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Dia 10: Compras

Lewis había estado observando a Max disimuladamente durante buena parte de la semana. Miraba a Max cuando entraba en su dormitorio por la mañana luego de salir a correr y fingía estar dormido, escondido entre sus sábanas. Mientras observaba a Max cumplir con sus deberes, aunque estuviera embarazado no dejó de trabajar para Red Bull, Lewis observó la curvatura y el estiramiento de su abdomen, donde su hijo o hija crecía saludablemente, la caída del cabello rubio en su frente y la línea de rodeaba sus caderas y ese hermoso trasero que lo volvía loco. Trató de evitar imaginar su mano dando vueltas alrededor de la cintura de Max, agarrandolo de la cadera, tal vez deslizándose bajo los pantalones cortos de Max para presionar sus dedos contra la piel desnuda y caliente. Y así estaba la locura ardiente que el menor provocaba en él.

Así, continuó su silenciosa observación, preocupado y excitado a su vez. Era todo lo que podía hacer para resistir el calor que le provocaba el cuerpo de Max mientras se inclinaba sobre el escritorio donde tenía que algunas estrategias en resúmenes para mandarle a Christian, el azul profundo de sus ojos parecía un océano profundamente, haciendo que Lewis se hundiera en ellos, o la alegría pura de su sonrisa con hoyuelos cuando contó un chiste.

Pero esa sonrisa estaba un poco apagada, antes de Austria, al cual Max no había ido, debido a que tuvo que compadecer al juzgado por el tema pasado con su padre, Bradley y Victoria estuvieron con él, y fueron quien le contaron cuando llamó el viernes en la noche, lo que su padre le había dicho, que su padre volvió a gritarle y decirle cosas, así que eso todavía estaría dando vueltas en la cabeza de su pareja, habían hablado de terapia, lo cual Max accedió, pero eso llevaría tiempo.

Sebastián le había recomendado que lo llevara a despejar su mente, sabía de la situación, recomendó Suiza, había unas lindas tiendas de bebés y lugares al que recorrer, podrían ir tranquilos, Max no debería estar tan oculto, así que apenas llego el domingo y se recostó abrazando a su pareja, Lewis se dijo a sí mismo que estaba contento con la forma en que estaban las cosas, que tener a Max es suficiente, que formar una familia era mekor todavía. Siempre podía disfrutar de sus bromas, el sentido del humor raro de Max, las locas excusas para la pereza que se le ocurrían últimamente con el embarazo.

Pero entonces esa noche, luego de volver del find de semana de carrera, cuando Max se desperto de un mal sueño, se quitaba el pelo de la frente con una mano fría, mientras esos ojos increíblemente grandes de color azul se sentían apagados, sus labios carnosos y rojos estarían entreabiertos tomando aire agitadamente, Estaba tan, muy cerca de Max, el aliento caliente le daba en la cara. Lewis sintió ganas de llorar de frustración, su pareja no merecía eso, merecía esas pesadillas torbulentas, merecía sueños felices, y el se los daría, borraría todas las pesadillas, abrazo nuevamente a su pareja, intentando descansar, saco el cansancio del fin de semana de carrera, y teniendo dos semanas hasta Francia, llevaría a su pareja de paseo, armo una pequeña maleta y se lo llevaría una semana a Suiza.

See levantó la como de costumbre un poco antes que Max, le mando un maneje a Seb diciendole que adelantaría la visita a Suiza, quien le contestó que les dejaría una habitación libre en su casa y que llegarán cuando quisieran, bendito sea Sebastián Vettel.
Preparo un desayuno, dejando unos cereales de frutas, lo último en antojos de Max y el un tazón se avena con leche de avellanas y fruta picada, y condujo hasta donde el Jet de Max esperaba, todo como Lewis había arreglado, no quería que Max sufriera el largó viaje en auto, el menor volvió a dormirse en el vuelo.
Eran media tarde cuando llegaron a la casa de Sebastián en un auto alquilado, el dueño de casa los recibió con abrazos, junto con su esposa e hijas, Max se alegro con las pequeñas y se sento en el sofá a jugar con ellas, era lindo volver a verlo sonreír, luego de la cena Max se despidió de Hannah quien le había dado unos consejos del embarazo, Max se sonrojaba, subió a su habitación junto con Lewis.

"Shh"

Lewis sintió el susurro en su oído y los dedos se presionaron suavemente contra sus labios una vez que cesó el forcejeo detrás de él y un cálido cuerpo se acercó más contra el.

"¿Qué...?"

Max besó su cuello y la acción inesperada hizo que el cuerpo de Lewis se sacudiera levemente, sus hombros apenas envueltos chocaron contra el amplio pecho y la mano del joven bajaron inadecuadamente a su pene cubierto por sus boxers, que fue empujandolo hasta liberarlo.
No aquí en la casa de Seb, y con las niñas en cuartos cercanos.

