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17. Ella ha dejado de existir.

Narra Paul

Sentí un escalofrío en la espalda y tuve la sensación de que mi corazón se detenía. La voz que me había llamado era idéntica a la de (TN), pero tenía miedo de ver a la chica y descubrir que no era ella.

Mi terrible miedo se hizo realidad: al mirar hacia atrás, me di cuenta de que no era (TN), sino una chica a la que nunca había visto en mi vida. Su larga cabellera era rubia y sus ojos azules resaltaban con la ropa que traía puesta. Era bastante bonita. Llevaba una cámara profesional en las manos.

—Hola —le saludé, poniendo mi mejor sonrisa—, ¿puedo ayudarte en algo?

—Me llamo Linda, Linda Eastman.

—Un bonito nombre para una chica hermosa —el rubor no tardó en hacerse presente en sus mejillas.

—Gracias —respondió, sonriendo.

— ¿Y esa cámara? —señalé el dispositivo que tenía en las manos.

—Soy fotógrafa, trabajo para la revista Town & Country...

—Oh, ya entiendo por qué te acercaste: vienes a tomarme fotos como si fuera un animal de circo —fingí decepción, pero era evidente que se trataba de una expresión falsa—, igual que todos los fotógrafos que existen en el mundo. ¡Es una lástima! Comenzabas a caerme bien.

La rubia negó con la cabeza mientras reía un poco, su risa era igual de bonita que ella.

—Te vi un tanto confundido y quise acercarme a ofrecerte mi ayuda —se encogió de hombros—. Yo soy de aquí, así que podría ayudarte a encontrar prácticamente cualquier cosa. ¿Qué estás buscando?

Medité por un momento si podía confiar en aquella fotógrafa algo tan personal como el asunto de (TN) pero, considerando que no tenía demasiadas opciones, le mostré la fotografía. De cualquier manera, no pensaba contestarle si hacía más preguntas sobre ella.

—Lo siento, no la he visto nunca —me confesó Linda.

De alguna manera, sentí que mi corazón volvía a romperse, lo cual era increíble porque creía que ya estaba roto por completo.

—Al parecer nadie aquí lo ha hecho —admití con pesadez y guardé la fotografía de nuevo—. Debo irme, mi mánager se molestará si descubre que no estoy en el hotel con los otros chicos.

—Está bien —me regaló otra sonrisa—. Suerte con encontrar a la chica.

—Gracias.

Emprendí mi camino hacia el hotel sin saber qué era lo que debía hacer a continuación.

Narra (TN)

John no dejaba de acariciar mi vientre ni de observarme con una mirada tierna y sobreprotectora; era extraño verlo así, pues ni siquiera con Cynthia se había portado de esa manera. Mi hermano me repetía una y otra vez que sería una gran madre. Yo no podía hacer otra cosa más que sonreír y agradecer sus comentarios. Aaron permaneció a mi lado todo el tiempo.

—Creo que ya es hora de irnos —me susurró al oído.

Me percaté de la hora en el reloj de la habitación y asentí antes de levantarme. Mis pies ya estaban un poco hinchados, así que estaba agradecida porque pronto podría descansar.

Estábamos despidiéndonos cuando John me reveló que había comprado una casa para que vivieran mi padre y mi hermano conmigo, lo cual me tomó por completa sorpresa. No creí que John llegara a hacer algo así por mí. Es decir, él era mi hermano y me quería muchísimo, pero ya estaba casado y tenía un hijo precioso como para invertir dinero en mí.

—Gracias, John —le agradecí y lo abracé.

—Lo que sea por mi hermanita —besó mi mejilla.

Me entregó las llaves, así como los documentos importantes de la propiedad. James los observó y sonrió cuando vio el domicilio.

—Está a un par de calles de mi casa —confesó con emoción.

Narra Ringo

(TN) y su novio se fueron, al igual que el padre y el hermano de ella. Pero habían prometido que irían a vernos en los conciertos que teníamos en los próximos días, aunque era poco probable que nosotros los viéramos a ellos.

—No le diremos a McCartney nada del bebé —dijo John apenas estuvimos solos.

— ¿Por qué no? —fruncí el ceño, sin entender por qué había dicho eso—. Él tiene derecho a saberlo, Paul es el padre y te aseguro que una noticia así le alegrará la miserable vida que está llevando.

—Sí, pero ya escuchaste a hermanita —contestó John—. Ella no quiere que McCartney se sienta obligado por el bebé, así que haremos lo que ella nos pidió y mantendremos el secreto.

—Sabes que Paul sigue amando a (TN), y mucho —me crucé de brazos—. Haré lo que considero mejor para mis dos amigos, ese bebé necesitará a sus papás, ¿sabes?

