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2💍

Kieran llegó a casa del trabajo, en la mañana recibió un mensaje con buenas y malas noticias, la buena es que no tendría que preocuparse por Rachel, la mala era que Zack no iría a la empresa y tendría que hacer su trabajo.

Entró en pánico por unos minutos al pensar que Zack podría estar herido, pero eso era imposible, Rachel era baja y tenía poca fuerza, no podría dañar a alguien como Zack.

Su esposo no estaba a la vista, así que caminó a su habitación, Kieran dio dos toques en su puerta, al menos necesitaba agradecerle.

—Lárgate —gruñó Zack desde el otro lado.

Kieran frunció el ceño, él no hizo nada para hacerlo enojar. ¿Por qué le hablaba así?

—Zack. ¿Pasó algo, estás bien?

—Kieran. ¿No te dije que te largaras?

—No entiendo cuál es tu problema —dijo, Zack gritó desde el otro lado de la puerta.

—Tu eres mi problema, a partir de ahora deberías crear menos problemas manteniendo tu bragueta arriba.

—Te dije que no volvería a repetirse.

Kieran no solía ser dócil, mucho menos cuando le hablaban como ahora, pero Zack se encargó de su desastre, no tenía más remedio que aguantarse.

—Más te vale, porque la próxima no lidiaré con ella.

—¿En serio no podemos llevarnos bien? —murmuró, Zack respondió a su pregunta.

—No.

—Hablemos cara a cara —Kieran no sabía porque seguía insistiendo cuando sabía exactamente la respuesta que obtendría.

—No, ve a dormir y déjame en paz.

—Todavía tenemos que comer.

—No quiero comer.

—Te dejaré algo sobre la mesa, cuando tengas hambre lo comes.

Zack no respondió, Kieran preparó cuatro sándwiches, comió dos de ellos y dejó los demás sobre la mesa, puso un paño encima y se fue a dormir.

Quizás Zack estaría de mejor humor en la mañana.

Kieran despertó seis horas después, Zack ya se había ido y comido sus sándwiches, desayunó y se fue a la empresa, debido a que era muy temprano fue primero a la oficina de Zack.

Su esposo estaba leyendo un contrato reciente entre ellos y una empresa china, Kieran tomó asiento, Zack dejó de leer dos minutos después y abandonó el documento sobre el escritorio.

—¿Qué quieres? —gruñó, Kieran alzó las cejas.

—¿Esa es manera de tratar a tu esposo?

Zack lo miró con los ojos entrecerrados.

—Tu esposo tuvo que encargarse ayer de tu amante, fue una tarea desagradable.

—No más amantes para mí en un tiempo, lo he cogido.

—Si ya no tienes más que decir vete.

—Intentemos llevarnos bien, si somos amigos toleraremos mejor las cosas.

—No, así empiezan los romances, no me arriesgo —Kieran resopló.

—¿No estás seguro de tu sexualidad?

—De la mía sí, de la tuya… no tengo idea.

A opinión de Kieran era una excusa tonta, Zack simplemente no quería ningún tipo de relación con él, ya sea porque le odiaba o tenía miedo.

—¿No te quedó clara ayer?

—No importa, no quiero… —Zack dejó de hablar y miró a la puerta, su secretaria se asomó.

—Zack.

—¿Por qué no tocas la puerta? Odio que hagas eso —ella enrojeció.

—Lo siento, pero hay alguien que quiere verte.

—¿Quién?

—Es personal chino.

—Está bien, diles que entren cuando Kieran termine sus asuntos aquí —dijo mirándolo con reproche.

La secretaria se retiró y Kieran por fin habló del motivo por el que vino.

—Vengo a recordarte la cena de esta noche.

—¿Cómo olvidarlo? Nuestros padres se empeñan en hacer el ridículo y lo peor es que tenemos que actuar para ellos.

—Te esperaré en casa a las cinco, no te entretengas demasiado con los chinos.

—Jódete.

— Lo siento, no me van esas cosas —refunfuñó cerrando la puerta.

