→Six
❝Un monstruo de ojos dorados.❞
●ψ●
Maureen estaba parada lo más lejos posible de la Swan como podía; considerando lo visto y lo vivido en aquel accidente Maureen se hizo a la idea de que la muerte seguía a la sombría Swan. Morgan por supuesto se había burlado de aquello; pero no la ínsito a acercarse a la camilla en donde estaba la Swan junto al jefe Swan y su padre. Ian había ido para representar como adulto a Tyler, ellos simplemente estaban ahí porque no tenían transporte para partir a casa.
Maureen salió de la sala cuando entro el doctor Cullen; inclino la cabeza en saludo y salió. Carlisle le sonrió, sus hijos tenían razón; los Atlantis cargaban cierto poder en ellos para que su sola presencia representara signo de respeto; más con aquellas miradas azuladas y verdosas que parecían ser pequeños y diminutos pedazos de océano. Carlisle también pudo notar cierta tensión en los hombros de la menor el accidente con Bella había desatado cierto signo de desconfianza en los Atlantis. Era esa la razón por la que Jasper y Rosalie estaban muy molestos, la rubio no quería que ninguna de las humana supieran su naturaleza en cambio Jasper quien apenas había formado un lazo de confianza con la menor se sintió saboteado porque Edward había dejado que Maureen lo viera en su papel de héroe, había expuesto su secreto cuando apenas estaba construyendo una relación con la menor.
Maureen se abrazó a si misma; el hospital le traía recuerdos crudamente dolorosos, el asco es lo que más la abordo, ella se estremeció...como le gustaría olvidar aquellos recuerdos enterrarlos y jamás volverlos a ver en su vida. Pero aquella horrible experiencia no era más que los recuerdos que la hacían quien era, no eran más que un escudo, una coraza que protegería a su corazón de heridas venideras...pero aquella coraza de recuerdos era tan dolorosa de portar...
<<— ¡Para por favor! ¡Thomas! ¡No hagas esto por favor Thomas! ¡No, no...no por favor! Por favor no...no lo hagas. Por favor, por favor>>
—Maureen... — La menor de los Atlantis salto en su lugar; sus gritos desvaneciéndose como una nube que es llevada por el viento, se centró en él; en el primer hombre en el que se había atrevido a confiar después de lo que paso con Thomas, el mismo hombre al que le había cantado, el hombre que le guardaba secretos — Lo que viste...
—Tienes secretos Jasper — Murmuro; sus ojos centrados en los dorados ojos de él, que parecían hablarle más que las palabras que le decía — Como todos, no voy a preguntarte nada... — Maureen se acercó a él; frente a frente...Maureen le sonrió dulcemente antes de tomar su rostro delicadamente con su manos, su fría piel de repente estremecida por la calidez de ella, Jasper no pudo más que ser su fiel esclavo, como no serlo cuando lo trataba con tanta dulzura, dulzura que discordaba con la agónica sensación que capto de ella — Los secretos y los recuerdos duelen Jasper...matan, hieren...pisotean el alma...te hacen caer...yo todavía lucho con uñas contra los mismo porque a diario y mientras sueño me persiguen recordándome heridas que jamás hubiera querido que me hicieran
Jasper tomo las manos de ella pero no las aparto de su rostro en cambio las acaricio mientras trataba de ahogar su rabio...su dolor...porque el dolor y la agonía de Maureen era la suya propia, porque su felicidad era suya también...y quien se hubiera atrevido a ponerle un solo dedo encima moriría por y con sus manos — Maureen yo...
—No quiero saber cuánto peso cargan tus hombros si no eres tu quien por voluntad propia me dice — Murmuro — No quiero presionarte si eso te lastima, cuando estés listo para compartir conmigo lo que llevas en los hombros que sea porque tu quisiste confiar en mí y no porque yo haya buscado información — Maureen le beso la mejilla con una sonrisa — Cuando compartas conmigo eso yo también compartiré mis cargas contigo ¿Trato?
— ¿Dónde estuviste todo este tiempo Maureen? — ¿Dónde estuvo mientras él fue humano? ¿Dónde estuvo cuando tuvo la oportunidad de darle una vida humana normal como un ángel de su calibre merecía?
