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156. Suhail

Como el disco de los chicos aún estaba por salir, la mitad de las canciones de su concierto eran covers y la audiencia, pese a no ser tanta como con otras bandas con mayor trayectoria, igualmente era extraordinaria. Aproximadamente cinco mil personas en un recinto tipo domo.

—Ni siquiera tuvimos que pasar horas en fila —me dijo Laura, mientras buscábamos nuestros lugares en la primera fila. Gavin y Finley tenían cosas que hacer, al final habíamos ido al concierto solas.

—Sí, genial —dije, sintiendo mi corazón latir con anticipación. No sólo era sueño de Max el ser una estrella de rock, para mí también era el verlo cumplir eso.

Ocupamos nuestros asientos y platicamos un poco mientras esperábamos, a mi derecha otras dos chicas platicaban sobre qué tanto conocen a Max. Yo entorné mis ojos en lo que corregía mentalmente sus respuestas.

¿Cuál es la pizza favorita de Max? Ellas: La de queso. Yo: No, la de peperoni.

¿Cuál es su banda favorita? Ellas: The Vans. Yo: ¡No! The Rolling Stones.

¿A qué edad perdió su virginidad? Ellas: A los trece. Yo: Maldición, no. A los quince y con una chica que no recuerda. La perdió durante su primera borrachera.

¿Dónde dio su primer concierto? Ellas: En el bar de un tipo llamado Bob. Yo: En el gimnasio del colegio.

¿Color favorito? Ellas: Azul. Yo: ¡El rojo!

¿En serio se consideran fanáticas? A lo lejos otras chicas vitoreaban el nombre Raptor o cantaban. Hubo luces de neón, pancartas con epígrafes del tipo: Max. Te amo, Max. Cásate conmigo, Max. Te aceptamos como eres, Eric. A mí me gusta el gordo. Gordo 4ever. Max, hazme un... Ahí lo dejaré.

El lugar de pronto se volvió oscuro, chicas gritaron, otras alumbraron con sus móviles y lentamente la única luz que regresó fue la del escenario iluminando primero el nombre Raptor. Mi corazón palpitó fuerte y algo si me quedó claro: Si hay algo que saben hacer los chicos es animar a la gente, pues lo primero que hicieron al salir, antes de si quiera presentarse, fue palmear sus manos dos veces y a continuación zapatear vez, a modo de que el público entendiera qué intentaban hacer; y lo lograron, ya que pronto todos estábamos cantando con ellos:

We will we will rock you!

Max y Eric cargaban sus respectivas guitarra y bajo, Sam se instaló en la batería y como si fuera algo natural como respirar de repente todos, sin excepción, estábamos saltando de nuestros asientos para gritar junto a los chicos y demás músicos y coristas. El lugar temblaba. El escenario temblaba. ¡Y mi cuerpo completo temblaba con ellos!

Buddy you're a young man hard man. Shoutin' in the street gonna take on the world some day

Recordé muchas cosas en ése momento: a Max ensayando con su papá. Max desmotivado por no ser tan bueno con la guitarra, Max listo para su primer concierto en el colegio, Max emocionado por tocar en un bar o feliz por conocer a la Bombilla... El accidente... Él perdiéndolo todo... Él recuperando todo. Eran muchos, demasiados, recuerdos y me sentí orgullosa de ser parte de todo. Las chicas que minutos antes hablaban de Max ahora gritaban y lloraban por al fin conocerle, pero yo había sido testigo de su crecimiento. Yo era algo más.

Él se veía satisfecho, como si esa guitarra en lugar de ser un objeto simplemente fuera una extensión de su cuerpo. Estaba tan familiarizado con ella como lo estaba de la prótesis en su pierna. Max es un ganador.

Tocaron canciones de Led Zeppelin Red Hot Chili Peppers, Radiohead, The Rolling Stones y hasta Bon Jovi, pero el público llegó a la euforia cuando Max cantó Yesterday, la canción que le escucharon cantar por primera vez...

Y aunque en el fondo esperaba escuchar Classic, eso no pasó... y creo que fue lo mejor.

—No me abucheen ahora que tocaré una canción propia, ¿de acuerdo? —les pidió él desde el micrófono y al instante se escucharon muchos no.

Tus ojos son un espejo, en ellos noto la diferencia entre el hombre que era y el que ahora soy...

Esa canción y la que sonaba en aquel entonces en el radio me hacían sentir... ¿señalada? Sin embargo, reí. No, Max no pudo haber escrito eso por nosotros.

