4💍
Kieran dejó los documentos sobre el escritorio y atendió la llamada, la mujer del otro lado se escuchaba tan emocionada que tuvo que alejar el teléfono por un momento.
Quedó de verse con ella en el café de enfrente y empezó a caminar hacia allá. El lugar era pequeño y lo suficientemente acogedor, escogió una de las últimas mesas que le permitía ver quien entraba, Kieran colocó la chaqueta de su traje tras el espaldar, se sentó y pidió un café.
Veinte minutos después apareció la mujer que esperaba y a la misma vez no, Zack la escogió por él y gracias a eso pensó que estaría bastante alejada de sus gustos, no pudo estar más equivocado.
La mujer era bajita, pelo rubio sedoso y ojos oscuros, le sonrió en cuanto lo reconoció, su lápiz labial era de un rosa pálido.
Ella caminó hacia su mesa y se sentó sin pedir permiso siquiera.
—Hola, soy Mary, tú debes ser Kieran —Kieran asintió—. Debo decirte, me alegra que me escogieras para este proceso, estuve a punto de retirar mi solicitud, pero apareciste justo a tiempo.
Kieran apoyó los codos sobre la mesa y puntualizó.
—Esta reunión es para dejar las cosas claras, sé perfectamente que este tipo de cosas no suelen hacerse así, pero esto es un caso especial.
—Comprendo.
—Escucha, no creo que merezca tu agradecimiento, después de todo mi marido fue quien te escogió —Mary abrió los ojos y lo vio con confusión, Kieran arqueó una ceja.
—¿Marido?
—¿Algún problema con eso?
—¿Qué? No, sólo me sorprendió, no me dijeron nada sobre ustedes.
—Ya te dije que esto será atípico, pondré mis condiciones y una vez las escuches llegaremos a un acuerdo. ¿Vale?
—Sí.
—Cuando tengas dos meses de embarazo irás a vivir conmigo y mi esposo, no te asustes no estaremos los tres solos, ahí estará la mujer que llevará al hijo de mi esposo, o sea, tendrás una compañera de cuarto y también una asistenta, ella velará por ustedes cuando no estemos, lo que es más de la mitad del día.
—Está bien, eso no me molesta.
—No puedes salir de casa sin compañía y tampoco ir sola a las consultas, a esas iré yo.
—¿Y si estás trabajando? —Kieran se encogió de hombros.
—Iremos al otro día, quiero saber exactamente todo lo que pase con ese embarazo.
—Estoy de acuerdo.
—Una cosa más, lee estos documentos y firma.
Mary tomó los papeles y comenzó a leer, firmó dos de ellos hasta encontrar el último y mirarlo con curiosidad.
—Sé que este hijo no será mío, no hay necesidad de este documento.
—No es tuyo, pero estará creciendo ahí dentro, es posible que tu instinto maternal se interponga por ello quiero que firmes eso.
—Vale. ¿Esto es todo?
—Sí, espero que nos llevemos bien.
—Yo también, ahora debo irme a la clínica.
Kieran extendió su tarjeta.
—Toma, este es mi número, cualquier cosa que necesites puedes llamarme.
—Vale, gracias, nos vemos.
Kieran fue de vuelta a la oficina, Zack estaba en su silla de brazos cruzados, su ceño fruncido no transmitía nada bueno.
—¿Qué haces en mi lugar?
—¿Por qué escogiste a esa mujer? —gruñó Zack poniéndose de pie.
Kieran se cruzó de brazos y apoyó en la pared a su espalda.
—¿Te refieres a la que llevará a tu hijo?
—¡Sí! Justo esa.
Zack se acercó, sus pupilas estaban completamente dilatadas, los labios rojos de tanto morderlos, Kieran no quería pensar en lo frustrado que estaba, sólo no se reía porque Zack era muy capaz de golpearlo.
—¿Qué tiene?
—¿Qué, qué tiene? —repitió.
—No le vi nada extraño —Zack achicó los ojos y se acercó aún más, Kieran comenzaba a sentirse incómodo.
—Claro, excepto la parte en que es sospechosamente parecida a ti.
—¿Y eso qué?
—Kieran… —replicó, Kieran dio un paso atrás y sonrió.
—No es como si la que escogiste tu no se pareciera a ti —Zack apretó la mandíbula y habló entre dientes.
—Se parece a Rachel, lo hice pensando en eso.
—¿Por qué? Dijiste que estaba prohibido acostarse con ellas.
—No lo sé, sólo lo hice, pero no me líes, no estamos hablando de eso.
