MATT

Me muevo sin abrir los ojos y busco la figura de aquella muchacha que tanto amaba, abro de inmediato mis ojos al sentir que no está, me levanto de la cama rápido y la busco en el baño, en los pasillos, por toda la casa. Pero ella se había ido. Me siento un poco estúpido por haberla dejado ir con tantos problemas en su mente.

*

*

*

Abro la puerta de su casa y me sorprendo al verla durmiendo en el sofá, doy un suspiro y le agradezco a Dios porque ella esté Bien, me acerco y acaricio su rostro, estaba hirviendo, rápidamente me quito la chaqueta y busco paños de agua fría para ponerle en sus párpados, allí era una zona donde tranquilizaba el dolor de cabeza.

Luce más pálida que de costumbre, está un poco apagada y no la veo así, ella para mí siempre será alegre, un poco torpe, sensible y fría a la vez. Las características que muchas mujeres poseen, pero que sólo ella podía hacerme volver loco con tan sólo rozar su mano con la mía. Desde que la conocí pienso en que ella era un ángel de la salvación, como los cuentos que nos leía mi madre a mis hermanos y a mí, que llegaba a nuestras vidas para encaminarnos por el bien y arrepentirnos de cada pecado que hayamos cometido. Pero, Venezia no era un ángel se salvación, ella era una mujer real que llegó de casualidad a mi vida para hacerme abrir los ojos y verla sólo a ella.

─¿Matt?─ dice ella, su voz suena un  poco ronca, camino hasta donde está y le brindo una sonrisa─ ¿qué ha pasado? ¿dónde están ellos?

Su pregunta me desconcierta un poco, llevo mi mano a su frente de nuevo y confirmo que aún tiene fiebre.

─¿De quiénes hablas, pequeña?─ logro preguntar, ella se sienta en el sofá y busca con su mirada algo que no logra encontrar, de pronto, de ella sale un estornudo.

─Siento haberme ido en la madrugada.

Beso con cuidado su frente caliente.

─No te preocupes. Necesitabas tu tiempo al igual que todos nosotros.

Sé que hay algo en ella que la está torturando por dentro, pero no quiero insistir en que me lo cuente, lo hará cuando sea el momento indicado para hacerlo.

─Me siento realmente mal─ vuelve a acostarse, yo niego y la cargo entre mis brazos para llevarla a su habitación, ella no protesta. Al tenerla cargando puedo apreciar su rostro, río un poco al ver que se sonroja y cubre su rostro con su brazo derecho, la acomodo suavemente en la cama y le extiendo su cobija azul para que se tape.

─Gracias.

─Enseguida vuelva─ me levanto de su cama, ella toma mi mano y me detiene─ iré a prepararte un caldo, eso hará que te sientas un poco mejor, pequeña.

Me suelta y vuelve a recostarse, salgo de su habitación y voy hacia la cocina, busco entre los estantes una olla y un tazón, preparo lo que sería la sopa de pollo y lo llevo al fuego, mí celular suena, lo saco y veo un mensaje de mi hermano.

Tomas:

Vale, hace unas horas aterrizamos pero no había podido hacer lo que me pediste hasta hace una hora.

10:22 hs

El número pertenece a un hombre de la edad de papá que al parecer es familiar de Venezia, algo así.

10:22 hs

Mmm el número es de Barcelona, pero si lo rastreo su ubicación da al Hotel Lucero, ese que está a la vuelta del supermercado Carrefour.

10:22 hs

Gracias, bro. Te debo una.

Bloqueo mi celular.

El padre de Venezia está aquí, por eso ella ha estado un poco rara últimamente.

Mis ojos van hacia el tacho de basura, habían dos velas rojas acabadas, restos de comida y una tarjeta, meto mi mano y la saco.

Hotel Lucero