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Cap 27: Concierto sangriento.

El hecho de que el concierto sea un lunes a las nueve de la noche no da buena impresión al despertar llena de ojeras, pero aquí estábamos Cande, Marianella y yo. Mayra había decidido irse con Sofía así que le resté importancia, pues Cande y Marianella han estado conmigo casi todo el tiempo y no voy a dejarlas de lado.

La gente nos golpeaba un poco más para ir a fichar su entrada. El estadio se llenó en menos de una hora y los guardias aumentaron la seguridad por nuestro bien. Las personas comenzaban a gritar cuando pasó la camioneta de la banda.

La noche estaba fría y llovía, pero no impedía venir y aprovechar los boletos.

─Nuestro turno ─ anuncia Marianella. Entregamos la entrada, la fichan y cortan lo más importante, entramos y por la emoción hicimos que se le cayera la cámara a una mujer.

─¡Lo sentimos! ─ dijimos todas al mismo tiempo, la señora nos miró desaprobando la acción y continuó con lo suyo.

Caminamos tomadas de las manos para no separarnos y bajamos hasta la primera fila, el guardia vio nuestra entrada y nos dio paso, caminamos hasta nuestros asientos y nos sentamos. Faltaba unos minutos para que los chicos salieran y nos hicieran gritar como locas. Mayra no me ha escrito, Matt menos. Esos dos a veces me querían sacar canas verdes.

MATT

Paso mis manos por mi rostro frustrado y camino por toda mi habitación tratando de pensar, pero las ideas no llegaban a mí, prendo la tv. Por todos los canales estaba el concierto de una banda, no le doy importancia hasta que en las cámaras enfocan el escenario donde tocarían, tomo rápidamente el sobre de hoy y me fijo la fotografía.

─Mierda.

Nadie podría escucharme pues estaba sólo.

Tomo mi chaqueta y salgo de mi habitacion.

*

*

*

Bajo del auto y me pierdo ante toda la gente fuera del estadio. Los gritos de euforia de las chicas me desconcentran un poco. Doy vuelta y camino hacia un guardia.

─Entrada ─ pide. Era dos cabezas más alto que yo.

─No tengo, pero necesito entrar.

Él niega y le abre paso a una niña con su hermana.

─Hermano, si no entro podrían suceder cosas horribles allí dentro.

─¿Terrorismo?

Niego.

─No, pero ─ él me interrumpe.

─Entonces suerte para la próxima, niño bonito.

Ruedo mis ojos y busco a mi alrededor una entrada sin monos custodiando, a lo lejos una camioneta bajaba equipos de sonidos, voy rápido y me colo dentro bajando un parlante, paso de ser percibido por los otros y entro, un hombre me detiene.

─¿Identificación?

─La he dejado adentro junto con el bajo azul que está junto al teclado.

El hombre duda por un momento pero se hace a un lado y me deja pasar, camino dejando el parlante a un lado y corro hacia la escalera que bajaba hacia el público, mis ojos se vuelven enormes al ver a Venezia junto a sus amigas.

─Pura mierda.

Busco con mis ojos a alguien tratando de hacer algo sospechoso, pero no hay señales, sólo los que bajaban los instrumentos de la banda. La gente comienza a enloquecer al momento de que la banda se presentó, comienzan a saludar y a hacer gritar al público. Me aturdí un poco al estar al lado del parlante, me alejé e hice que un chico tirara su funda de guitarra acústica.

─Disculpa ─ dije ayudando con sus cosas, él rápidamente me quitó la funda y se fue sin decir nada más. Extraño.

Mis ojos volvieron a Venezia, se veía tan tierna cantando las canciones de esta banda. Su sonrisa, su cabello y todo en ella hoy largaban felicidad, corro mi vista y noto que dos guardias comienzan a correr hacia la fila del fondo, hago puntita de pié y noto que hay problemas.

─Tranquilas, sólo hay que relajarnos para seguir ─ dice el cantante, las chicas ríen y siguen junto a él cantando.

VENEZIA

─¡¿Acaso no es el mejor?! ─ pregunto grabando a Luke, las chicas no parecieron escicharme, sonrío al verlas felices.

Detrás nuestro comienzan a gritar, volteo y no es precisamente por la banda, todos lucían horrorizados, la música cortó y comenzaron a sentirse varios disparos, mis amigas tomaron mi brazo y comenzaron a moverse en la misma dirección.

─¡Por ahí no! ─ dije llevándolas cerca del escenario. La banda ya había sido socorrida por el equipo de seguridad y llevada a sus camionetas.

Rápidamente busco una salida, pero no la encuentro. Los disparos comienzan a acercarse hasta que nuestros ojos presencian a docenas de gente volando por los aires en pedazos.

─¡Vámonos! ─ una mano agarra mi brazo y me obliga a mí y a mis amigas correr dentro del escenario, miro hacia el frente y veo a Matt buscando algo.

─¡¿Qué pasa?! ─ pregunta Cande alertada, nadie responde. La gente huyendo del estadio era lo único que se escuchaba.

Matt abre una puerta y una multitud sale disparada, sujeto fuerte la mano de Matt, pero miro hacia atrás y noto a Candela a lo lejos, detengo la corrida y trato de volver, pero la gente se cruza y la pierdo de vista, la busco tan desesperadamente que pierdo a Matt y a Marianella. Camino hacia atrás y a unos centímetros de mí vuela una pantalla plana en pedazos. Me levanto del suelo y encuentro a Matt, voy hacia él y tomo su mano, sigo con la mirada buscando a Candela, pero no hay rastros de ella.

─¡Debemos irnos! ─ grita Matt.

─¡No me iré sin Candela!

Matt me toma el brazo a mí y a Marianella y buscamos a Cande por todas partes. Miré sobre el escenario y vi como caía lentamente gran parte de las luces encima de las personas. Esto era una masacre sin fin.

─¡Allí está! ─ Marianella señala un extremo donde se encontraba Candela tirada en el suelo tosiendo, corremos hacia ella y la ayudamos a levantarse, ella nos abraza y llora.

─¡Vi la puta muerte en mis ojos!

Matt estaba leyendo algo, nos ve y lo guarda, me tiende su mano y corremos fuera del lugar. Justo a tiempo. Tres bombas habían sido activadas y la mitad del estadio estaba en llamas, habían muertos, gente corriendo para auxiliar a los demás y hombres disparando a lo lejos. Matt nos obliga a subir a su auto, lo enciende y nos saca de allí.

─¡¿Qué mierda sucedió?! ─ grité molesta. Todos estábamos con la respiración agitada, llenos de polvo y Candela llena de cenizas, golpes y aturdida.

─Fue un ataque ─ dice Marianella.

Me aferro al asiento, mis piernas temblaban y mis manos dudaban. Estaba realmente aterrada por lo sucedido.





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