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Cap 15: Inmunidad total.

Ya eran las 07:00 y como siempre Mayra empezó a gritar para que me levantara.
Me puse un pantalón azul con una remera color salmón, aunque todos digan que es rosa para mí es salmón.

Fui a la cocina y tomé rápido mi desayuno para ir al colegio más rápido que Mayra y Dylan.

─Te vas a ahogar─ Rodé mis ojos.

─No lo haré.

Me miró y levantó su ceja, yo escondo mi cara de vergüenza y sigo tomando mi café.

─¿Y a qué se debe que quieres tan rápido al colegio?

─Es que tengo una prueba súper importante.

─Claro ─ dice irónica.

Salí corriendo de la casa para que Mayra dejara de decir sus tontas cosas.

*

*

*

Llegué y todas las miradas se centraron en mí. Es súper incómodo. A lo lejos noté a Marcos con Adriel, ambos riendo y terminando de fuma la última colilla de cigarrillo. Mis ojos caen sin querer en Matt, hablando con Carolina y sonriendo, ella se le acerca y le da un beso al que él corresponde con mucho gusto. Pareciera que mis ojos se salían de sus cuencas.

─¿Estás bien? ─ llega Sofía a mi lado, no respondo y sigo viendo esa horrible escena, ella me mira y luego lo que pasaba.

─Estoy bien solo necesito irme.

Lo fulminé con la mirada al ver que sus ojos se clavaron en mí, sonriendo. Es un maldito bastardo.

─¿Quieres... ─ la interrumpo.

─Solo déjame sola.

Doy vuelta sobre mis talones y entro al baño, me miro al espejo y sonrío. La puerta se abre y entra Carolina riendo con su grupete de amigas, me ve y se pone en modo perra.

─Venezia ─ pronuncia al comenzar a pasar polvo por su rostro ─, te perdono por haber arruinado mi hermosa cara, pero no quedará así.

Levanto mi ceja.

─¿Es una amenaza? ─ pregunto incrédula, ella asiente con una sonrisa y se acerca a mí.

─Alejate de Matt.

─Te ves ridícula pensando que Matt estará contigo ─ me acerco a ella aún mas ─ cuando quiera él es mío y tu volverás a ser el perro faldero que tanto anhela un amor que no existe.

Sonrío de manera falsa, choco su hombro y salgo mirando vidrioso a las demás. Camino por los pasillos y entro en mi salón, donde veo a Marianella hablar con Connor, llego hacia ellos y sin decir nada me siento y recuesto mi cabeza en el pupitre.

─¡Qué bueno que ya se terminó tu suspensión! ─ dice Marianella moviendo todo mi cuerpo.

─Si... pero creí que habían expulsado a Carolina por treinta días.

Ella cambia de postura y mira hacia el suelo.

─¿Qué tienes? ─ pregunto mirándola con el ceño fruncido.

─Carolina nunca fue sancionada, Venezia. Es la hija del director...

Mi boca cae por los suelos, el profesor llega y comienza a escribir cosas.

─¿Cómo que es la hija? ─ pregunto atónita, ella asiente con sinceridad y yo me pongo furiosa.

─¿De qué otra forma crees que ella es tan inmune?

Inhalo aire y cierro mis ojos. La furia crece en mi interior.

Sé que fueron tres malditos días, pero de verdad esto es injusto, siendo que ella comenzó todo solo por Matt.

─La voy a destruir ─ digo firme. El profesor me mira y yo a él.

─¿Algo para comentar, Sanna?

Niego y recargo mi cuerpo en el respaldar de la silla.

*

*

*

Veo a Carolina jugar con el cabello de su amiga, lo trenza y sonríe; luce feliz. Me encantaría ver cómo un ventilador giratorio se le cae en la estúpida cabeza roja que tiene. Su atuendo ni siquiera está acorde al reglamento, pero ahora lo entiendo todo. Entiendo el por qué ella es intocable aquí. Pero no fuera del colegio.