—Lo hice porque pensé que te recordaría a mí y no querrías acostarte con ella, Zack, no me digas que quieres acostarte con ella —dijo sonriendo ladinamente—. Espera ¿También te gusto yo?
Zack no tomó la broma demasiado bien y lo agarró por la parte delantera de su camisa, luego le gruñó como si fuese un maldito animal rabioso.
—¿Te has visto en un maldito espejo? Ni aunque fueras la última persona del planeta me metería contigo —Kieran se deshizo de su agarre.
—¿Entonces porque estás tan enojado? Si la chica no te gusta no hay problema.
—Si lo hay.
— Zack, pensé que comenzábamos a llevarnos bien, no lo hice con intención de molestar —Zack apenas lo escuchó.
—Jódete —gruñó marchándose.
Kieran se quedó mirando la puerta con confusión.
¿Qué rayos acababa de pasar?
No entendía nada de esto, simplemente escogió a la mujer por lo que decía su perfil, ni siquiera se fijó en su aspecto.
Kieran decidió molestarlo con una pequeña mentirilla blanca, pero nunca pensó que Zack se enojaría tanto por ello.
Genial. Ahora tenía que hacer las paces con Zack.
……
Zack terminó de vestirse para la gala benéfica a la que debían ir, desgraciadamente tenían que dormir esta noche en el hotel, sinceramente no estaba muy emocionado con compartir habitación.
Metió el teléfono en el bolsillo de su pantalón y salió, Kieran ya le estaba esperando, pero ni siquiera lo miró al pasar directamente al ascensor.
Kieran entró, luego de suspirar intentó hablar con él por lo que era aproximadamente la cuarta vez desde que habían llegado.
Zack no quería escuchar nada de lo que tenía que decirle.
—Zack…
—Sólo llevemos la fiesta en paz —gruñó, Kieran dio un golpe en el metal del ascensor.
—No podemos entrar de esta forma a la gala —Zack puso los ojos en blanco, este hombre no sabía todo lo que podía hacer aún.
—No te preocupes, si he podido hacerles pensar que estamos muy enamorados en estos tres meses, puedo aguantar ser un poco cariñoso estando enojado.
—No se suponía que fuera de esta forma, no lo hice a propósito.
—No me importa, sube al coche —murmuró una vez quitó la alarma, Kieran resopló.
—Eres tan imbécil en ocasiones.
—Gracias, es un halago viniendo de ti.
—¿En serio estaremos así de nuevo? —Zack empezó a conducir.
—Es un camino de dos horas, por favor trata de dormir, necesito dejar de escucharte por un tiempo.
Kieran bufó, pero no dijo nada más en lo que quedó de camino, Zack dejó el auto con el encargado y dobló el brazo como todo un caballero antes de entrar, Kieran lo fulminó con la mirada, pero de todas formas entrelazó su brazo con el suyo.
El murmullo se detuvo una vez entraron y la coordinadora les sonrió, Zack no pasó por alto que era de los gustos de Kieran, pequeña y rubia, con ojos marrones, se enojó aún más.
—Me alegra tenerles aquí, cualquier cosa que se les ofrezca pueden decirlo —dijo con una mirada extraña, al menos Zack la vio así pero ahora que se lo decían sí que se le ofrecía algo.
—Bueno, ya que lo dices, necesito champagne.
—Los camareros…
—No veo a ninguno por aquí — interrumpió.
Kieran lo fulminó con la mirada.
—Oh, sí, iré a buscar alguno.
—¿Por qué has fuiste tan descortés?
Zack se encogió de hombros.
—No lo fui, debería tener al servicio haciendo su trabajo.
—Los demás no tienen la culpa de que estés enojado conmigo —Zack lo miró enojado.
—¿Por qué defiendes tanto a la mujer? ¿La conoces acaso?
—No, pero…
—Señor, aquí está su bebida — el camarero tendió la bandeja.
Zack le dio una copa a Kieran y se quedó con otra, el muchacho se retiró.
—Como iba diciendo…
—Kieran, deberíamos separarnos, tu puedes irte por allá y yo me iré por este lado.
—Ya, porque eso no es lo suficientemente extraño.
—No te quiero todo el tiempo a mi lado, terminarás dándome dolor de cabeza.
Zack se tomó la copa de una vez y luego intercambió la suya vacía por la de Kieran.
—Dolor de cabeza tendrás si sigues tomando con esa rapidez.
—Ocúpate de tus asuntos, también deberías probarla.
