-Hola, belleza. ¿Cómo te encuentras?- lo miré entre enfurecida y muerta de miedo. Él sonreía, esa sonrisa malditamente virginal que daría a pensar que la psicópata soy yo- Mira, dulzura, debo enseñarte a ser mi dama de compañía para que esto funcione. Puedo ser dulce si cooperas- se acercó a mí y comenzó a besarme desde mi vientre a mi clavícula- Max dijo que tu vida sexual era de lo más aburrida y aquí estoy para convertirte en una verdadera mujer- su tono de voz comenzó a parecerme seductor, tornando esta situación post violación en un encuentro erótico; o que pareciese uno.
-Mataste a mi esposo...¿Cómo se supone que debo disfrutar contigo a un día de su muerte?- no podía moverme por las esposas, pero quité mi rostro de delante del suyo.
-Me temo que tienes una semana de estar semi inconsciente- arrastró esas palabras mientras su boca se posicionaba sobre la fina tela que cubría mi intimidad. El corazón se me disparó y la respiración se me tornó irregular, dejó cortos besos en esa zona para luego lamer mi muslo interior y clavar sus colmillos allí; logrando que mi espalda se arquee en una sensación extraña rozando el dolor y la excitación, revolviendo mi sentir. No sabía si reprocharme por lo de Tyler o gemir ante la estimulación, una forma extraña de condicionamiento.
Aunque intentase reprimirme, mi cuerpo le respondía causando que me sintiera pura mierda. La familia de mi ex esposo debe estar preocupada, preguntándose por mí y yo aquí.

Luego de lamer la herida, se sentó y me acercó una cuchara llena de yogurt con frutos rojos; aún atontada abrí la boca dejando que me alimentase.
-Si te preguntas por tus suegros... Lamento informarte que no han hecho absolutamente nada por encontrarte, están felices que su hijo haya puesto todo a sus nombres- sonrió de lado y mis ojos perforaron los suyos- ¡Ey! No me mires así, ellos son los codiciosos no yo.
Era extraño, yo creía que mis suegros me querían y que habíamos tenido una buena relación. Estaba algo sorprendida. ¿Les importaba tan poco que daba igual que esté secuestrada, drogada para vender al extranjero o fugada de la justicia?
-El ser humano suele ser muy egoísta, Kait, no te aflijas por eso y come- me acercó una rodaja de pan con lo que parecía queso untable y dulce de frutilla.
-Tu no entiendes, yo amaba a Tyler, amaba mi vida...
-Pero no eras feliz, admítelo. Puede que lo amaras, pero algo en tí necesitaba un cambio y no soy yo quien tenga que explicártelo pero... Creo que hay gente que simplemente nace para otras cosas, tienes suerte que Max te haya querido sacar de tu casi miserable vida mundana- Cilian era peculiar, detrás de todo su esplendor de niño bonito estaba ésta cualidad de dejarme sin palabras al hacerme estrellar contra la dura realidad.- Promete que serás una niña buena y no intentarás nada estúpido- asentí y éste se acercó a mis esposas- Te liberaré, terminarás el desayuno y te vestirás con lo que te dejé en el baño.
Tenerlo cerca era extraño, me intimidaba y a la vez se sentía como un embrujo; volví en sí cuando lo ví salir. Suspiré y me incorporé para terminar lo que había en la bandeja de madera y la dejé descansar sobre los pies de la cama.
Fue no había más que jardín y un hermoso cielo azul, caminé hasta el baño y encontré la ducha muy tentadora. Me deslicé dentro del cubículo de vidrio esmerilado y encendí el agua caliente.
Un jadeo reconfortante se desprendió de mí, como si mi cuerpo hubiera necesitado ésto desde hace siglos. Lavé mi cuerpo intentando borrar a Cilian y traer a Tyler a mí, tarea imposible porque mi mente había borrado cómo se sentía su tacto, sus besos o la manera de sostenerme. No entendía si era parte del proceso normal del encierro o me sucedía algo peor. Con eso en mente salí de la ducha para secarme y vestirme, sinceramente esperaba encontrarme de todo menos lo que el vampiro aniñado había dejado.
La prenda era demasiado reveladora, más de lo que yo había usado en toda mi vida, el satén rojo escarlata con bordes en encaje apenas cubría lo necesario. El ruedo me llegaba al borde de la legalidad y revelaba los ligeros negros atados a las medias de red negras.
Al levantar la vista y chocar con mi reflejo, también choqué con Cilian que me contemplaba divertido desde el marco de la puerta.
-No me digas que no tengo buen gusto- sentenció riéndose.
-Esperaba algo menos atrevido- dije con pesar sin poder creerme lo que llevaba puesto. No debería estar usando esto, me regañaba mi mente.

- Creo que el rojo es tu color, linda- melanzó unamirada seductora y extendió el brao enseña de tomarlo para salir de allí.

-Me gustaría saber dónde piensas llevarme y másaun si voy vestida como prostituta- solté sin más, con tono de exasperación.

-Descuida que a donde vamos lo que menos se fijaran es en tu ropa, creeme para la fiesta donde vamos estas másque vestida- dijo con una sonrisa y me guiñó un ojo acompañandome fuera del edificio dende esperaba un helicóptero. El sol resplandecía y me preguntaba dónde ibamos defiesta si el sol estaba en todo su expledor; no quería preguntar, todo con el vampiro parecía ser uncompleto misterio y no me calificaba como a una mujer que le  agrade eso, a mi me gustaban las cuentas claras desde el comienzo. Tragué duro y respiré hondo, tenía que conservar la cordura aunque todo esto parecia salido de una pelicula de bajo  presupuesto.

Pensar en Tyler me daba migraña, yo aún no aceptaba que muriera en mi cama, junto a mi, en nuestra casa. ¿Qué clase de ser era capaz dehacer esta atrocidad por una mujer? ¿Que tenia yo de trascendental que merecía morir él en mi lugar? ¿Maximillien pensaba matarme también? ¿Cilianintentaba volverme loca para matarme lentamente?

Me sentía ultrajada, pero resignada. No sabía de qué eran capaces estos tipos, no sabía qué hacía yo aquí, no sabía que hacer conmigo fuera de aquí tampoco. Dealguna manera esto era mejorque ser culpada de homicidio agravado.