Cap 20: El Rey cae.
Parpadeo varias veces y voy hacia la puerta para salir de esta habitación, camino con los ojos medios cerrados y noto que los hermanos de Matt no está, me dirijo a una enfermera que está anotando algo en su cuaderno.
─Disculpe, ¿el paciente Matt Ríos ya está estable? Creo que me desmaye apenas entraron los médicos a su habitación.
Deja de escribir y me mira directo a los ojos.
─El paciente falleció minutos después de que le diera dos convulsiones y un paro cardíaco.
Trato de sostenerme con una silla, la enfermera rápidamente me ayuda a sentarme, me abrazo las piernas y lloro, lloro como nunca había llorado.
Mi cuerpo tiembla, mis manos se aferran a mis piernas y siento que pierdo el conocimiento nuevamente porque mi vista se nubla y se vuelve negro.
MAYRA
─¿Sabes algo de Venezia? ─ le pregunto a Marianella, ella niega y sigue observando su celular.
Ésta chica ha estado en el hospital y se ha olvidado completamente de que aquí también tiene responsabilidades que ocupar. La entiendo, pero también ella debe tener claro que quiere.
─Toma tu chaqueta, iremos al hospital ─ Marianella asiente y se coloca sus zapatillas.
*
*
*
─Habitación de Matt Ríos ─ pregunto, la recepcionista me mira y levanta su ceja ─. Soy su tía.
─¿No eres muy joven? ─ se lima las uñas y luego busca en su computadora ─ en el piso tres a la izquierda.
Asiento y arrastro a Marianella hacia el ascensor, marco el piso tres y espero a que las puertas se abran, lo hacen y caminamos en busca de Venezia, pero no la encuentro.
─Pregúntale a esa enferma y yo al guapo Doctor ─ digo golpeando a Marianella con mi codo y viendo hacia el doctor, ella rueda sus ojos y va.
Camino hacia el doctor y y toco su hombro, él se da vuelta para verme y me da una pequeña sonrisa.
Si no estuviera con Dylan me lanzaría a por él.
─¿No ha visto a una chica más o menos de mi estatura, cabello castaño, tez blancay ojos marrones?
─Me has dado una descripción de casi todas las enfermeras de aquí.
Niego y busco en mi celular una foto de ella, se la muestro.
─Ah, Sanna. Acompañame ─ camina hacia una habitación, me abre la puerta y la veo allí conectada a un suero, dormida.
─¿Qué le ha pasado? ─ corro y tomo su mano.
─Ha estado durante una semana y media aquí, no ha dormido ni comido bien y tuvo una recaída.
Asiento y la miro, acomodo su cabello, pero ella comienza a moverse desesperadamente, el doctor me aleja cuando casi me golpea en el rostro.
─¿Qué le sucede?
─Es producto del no dormir durante un tiempo. Estará bien, pero necesito que usted llene la planilla.
Asiento y camino con él fuera de la habitación.
─¿Eres familiar directo?
─No, somos hermanas pero no de sangre.
Asiente.
─¿Sus padres?
─No tiene.
─¿Algún tutor responsable de ella?
Me quedo en silencio. Aún no cumplo mis 18 y ella no tiene a nadie que no sea yo.
─Yo soy la tía ─ dice una mujer llegando hacia nosotros.
─Muy bien señora...
─Margaret Ríos.
El doctor asiente y le da una lapicera para comenzar a llenar los papeles, se lo agradezco con la mirada y me siento en una silla amarilla que había aquí para esperar. Marianella trae consigo una botellade agua y me la entrega.
─¿Cómo está?
Cierro mis ojos y tiro mi cuerpo al respaldar de la silla.
─Está bien, sólo no ha descansado. Supongo que en algunas horas ella despertará.
La mujer termina de firmar los papeles, le da una cálida sonrisa al médico y camina hacia mi.
─Soy mamá de Matt, por si te preguntabas quien era ─ dice ella sentada ya a un lado mío.
─No lo hice, pero gracias por ayudarme con Venezia.
─No hay de qué.
─¿Cómo está Matt?
Ella mira hacia el suelo y luego hacia el ascensor, donde salen los hermanos de Matt, ella se levanta y camina hacia ellos y los abraza.
¿Qué pasó ayer?
Una máquina comienza a hacer ruido de la habitación de Venezia, Marianella y yo nos miramos para levantarnos rápido y ver cómo el médico y dos enfermeras comienzan a correr a la habitación.
─¡Matt, no! ─ escucho que grita ella.
─¿Qué pasa con Matt? ─ pregunta Marianella.
─¿Qué pasa con todos? ─ pregunto yo.
VENEZIA
Mi respiración está agitada, mis manos se aferran a las sábanas y sudo demasiado. El doctor me inyecta algo que no logro oír, la enfermera me limpia el sudor y trata de calmarme.
─¿Dónde está Matt? ─ comienzo a sentir sueño y logro decir eso entre sueño.
El doctor me mira con el ceño fruncido.
─¿El paciente de la 303?
La enfermera asiente.
─Él está...
Y me duermo...
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