Entretanto me daba segundos de su atención, y se sintió extraño. Entre todos me elegía a mí para mirarme de una forma que no sabría describir. ¿Hablándome? Le correspondí sonriendo y aplaudiendo fuerte... a él... a todos...

Me siento muy orgullosa de ustedes. Aunque como ustedes ya saben, fue hasta la mitad del concierto cuando en verdad me sorprendió.

—La siguiente canción es dedicada —dijo, acercándose un poco más al público con todo y guitarra y micrófono. Una chica le gritó que quería limpiar con su lengua el sudor de su frente y él le guiñó un ojo, consiguiendo así más gritos—. Esta... —continuó—. Esta es... para ti, Suhail Didier —añadió, volviendo a hacer gritar a todos y robándome a mí el aliento.

Y la banda empezó a tocar Truly, Madly, Deepley.

—No —fue lo primero que dije, sintiendo raspar mi garganta, dándome cuenta de que tenía miedo. Él no podía estar arruinando todo... otra vez—. No...

—¡Es para ti, Suhail! —gritó a mi oído Laura, celebrando algo tan extraño como que tu hermanastro te dedique una canción.

Estuvo claro para mí entonces: No quería que me dijera que me ama, no quería escucharlo cantándome. Yo sólo necesitaba que no arruinara las cosas con Finley, que no se llevara mi paz.

I want to stand with you on a mountain.
I want to bathe with you in the sea.
I want to lay like this forever.
Until the sky falls down on me

Negué con la cabeza sintiendo quebrar mi voz y picar mis ojos, Laura, aún más emocionada, saltó y me abrazó. No sé qué entendía ella que estaba sucediendo, pero yo solo quería parar todo.

No lo arruines más.

A diferencia de Laura, para Max fue evidente que no recibí con beneplácito tal dedicatoria. Bajó la mirada al ver mi semblante de horror y con voz lúgubre, antes de cantar el coro, añadió:

—Es de parte de Finley, Suhail.

—¡FINLEY! —saltó aún más Laura—. ¡FINLEY!

I want to stand with you on a mountain...

Finley. Liberé el aire que estaba reteniendo y por fin permití que lágrimas saltaran de mis ojos a mis mejillas, también traté de pensar y respirar con más calma. ¿Qué sentía? ¿Alivio? Era consciente de que me quitó un gran peso de encima saber que la canción no me la dedicaba Max. Aunque al mismo tiempo...

—¡Es él! —gritó mi jefa, señalando una esquina del escenario. Ahí estaba Finley... caminando hacia mí... sosteniendo en su mano unas rosas y un anillo... un anillo de compromiso.

Mi pecho se contrajo, mis pies pesaron más de pronto. Era demasiado en muy poco tiempo. Laura y alguien de seguridad me alentaron a subir a la tarima, pues ahora Finley me esperaba para dar respuesta a la pregunta que apareció en la pantalla grande a un costado del nombre Raptor.

¿Quieres casarte conmigo, Suhail?

Sentí palmadas de felicitación en mi espalda, era la chica del momento en ese domo y procuré sonreír pese a la que conmoción. No soy de sorpresas. Cuando estuve frente a Finley lo primero que hice fue besarlo y abrazarlo fuerte, mientras muchos globos empezaron a caer del techo y lloré sintiéndome especial. Él había pedido a los chicos que hicieran todo eso. Lloré... Lloré y no tenía del todo claro por qué motivo. Era mucho... demasiado para procesar.

—¿Entonces... aceptas? —preguntó él a mi oído.

—Sí —dije, correspondiendo y él hizo un gesto afirmativo al público para dar a conocer mi respuesta. Hubo gritos, aplausos, más flores y globos... y Truly, Madly, Deepley.

En el fondo se escuchaba la canción, pero nadie estaba cantando. Me pregunté si Max y su staff se habían detenido para darnos un momento a Finley y a mí hasta que, dudosa, giré sobre mis pies para ver; y mientras Finley me besaba observé a Eric acercarse a Max para...

Consolarlo.

Max no estaba llorando, más si se veía pesaroso. Ira me invadió al instante.

—¿Quién es la estrella de Rock? —gritó Sam desde su propio micrófono en la bateria.

—¡MAX SOLATANO! —respondió en coro el público, aplaudiendo. Max agradeció con una inclinación las muestras de cariño.

—¿QUIÉN ES LA ESTRELLA DE ROCK? —gritó con más fuerza Sam, animando a su amigo.

—¡MAX SOLATANO! —repitió su público con Eric gritando más fuerte que todos.

