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→Thirteen

El suave corazón roto

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El mundo parecía ir más lento de lo normal, las horas parecían aún más largas, los minutos eran infinitos. Respiraciones pausadas, los latidos constantes y tranquilos, su mente muchas veces pensando en tonos azulados ahora permanecía sumido en la eterna oscuridad. Maureen seguía sumida en la inconciencia, en la tranquila e insonora inconciencia, Ian había desaparecido hace algunas horas, Alice se había llevado a Morgan a descansar, el mayor de los Atlantis se había negado, pero nadie era inmune a los encantos del hada que seguramente fue en alguna vida Alice. Jasper había permanecido con ella, acariciando su cabello suave. Era para él un verdadero reto permanecer en un lugar en donde el olor a sangre permanecía en el aire, él era un neófito en un lugar en donde su dieta original predominaba. Pero aun así estaba tranquilo en todo lo que cabía, el aroma de Maureen era más fuerte de lo que normalmente era, eso lo ayudaba a que se concentrara en ella y no en su posible cena.

—Deberías ir a casa...— Fue el susurro tranquilo del patriarca del clan quien lo saco de su ensoñación — Ve a cazar, tus ojos se vuelven más oscuros conforme pasan las horas. El señor Atlantis no te puede ver así.

—Le prometí que siempre estaría con ella — Un murmullo tranquilo, le había dado su palabra, la acompañaría durante lo que durara su vida mortal y cuando la muerte se la llevara él se acostaría en la tierra junto a ella. Dejarla es la oscuridad sola no era una opción — Tengo que estar aquí cuando despierte, se asustara demasiado si se encuentra sola, odia demasiado a los hospitales.

Maureen les temía a los hospitales, fue en un sitio como este en donde el infierno de Maureen había comenzado. Reporteros, policías, investigadores... todos ellos preguntando lo sucedido con Thomas, el hijo de una mujer que se manejaba entre la política.

—Jasper...

—Ella es demasiado pequeña, es demasiado frágil...— Jasper aparto un mechón de cabello del rostro de la menor, ella era demasiado delicada, como las florecillas dimitas que crecían en el bosque y que con un solo soplido violento de lluvia eran arrancadas — ¿Qué pasara si pierdo el control y ella se encuentra en el momento? Ella no puede defenderse, ella ni siquiera es capaz de matar a las arañas...

—Estoy verdaderamente orgulloso de tu control — Dijo Carlisle mientras veía a la menor de los Atlantis, y se preguntó cómo alguien tan pequeño y que parecía aun una niña había logrado un cambio tan drástico en Jasper, el hombre nacido en guerra y cubierto de violentas cicatrices — Haz estado la mayor parte del tiempo aquí y no te he visto batallar demasiado con tu control. Estoy seguro que si pierdes el control y ella está ahí no le harás daño, estas lo suficientemente enamorado como para ser fuerte por ella.

Jasper miro con sorpresa al patriarca, mientras que el rubio sonrió —Yo puedo ser un poco lento con identificar las emociones, pero...Esme, ella se dio cuenta desde el momento en que te encontraste con la señorita.

—Supongo que fue demasiado obvio para ella — Esme era un alma vieja, un alma rota que había encontrado una oportunidad para ser verdaderamente feliz. Esme era un alma que amaba sin restricciones — Es demasiado fácil amarla, ni Rosalie pudo resistirse a su encanto.

—Rosalie anhela una familia propia — Digo el médico — Maureen es para Rosalie un pajarillo con las alas rotas que necesita mimos, que necesita amor a Rose le sobra el amor.

Irónicamente lo que le salvo la vida a Rose fue lo que le había arrebatado los sueños de una vida humana normal, le había arrebatado la posibilidad de una vida de unas cuantas décadas, pero aquellos contados años hubieran sido los más felices de la vida de Rosalie. Rose era feliz con Emmett a su lado, pero en secreto Rosalie seguía anhelando la vida común de una madre. Maureen le proporcionaba eso, le proporcionaba la ilusión de lo que pudo a ver sido su vida si aquel intento de hombre no la hubiera forzado.

—Ve a cazar Jasper — Ordeno el rubio —Me quedare con ella hasta que vuelvas o hasta que llegue el señor Atlantis...