Maureen sonrió como si su pregunta hubiera tenido sentido alguno — No lo se
Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos...cuánta razón tenía esa frase y hasta ahora Jasper le encontraba sentido, tal vez el destino no lo dejo morir durante su época como humano porque el destino sabía que algún día atreves de los años encontraría a Maureen. Quien hacia parecer la eternidad...una canción dulce de alegrías y amor.
[...]
A la deriva, estamos muy separados, no puedo sentir la lluvia que inunda nuestros corazones, apenas recordamos el amor, apenas nos recordamos ¿Cómo gano esta guerra sola?
Cantaba Maureen mientras esperaba que su turno de entregar su permiso para la excursión llegara, Morgan se había ido a pedir la firma de su padre porque se le había olvidado por completo pedirle permiso por suerte Ian no estaba muy lejos de ellos. Cerró los ojos disfrutando su canción cantándola en voz baja para que nadie la escuchara, claro que ella no sabía que a lo lejos el rubio se relajaba con su voz los demás ruidos y sonidos de pronto nulos cuando el solo podía escuchar a Maureen cantar
Es como si estuviera peleando con un fantasma, somos dos acorazados que siempre dejamos pasar pero no podemos admitir este es el miedo de dejarnos llevar
— ¡He hola Maureen! ¡Estas viva! — Exclamo Mike con entusiasmó; su canción arruinada por su grito desafinado y para nada varonil, Jasper a lo lejos resoplo, sintió el deseo y el entusiasmo del joven Mike junto a un cerro de nervios
Maureen sonrió demasiado feliz y contenta como para enojarse por banalidades — ¡Sí! Aunque la verdad no fui yo la que casi muere así que...
—Te quería preguntar...dijo falta un mes y yo...— Maureen le sonrió tranquilizadoramente; el joven Mike parecía aún más nervioso de lo que estaba al principio, claro que Jasper había metido su cuchara complicándole las cosas a Mike, los celos un sentimiento nuevo e inesperado de rabia y furia que no estaba seguro de contener — Dijo falta como un mes...pero ¿Quieres ir al baile conmigo?
Toda la felicidad de Maureen se esfumo; se sonrojo, no porque fuera a aceptar, estaba claro que no, pero Maureen odiaba herir los sentimientos de los demás, sinceramente no quería derrumbar las ilusiones que se veían en los ojos del joven Newton. Maureen una vez había aceptado por cortesía y después se arrepintió porque su acompañante había sido todo un cretino.
—Mike...Yo iba a ir al baile con mi hermano es un tipo de tradición que tenemos él y yo así que...
Newton tomo con fuerza el ante brazo de Maureen; él había presumiendo ser el acompañante de la joven Maureen por todo la escuela, no llegar con ella como pareja derribaría el poco respeto que tenían hacia él, así que o por las buenas o por las malas Mike iría con Maureen costase lo que costase.
—Tienes que ser mi pareja de baile...— Ya no era una pregunta; era una orden
Jasper estaba a nada de atravesar al joven Mike; ¿Qué se creía ese animal? Un no era un no nadie tenía el derecho a decidir por Maureen, el hecho de que Newton se creyera con el suficiente poder como para demandar algo de Maureen lo llevaba a límites de la ira insoportables, hubiera golpeado a Newton si Edward no lo hubiera tomado del brazo.
—Mike me estas lastimando — Alzo la voz Maureen — Suéltame ¡Ahora!
Newton parecía empecinado en que Maureen tenía que ser su pareja; toda esa valentía se esfumo cuando alguien lo tomo del cuello de su camisa y con una fuerza casi sobrehumana lo jalaron hacia tras. Morgan miro a Mike con desagrado antes de bajar la mirada y ver el antebrazo de su hermana en donde marcas rojas y moradas comenzaban a aparecer. La rabia exploto en su interior.
—No te quiero ver cerca de mi hermana ¿Lo has entendido Newton? — Su voz lo suficientemente ronca como para intimidar — se te veo siquiera mirarla...voy a usarte como saco de boxeo ¿Entendiste Mike?
Su valentía escasa cuando Morgan está cerca de su hermana; claro ven a alguien indefenso y se creen poderosos, la ley del más fuerte. Mike corrió, un cobarde sin las agallas suficientes ni el honor como para levantar el rostro y ser un verdadero hombre. Morgan resoplo antes de tomar el ante brazo de su hermana con cuidado de no tocar las marcas.
