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8💍

Kieran salió de su habitación y revisó alrededor por lo que era la décima vez, probablemente más, pero Zack no llegaba aún y odiaba admitir que se encontraba un poco preocupado por el infeliz.

Caminó a la cocina y se preparó algo de comer, su apetito tampoco era bueno que digamos, su cabeza no dejaba de reproducir el evento traumático. Kieran se alarmó muchísimo cuando dejó inconsciente a Zack, sólo fue un pequeño golpe, no sabía que pasaría algo así. Aunque si lo pensaba con claridad esa fue la mejor solución, lo de anoche pasaría a la historia como un simple error de borrachos.

Kieran no estaba seguro de lo que quería conseguir con lo de anoche.

Sin pensar demasiado marcó el numeró de Zack y esperó, la llamada fue directamente a buzón de voz. No podía matarlo con un simple golpecito ¿verdad?

¡Maldita sea! La intención no era esa, sólo quería, bueno… restaurar lo que le quedaba de vergüenza, Zack fue más allá de lo que podía. Marcó otra vez y fue la misma situación, Kieran llamó a su suegra y luego de mucha palabrería de su parte averiguó que Zack había salido de casa por su propio pie, así que el hijo de puta debía estar ignorándole.

¡Vamos! Que él no tenía toda la culpa.

Kieran gruñó y regresó a su habitación, mañana debía despertarse temprano para seguir arreglando el cuarto de los bebés, no tenía ni un minuto para gastarlo en Zack. Veinte minutos más tarde recibió un mensaje de su marido diciendo que no llegaría, que se veían mañana. Por él como si se quedaba toda la puñetera noche bajo la falda donde debía estar, quizás estaba sintiéndose demasiado gay después de pedirle que se… bueno… pues eso y debía arreglar el problema.

Ni siquiera pudo pegar ojo.

Kieran condujo a lo que sería su casa en poco tiempo, al menos ya tenía un mejor aspecto, la cerca estaba completamente arreglada al igual que el césped, Zack estaba meciéndose en el columpio de la entrada, su aspecto no era mejor que el suyo.   

—No te ves bien —Kieran se metió con él, Zack bufó mirando en su dirección.

—¿Te miraste en el espejo?

—No he dormido mucho.

—Ya somos dos —murmuró Zack arrugando la frente.

—Casi no quedan reformas que hacer, terminarán la cocina mañana.

—Quince días y estaremos viviendo aquí —dijo con un suspiro.

—¿Eso no será un problema?

Kieran debía traer el tema ahora o más tarde sería peor, evidentemente Zack supo de lo que estaba hablando cuando lo miró con una ceja arqueada.

—¿A qué te refieres?

—¿En serio seguiremos haciéndonos los tontos respecto a este tema?

—No sé de qué estás hablando.

Sabía que estaba rompiendo el pacto silencioso que habían hecho ambos respecto este tema, Zack estaba tenso como la cuerda de una guitarra.

—Lo sabes perfectamente, el tema por el que terminé golpeándote y no regresaste anoche a casa.

—¿Debemos hablar de ello? Sólo fueron estupideces de borrachos.

—Lo siento si no es tu caso, pero resulta que el alcohol nunca me ha dado ganas de besar a un hombre —Zack torció los ojos.

—Pues empieza a revisar el alcohol que consumes.

—Zack —gruñó, Zack se levantó haciéndole caso nulo.

—Vamos a terminar el cuarto.

—No hemos terminado de hablar sobre esto —Zack siguió su camino.

—Yo no hablé, fuiste tú y creo que ya dijiste lo que querías decir.

—Eres demasiado terco para tu propio bien.

—Gracias.

—No fue un cumplido —refunfuñó.

—Aun así, lo tomo como uno —Zack abrió la puerta y lo miró—. ¿Qué nos falta en la habitación?

Kieran miró alrededor, el dibujo de la pared ya estaba terminado, las cunas estaban en su lugar una al lado de la otra, aparadores para la ropa y hasta tenían juguetes. Fue realmente excesivo, pero al parecer no podían aguantar la emoción, Kieran aún no podía creer que estuviesen en esta situación cuando no querían esto en un principio.

—No lo sé, iremos arreglándola a medida que pase el tiempo, nos quedan más de siete meses para que nazcan.

—Tienes razón, también hay un problema —Zack cerró la puerta y fue escaleras arriba, se detuvo en lo que sería la habitación matrimonial, Kieran se estremeció.

—¿Con qué?

—Vamos a tener que dormir juntos.

—¿Por qué haríamos eso?