Jasper asintió, aun renuente a dejarla, pero su sed seguiría creciendo hasta que ya no pudiera soportarla. No podía dejar que sus instintos lo dominaran, no cuando ella estaba en aquellos momentos demasiado vulnerable. No cuando su deber era cuidar de su diminuto y frágil cuerpo mortal.

Cuando el soldado se fue, el patriarca familiar siguió con su chequeo. Curioso y levemente preocupado, la menor debería empezar a despertar, pero nada en sus signos vitales indicaba tal acción. El destello azulado de la piedra incrustada en el brazalete de la menor lo distrajo, el metal y la piedra en si parecían brillar, perecía relucir con abrazador fuego mágico. Intrigado del porque las enfermeras no retiraron la joya de la muñeca de la paciente, el rubio acerco su mano al adorno de la joven Atlantis. Debía quitarlo para que la señorita Maureen pudiera descansar con mayor comodidad. Mas tarde se la entregaría a la familia para que volviera a la menor de los Atlantis cuando se recuperara. Estaba a centímetros de rozar el brillante metal cuando Ian entro a la habitación.

—¡Doctor Carlisle! — Ian miro la mano del médico y dedujo las intenciones del rubio — No le recomiendo que toque ese brazalete.

El rubio frunció el ceño —¿Por qué?

—Mi hija suele ser muy recelosa con sus pertenencias — Mintió Ian — Además mi difunta hermana y su madre le regalo ese brazalete. Tiene demasiado valor sentimental para mi hija y si no lo tiene se le van a alterar los nervios.

Carlisle suspiro, decidió que permitiría aquella indulgencia — Esta bien, señor Atlantis volveré más tarde para verificar que todo esté bien con su hija

—Por supuesto — Ian vio como el patriarca familiar del clan Cullen salía de la habitación, suspiro aliviado, había salvado al doctor Cullen de una posible muerte demasiado dolorosa. Ese brazalete era demasiado peligroso, aunque en los humanos simplemente hiciera unas leves quemaduras en los sobrenaturales era determinantemente mortal. Con el suficiente poder como para aniquilar aun estado entero, o ese le había dicho Poseidón aquella tarde. Con la caída parcial del hechizo, el poder de su hija había sido liberado demasiado pronto y su cuerpo acostumbrado a la normalidad humana había colapsado incapaz de encontrar un equilibrio. Morgan también se había visto afectado, el cansancio extremo, las ojeras y su palidez que había presentado aquel día no era más que signos de la pelea interna que el mayor de lo mellizos presentaba, también el poder de Morgan buscaba el perfecto balance. Pero aquel balance no existiría hasta que el hechizo se desvaneciere por completo.

Ian cerro los ojos, era tan malditamente estúpido que lo mellizos colapsaran por el simple hecho de que su verdadera naturaleza comenzara a emerger. El realmente no estaba preocupado por Morgan, aun cuando el poder había llegado de golpe, Morgan solamente parecía tener demasiado cansancio. En cambio, Maureen. Ella simplemente había caído en la inconciencia incapaz de soportar el dolor.

Incapaz de soportar el propio peso de su verdadera naturaleza sobrenatural.

[...]

Oscuridad, el más profundo de los silencios, no. No todo era oscuridad a su alrededor orbitaban extrañas creaturas marinas, de exuberante belleza, el tipo de belleza rara que pocas veces se encontraba. Las criaturillas brillaban, que a sus ojos fue increíblemente sorprendente pero luego comprendido que el brillo era totalmente normal. Aquellos animalitos vivían en la extrema oscuridad, sus cuerpos habían evolucionado a tal grado de proporcionarse su propia luz. Maureen rio maravillada cuando un animalito bailo a su alrededor, su brillo azulado y morado la tenía encantaba. Mas animalitos se unieron a su danza y la hipnotizaron, Maureen se olvidó de todo, un momento de total paz. Sin traumas, sin cicatrices, si heridas. Solo ella y aquellos animalitos de alegres colores.

—¡Estas en casa!¡Estas en casa!¡has vuelto! — Vocecillas tan diminutas, la inocencia de una vida primitiva — ¡Corazón del mar! ¡Espejo y reflejo! ¡Te hemos extrañado!

Maureen no entendía por qué le decían, espejo y reflejo, no entendía porque la llamaban corazón del mar, pero su inocente alegría canto una canción de sirena para ella, Maureen se olvidó de todos, de su hogar, de los que amaba. En aquella terrible oscuridad, Maureen quedo totalmente enamorada de los animalillos que había en las sombras. bailo con ellos y ellos la llenaron de alegría y joyas de incalculable valor.

