Miro con una sonrisa serena al prominente emperador de obelia, estaba sentado en su trono con su ropa formal mirándola con desinterés. Sus ojos cerúleo azul eran hermosos.

Todo en él era hermoso.

-su majestad, es un gusto poder conocerlo al fin, gloria y bendiciones al sol del imperio -hizo una reverencia mostrando una hermosa sonrisa y sus sensuales atributos logrando sonrojar a todo hombre que estaba presente en la sala del trono.

Pero el gran emperador ni siquiera tuvo una pisca de interés por ella.

Luego de una semana que llegó la carta de aviso al imperio Lilburne, ella partió hacia el imperio de obelia.

Fue recibida por una fiesta con los nobles más importantes del imperio.

Todos habían quedado cautivados por su gran belleza.

Exótico cabello rosa, grandes ojos rubi, un delicado cuerpo. Era como una rosa.

Su piel era pálida y brillaba ante las luces del gran salón.

Ella tenía un porte elegante y seductor.

El emperador bajo de su trono y estiró su mano.

-es un honor tener a la princesa Lilien La Fleurs Haider como mi futura esposa.

Ella le sonrió con suavidad pero él mantuvo su rostro neutral.

Los dos bailaron ante la vista de los nobles más importantes del imperio y al final de la noche fueron solos al jardín Real.

-escucha con atención mujer -el rubio la miro de reojo con frialdad y ella lo miro tranquila -no me interesas en lo más mínimo, solo acepto este matrimonio por mi propio beneficio, para mi no vales nada, no habrá amor en este matrimonio y no esperes tener ningún hijo mío...tú jamás llamarás mi atención.

Sus frías y duras palabras la sorprendieron pero luego estrechó sus ojos y los cerró con paciencia.

Sin poder evitarlo dejó que su flequillo tape sus ojos y sus hombros empezaron a temblar.

El emperador hizo una mueca de molestia esperando el llanto dramático de la princesa.

Jajajaja!.

Abrió los ojos sorprendido cuando la escuchó reír con fuerza, reía sin pena. Suspiro divertida y cuando lo volvió a mirar, volvió a quedar sorprendido, sus ojos rubi brillaban con fuerza.

-que sorpresa me ha dado su majestad, puede que no tenga que fingir con usted..bien, como dejamos las cosas en claro, ahora yo le diré algunas cosas y como buen caballero debera de escuchar a esta bella dama.

Le sonrió con arrogancia y diversión haciendo que claude la mire con seriedad, eso la hizo sonreír aún más.

El emperador no lo sabía pero muy pronto se iba a arrepentir de sus propias palabras.

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Miro aburrida su nueva habitación, era lujosa y grande.

Estaba en el palacio Zafiro, era el palacio donde vive la emperatriz.

Ella sabía que el emperador no hizo eso porque tuviera interés en ella solo lo hizo para mantenerla alejada de la princesa.

Sonrió de lado al darse cuenta que el emperador debía de tenerle mucho cariño a la princesa para mantenerla alejada de ella.

No la llevó al palacio garnet porque allí solo vive el emperador, en el palacio rubi vive la princesa y en el palacio esmeralda solo viven las princesas.

De seguro cuando el emperador envíe a su hija al palacio esmeralda a ella la enviara al palacio rubi.

-qué esperan?.

Miro con frialdad a las sirvientas que la miraban con temor desde la puerta.

Las mujeres empezaron a desvestirla y Lilien se dirigió al baño completamente desnuda. Con cuidado empezaron a lavar su cuerpo, se sorprendieron al ver lo largo que era el cabello de su señora.

-su alteza, su cabello es hermoso.

Ella miro de reojo a la sirvienta que la halagaba con falsedad solo para ser una futura sirvienta favorita. Sonrió con burla y tomo su mentón haciéndola sonrojar.

-querida~, si quieres seducirme debes de elevar el tono de tus halagos, como por ejemplo...princesa su piel es tan blanca y suave como los pétalos de una rosa, sus labios son tan finos y rojos como el vino más delicioso...el tan solo pensar en sus labios quiero probarlos~.

Sus rostros estaban cerca y la sirvienta solo pudo sonrojarse igual que las demás.

Ella soltó su rostro y rió por lo bajo para luego mirar a las demás sirvientas satisfecha.

Parece que iba a volver armar su propio harem.

Si no iba a poder estar con ningún hombre que no sea el emperador por lo menos iba a estar con algunas mujeres.

No había ley que impida que una esposa tenga su propio harem tal como lo tiene su esposo.

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Ah~.

Sonrio con oscuridad viendo a la mujer peli marrón retorcerse bajo su toque.

Las otras mujeres se sonrojaron y rieron con perversión.

-su alteza~, nosotras también queremos algo de atención.

La peli rosa sonrió de lado besando con suavidad los labios de la rubia a su lado. Las otras sirvientas mordieron su labio inferior deseosas de que sea su turno.

Quién iba a pensar que el trabajar para la futura esposa del emperador vaya a ser tan excitante.

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