6💍
Kieran lo sabía, la pregunta estaba fuera de lugar, Zack sólo estaba tratando de hacer que todo fuese más cómodo, viviendo en esta casa estarían lejos del control de sus padres, pero estarían demasiado cerca el uno del otro.
Tenía que admitir que estaba asustado después de lo acontecido en la noche.
¿Y si resulta que en serio le gustaban los hombres? ¿Y si terminaba enamorado de Zack?
Maldita sea, su cabeza era un desastre, mucho más después de ver lo feliz que estaba con esta casa embrujada.
—¿A qué te refieres?
—Tener hijos nunca estuvo dentro de nuestros planes…
—Kieran, ¿no es un poco tarde ya para arrepentirse? Aceptaste todo esto, las mujeres que escogimos se hicieron el proceso ayer —Zack parecía un poco ansioso mientras hablaban.
—Zack…
—Es más, aún no es tarde, si quieres huir, sólo estamos a una llamada.
—No quiero huir, sólo hice una pregunta. ¿Hasta cuándo seguiremos con esto? Dos niños no son una broma.
—Joder, no entiendo nada —gruñó Zack.
—Zack, me refiero a ti y a mí. ¿Qué haremos respecto a eso?
—¿Quieres el divorcio después de que nazcan? Yo pensaba criarlos a ambos —y como si no hubiese quedado lo suficientemente claro especificó señalando entre ellos—. Juntos, tú y yo.
—¿Estás dispuesto a sacrificarte por ellos? —Zack se peinó hacia atrás.
—¿Tu no? Pensaba que estábamos en la misma página.
—Está bien, sólo quería escuchar eso.
—Vas a volverme loco —suspiró Zack apoyándose a la pared, Kieran estaba en la misma situación, justo en el momento se escuchó un estruendo en la entrada.
—¿Qué es ese ruido?
—Hoy empiezan las reformas, vamos abajo a dar las instrucciones.
……
Kieran entró a lo que sería el cuarto de los niños y no pudo evitar reírse, Zack soltó el pincel mirándolo con las mejillas enrojecidas.
Mordió su labio inferior viendo la pared, el cuarto de los pequeños fue el primero en terminarse en un total de cinco días, las paredes se pintaron de crema pálido, el piso aún estaba cubierto de plástico con Zack sentado frente a la pared más grande.
Zack tenía puesto un jean desgastado y una camisa que pretendía ser blanca, ahora era una mezcla de verde, marrón y azul gracias a la pintura.
—¿Qué? —gruñó mirándolo con mala cara, Kieran volvió a mirar a la pared.
—Umm… no pareces tener dotes artísticos —murmuró acercándose y quitando un poco de pintura de su mejilla, Zack achicó los ojos.
—No me digas que puedes hacerlo mejor.
Kieran sonrió con altanería.
—Veamos.
Kieran se sentó a su lado y tomó un pincel con el objetivo de arreglar todo el desastre de pintura, Zack lo miró con los ojos brillantes, la comisura de su boca se arqueó en una sonrisa.
—No sabía que tenías talento para esto —dijo Zack mirando el tronco de árbol dibujado.
—Será un secreto entre tú y yo —musitó, Zack levantó una ceja mirándole con curiosidad.
—¿Qué pasa con tus padres?
—Rompían mis dibujos —Zack tomó otro pincel y comenzó a dibujar el interior del tronco, al menos eso no se le daba tan mal.
—Si te sirve de consuelo, este no podrán romperlo, y lo verás todos los días.
Kieran se detuvo y tomó la hoja que descansaba sobre sus piernas, era un claro borrador de lo que pretendía hacer en la pared, el grueso tronco del árbol se dividía en siete ramas al final, las hojas no eran demasiadas y había flores azules en varios lugares, haciendo que pareciera un dibujo infantil.
Lo mejor de todo eran las ardillas trepando el árbol, tres de ellas, una jirafa bebé las miraba desde el suelo, junto con un pequeño elefante. Aparte había una rama lejana de la que colgaba un columpio, un lindo búho de grandes ojos brillosos parecía mecerse en él.
Kieran sonrió.
—¿Quién hizo el boceto? —las mejillas de Zack se colorearon de rosado una vez más, quieran se tragó todo su deseo mientras lo escuchaba murmurar.
—Le dije a alguien lo que quería que pintara, pero quería hacerlo yo mismo en el cuarto, agradezco que sepas pintar —Kieran estuvo satisfecho con la respuesta y siguió pintando las ramas en espiral del árbol.