Maureen no lo sabía, pero había llegado a casa después de mucho tiempo.

Ella bailo, giraba y giraba totalmente perdida en la luz que existía en aquella oscuridad, pero su danza paro. Frente a ella había una silueta, su brillo era tenue, casi como el melancólico brillo de la luna y las estrellas. Maureen jadeo, la silueta masculina parecía sufrir, algo lo golpeaba con descarada brutalidad. Mauren se acercó a él, totalmente preocupada, cuando estuvo lo suficientemente cerca, Maureen toco su brazo, las sombras también la golpearon a ella.

Maureen grito de dolor, las aguas a su alrededor se agitaron. El joven del cual aún no veía su rostro la envolvió, su dolor se apaciguo lo suficiente como para observar la herida que él joven tenía en el pecho, era exactamente igual a la suya. Como...

Como si ella fuera el espejo en donde el joven se reflejaba, como si el daño que le hicieran a ella se lo hicieran a él.

Era como si ella le perteneciera a él...

Como si fueran uno

[...]

Maureen despertó. Total, y absolutamente alterada y no era porque había despertado en un lugar diferente, ella más bien se sentía diferente, verse a sí misma sola en la habitación completamente vacía la altero a un más. La lluvia afuera del hospital se hizo aún más fuerte. Maureen estaba asustándose, además el hospital le traía muchísimos malos recuerdos. Se sentó en la cama y al instante unas punzados comenzaron a molestarle en la cabeza, el cuerpo le dolía, ella se sentía diferente, como si algo hubiera cambiado en su interior, como si de pronto dejara de sentir una presión asfixiante de la que antes no sabía.

Se sentía liberada, como si antes hubiera estado contenida en un espacio diminuto.

—¡Maureen! — Exclamo Jasper entrando a la habitación, cuando la vio los sentimientos de la menor lo golpearon... — ¿Estas bien? — Mauren rio un poco ante lo evidente de la respuesta — Que idiota soy claramente no estás bien, iré por Carlisle.

Maureen entro en pánico —¡No! No te vayas... no me dejes solita, quédate conmigo ¿Sí?

Jasper suspiro y asintió, él era totalmente débil ante sus ojitos marinos. Se acerco a ella con cautela, y cuando estuvo lo suficientemente cerca la abrazo. La desesperación, el miedo... eran sentimientos que no quería volver a sentir, no quería seguir pensando en un futuro en donde ella le faltara, el mundo sin su presencia a su lado orbitando a su alrededor eran un mundo en el que no quería pensar.

Maureen se acurruco en el pecho del soldado, suspiro más tranquila, por supuesto que le seguía doliendo el cuerpo, como si un camión de 3 toneladas le hubiera pasado por encima sin ninguna misericordia. Pero sentirse protegida por Jasper la hacía sentirse más a gusto en un tipo de lugar en donde no se sentía tranquila, los hospitales no eran de su agrado. Pero con Jasper a su lado era soportable.

La tormenta comenzaba a disiparse, de un momento a otro. Solamente quedaba la llovizna de una tormenta catastrófica que simplemente decidido darles tregua, Jasper acariciaba sus cabellos, mientras parecía inhalar su aroma. En forma de broma digo...

—Al parecer la lluvia te ama porque en todo el rato que estuviste inconsciente no paro de llover hasta ahora — Jasper la apego a él aún más — ¿Debería sentir celos de la lluvia?

Maureen soltó una risilla — En Hawái tres ancianas nos llamaron a mi hermano y a mi... el reflejo del mar y el domador de las olas. Con el tiempo todos nos comenzaron a llamar así, ellos decían que habíamos nacido con el mar tatuado en el alma.

Jasper asintió, su humor cambio cuando recordó las horas de angustia que tuvo viéndola inmóvil, Maureen solía ser una persona muy inquieta incluso cuando dormía, verla tan imperturbable lo había hecho pesar en cuan frágiles son los humanos.

—No me vuelvas a hacer esto cariño, no sabes el infierno que fueron estas horas sin tu sonrisa y tu natural brillo travieso — Jasper tomo con suavidad su barbilla para poder verla a los ojos — Si quieres golpear a alguien dime y con gusto lo hare... te alteras con demasiada facilidad eso no es bueno para tu salud

Maureen hizo un puchero — ¡Pero si ya estoy bien! ¿ya me puedo ir a casa?

