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Secretos en la mirada

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Maureen sonrió tímidamente; estaba en la mesa de los Cullen con su hermano a un lado aunque él estaba más interesado en Alice. En cambio ella miraba los apuntes del cuaderno de Jasper, el rubio de adorables rizos había tomado apuntes para ella, se había saltado tres clases algo preocupante por el simple hecho de que su queridísimo padre era profesor. En agradecimiento Maureen había besado repetidas veces la mejilla del rubio aunque eso significara un sonrojo y la mirada de envidia de la población femenina y la mirada determinante de la población masculina a que esa relación no avanzara a más.

Maureen suspiro sonoramente antes de subir su mirada y sonrojarse aún más; el rubio tenía una manera tan intensa de mirarla, como si ella fuera...una hermosa flor que en vez de querer arrancarla él quería conservar y cuidar.

—Otro incidente en Port ángeles — Informo Rosalie mirando su celular — Esos malditos deberías estar muertos...

Morgan aparto su mirada de la hermosa hada y observo a la rubio con curiosidad; había una especie de rabia vieja arraigada en su voz. Algo que simplemente Morgan no podía entender. Había un tipo de rencor viejo en su voz.

— ¿Quiénes...?

Rosalie suspiro tratando de calmar su rencor; tratando de parecer humana aunque su enojo lo hacía imposible —En Port ángeles hay un grupo de hombres que acosan y abusan a menores de edad; la policía no ha dado con ellos porque las víctimas no quieren declarar, los pobladores señalan con el dedo a las víctimas que son inocentes. ¡Odio los tabús!

Maureen perdió el aire; su corazón se aceleró y su rostro perdió color. Con el miedo estancado en la garganta Maureen volteo a ver a su hermano; quien solamente tenía en la mirada muerte y venganza. Morgan era excesivamente protector con los suyos, lo sucedido con Thomas era el ejemplo perfecto.

—Inocentes a quienes declaran culpables algo totalmente injusto ¿no lo creen? — Morgan jamás aparto la mirada de su hermana — Las mujeres deberían ser mimadas y consentidas; no acosadas y maltratadas.

Maureen respiraba dificultosamente; Jasper Hale no entendía el porqué de la acalorada batalla de miradas entre los mellizos. El rubio de rizos sintió el miedo de la dueña de su eternidad y la sed de venganza del mayor de los mellizos. ¿Pero porque? ¿Qué había pasado en la vida de aquellos dos hermanos?

—Tal vez tengamos algo de culpa nosotras las mujeres — Un juicio que se había clavado en el corazón de la menor; siendo el puñal que creaba una cicatriz a diario — Sabiendo el riesgo nos aventuramos al exterior con la esperanza de encontrar personas formidables y amables siendo víctimas de un cuento sin final feliz.

Jasper frunció el ceño junto a todo los demás Cullen; Pero al parecer fue Rosalie la que tuvo el valor de hablar — No tenemos la culpa Maureen; no es nuestra responsabilidad el hecho de que cerdos sin cerebros se crean con el derecho a regir sobre nosotras, nadie tiene el derecho a decidir por nosotras

Morgan no aparto la mirada de su hermana; porque el sentimiento de culpa era un contrincante con el que su hermana luchaba a diario y siendo una flor de invernadero de repente expuesta al viento y lluvia Maureeen creía cada vez más lo que la gente ignorante de Hawái decían.

>> ¡Ella...ella es la culpable! ¡Ella lo sedujo! ¡Ella vestía provocativamente! <<

—Tengo que irme — Anuncio Maureen recogió sus cosas y se marchó sin mirar a nadie más; la vergüenza un sentimiento impropio en ella, Maureen jamás debería bajar la cabeza pero ella lo hacía bajo la fuerza destructora de los juicios supuestamente morales de quienes se supone eran buenas personas

Jasper Hale comprendió de manera inmediata que alguien había daño aquella flor de invernadero que era Maureen; la ira lo consumió como fuego a la madera seca. ¿Quién había sido capaz de dañar algo tan hermoso como lo era Maureen? ¿Quién se atrevió a llenar su mirada de miedos y terror? ¿Qué había pasado en la vida de Maureen?