—¿Qué prefieres? ¿Niña o niño?
—Creo que un niño. ¿Qué hay de ti?
—No lo sé, también me gustaría un niño, no sabría cómo criar a una niña —gruñó mirándolo, Zack se encogió de hombros.
—A mí no me mires, yo tampoco tengo idea de eso.
—Ya veremos.
—Tenemos que ir a ver a nuestros padres —Kieran se sintió amargo de repente, todo su buen humor se desintegró.
—¿En serio tenemos que ir?
—Por desgracia, sí.
Kieran refunfuñó apretando el pincel.
—Deja de pintar si estás enojado, haces un desastre.
—No puede ser peor que el tuyo.
—Bueno, gracias —murmuró irónico.
—¿Te ofendiste?
Preguntó levantando el pincel de la pared y apuntándolo hacia él, algunas gotas de pintura se esparcieron por su camisa ya manchada, Zack lo fulminó con la mirada luego de ver las manchas.
—Maldita sea, no me pintes.
—Venga, no es más de lo que tienes ya —dijo torciendo los ojos.
Zack se puso de pie repentinamente y colocó las manos en su cuello, Kieran miró a sus finos labios preguntándose si tenían el mismo sabor que la última vez, pero sintió el líquido resbalándose de las manos en su piel.
Kieran lo empujó y tocó su cuello, sus dedos se tornaron verdes.
—Eres un infantil, tu ropa ya estaba manchada.
—Bueno, ahora tú estás manchado.
—Joder, vas a arrepentirte de esto —gruñó embadurnando sus manos de amarillo, Zack levantó sus palmas verdes en modo de rendición.
—Estamos en el cuarto de los niños, no hagas nada loco, o arruinaremos la pared.
—Entonces ven aquí, y estaremos a mano.
—¿Para qué?
—Quiero abrazarte —sonrió, Zack se estremeció.
—No.
—Ven aquí, o no te dejaré en paz.
Zack cedió y se acercó, Kieran en serio lo abrazó notando la tensión en su cuerpo, colocó la mano izquierda en su espalda y con la otra le agarró el trasero, Zack lo empujó al instante.
—¿Qué carajo, Kieran?
Se carcajeó mirando el espanto en el rostro de Zack.
—Ahora tendrás que salir a cambiarte, todos los trabajadores pensaran que estábamos haciendo cochinadas.
—Madre mía, eres un idiota —gruñó Zack saliendo del cuarto, Kieran le gritó haciendo reír a los trabajadores.
—Yo también te quiero, amor.
……
Ese Kieran era un tonto de los que ya no habían, Zack se quitó el pantalón con su mano marcada y se puso otro viejo, la camisa la dejó, de todas formas, no era demasiado.
Zack se sentó en el borde del lavamanos y pensó en el momento en que puso las manos en el cuello de Kieran, sus ojos fueron directamente a su boca y lo peor de todo es que Zack lo esperó, quiso que pasara.
En serio necesitaba ir con un psicólogo urgentemente. No era posible que estuviese deseando besar a Kieran, era una locura.
Zack salió del baño, aún no estaba reformado, por lo que su aspecto era bastante malo, tan lúgubre que te hacía pensar en fantasmas, lo mejor era no estar demasiado tiempo ahí dentro.
Kieran se carcajeó en cuando lo vio entrar, era una pena que no pudiese criticarle un poco el dibujo, en serio tenía talento para ello.
Zack se sentó a su lado y comenzó a buscar la última página en la que navegó, una vez ahí se la enseñó a Kieran, él tomó el teléfono y lo miró con curiosidad.
—¿Vamos a comprar las cunas ya?
—Iremos mirando, esa es la que más me gusta.
—Ya veo porqué —murmuró Kieran acercando la foto, la cuna era del mismo color crema que las paredes, las mantas que se veían eran de azul claro, con muñecos por doquier—. ¿Pero no es mejor esperar a saber el sexo?
—Vamos, la cuna puede ser tanto para niña o niño —Kieran le devolvió el teléfono y comenzó a pintar otra vez.
—Está bien, ordena dos de esas.
—¿No mirarás las demás?
—Evidentemente confío en tu elección —Zack arrugó la frente.
—Pensé que me odiabas.
—A veces lo hago, como mismo me odias tú a mí, pero confío en tí —Zack se sintió extrañamente satisfecho con la confesión.
—Gracias.
Kieran le palmeó el hombro y se carcajeó.