—No estás bien, estabas apunto de tener un ataque de pánico antes de que yo entrara, además...— Jasper hizo poca presión en uno de los costados de su cuerpo, Maureen se quejó de dolor — te duele el cuerpo... Hay que esperar a que Carlisle llegue, para tu suerte ya sabe que estas despierta, así que no tendré que salir a buscarlo y evitare que entres en una crisis por estar sola en el hospital...

Maureen sonrió avergonzada, suspiro antes de preguntar — ¿Dónde está mi hermano?

Era extraño no verlo ahí, incluso milagroso. Morgan solía ser quien se quedará con ella cuando se enfermaba, Ian también, pero los hospitales no dejaban a más de una persona con el paciente. Ian solía pelear con Morgan por quien se quedaba para que el otro pudiera descansar, claro que su mellizo era el que se quedaba.

—Alice lo convenció para que fuera a descansar —Jasper omitió el hecho de que Morgan se veía un poco enfermo — Morgan se resistió, pero no puedo contra mi hermana y termino haciéndole caso.

Maureen sonrió luminosamente — Morgan es necio el hecho de que Alice fuera capaz de convencerlo es fantástico.

Jasper asintió, Morgan estaba igualmente enamorado de su hermana del mismo modo que él lo estaba de Maureen, los dos hombres incapaces de negarle algo a las personas que sostenían sus corazones en sus suaves manos. Maureen bostezo las constantes caricias en su cabello la adormecieron, minutos después ella había caído en el hechizo del sueño. Jasper se tranquilizó, sabiendo que ella simplemente dormía.

Ian entro a la habitación de nuevo, demasiado sombrío. Cuando vio que la lluvia paro supo que su hija había despertado, cuando vio a Jasper sosteniendo a su hija suspiro aliviado. Poseidón le había dado algún tipo de hechizo que tenia que inyectarle a su hija para que sus nervios ya no causaran catástrofes

>>—¿Qué es esto Poseidón? — cuestiono Ian — ¿para qué es?

—Debilitara a Maureen...— Contesto el dios — Debilitara su vínculo con el océano, como consecuencia la debilitara a ella también. Los primeros días se sentirá cansada, sus ojos se perderán en la nada, se sentirá vacía, sentirá que le falta algo. Tendrá pesadillas, pero con el tiempo se acostumbrará. Inyéctaselo será su cura.

—Esto no es una cura —Ian miro horrorizado el artefacto — Parece una tortura.

—El mundo no soportara que Maureen siga alterándose — Poseidón parecía totalmente tranquilo — Hazlo antes de que sucedan más catástrofes...

—¡Esto no es lo mejor para ella! — Le grito Ian, carente de miedo al a verle gritado a un dios demasiado volátil — No es lo mejor...

—Tal vez no sea lo mejor para ella, pero sigue siendo lo mejor para nosotros. Una vida no se compara con millones. <<

Pero si el anciano milenario podía calmarla no era necesario lo que Poseidón le había dado, Ian no quería necesitar aquella cosa, pero si su hija seguía alterándose tendría que hacerlo. Una vida jamás se compararía con millones, aunque esa vida fuera el suave corazón roto de su hija.

[...]

Quiero aclarar que los brazaletes de Maureen y Morgan no les hace daño a Jasper y Alice... No les puedo explicar porque solo pa que no se confundan ....

Este es el gráfico que hice para este capítulo, de hecho este capítulo iba a ser públicado hace unos días pero la app de Wattpad de Play Stores no me funcionaba y descargue una versión menos en Chrome.... Culpen a la tardanza a mi celular y que esta moribundo en mis manos, mi celular está de mirame y no me uses. Pero realmente no puedo culpar a mi celular, me a funcionado bien durante dos semestres en línea...

Al que culpo es a los malditos 3 videos de cálculo, porque el profe culero no quiso un vídeo explicando sus tres integrales. No el profe quiso tres videos que me llevo toda las noche y madrugada subir.....

Ya habiendo soltado el veneno que tenía atorado en la garganta les dejo con el bonito rostro de jasper y Maureen

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Gracias por leer, las quiero mucho ❤️🤭. No sé descuiden que el Coronavirus es demasiado perro....

Besos bye 🤗✨

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