—Somos un matrimonio, las mujeres que llevan a nuestros hijos no saben de nuestro acuerdo. ¿Qué mensaje daremos durmiendo en habitaciones separadas?

—No dormiremos en la misma habitación —Kieran estaba seguro de que eso traería más problemas de los que solucionaría.

—Da igual mientras no tomemos, aparentemente no podemos controlar nuestro comportamiento con el alcohol.

—Zack …

Zack gruñó enojado.

—Tampoco me gusta la idea, ¿pero les diremos sobre nosotros?

—Deberíamos hacerlo, vivirán con nosotros, van a notarlo de todas formas, somos perro y gato.

—Y estoy de acuerdo contigo, pero a penas las conocemos y no sabemos si son de fiar.

—Sólo dos semanas, no más.

—Está bien.

Kieran entró a la habitación vacía, las paredes eran blancas, el armario era lo suficientemente grande para la ropa de ambos y una cama King serviría para mantenerlos alejados por dos semanas.

Claro, porque esto era una muy buena idea.

……

Zack tomó las dos maletas de Leslie y las llevó a lo que sería su habitación, ella paseó alrededor, Zack se preocupó por un momento.

—¿Hay algo que te incomode?

—¿Qué? ...Oh, no, nada de eso, sólo pensaba en que hicieron un buen trabajo escogiendo la casa.

—Mas tarde le diré a Kieran lo que piensas de mi casa embrujada —Leslie se puso un riso oscuro detrás de la oreja y sonrió en su dirección.

—¿En serio estaba tan mal?

—Puedes apostarlo.

—¿Podemos dar un recorrido?

—Claro, ven conmigo.

Leslie lo siguió, Zack le enseñó primeramente el patio, quedó irreconocible, el césped estaba recortado y de un verde sano, el árbol parecía un poco más vivo y Zack se aseguró de que con el tiempo sobrante de las reformas hicieran una casa en el árbol, no serviría de mucho por el momento, pero más tarde los niños podrían divertirse.

Leslie caminó alrededor y admiró todo con la curiosidad de un niño, luego se dirigieron a la cocina, ya estaba con todos los suministros y Kieran se había hecho cargo de estrenarla, la comida quedó pésima, por cierto.

—Leslie ¿Qué tal eres en la cocina?

—¿Uh? Creo que no soy mala en ello —Zack se mordió el labio inferior.

—¿Te molestaría enseñar a Kieran?

—Sería un gusto, pero, ¿qué comían hasta ahora?

—Pedíamos a domicilio, pero Kieran ya no quiere —murmuró haciendo una mueca de desdén, Leslie subió las cejas.

—Vale, por esa cara presumo que es peor de lo que imaginaba, lo enseñaré.

—Gracias, eso salvaría nuestras vidas.

—¿Y dónde está Kieran? Muero por conocerlo.

—Está de camino con tu compañera de habitación, espero que puedan llevarse bien —Zack siguió caminando de largo.

—Estaremos bien, no te preocupes por eso —murmuró Leslie mirando hacia la puerta cerrada que fue ignorada, Zack se puso demasiado tenso repentinamente—. ¿Y esta habitación?

—Aún no está terminada, por lo que sigamos —Leslie lo ignoró.

—¿Esta será la habitación de los bebés?

—Sí.

—¿Por qué no puedo verla? —Zack se sonrojó, no tenía ningún motivo en específico, simplemente no quería mostrarla sin Kieran presente, ahí estaba el esfuerzo de ambos y no quería que nadie…

—No está terminada —murmuró, Leslie colocó las manos a nivel de las caderas y frunció el ceño.

—Zack ¿me estás mintiendo?

—Yo…  puedes verla —Leslie se carcajeó ligeramente y abrió.

—Es hermosa, y tú, eres un mentiroso, Zack.

—Lo siento —murmuró arrepentido.

Leslie volvió a reír.

—¿Sientes que invadí un espacio tuyo y de Kieran?

Zack enrojeció.

—Estaré en mi oficina, siéntete libre de explorar cualquier habitación de la casa.

—¿Vuestra habitación también?

—Leslie…

—Sólo vete o morirás de vergüenza.

Zack se retiró y fue a su despacho, habilitaron la casa para que tuviese dos oficinas, después de todo Kieran y él necesitaban independencia. Kieran entró media hora más tarde y se sentó frente a él.

—¿Por qué querías verme?

—¿Qué?

—Acabo de conocer a Leslie y me dijo que querías verme —Zack enrojeció una vez más, Kieran ladeó la cabeza mirándolo con curiosidad.

—Sé lo que dije, pero no creo aguantar dos semanas.