Kieran tuvo el tiempo suficiente para ver a Zack poner los ojos en blanco, eso lo hizo reír, en serio sería mucho mejor si se hicieran amigos.

Empezaron mal, él y Zack fueron invitados por sus respectivas familias a una cena, Kieran no vio nada extraño, las cenas de negocios eran algo típico en su vida.

Sin embargo, las cosas no se quedaron ahí, la cena de negocios de pronto se convirtió en una cena de compromiso, las reacciones de ambos no fueron buenas cabe destacar. Zack se levantó abruptamente dejando caer su silla mientras miraba con horror a sus padres, luego su mirada había caído sobre él, la poca reacción que mostró Kieran hizo enojarlo más y terminó gritándole cuando él no era el culpable.

Kieran entró a su propia oficina y una vez terminó el trabajo fue a casa, se dio un baño rápido y colocó un traje gris en el momento que el elevador anunció la llegada de Zack.

Salió a recibirlo, pero su marido lo ignoró estrepitosamente, a veces lo enojaba bastante, si no fuera porque estaba en deuda con él le gritaría unas cuantas verdades.

Kieran suspiró y se puso a ver el televisor, no era nada de su interés y eso lo hizo pensar en cuál sería el show que debían presenciar esta vez.

—Ya estoy listo —Kieran miró a Zack y se puso de pie para arreglar su corbata, Zack lo peinó con sus dedos—. Tu pelo es un desastre.

—Gracias, tú también te ves bien —murmuró irónico.

—Ahórratelo para la cena, odio estas estupideces —gruñó.

—No es como que me gusten tampoco, ya vamos, iremos en mi auto.

Kieran cogió sus llaves y Zack le siguió sin rechistar.

Llegar no tomó más de quince minutos, Kieran bajó un poco indispuesto, su familia lograba ponerlo incómodo cada vez que venían, cuando tocó el timbre su madre fue la primera en aparecer, la mujer le dio dos besos en cada mejilla y luego lo repitió con Zack.

—Es bueno que llegaran, los esperábamos.

—Pues vamos —dijo siguiéndola, su madre sonrió con diversión mientras les miraba.

—Hacen una buena pareja como siempre.

—Gracias.

—Hijo, justamente hablábamos sobre ustedes —a Kieran se le erizaron los pelos de la nuca, esto no decía buenas noticias.

—¿En serio? ¿Y por qué somos tema de conversación ahora? — su padre y el de Zack pusieron cara de quienes no rompen un plato, cosa que no les quedaba para nada.

—Bueno, ya están llegando a cierta edad y nosotros también, estaríamos felices de conocer a nuestros nietos antes de cederles la compañía.

—¡¿Qué?!

Evidentemente Zack y él sí que podían ponerse de acuerdo en algo cuando exclamaron al unísono.

……

Joder, era una buena idea que un terremoto decidiera hacer acto de presencia en ese mismo instante, rajara el puñetero suelo bajo sus pies y se lo tragara de una vez.

Zack esperó cinco segundos exactos a que ocurriera, pero nada pasó, su padre y el de Kieran seguían con la misma cara de imbéciles, Kieran estaba entrando en pánico, cosa que era mucho decir.

Kieran no solía mostrar cómo se sentía, pero la noticia parecía haberlo perturbado demasiado como para seguir queriendo verse como un bastardo frío.

—¿Qué carajo acabo de escuchar?

—Tú y Kieran ya tenéis veintinueve años, es hora de que tengan hijos ¿no crees? —Zack perdió la compostura y alzó la voz.

—No, me pare…

Zack se calmó y dejó de hablar cuando una mano le acarició la nuca, Kieran le acercó la boca a su oído y susurró.

—Cielo. ¿podemos hablar un segundo?

—¿Qué pasa contigo? —gruñó cuando estuvieron a unos pocos metros de sus padres.

Zack quitó su mano con un gesto incómodo.

—Esa no es manera de hablarles.

—No me quedaré callado como tú, lo que sugieren es absurdo —Kieran suspiró dándolo como un caso perdido.