—No me agradezcas y ponte a pintar, aún nos queda mucho.
—Idiota.
……
Zack se arregló la corbata y salió del baño, Kieran estaba frente al espejo tratando de acomodar su mata de rizos, negó y lo giró hacia él.
Kieran frunció el ceño, pero se dejó hacer. Zack lo peinó hacia atrás, pero fue un caso perdido, finalmente optó por amarrarlo con una liga, suspiró.
—Necesito cortarlo.
—Déjalo así —dijo casi al instante, Kieran se sorprendió de ello.
—¿Por qué?
—Así está bien.
—¿En serio? —preguntó con una sonrisa ladeada, Zack torció los ojos.
—Olvídalo, acércate un momento —Kieran prácticamente invadía su espacio personal, Zack estaba a punto de entrar en pánico, pero sólo por las ganas de besarle.
Zack le ladeó el cuello y vio dos de sus huellas marcadas en su cuello.
—Esas no salen, está bien, lo consideraré una marca de amor —dijo en broma, Zack le golpeó el hombro y cogió las llaves del auto.
—Bien, ya nos vamos, hombre marcado.
Zack condujo a casa y aparcó, apunto de salir tomó a Kieran del hombro.
—¿Qué pasa?
—No les digas donde viviremos, me están molestando con eso —Kieran lo miró extraño.
—Zack, no importa lo malos que sean, son nuestros padres.
—No los quiero cerca de nuestros hijos —gruñó sorprendiéndose a sí mismo.
—¿Te das cuenta de lo sobreprotector que eres cuando pretendías dárselos a ellos? ¿Cómo es que cambiaste tanto?
—No lo sé, es extraño sentirse así por alguien que ni siquiera nace aún —Kieran sonrió.
—No les diré nada.
Zack caminó más tranquilo, y saludó a la madre de Kieran cuando esta les recibió, su sonrisa era radiante igual que siempre.
—¿Cómo están?
—Bien.
—Vengan, la cena ya está lista, los esperábamos.
Ella los guió hasta el comedor, como había dicho, sólo estaban vacías las sillas de ambos en un lateral de la mesa, su suegra tomó asiento, y ellos se sentaron casi al instante.
Zack sintió la presión repentinamente, Kieran debía sentirse igual porque todas las miradas estaban sobre ellos.
—¿Cuál es el problema? —murmuró con la voz ronca.
—¿En serio no van a decirnos?
—No.
—¿Qué hay de los niños, tampoco van a dejar que los veamos? —Kieran intervino antes de que pudiese responder lo que quería.
—Los traeremos una vez a la semana, ¿eso está bien?
—Supongo.
La cena fue incómoda, demasiado como para describirla, Zack tomó de más esa noche, Kieran tampoco fue una excepción tratando de igualar a los mayores, cabe decir que fue un reto estúpido.
Zack ya estaba cayéndose de la silla mientras ellos seguían bajando copa a copa sin ningún síntoma de borrachera.
Su padre fue el primero en hablar.
—Deberían ir a dormir, no pueden conducir así.
—Esta fue la idea todo el tiempo —murmuró con la lengua un poco enredada.
—¿Nos dirán a donde van a mudarse?
—Oh, no es tan le…—Zack cubrió la boca de Kieran evitando que hablara, luego miró a su padre.
—Eso es hacer trampa —Zack gruñó cuando Kieran lamió la palma de su mano, lo agarró del cuello de la camisa y ayudó a levantar, la mesa evitó que se cayeran —. Joder, el piso da vueltas.
—Ven, los ayudaremos a llegar.
—No, da igual, no estamos tan lejos.
Zack colocó un brazo de Kieran alrededor de su cuello y lo agarró de la cintura, esto no hacía mejor el trayecto, pero si pasable, al menos se ayudaban mutuamente, tres puertas más lejos llegaron a la habitación de invitados, colocó el seguro sólo por si acaso, y dejó a Kieran sobre la cama.
—Zack…
Zack miró hacia su mano siendo retenida por la de Kieran.
—¿Qué?
—Ven aquí —refunfuñó palmeando el espacio a su lado.
—Kieran, suéltame.
—Eres un miedoso, ven aquí y bésame.
Zack en serio quiso resistirse, pero no podían culparle, él también estaba borracho, mucho más viendo a Kieran enseñar un poco de su pecho al desabrocharse los primeros botones de la camisa e invitándolo a compartir cama con él.
Era un hombre después de todo.
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