Eric levantaba el brazo de Max de cara al público, ambos sobre la orilla del escenario. Empecé a temblar. Le están dando ánimos, me dije y a mi enojo se unió la necesidad de golpearlo. ¿Qué clase de juego de mierda era ese?

—Vamos —le dije a Finley, tomando su mano para retirarnos cuanto antes del escenario. Regresamos por donde salió él y ahí nos encontramos con el resto del staff. Todos nos felicitaban.

—¿Estás bien? —me preguntó él al notar mi molestia—. Ni siquiera te he puesto el anillo. Lo iba a hacer ahí...

—Lo haremos en otro momento —contesté, intentando sonreír para él. No tenía la culpa de nada. Por lo mismo, decidida a poner punto y final a todo de una buena vez, me situé frente a él para suplicarle comprensión—. Necesito que vayas al apartamento y me esperes ahí —Él me miró con asombro—. Yo... debo hacer algo.

—Pero...

—Por favor.

Se veía preocupado. —¿Todo está bien? Suhail, yo...

—Estaré bien y continuaremos con esto a solas, ¿sí?

En donde no me hagan sentir la maldita villana.

—Suhail...

—Te amo. Gracias por todo.

No estaba muy seguro de querer hacerlo, pero, pese a las dudas, mi prometido se marchó y yo me quedé ahí... esperando. La gente de staff me ofreció un asiento y no acepté. No podía estar sentada, daba vueltas en mi lugar cual bestia enjaulada decidida a morder... a vengar.

¿Cómo pudo? Pensé que estaba ayudando y lo que hizo fue arruinarlo. Arruinarlo como siempre ha arruinado todo.

—¡Suhail! —escuché que llamó alguien y vi a Ling correr hacia mí—. Estaba del otro lado —explicó, señalando tras ella—. Vi todo. ¡Wow! Me encantó... —Su sonrisa desapareció cuando se percató de mi molestia—. ¿Qué pa...

—¿Lo sabías? —le pregunté, furiosa—. ¿Sabías que Max... que Max aparentemente me ama?

—¿Aparentemente?

¡Sí, aparentemente!

—¡Es un cretino! Sólo dime si lo sabías, Ling.

—No soy su confidente, Suhail —dijo ella, procurando calmarme—. Nada más te puedo dar fe de lo que he visto y...

—¿Y?

—Creo que... sí.

¿Sí?

—¿A qué juega? —reí sin humor, empuñando mi mano—. ¿Sale con la rusa, croata o búlgara esa y ahora le duele que yo me case?

—¿Hablas de Mirel?

—¡Cómo se llame la tipa!

—Suhail, es su amiga ... Mirel no sólo hizo amistad con Max, los tres se llevan bien con ella. La noticia que salió recién de que vieron salir a Max de su hotel está a medias, Eric y Sam también estuvieron allí. Se reunieron porque están haciendo tratos. Mirel posiblemente sea modelo en uno de los vídeos de la banda... De los tres se unió más a Eric porque cree que le puede ayudar con... algo —añadió Ling, nerviosa—. Pero claro, para algunos medios es más lucrativo decir que sale con Max cuando él no... Bueno él te quiere a ti.

Más para procesar.

—¿Ayudar a Eric con qué?

—Creo que Mirel y yo somos las únicas que nos hemos dado cuenta —sonrió Ling, nerviosa—. Bueno, también la prensa, pero...

—¿Es gay? —solté sin más.

Mi amiga asintió.

—Llevo una cámara a todos lados para grabar el momento en el que se atreva a decírselo a Sam y a Max... Es muy amigo de Mirel. Mucho más que Max. De hecho, como te decía —Ling tragó saliva—, creo que Mirel se acercó a Max porque...

—Es mucho para procesar —dije, cortando la explicación y me crucé de brazos. No quería sumar los problemas sentimentales de Eric a los míos. Simplemente no.

—¿Escuchaste la parte en la que dije que Max aún siente cosas por ti?

—Sí y basta... ¡Basta ya con eso!

Le expliqué a Ling por qué estaba ahí y para no discutir más se alejó. No necesitaba que ella o alguien más intentara convencerme de dejar todo así. Necesitaba maldecir, patear y golpear. Fueron demasiados años aguantando.

Cuando el concierto terminó la gente a mi alrededor celebró. Minutos después músicos, coristas, staff, Eric, Sam... Todos, al salir del escenario, pasaron por donde estaba de pie yo.

—Suhail, la chica de los globos... —intentó saludarme Sam, pero lo ignoré con enfado—. Okay... —se disculpó— supongo que, bueno... Eric, vámonos —llamó al otro y yo continué esperando a Max.