— ¿Te duele ojitos lindos? — Maureen asintió — Newton es un imbécil, te dejo sola y los lobos se te lanzan.
Maureen sonrió — ¿parezco acaso comida para lobo?
Ojos azules brillantes de una inocencia que venía arraigada a su alma; Maureen era la definición de dulce en toda la extensión de la palabra y un bocadillo delicioso para los lobos, Jasper podía dar fe y legalidad de ese hecho. El rubio todavía podía sentir las manos cálidas de ella en su rostro, sus sonrisas las joyas que el vampiro protegería. Pero Jasper no podía pensar en cosas así de dulces cuando su ira todavía burbujeaba en su interior, la marca en el brazo de Maureen una invitación a convertir a Newton en su desayuno.
—Calma tus celos Jasper — Dijo Edward; quien veía demasiado mal el hecho de que Jasper ya empezara a planear un asesinato — Romperás nuestro tratado con los lobos si matas al humano
—No pensabas lo mismo cuando Tyler le pidió a Bella ser su pareja para el baile ¿No es verdad? — Contesto Jasper; el poder de su hermano un intruso constante cuando pensaba en su dulce Maureen — Deja de leer mi malditos pensamientos Edward
—No te preocupes tus pensamientos empalagosos sobre Maureen son lo que menos me interesa — Edward vio a Bella — "¿Maureen estará bien? ¿Tendrá pesadillas? ¿Querrá un abrazo?"
Jasper resoplo; claro que la privacidad era algo imposible cuando de pensar en Maureen se trataba. El rubio volvió a mirar a la menor de los Atlantis quien parecía diminuta en aquel abrigo que suponía era de su hermano quien la abrazaba con uno de sus brazos, la estatura de Morgan algo descomunal ante el pequeño y menudito cuerpo de Maureen, pero a pesar de la diferencia notoria parecía que los dos encajaban perfectamente. Morgan era la fuerza y Maureen la delicadeza. Una mitad de un todo.
Jasper sonrió cuando Maureen parecía sonrojarse ante su mirada; ella era un tesoro, tal vez roto más allá de la reparación pero un tesoro en fin de cuentas.
[...]
Maureen sonrió cuando vio a su hermano hablar con Alice; feliz porque su hermano estuviera preocupándose más por el que por ella, Morgan estaría dispuesto a estar siempre a su lado pero eso sería no dejarlo vivir y ella quería que su hermano mayor viviera lo más posible. Maureen caminaba sola después del escándalo de Mike el chisme se extendió por la escuela, dejando a Newton como un cobarde y a Maureen como un tesoro inalcanzable pero demasiado tentador como para abandonar los intentos de captar su atención que ella no quería. Se detuvo cuando una rosa blanca apunto de florecer capto su interés la acaricio pero no la arranco; habría sido cruel cuando aquella rosa había crecido en condiciones climáticas desfavorables.
—Tu sonrisas son mis rosas blancas que estoy dispuesto a cultivar — Maureen salto cuando una voz gruesa susurro en su oído se tranquilizó cuando Jasper le sonrió — Hola...
Maureen sonrió — Hola...
Jasper le ofreció el brazo a Maureen; una invitación silenciosa a que caminaran juntos, Maureen rio suavemente antes de negar y aceptar su brazo. Jasper sonrió cuando la vio escoder su sonrojo que el notaria aunque no la tuviera cerca. Los dos; vampiro y humana caminaron en silencio, despacio y sin prisa, sin la intensión de acelerar algo que los dos disfrutaban.
— ¿Estas bien? — Cuando la vio alzar una ceja en un signo de interrogación él le explico — Con lo que paso con Newton...
Maureen sonrió triste; le entristecía ver el nivel de machismo en una persona que antes había considerado un buen amigo — No es ni la primera, ni la última vez que un hombre va a tratarme como un trofeo...
Jasper resoplo — Maureen no eres un objeto...
—Yo lo se...— Ella comprendía que nadie tenía el poder y ni siquiera el derecho a tratarla como un objeto que podía comprarse — Me entristece el hecho de que los niños crezcan con la creencia que las mujeres solo son amas de casa o incubadoras con patas...que crean que nosotras no podemos ser policías, militares, doctoras, abogadas...que crean que no podemos crecer sin la ayuda de un hombre o de ofrecer sexo por un puesto — Maureen suspiro — Mike no es malo...solo que la mala educación puede cambiar hasta el más dulce niño.