—¿Uh? ¿Pasó algo?

—Ella... Uh... estuvo molestándome contigo —susurró.

Kieran se carcajeó a pleno pulmón.

—¿En serio lo consiguió?

—Jódete, imbécil.

—No me va eso.

—¿Ya se conocieron?

—Sí, Mary está sorprendida del parecido mío con Leslie, espera a que te vea —Zack torció los ojos.

—Ya nos conocen por las revistas.

—No es lo mismo en persona, deberías saberlo.

—Muy bien, vamos a conocerla —dijo poniéndose de pie, Kieran lo miró de reojo.

—¿Ya te sientes a gusto como para salir?

Zack le lanzó un cojín.

—Idiota, eres odioso.

—Lo sé.

Ambos fueron a la habitación de las chicas, Kieran dio dos toques y las risas en el interior se detuvieron, al menos parecían estar llevándose bien. Mary fue quien abrió la puerta, sus ojos casi se salen al mirarlo, Leslie se burló en voz alta.

—La hicieron muy buena escogiéndonos —Kieran sonrió de medio lado.

—Mary, él es Zack, mi marido, Zack, ella es Mary.

—Un gusto conocerte —dijo Zack tendiéndole la mano, Mary la estrechó, la pelinegra hizo un puchero mirándolos.

—¡Eh! ¿Por qué no tuve una presentación tan formal?

—Bueno, Leslie, al parecer estuviste molestando a mi marido.

Leslie sonrió mirándole tenebrosamente.

—Oh, sólo fue una pequeña broma, Zack no quería enseñarme el cuarto de los bebés.

—¿En serio?

—Hasta dijo que no estaba terminado —Zack se sonrojó, esto ya comenzaba a ser molesto, junto al incesante tartamudeo.

—Yo… espera…eso… —Kieran lo miró con curiosidad por segunda vez en el día, por suerte fue salvado por la misma persona que lo metió en problemas.

—Está bien, él no quería que lo viera sin tí —Zack suspiró aliviado y procedió a la presentación.

—Leslie, él es Kieran, mi esposo, Kieran, ella es Leslie ¿contenta? —Leslie sonrió estrechando la mano de Kieran.

—Mucho mejor, y perdón por la broma.

—Está bien.

Cuando por fin pensó que estaba libre de las jugarretas de Leslie Kieran habló, sus ojos guardaban una amenaza silenciosa. Zack se estremeció.

—Leslie me contó lo bien que estabas hablando de mi comida, no pensé que te gustara tanto —Zack silbó el nombre de la alborotadora entre dientes.

—Leslie…

Leslie se mordió el labio evitando reírse de su situación.

—Lo siento, sólo que es un poco divertido molestarte.

—Lo tendré en cuenta.

—¿Qué haremos ahora? —Kieran frunció el ceño.

—¿Deberíamos hacer algo?

Leslie le palmeó el hombro con fuerza, Zack y Kieran la miraron sorprendidos, esta mujer sí que era un personaje.

—Hombres —gruñó poniendo los ojos en blanco—. Debí imaginarlo, ¿mantendrán a estas dos mujeres embarazadas aburridas durante los siete meses que quedan?

—¿Cuál es la idea?

—Podemos jugar pictionary, tengo la necesidad insana de seguir molestando a Zack.

Zack gruñó, esta mujer se parecía más a Kieran que en apariencia, deberían ser hermanos perdidos.

—Eres terrible mujer.

—¿En serio haremos semejante cosa? —murmuró Kieran, a Zack le daba risa lo desconcertado que se veía con la situación.

—La mayoría gana, Kieran —apuntó Leslie, Kieran soltó un bufido.

—No veo que tú seas la mayoría.

—Mary, ¿quieres jugar?

—No me molestaría, no tengo nada que hacer tampoco.

—Zack …

—Sólo diré que sí, si me prometes no más bromas durante lo que queda de día —Kieran lo miró como si lo hubiese traicionado en el último minuto, luego lo fulminó con la mirada.

—Hecho, Kieran, has perdido, vamos a la mesa, más tarde tu y yo tenemos una cita con la cocina y tu esposo no está invitado, no lo mires.

—Zack, me aseguraré de que tu plato tenga más sal de la necesaria —Zack le tiró un beso.

—Gracias, cariño, por eso te quiero.

Leslie chilló.

—Son tan tiernos.

—Debes tener problemas de visión —dijo Kieran por lo bajo, Leslie lo miró con una sonrisa.

—¿Dijiste algo?

—Nop, sólo vamos a jugar, ya tengo ganas de que termine este día.

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