Él fue el último en bajar y, tal como esperaba, le sorprendió verme.

Estar cerca volvió a incrementar mi furia, por lo que antes de que su manager o asistentes se aproximaran, me situé frente a él y lo abofeteé con fuerza.

—Wow —bufó, riendo un poco.

En pocos segundos tuve a mi derecha a gente de seguridad, no obstante Max les detuvo y, acariciando con dolor su mejilla, los alejó y me pidió acompañarlo a su camerino para hablar en privado.

El resto del staff me miró con miedo al atravesar la sala, era la chica que abofeteó a su estrella.

—¡Eres un malnacido! ¡Cretino! ¡Egoísta! ¡Pedazo de caca! —le grité en cuanto entramos al camerino y puso pestillo a la puerta. Él tranquilamente procedió a coger una toalla para secar sudor de su cuello, también se sacó su cazadora, su camiseta y hasta desabrochó y bajó sus vaqueros—. ¡No te atrevas a ignorarme mientras te estoy hablando, Max Solatano!

—Me estás gritando —me corrigió, cogiendo una botella de agua para beber la mitad de esta.

Sentí mi presión subir. No sé si debido al enojo o su abdomen bien trabajo, pero subió.

—¡Te-Te lo mereces! —balbuceé intentando no ver sus bíceps. 

—Soy todo oídos —aseguró, dejando caer agua sobre sus hombros... Tenía más tatuajes de los que recordaba, incluyendo un S sobre su pecho. ¿Una S de Superman? ¿De Suhail?

—¿Qué fue eso? —exigí saber, tratando de enfocarme.

—¿Qué cosa?

Tener que explicar me alteró más. —¡Tú sabes qué! —Lo siguiente no salió fácil—: ¿Tú... me amas?

Lo dije con dolor y odio.

Él no lo esperaba.  —Como un loco —admitió, dejando caer la toalla húmeda. 

—¿Me amas tanto que...

—Sí —zanjó sin dejarme terminar.

Sí. Empuñé mis manos y me solté a llorar de cólera. ¿Por qué? 

—¡Lo arruinaste! —le grité—. ¡Otra vez lo arruinaste!

Mis palabras le dolieron y no lo disimuló. Ni siquiera trató de contener mi odio. Max tenía claro que siempre me hacía dudar. 

—Yo...

—¡FUISTE TÚ EL QUE NOS SEPARÓ! —le recordé, agitando como loca mis brazos. Odiaba que él o sus amigos me hicieran sentir la villana. 

—Suhail...

—¡ME TRAICIONASTE... O QUIZÁ ESO ME HICISTE CREER!

—Sí... Todo tiene una explicación.

Maldición ¿Una explicación? ¿Por qué, Dios? Cubrí mis ojos. ¿Por qué? 

—Que me vas a dar ahora mismo. 

  Aún podía verme llorar creyendo que Max me había engañado.  

—Te escuché hablar con tu mamá —empezó. Sus palabras fueron apenas un susurro y sus manos me querían tocar—. Ella te pidió que me dejaras para no perder la oportunidad de venir a Londres... —Yo le miré furiosa—. Entonces...

—¿Lo que hiciste lo fingiste? —confirmé, queriendo ya una respuesta.

—Sí... Lo hice por ti.

—¿Por mí? No, Max ¡NO! ¡No lo hiciste por mí! ¡Lo hiciste por ti! —estallé—. ¡No quisiste enfrentar tu situación conmigo! ¡Te sentías menos! ¡Menos! 

Y yo cuántas veces le dije que no lo era. 

—Suhail, yo...

—¡Me apartaste por ego y yo te amaba! —lo empujé—. ¡TE AMABA!

Mi alma dolía tanto. Todavía duele. 

—Aún me.... 

—¡No, ya no! Tú me lastimaste. Me lastimaste a pesar de que hubiera hecho cualquier cosa por ti —reclamé—. ¿Me oyes? ¡Cualquier cosa! 

—¡Y ese era el problema! —intentó explicar él, pasando una mano sobre su cara para después tomar mis brazos. Los dos éramos palpitaciones y lágrimas—. ¡Tú hubieras hecho cualquier cosa por mí y yo no quería ser una carga!

—¡No eras una carga, estúpido! —lo abofeteé por segunda vez—. ¡Eras mi todo!

Mi todo, maldición, mi jodido todo.

Giré sobre mis pies como si buscara dónde esconderme. En el camerino de paredes blancas había un espejo enorme, una lámpara, un sofá, un vestidor con ropa colgándole... Podía esconderme detrás del vestidor, pero a donde fuera me acompañaría lo que aún sentía por Max. Una rara mezcla de amor y odio. Me giré una vez más hacia él y lo miré demandante. Esta vez no iba a ceder.