— ¿Qué fue eso? — Pregunto Rosalie; su instinto maternal guiándola a seguir a Maureen, a Jasper no le sorprendía. Maureen tenía una manera tan dulce y tierna de mirar a las personas que simplemente te hacia querer abrazarla por siempre, su mirada llena de azuladas aguas cálidas y brisa calma simplemente te hacia querer protegerla. Era eso que llevaba a Rosalie a mirarla como una hija; como un pajarillo que tenía las alas rotas.

Morgan simplemente negó con la cabeza; la lucha de su hermana era de ella, su historias era de ella. Él no tenía el derecho siquiera de mencionar nada, era algo de honor. El no defraudaría a su hermana revelando lo sucedido. Él no la traicionaría hablando de lo que eras suyo y solo suyo para contar.

—Nada importante — Edward quien a menudo ignoraba a los mellizos para poner su atención de Bella volteo a ver al mayor del dúo Atlantis. Él no podía leerles la mente; solamente vislumbrada destellos de recuerdos que eran muy difusos como si estuvieran cubiertos de niebla. ¿Que acaso su don estaba fallando? no podía leer los pensamientos de Bella pero por lo menos escuchaba pensamientos confusos de la Swan de los mellizos solo veía imágenes distorsionas.

— ¿Eso no fue nada importante? — Murmuro Emmett — ¡Joder con la tensión entre tú y tu hermana! ¿Acaso se comieron el chocolate del otro?

Morgan gruño; disgustado por la juguetona declaración, lo que le paso a su hermana no era un juego y aunque ellos no sabían nada ninguno de los Cullen tenían el derecho a cuestionarles algo. Su hermana era parte de él; parte de su corazón y alma. Nadie la haría sentir menos mientras Morgan respirara y esa era una promesa que pensaba cumplir.

—No ha pasado nada — Gruño Morgan mirando a cada uno de los Cullen y deteniéndose momentáneamente en Jasper; quien miraba a su hermana como si fuera la joya más hermosa que haya encontrado, no la miraba con deseo carnal, no. El la miraba como la estrella brillante que era sus ojitos lindos — Mi ojitos lindos solamente no está de humor hoy.

Sus heridas todavía estaban abiertas y sangraban constantemente; tal vez el hecho de que ella volviera a tocar y cantar había sido un gran paso para que ella recuperara lo que se le habido sido arrebatado. Pero el camino a recorrer todavía era muy extenso y no siempre era terreno lizo.

El acompañaría a su hermana durante todo el camino; remediaría su error. El error de dejar a su hermana en manos de quien alguna vez Morgan confió ciegamente. En manos de alguien que alguna vez había considerado familia.

Ese día había comprendido que las personas en las que más confiamos eran a menudo las que más daño nos hacían.

[...]

Maureen caminaba a la salida con paso tranquilo; no había prisa cuando ella y Morgan tenían que esperar a su padre quien por supuesto no les confió el auto. Y siendo brutalmente honestos la desconfianza de Ian estaba bien cimentada con el hecho de que algunas veces Morgan se sobrepasaba los límites de velocidad, el mayor de los Atlantis argumentaba que en su mente estaba en una carrera y para aumentar el sentimiento de realismo era necesario sobrepasar algunos límites.

— ¡Maureen! — La de ojos agua marinos volteo a ver como la sombría hija del jefe Swan corría hacia ella a tropezones. Su caminar algo totalmente horripilante, carente de la elegancia que ella había esperado de alguien que alguna vez practico ballet — ¿Puedo hacerte una pregunta?

Maureen asintió confundida; porque la menor de los Atlantis no era muy cercana a Bella, no era que le desagradara. Era simplemente que la actitud sombría de Bella hacia demasiado contraste con la luminosidad de espíritu de Maureen.

—Claro dime...

Bella aspiro antes de formular la pregunta — ¿Cómo hicieron tú y tu hermano para que los Cullen los adoraran?

Maureen suspiro pesadamente; claro todo tenía que girar en torno a los Cullen en la mente de Bella, no es que a Maureen le desagradara los Cullen al contrario los consideraba parte de su familia, parte de su corazón. Pero Bella Swan llegaba a los extremos queriendo ser querida por todo los Cullen, queriendo ser parte de ellos. Y aunque eso la molestara un poco por la actitud obsesiva de la hija del jefe ella no era nadie para juzgar los sentimientos de la Swan.

—No hice nada para ganarme el cariño de los Cullen Bella — Murmuro Maureen — Simplemente fue yo misma...