Zack habló con varios invitados, las copas de champagne fueron rápidamente reemplazadas con vodka, Zack se sentó en su mesa correspondiente al sentir un poco de mareo, el objetivo era despejarse, pero nada de eso funcionó cuando encontró a Kieran con la mirada.
El infiel parecía estar divirtiéndose, su sonrisa no podía ser más grande mucho igual la de la coordinadora, Zack sabía que esto acabaría de esta forma.
Sin pensar demasiado se puso en pie y caminó hacia ellos, Zack lo abrazó por la cintura y se colocó a su espalda, Kieran tuvo la decencia de no ponerse tenso con su toque.
—¿No crees que me has quitado a mi esposo por mucho tiempo? — dijo en dirección a la rubia, ella se sonrojó viendo hacia Kieran.
—Ni siquiera lo había notado, lo siento mucho.
—Apuesto a que sí.
—¿Amor, estas borracho? — preguntó Kieran de medio lado, su mirada pretendía ser cariñosa, pero terminó siendo bastante salvaje.
—¿Umm, por qué la pregunta?
—Yo debería irme —murmuró la chica, Zack sonrió.
—Pueden seguir hablando, no me molestaría escuchar.
—Zack…
—¿Qué? ¿No puedo escucharlo? —Kieran miró hacia la mujer y se disculpó en su nombre, Zack se enojó más.
—Lo siento, suele ser así cuando se emborracha, lo llevaré a la mesa.
—Por supuesto, aquí tienen mi número, si pasa algo… —Kieran tomó la tarjeta y la metió en su bolsillo.
—Sí, claro, no dudaremos en llamarte — dijo Zack irónicamente.
Ella se retiró y aprovechó el momento para hurgar en el bolsillo de Kieran y arrojar la tarjeta al suelo, Kieran lo vio con furia.
—¿Qué pasa contigo?
—Nada, simplemente no deberías estar coqueteando con tantas personas alrededor, mucho menos si tu marido está presente.
—Un marido que está borracho.
—No estoy borracho.
—Claro, vamos —Kieran lo agarró, pero Zack se desprendió de su toque.
—Suéltame, ni siquiera me respetas en público.
—Dios mío, ¿Qué pasa hoy contigo? Llega tu solo a la mesa.
—Muy bien, lo haré.
Kieran se marchó dejándolo solo y mareado, Zack no podía enfocar muy bien la vista y tampoco supo cuánto tiempo le tomó llegar a la mesa, Kieran parecía haberse tomado por lo menos cinco tragos.
—Ya era hora de que aparecieras, están a punto de comenzar.
Zack se tragó todo el espectáculo incluyendo los vasos que traían constantemente, era bueno que pensaran que llenándolo de alcohol daría más dinero.
Kieran también tomó bastante y sinceramente no supo cuál de los dos estaba más borracho, Kieran probablemente lo estuviese menos ya que lo ayudó a llegar a la habitación que compartirían, eso tampoco lo hizo sentir mejor.
—Quédate ahí un momento —gruñó Kieran apoyándolo en la pared, abrió la puerta con la tarjeta llave y lo cogió de nuevo, cerró con una patada discreta.
—En serio nunca cambiarás —replicó arrastrando las palabras, Kieran se carcajeó y casi los hace caer.
—¿Por qué suenas como una esposa despechada?
—Yo no sería la esposa aquí, serías tú.
—No me digas.
—Sí.
—Sólo ve a dormir, borracho —dijo tirándolo a la cama, Zack hizo un mohín.
—También estás borracho.
—No tanto como tú —dijo sacándose la chaqueta.
Zack luchó con su camisa sin obtener resultado, Kieran terminó quitándola por él.
Se sorprendió mirando sus ojos achicados, sus manos temblorosas y no pudo evitar recordar su reacción a los gemidos que escuchó en ese baño.
Eso no quería decir nada, simplemente estaba caliente, no tenía sexo hacía meses.
Kieran tiró su camisa al suelo y también le quitó los zapatos, Zack se encargó de su pantalón.
—Espera un minuto —Kieran lo miró cuando estuvo a punto de irse, Zack se sentó y estiró la mano hacia su cuello—. Tienes una mancha de labial aquí —Zack lo tiró a la cama y admiró la marca.
—Sólo quítala.
—Te dije que no podías hacer esto —gruñó bajando hacia la marca.
Su lengua rozó el labial y la fresa llegó a sus papilas gustativas, el gemido de Kieran atravesó su medula espinal y estimuló su centro nervioso enviando señales a su entrepierna.
Una vez podía explicarse.
¿Dos?
No tanto.
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