—Tú también eres mi todo... Lo que hice lo hice por ambos —se justificó, halando un poco su cabello—. Yo no... En ese momento lo tenía claro, Suhail... No quise que...

—No me dejaste elegir —zanjé, sintiendo otra vez la ira en aumento—. No me creíste capaz de...

—¡Te juro que no sólo lo hice por mí! —insistió, con voz suplicante—. Sólo quería verte feliz...

—¡ERA FELIZ CONTIGO! ¡CON TODO Y TUS ESTUPIDECES APRENDÍ A AMARTE! 

¿Por qué tuvo que hundirnos?

—Mi amor...

—¡No! ¡No me digas mi amor! —protesté, callándole... hiriéndole—. ¿Tienes idea del tiempo que me llevó dejarte atrás? ¿Tienes idea de cuánto tardé en aceptar salir con Finley? —Mi cuerpo era una hoja—. Y ahora que todo está bien vienes a arruinarlo todo. A arruinarlo todo otra vez. 

—No —enfatizó él juntando sus manos con si fuera a rezar—. No me voy a entrometer entre ustedes y el bebé...

—¿Bebé? —Retrocedí y mi quijada casi cayó al piso—. ¿Qué bebé?

—Estás embarazada —dijo él, limpiando su nariz y señalando con seguridad mi vientre.

¿Que QUÉ?

—Yo... —Estuve a punto de abofetearle por tercera vez—. Que esté pasada de peso no te da derecho a...

—¡Finley me mostró la ropita y los biberones!

¡La puta que los parió a ambos! Max lo dijo tan seguro que... Cansada de todo coloqué mis manos sobre mi cara y maldije fuerte.

—¿No hay bebé? —preguntó él entonces.

—¡No! Pero solo entraré en detalles con él. Con Finley.

En cualquier caso Max ahora estaba sonriendo —Maldito —dijo—. Me hizo ayudarle a pedirte que se casen. Pensó que...

—Y me voy a casar con él —aclaré, levantando mi barbilla dignamente—. Que exista o no un bebé no cambia nada.

—Suhail...

—Nos amamos.

De pronto hubo silencio, ni Max ni yo dijimos algo durante largos segundos. Él sólo me miró como si quisiera decir todo y nada al mismo tiempo.

—De acuerdo.

—¿Algo más que agregar? —pregunté, mirando la puerta. Quería...

Estando yo desprevenida me agarró de la cintura y me halo hacia él hasta que nuestras caderas chocaron y de esa forma me plantó un beso con el que me calló. Un beso invasor que tenía como objetivo arrancarme los labios.

Reaccioné e intenté alejarlo, pero me sujetó más fuerte y me alzó como si no pesara nada. Lo rodeé con mis piernas y, rindiéndome, dejé de pelear. 

¿Estaba mal? ¡Claro que estaba mal! Pero fuimos de menos a más necesitándolo.

... Leer nota al final...

Me había dormido en sus brazos y al despertar ya no quedaba lugar para la insensatez, por lo que sintiendo enojo, vergüenza y miedo me liberé de él, salí del sofá tipo cama en el que terminamos y procedí a buscar entre sus cosas mi ropa. Él estaba despierto. No dijo nada, sólo me miró ponerme todo de vuelta. 

—No digas esto no debió pasar —pidió cuando terminaba de acomodar mi cabello. Mi cabeza, mis manos, mis piernas aún palpitaban. Maldición. Olía a él y a culpa. 

—Considéralo una despedida y aléjate —fue lo único que dije y me marché. 

Al llegar a la calle estampé mi cara contra la ventana de un taxi esperando que el conductor me notara. Tenía que llamar a Finley... Tenía que llamar a Laura... Tenía que llegar a casa. Tenía que encontrar la manera de verme sin asco en un espejo.

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Hay un capítulo extendido, eh. Me fui a la mierda y detallé todo lo que pasó tras el beso. Sin embargo no puedo publicar eso aquí porque Wattpad me envía en menos de lo que canta un gallo a Contenido adulto y me saca del ranking. Pero en un momento encontrarán este capítulo en PDF entre los archivos del grupo de Facebook Tatiana M. Alonzo - Libros. Es sólo para quienes quieren detalles, ¿de acuerdo? Si les incomoda lo porno-erótico (diría Vanesa Salcedo) sólo pasen de capítulo xD

¿Impresiones?

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