Max se acercó, girando a Lewis para enfrentarlo, que fue recibido en respuesta con un suave beso, quien era Lewis para negarse a su pareja, sus dedos bajaron al trasero de Max, suavemente presionandolo, descubriendo que el menor estaba ya abierto para el, maldito sensual Max, iba a ser su muerte, así que sí, aquí mismo, en la habitación de invitados de Seb, su gran amigo de años, complacería a su amante.

Un dedo se arremolinó alrededor de la cabeza del duro miembro de Max, juntando las gotas de líquido preseminal, y luego Lewis esparció el líquido sobre el pene para deslizarlo hacia arriba para las próximas acciones.

"No grites amor," murmuró Lewis antes de atraer a Max a otro beso antes de separase, "Girate amor, sera mas cómodo para ti", Max enseguida quedo de espalda a Lewis, quien guió su ereccion al dilatado trasero de su pareja, y con movimientos lentos comenzó a penetrarlo, casi perezoso, que sabía que volverían loco a su amante en poco tiempo, pero rápidamente su propio deseo se hizo cargo, y Lewis se encontró empujando profundo y rápido después de haber logrado un buen ángulo para hacerle el amor a su pareja.

Max comenzó a temblar cuando la polla de Lewis rozó su punto dulce, mordía sus labios con fuerza para evitar gritar, cada caricia de su amante lo hacía ver las estrellas, y Lewis le dio el universo gustosamente. La erección desatendida de Max, hinchada y morada por el deseo, fue presionada por una fuerte mano que empezó a moverse rápidamente como las embestidas que recibía.

"Oh Dios... Lewis... por favor," jadeó Max incoherentemente, agarrando la almohada con fuerza.

Unos cuantos empujones más de las caderas de Lewis y movimientos de su mano, y ambos se venían, con fuerza, Max se durmió unos minutos después, sin importarle estar manchado de su propia corrida.

La mañana siguiente luego de una ducha rápida, ambos se despidieron de Sebastián y Hannah, Lewis se sonrojó un poco cuando Sebastián le guiño el ojo, delatandolo, irían por unos de los pueblos cercano de compras.

"¡Oh, Lewis, mira eso!" Exclamó Max mientras señalaba cierto artículo en el estante. "¡Eres tu!"

De hecho, era él, el una figura de Funko de edición limitada, completamente detallado de su mono de carrera, su casco, y también vino con un póster.

"¿Entonces? ¿Vas a comenzar tu propia colección de mi mercancía o algo así?, Sabes que tienes el original cuando gustes", Lewis entrelazo sus dedos con Max y los guió hacia otra tienda.

Después de unos 30 minutos más de caminata, Lewis llevando unas bolsas de ropa para bebés, los dos finalmente decidieron ir por los locales de comida para almorzar algo rápido.

Luego, otra vez tienda que entraron fue en Body Shop. Lewis estaba buscando aceite de masaje sin perfume, algo neutro que no le dieran asco a su pareja, Max estaba viendo unas sales de baño.

La próxima tienda era un poco menos caótica propiamente dicho, pero solo un poco. Mucha gente se arremolinaba alrededor  y una pareja tenía un bebé en un cochecito, Max los miró con una sonrisa, serían ellos próximamente. Además, el sistema de sonido estaba reproduciendo música demasiado alegre.

Uno de los estantes en el medio de la tienda estaba lleno de camisas para bebés, era como ropa de mini adultos en colores vivos, desde burdeos, verde bosque, azul marino. Lewis se movió en esa dirección, claro todo lo que tuviera que ver con moda y ropa, el era el indicado, sino temía que el bebé terminará usados bodys blanco y sin colores. "¿Que tal esto?"

No hubo respuesta. Max estaba mirando el tejido de un par de pantalones bebé, totalmente ajeno a su pareja.

"Cariño", murmuró Lewis, acercándose lo suficiente para poner su mano en el brazo de Max otra vez,  "Estás bien cariño?"

"Nunca hubiera imaginado que hubiera ropa tan pequeña, y tengo dos sobrinos pequeños y conocemos a Lando"

Los pantalones tejidos, y una camisa, que era un tejido suave, además de un verde intenso, se unió con las demás cosas que habían comprado, y por supuesto, Max se llevó el Funko de Lewis y Lewis se llevó el Funko de Max. Una vez más Lewis se recordó, que él podía usar el original cuando quisiera, la perspectiva no molestó a Max, sino que lo hizo reir, y esa risa iluminaba mundos, le gustaba, en estos momentos solo eran ellos dos, y no dos pilotos de F1.

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