— ¿Solo eso? — La desilusión baño la expresión de la Swan — ¿Nada más?

Maureen sonrió — Si, nada más. No tienes que ser alguien que no eres para agradarle a alguien Bella. No somos moneditas de oro para agradarle a todo el mundo.

Bella asintió antes de despedirse totalmente desilusionada por su respuesta; ¿Qué creía Bella? ¿Que había embrujado a los Cullen con algún hechizo o pócima?

— ¿Qué quería la sombría Swan? — Maureen le sonrió a su hermano; quien le arrebato la mochila de sus hombros y quien le ofreció algunos dulces enchilados que él había comprado por caja antes de mudarse a Forks — ¿Acaso dejaron sus diferencias y se volvieron amigas?

Maureen negó con la cabeza — Ella y yo jamás seremos amigas; somos total y absolutamente diferentes, simplemente no congeniamos, pero no hay razón alguna como para tratarla mal y respondiendo a tu pregunta ella quería saber cómo le hicimos para que los Cullen nos adoraran.

Morgan resoplo — ¿Qué cree ella? ¿Qué los hechizamos con alguna poción?

Maureen rio porque eso mismo había pensado ella; ellos eran simples mortales, no había magia, ni algo divino corriendo por su sangre. Sus padres eran humanos, agregando el hecho de que lo sobrenatural no existía.

— ¿Tú crees que Padre tarde demasiado? — Pregunto Morgan; Maureen se encogió de hombros mientras su mirada se posaba en la familia Cullen que estaba lejos. Todos ellos hablando entre si menos Jasper quien la estaba mirando con una sonrisa — ¿Maureen me estas prestando atención?

Maureen se sonrojo mirando a su hermano quien la observaba con un ceja alzada — Lo siento hermano estoy muy distraída...

Morgan frunció el ceño — ¿Qué tienes ojitos lindos? ¿Es por lo que paso en el almuerzo?

Maureen negó con la cabeza — No... bueno no solo eso...me siento rara

— ¿Te llego la regla acaso? — Pregunto su descarado hermano — ¿Tenemos que pasar al súper por tus toallas?

Maureen se sonrojo — ¡No tengo la regla! Aun así si ese fuera el caso tú no te enterarías.

Morgan rodo los ojos antes de rodearla con su enorme brazo— Entonces si no es la regla ¿Qué te pasa?

—No se Morgan; siento que algo malo va a pasar — Morgan se tensó; la última vez que Maureen había tenido un presentimiento de ese tipo fue aquella noche sin luna y sin estrellas en donde había sido acorralada en la oscuridad de un callejón — La última vez que sentí esto fue...

Morgan apretó a su hermana aún más a su constado — Voy a cuidarte ¿Lo sabes verdad?

—Lo se hermano...

Pero no bastaba con simplemente querer a alguien a salvo; Morgan muy a su pesar entendía y comprendía que no podía proteger a su hermana de todo, no podía encerrarla en una caja de cristal y tampoco mantenerla prisionera en una torre aunque era lo que más deseara Morgan era hacer eso él no podía. Maureen tendría que aprender por si sola y de manera empírica el cómo cuidarse ella mismas; eso no significaba que Morgan no podría intervenir, él lo haría suavizaría el golpe antes de que llegara a su hermana. Pero como Ian había dicho alguna vez; él no podía ser siempre el escudo protector de su hermana.

Gritos y llantas derrapando; Morgan actuó por instinto y cubrió a Maureen con su cuerpo mucho más grande, los dos mellizos retrocedieron numerosos pasos antes de que la camioneta golpeara a la de la sombría Swan. Los mellizos se salvaron de un gran golpe; gracias a que el miedo y el pánico no los paralizo como lo hizo en bella. Maureen quien se había acercado a la zona del accidente para ayudar se dio cuenta de algo que la estremeció.

Edward Cullen tenía una de sus manos deteniendo el impacto de la camioneta mientras veía a Bella; el coche tenía una abolladura en donde Edward había detenido el impacto...y eso era simplemente imposible para un humano. Maureen jadeo de sorpresa y eso parecía sacar al Cullen de su ensoñación, el simplemente salió corriendo hacia su familia quien lo cubrió.

Maureen y Morgan quienes estaban cerca del accidente se dieron cuenta de una cosa.

Los Cullen escondían algo; ellos tenían secretos en la mirada

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