—Él no merece estar con mi hermana —Lennon rodó los ojos—. Si de verdad la amaba tanto, no se hubiera acostado con Jane.

—Pero tú estás casado... y te acuestas con otras chicas todo el tiempo.

—Ese no es asunto tuyo, narizón.

Suspiré, era imposible ganarle a la terquedad de John.

—Y el bebé no necesita a Paul, yo no necesité a mi padre, ¿sabes?

La puerta de la habitación se abrió en ese momento, impidiendo que John dijera algo más.

Era Paul, lucía serio y un tanto decepcionado. Nos miró y esbozó una sonrisa tímida, por lo que intuí que no había escuchado nada de nuestra conversación.

—Hola —saludó el bajista.

—Hola, Paul —dijo John, con tanta tranquilidad como si la conversación de antes no hubiera tenido lugar—. ¿Disfrutaste del paseo por la ciudad?

—Sí —respondió sin mucho entusiasmo—. Es una ciudad muy linda... pero creo que ya tuve suficiente y necesito descansar.

Nadie dijo nada para que Paul se quedara, pero yo salí detrás de él.

—Paul...

— ¿Qué ocurre, Ringo?­ —preguntó con tono triste.

—Hace un rato... (TN) estuvo aquí.

— ¿¡Qué!? —mi amigo pareció recobrar la alegría por un momento.

—Ella y su novio vinieron a saludarnos.

Narra Paul

Su novio. Esas dos palabras rompieron todavía más mi destrozado corazón. Entonces eso había sido todo. (TN) se había enamorado de alguien más, no me necesitaba.

—Oh.

—Pero hay algo más, Paul.

—No quiero saberlo, Ringo —me apresuré a decirlo—. Ya no me interesa

—Ella está... ¿qué dices?

—Se acabó toda esta mierda, Ringo —intenté sonar como alguien fuerte, pero me sentía deshecho por dentro—. Ella decidió estar fuera de mi vida y así es feliz. Yo acabo de decidir que no la quiero en la mía y voy a ser feliz con alguien más.

—No puedes hacer eso, Paul —el baterista negó con la cabeza—. Ella está esperando...

—Claro que puedo hacerlo —rodé los ojos, comenzaba a sentirme molesto con la actitud del narizón—. Es mi vida, yo decido qué hago con ella.

Ringo quiso decirme algo más, pero no dejé que continuara. Ya había tenido suficiente de juegos infantiles. La persona que yo tanto estaba buscando había dejado de existir. Ella ya no me amaba y esperaba que fuera más feliz con ese hombre, que se había convertido en su novio, de lo que había sido conmigo.

Me dirigí a la puerta de la habitación, Ringo iba detrás de mí.

— ¿A dónde vas? —el baterista sonaba preocupado.

—A buscar alguna chica para pasar la noche —contesté enojado—. Deja de molestarme, narizón. Preocúpate por tu vida y déjame a mí vivir la mía.

—Pero Paul...

No lo dejé terminar, pues salí de la habitación dando un portazo tremendo. Estuve paseando por la ciudad hasta que la luna comenzó a aparecer, al igual que todas las chicas dispuestas a ofrecer sus servicios a cambio de dinero. Me acerqué a una que se parecía mucho a (TN), justo lo que yo necesitaba.

—Hola, me gustaría... bueno, tú sabes.

—Buenas noches, señor —saludó con timidez—. Usted debe hablar con mi jefe, eh... está por allá.

Me señaló a un hombre vestido de negro y con lentes de sol muy obscuros. Asentí y me dirigí para poder hablar con él. Estaba fumando un puro.

—Hola, buenas noches.

— ¿Qué se te ofrece, muchacho? —preguntó, expulsando todo el humo en mi cara.

—Yo... quiero pasar la noche con ella —le señalé a la mujer con la que acababa de hablar.

—No te conviene —soltó una estruendosa carcajada, su boca olía demasiado a tabaco—. Brigitte casi no tiene experiencia. Tengo otras chicas que pueden llevarte a conocer la mismísima gloria a un precio más accesible.

—No me importa el precio ni la experiencia, quiero a Brigitte.

—Te costará caro —la risa le provocó una tos seca al hombre, pero su horrenda sonrisa no desapareció de su rostro—. ¿Dijiste que querías pasar la noche con ella? Serán dos mil dólares. —Hizo una pausa para darle una calada a su puro y volver a expulsar el humo en mi rostro—. Tengo chicas desde quinientos, no seas estúpido y elige bien. Mejor servicio por menos plata.

