
Ambas continuamos tomando las fotografías en silencio. Mi cuerpo estaba en ese ese lugar, pero mi mente y pensamiento estaban muy lejos, junto a Paul. Creo que jamás podré dejar de pensar en él. Sentí que mi bebé se movía dentro de mí, provocando que sintiera una leve contracción. ¿Qué pasaría cuando ella creciera y me preguntara por su padre? No tendría el valor de decirle que su padre se había acostado con otra mujer y por eso nos distanciamos.
El evento terminó y una niña rubia llegó corriendo hasta Linda. Era bastante tierna. Sonreí tímidamente. ¿Mi niña sería así de tierna?
— ¡Mami! —dijo.
—Hola, princesa —le contestó, y luego me miró a mí—, bueno, chica McCartney, debo irme. Ha sido un placer conocerte.
—El placer fue mío.
Linda y su pequeña hija, Heather, se fueron. Yo me quedé a tomar unas cuantas fotografías más de algunos famosos que aún se encontraban en el recinto, luego me acerqué a mi mejor amiga y a Aaron, quienes conversaban entretenidamente acerca de que los diseños de April habían sido un rotundo éxito y que muchos diseñadores se habían acercado a felicitarla.
— ¡Felicidades, amiga! —exclamé y la abracé—. Cuando hacías tus dibujos de vestidos en Liverpool, no pensaba que llegarías tan lejos. Estoy muy feliz por tu logro, de verdad.
—Gracias, (TN) —contestó.
— ¿Qué les parece si vamos a celebrar el éxito de April? —sugirió Aaron—. Yo invito.
Las dos sonreímos y aceptamos la invitación.
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