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158. Suhail

¿Si prepararon la canción Fuck you? 👀 Porque lo decía en serio. Escribí las siguientes seis escenas inspirándome al escuchar esa canción, por lo que se divertirán más si leen escuchándola 💕

Escena 1/6

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Mi boca se mantuvo abierta las diez veces que repetí el vídeo de los chicos, quienes ahora gozan de popularidad renovada gracias a la nueva controversia. Max bailando portando una tiara. Nunca imaginé ver algo así. Eric con su mascada arcoíris y Sam... Creo que el rosa destaca sus rasgos.

Lo que más me impresionó, juro, fue ver a Eric plantando un beso a Max y que este, en lugar de ofenderse, riera... ¿Ése es Max? De esa forma me encontré viendo con más detenimiento a Max, al Max del vídeo, dejándome sorprender por su cambio. ¿Qué tanto mejoró como persona mientras estuvimos separados?

Y está contento.

Quiero decir, no esperaba que sufriera por mí, pero... ¿No le afectó?

—¿Estás viendo otra vez el vídeo? —me preguntó Gavin, llamando mi atención. Estaba mirándome mientras al mismo tiempo contenía sus ganas de reír—. Amo tanto a Eric. Tanto.

Le sonreí y me centré otra vez en el vídeo. —Los tres se ven... —Ni siquiera tenía una palabra. ¡Yo no tenía una palabra! Básicamente... me dio gusto verles apoyarse.

Me dio gusto ver a Max pensando en alguien más que no sea él mismo.

—Y hay algo mejor —me informó Gavin lanzándome una mirada cómplice.

—¿Algo mejor?

—Sí —El saltó de su escritorio y rodeó el mío—. ¡Este chisme, amiga querida, pondrá de cabeza a tus padres!

Tenía mis dudas debido a que, por cómo lo dijo Gavin, parecía estar ¿celebrando?

Regresó a su lugar girando cual bailarina de ballet y sin decirme nada.

—¿Qué cosa?

Ahora giraba en su propio asiento. —Abre el enlace en internet que te enviaré en un segundo.

La incertidumbre me estaba matando. Y es que, aunque nos hallábamos solos en la oficina, él parecía querer mantener dicha información como secreto de Estado.

Empecé a buscar. —¿Al correo de la oficina?

—Per-so-nal.

Entonces sí es importante. Sintiendo mis manos sudar un poco, abrí en el computador mi Bandeja de entrada, busqué el correo y di clic al enlace.

Max Solatano acepta ser la imagen de una reconocida marca de ropa interior masculina.

Mi boca colgaba abierta.

—¿Puedo toquetearme viendo a tu hermano en calzoncillos, Suhail? —gimió Gavin desde su lugar en lo que yo todavía no conseguía enviar sangre a mi cerebro.

¡Pero qué...! No leí la nota completa, cerré el enlace e intenté concentrarme nuevamente en el manuscrito que estaba revisando, entretanto Gavin enumeraba los nombres de todos los famosos que han posado para tal marca de calzoncillos.

—Mi favorito hasta ahora ha sido David Beckham. Pero tu hermano, Suhail Rawrrrr —Arrugué mi nariz. También necesitaba llevar mis manos hasta mis oídos—. Sé que para ti suena asqueroso, pero la mayoría estamos viviendo un sueño...

Mi cabeza daba vueltas. Él está bien. No le afectó que lo haya dejado... Al final es lo que pensé... Estamos mejor uno sin el otro.

¡Hasta va a posar para todo el globo terráqueo!

Aun así, y pese a que sabía estaba mal, las palabras que dijo mientras éramos uno todavía consumían mi estado de ánimo. Te amo, Suhail. Lo había dicho al final, demostrando, quizá, que eso fue algo más que sexo. Dejé escapar un estallido de lo que pensé iba a ser una carcajada, aunque al final sonó más como un sollozo contenido.

¿Me ama? ¿Cuánto tiempo le llevó admitirlo? ¿Sabe Max Solatano amar sin dañar? En todo caso, tú no tienes por qué estar pensando en él, Suhail, me regañé mentalmente. Por Dios, te vas a casar. TE VAS A CASAR.

¿Cómo lo hacía? ¿Cómo conseguía plantar siempre la duda? Salté de mi asiento, cogí mi bolso y le pedí a Gavin disculparme con Laura por salir más temprano.

Me encontraba en medio de un ataque de ansiedad. —Tengo que... ir por... las invitaciones de la boda. Eso es —me excusé—. Las invitaciones.

—Sí, dale —Gavin se portó de lo más comprensivo—. Yo puedo encargarme de todo aquí.

Las invitaciones no estarían listas hasta días después y era Finley el encargado de ir por ellas. Pero sirvió...

Caminé sin rumbo algunas calles alejando al viento de mi cabello y pensando cómo, al igual que como hacía Max, iba superar aquel bochornoso momento de debilidad para continuar con mi vida.

No había dicho nada a Finley. No obstante, sí me sentía culpable y deseaba ser una mejor persona para él. Sabía que quería estar con él. Las dudas... Las dudas no aportaban nada bueno.

—Tengo que pedirle a Laura y a Gavin que no me hablen de Max —me dije, realmente decidida.

Fue en ese momento cuando a través de una vitrina que exhibía ropa, al tratar de alejar una vez más al viento de mi cabello, vi... mi reflejo. Esa era yo... Mujer de complexión física liviana. Con cabello pelirrojo. Cara pecosa. Pálida. Semblante... triste... ¿Triste? Debo hacer algo para cambiar, pensé. Algo que me hiciera sentir diferente y definiera esta nueva etapa como un comienzo. Un nuevo gran comienzo. Mi cabello, me dije. A él, a Max, le gusta que lo use largo y suelto, por lo que cambiarlo reflejaría ese cambio.

Busqué una peluquería y ahí le expliqué a una chica que necesitaba un nuevo corte de cabello, y que confiando en su buen gusto dejaría cuál a discreción. ¡Error! No tenía experiencia ajustando nada en mí y me sentía confiada y ansiosa por este nuevo comienzo.

No quise ver el resultado hasta que la chica giró mi silla hasta situarla de cara a un espejo...

Mi grito debió escucharse hasta Paris.

—¿Qué... —Lo tenía por encima de los hombros.

—Usted dijo que quería algo muy diferente —se excusó ella muy asustada, viendo venir a su jefa y más colegas. Mi grito alertó a todo mundo—. Usted... Usted...

Ella intentaba recoger los mechones pelirrojos del piso para después tratar de acomodar todo de nuevo.

—No tan diferente, Jesús —chillé, pretendiendo ajustar lo que quedó en una coleta. Pero fue inútil. Demasiado corto.

Me quería desmayar ahí mismo.

—Señorita, yo...

—No pasa nada —la disculpé, temiendo que le quitaran su trabajo. Yo fui la estúpida. Pagué y me marché sintiéndome más deprimida que cuando llegué.

Y era culpa de Max...

Caminé hasta mi apartamento pensando en eso...

¿Qué Suhail debía ser para alejarle de mí por completo?

¡MALDICIÓN, MAX!

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