Matt camina por mi lado dejando una nota, la abro y ruedo mis ojos.

En el baño de los hombres, ahora.

Me levanto de mi mesa, acomodo mi falda que llega hasta las rodillas y camino detrás de él, tratando de ignorarlos a todos. Carolina sonríe y se le cae cuando me ve a mí, Matt le hace señas con la cabeza y vuelve a mirar hacia delante.

No puedo creer que esté siguiendo a este idiota. Después de besarme la besa a ella, después de tocarme se atreve a tocarla a ella y yo como estúpida siguiendo sus pasos hacia algo que no está permitido en esta institución. Doña pendeja me suelen llamar.

Entro en el baño, abro mi boca para decir algo, pero Matt pone sus brazos justo al lado de mi cabeza, haciendo que quede atrapada entre él y la puerta.

─No creí que vinieras ─ susurra en mi oído. Mi piel se eriza.

─No sé por qué lo hice.

Él levanta su ceja y me sonríe picaramente mientras se acerca lentamente a mi, yo comienzo a respirar pesado y miro sus ojos cafés claro. Es demasiado.

─Matt, yo... ─ él  no me deja hablar y me da un beso rápido, mete su lengua en mi boca y me sujeta de la cintura. El beso provoca cosas que jamás había experimentado con nadie.

Toma mi rostro y lo profundiza más, alza mi cuerpo y enrollo mis piernas a su cintura, corta el beso comienza a dejarlos por mi cuello bajando hacia mi pecho, él vuelve a besarme y pega su cuerpo aún más al mío. Siento su miembro tocar mi trasero. Suelto un jadeo y el me mira, esperando algo.

Toma de mi mano y me guía hacia dentro de uno de los baños, el timbre sonó en forma de que ya es hora de entrar, pero Matt cierra la puerta del cubículo y se sienta en la tapa, me tira del brazo haciendo que caiga encima de él. Ahora siento su pene aún más duro.

─Te ves realmente bien ─ me dice besándome nuevamente. Siento que mi cuerpo reacciona a su tacto inmediatamente.

Cierro mis ojos disfrutando la cantidad de besos que esparce por mi cuello, bajando nuevamente a mi pecho. Gruñe y de un tirón baja mi remera para ver mi sostén negro de encaje. Se me sube la sangre a las mejillas y él besa mi rostro varias veces.

─Matt ─ digo entre jadeos.

─No debes usar ropa que me provoque hacer esto.

Sube mi falda y comienza a estimularme con sus dedos, gimo y comienzo a temblar. Es una sensación de placer y dolor.

─Me estás lastimando ─ digo mientras dejó caer mi cabeza hacia atrás.

Vuelve a besarme y deja de estimularme. Por una parte quería que lo siga haciendo, pero por otra esto está muy mal. Está casi por hacerme suya y no es un lugar digno de hacerlo.

─¿Qué es lo que quieres, Venezia?

Su pregunta me hace abrir sus ojos para verlo, está serio. Acomoda unos mechones de mi cabello y traga saliva.

─No digas nada acerca de lo que viste anoche en mi casa ─ dice firme y pega su frente a la mía ─ por favor. ─ susurra.

Parpadeo un par de veces y asiento, él agacha su cabeza, me levanto para irme, pero él toma mi brazo y vuelve a encerrarme entre ellos.

─Gracias ─ me da un beso en la frente y baja a mis labios. Dejo de besarlo y le sonrío.

─Estamos llegando tarde a clases, Matt ─ digo mientras me acomodo mi falda y escote, él ríe y me peina un poco.

─Estás guapa de todas formas, pequeña.

Mi corazón late al escuchar eso.

─Vamos, no haremos nada en estas condiciones ─ acomoda bien su miembro para que no se note que estaba levantado y abre la puerta del cubículo.

Trago saliva y voy rápido hacia mi salón, el profesor me mira y me hace señas de que entre. Ya puedo largar ese aire contenido nuevamente.

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