Seguramente el hombre había aumentado el precio porque no quería que me llevara esa chica. Para su sorpresa, saqué mi cartera y le entregué los dos mil dólares. El hombre estaba bastante admirado de mí. Miró a Brigitte por un momento y luego asintió con la cabeza.

—Toda suya, caballero.

Me acerqué de nuevo a la chica y la tomé de la mano hasta llegar a un hotel cercano. Ya había hecho una reservación con un nombre falso, así que entramos directamente a la habitación. El hotel era sólo para adultos, por lo que en nuestro camino a la habitación escuchamos gemidos provenientes de varias habitaciones. Entramos al cuarto y ella me miró.

— ¿Ya quiere comenzar? —su timidez me seguía sorprendiendo.

—Sólo si tú quieres —acaricié su suave mejilla.

Físicamente se parecía mucho a (TN), aunque su voz me recordaba que no estaba con mi exnovia.

— ¿Te llamas Brigitte, eh?

—No... eh, sí —respondió nerviosa. Suspiró—. Ese es mi nombre para el trabajo.

— ¿Y cuál es tu nombre fuera del trabajo?—me aventuré a preguntar, quería crear un poco de conversación antes del acto sexual.

—Mis compañeras dicen que es peligroso decirle nuestro nombre a los clientes, así que no sé si debo decirlo —contestó.

—Está bien, no soy una persona mala —le regalé una sonrisa para que confiara en mí—. Te aseguro que no corres ninguna clase de peligro a mi lado.

Ella suspiró.

—Me llamo (TN) Michelle.

Me quedé estático al escuchar "(TN)". Era increíble, no sólo tenía un parecido físico con mi exnovia, sino que compartían nombre.

—Yo soy Paul.

—Lo sé —sonrió un poco—. Reconozco a un Beatle con facilidad.

—No luces como todas tus compañeras, ¿sabes? —alcé las cejas—. ¿De verdad te gusta este oficio?

—No tengo otra opción —hizo una mueca—. Yo no soy de aquí, soy de Francia, pero no tengo suficiente dinero para regresar, lo que gano trabajando... es para sobrevivir. —Suspiró—. Pero no pagaste para escuchar mi vida. Comencemos.

No protesté.

Empecé a besar su cuello y ella acarició mi espalda antes de quitarme la camisa. Yo no tuve ninguna dificultad para quitarle el sexy traje que llevaba puesto. Llevé mis manos a sus senos y luego me puse a jugar con sus pezones. Ella gemía levemente y yo sentía que mi erección no dejaba de crecer. Nos separamos y ella se deshizo de mis pantalones para acariciar a mi amigo por encima de mi bóxer.

— ¡Oh! —exclamé mientras cerraba los ojos para enfocarme en la sensación—. Eso se siente bien...

Michelle bajó mi bóxer y comenzó a jugar con mi miembro. Luego se acercó para introducirlo en su boca y continuó estimulándome, esta vez utilizando su lengua. Me estaba haciendo gemir sin control. Después de un rato la cargué para llevarla a la cama.

— ¿Lista? —le pregunté.

—Hazlo despacio —me pidió, casi susurrando—. Es mi primera vez.

Fruncí el ceño, sin poder creer lo que acababa de decirme. El hombre había dicho que tenía poca experiencia, no que no tuviera experiencia. Asentí para tranquilizarla y tomé a mi amigo para conducirlo hasta su entrada y luego comencé a introducirme lentamente.

Miré su rostro, había cerrado sus ojos y tenía una mueca de completo dolor. Esperé un momento a que se adaptara a mi tamaño y empecé a embestirla. Al principio lo hice con generosidad, pero antes de terminar juraría que mi velocidad era monstruosa. Me vi obligado a salir de ella porque no me había puesto ningún condón, pero Michelle me ayudó con su mano a llegar a la cima y eyaculé en su pecho. Jamás había hecho algo así con una chica.

La besé una vez más y ella se retiró al baño para limpiarse.

Era muy tarde como para que se fuera, así que se quedaría a dormir conmigo. Nos recostamos en la cama, Michelle dándome la espalda, y ella se quedó dormida casi de inmediato.

Yo la observé dormir tranquilamente por un momento y acaricié su cabello y su espalda. Recordé a (TN) y esbocé una pequeña sonrisa, su primera vez había sido muy diferente a la de Michelle, a pesar de que ambas estuvieron conmigo. ¿La diferencia? A (TN) le había hecho el amor; a Michelle le había pagado para obtener placer.


A la mañana siguiente le di suficiente dinero a Michelle para irse de regreso a Francia. Una chica tan bonita e inocente como ella no debería estar en una situación tan terrible. Ella se puso muy contenta y, cuando salió de la habitación, supe que no la volvería a ver en América.

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