Jasper asintió; el había nacido en una época en donde la fuerza y presencia de un hombre era necesaria para que una mujer fuera tratada con respeto, claro que él había crecido con el ejemplo de su padre quien había tratado a su madre como la joya más preciada.
—Creo que las mujeres son aún más fuertes que nosotros los hombres — Jasper la observo; vio sus ojos marinos porque lo que iba a decir era para ella, era para que luchara con los demonios que la atormentaban por las noches, muchas veces había tratado de calmarla pero su manipulación solo hacía que se alterara más — Hay una fuerza innata en su alma, una valentía que no la deja caer, una dulzura que me hace creer que debería encerrarla en una caja de acero y cristal para que no les hagan daño
Maureen se sonrojo; parecía hablar de otra persona pero la forma en como la miraba le hacía creer que solo le hablaba a ella y para ella, como si solo ella existiera en su panorama. Maureen sonrió antes de elevarse con las puntas de sus pies y dejar un beso en la mejilla fría de Jasper. Agradecida porque él le hacía ver que no todos los hombres eran malos, que no solo la familia te protegía, que no todo era oscuridad en una era en donde las mujeres solo eran objetos desechables.
—Gracias Jasper...— Maureen se inclinó para recargar la cabeza en el brazo de Jasper; su hombro algo inalcanzable para su estatura pequeña — Haces que mis miedos parezcan conejitos adorables...
La hacía sentir protegida; cobijada y segura. Jamás había sentido algo como eso, jamás había tenido un novio; la mayoría corrían ante las amenazas de su hermano. Pero al parecer Jasper era o demasiado valiente o demasiado estúpido como para encarar a su hermano sin miedo a nada, había oído a Morgan quejarse por no haber logrado ahuyentar a Jasper.
Jasper negó con la cabeza; ella le daba mucho crédito cuando fue Maureen quien había logrado que domara a su monstruo interior, las palabras de Edward abordaron su mente como un augurio de cosas malas — No soy un héroe Maureen...soy el monstruo y el villano de la historia
Maureen sonrió como si le hubiera dicho algo bueno — Yo necesito a un monstruo para que pelee contra los príncipes que quieren tenerme en su torre encerrada, una prisionera entre rejas de oro. No quiero aun príncipe Jasper, quiero a un villano que no deje que nadie me haga daño.
Jasper miro con sorpresa a la más pequeña de los Atlantis — ¿Qué te hicieron los príncipes para que tuvieras esa imagen de ellos?
—Él quiso poseerme sin mi consentimiento — ¡Thomas! ¡Por favor...no lo hagas! — Deje de creer en los príncipes cuando me di cuenta que su supuesto honor es mentira, deje de creer en ellos cuando me di cuenta que eran ellos los verdaderos monstruos. Depredadores que buscan el momento perfecto para atacar.
Jasper suspiro; porque si era lo que él pensaba lo que le había pasado, el mismo asesinaría a quien haya tenido el valor de tocarle a Maureen uno solo de sus sedosos cabellos. Ahogaría en miedo al bastardo, lo llenaría de terror, haría su cuerpo temblar deseando la muerte, una muerte que lentamente llegaría.
El tomaría venganza por ella; destrozaría el mundo en busca de quien se atrevió a ver a Maureen como una presa. — ¿Te gustaría ver al príncipe muerto Maureen? ¿Ver cómo se ahoga en su miseria? ¿Verlo morir?
Maureen se detuvo en su caminar; ni su padre o su hermano le había preguntado eso, ser el verdugo del bárbaro que la quiso tomar a la fuerza. ¿Ella era capaz de eso? Jasper pensó que obtendría una respuesta afirmativa pero lo que ella le dijo fue algo que aplaco su ira.
—No...— Maureen no podría cargar con el peso de una muerte en sus hombros; su corazón dulce repentinamente muerto y herido por la culpa que ella cargaría si era la culpable de una muerte — Dejare que el tiempo y el destino le hagan llegar a el príncipe su castigo
Una vez más Maureen le demostraba a Jasper que no todo era muerte y guerra.
Que no siempre los príncipes eran buenos y que a veces era necesario un monstruo para equilibrar un poco la balanza. Maureen le demostró a Jasper que en tiempos como estos; en donde la mujer era signo de debilidad era necesario...
Un monstruo de ojos dorados.
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