—No te digo que te quedes callado, sólo que trates de rechazarlo cortésmente, ¿recuerdas lo bien que te fue en nuestro compromiso?

—Está bien.

—¿Ya estás más calmado como para volver a la conversación?

—Sí —murmuró.

Kieran lo tomó del brazo y lo llevó de nuevo con sus padres, ellos sonrieron como si supieran su respuesta.

—Díganme que se pusieron de acuerdo.

Zack sonrió irónicamente al comentario.

—De alguna manera coincidimos en que no queremos hijos —su padre hizo una mueca, Zack se sintió un poco feliz, pero todo se desmoronó cuando volvió a abrir la boca.

—Zack, eso no puede ser posible, la empresa quedará en vuestras manos sólo cuando tengáis herederos.

—¿No sería cuando nos casáramos?

—¿Qué? Por supuesto que no.

—¿Hasta cuándo jugaran con nosotros? —gruñó Kieran.

Zack en serio se sorprendió, era la primera vez que veía a Kieran enojado, para él, Kieran carecía de emociones, ese era el motivo por el que actuaba como si fuese un bloque de hielo, sin embargo, en los últimos meses Kieran estaba demostrando ser alguien bastante cálido, razón de más por la que Zack no lo quería a su lado, ni como amigo. 

—¿A qué te refieres? No hacemos tal cosa —Zack se cansó del juego del gato y el ratón y extendió la mano hacia su padre.

—Enséñame el documento.

—¿Qué documento?

—El que dice que hace falta un hijo —su padre miró a su oficina.

—¿Ahora?

—Sí.

—Muy bien, vamos —ellos caminaron a la oficina, ambos padres entraron y cuando Kieran estuvo a punto de entrar él lo detuvo cortándole el paso.

—¿Qué quieres?

—No quiero que entres.

—¿Por qué? —Kieran lo miró con recelo, Zack puso una mano sobre su hombro.

—Sé lo que hago, déjame encargarme de esto.

—Esto nos incumbe a ambos.

—Déjame encargarme.

—Zack…

Zack no se echó atrás a pesar del gruñido intimidante.

—Kieran.

—Has lo que quieras — refunfuñó retirándose.

Zack por fin abrió la puerta y se sentó frente a los dueños actuales de Mallot & Tolkien, Wren, el padre de Kieran lo miró con suspicacia.

—Fue algo inteligente dejarlo fuera de esta conversación, Kieran no es tan apático como finge ser.

—Su hijo y yo pensamos lo mismo respecto a esto.

—Primero léelo y luego dinos lo que piensas una vez más.

Zack tomó el documento y comenzó su lectura, la mirada de ellos lo hacía sentir incomodo mientras leía, también su contenido.

—¿Esto no volverá a cambiarse?

—No, siempre fue así, la boda fue una estrategia para expandirse —Zack puso el documento sobre la mesa y los miró.

—Déjame ver si lo tengo, una vez nazcan ambos niños tendremos el control.

—Sí, no es muy difícil.

—Acepto, les daremos los nietos que tanto quieren.

—¿No lo hablarás con Kieran?

—No se preocupen, de mi esposo me encargo yo.

A penas salió Kieran preguntó lo que había pasado, Zack sólo dijo que le contaría más tarde y Kieran aceptó a regañadientes.

La cena duró lo que parecieron diez años, sin embargo, se fueron tres horas más tarde, Zack pensaba en una forma de decirle lo que tendrían que hacer.

Una vez bajaron del ascensor Kieran cruzó los brazos y se sentó en el sofá, Zack se puso un poco nervioso mientras se sentaba frente a él, ahora que lo pensaba mejor no sabía cómo reaccionaría Kieran a la elección que había hecho.

—Habla de una vez.

—Cada uno tendrá un hijo, el proceso se llevará a cabo en estos días, la condición es que sean de la misma madre, por lo que se tomaran los óvulos de una mujer y se depositaran en…

—Conozco ese proceso, ahora quiero saber cómo carajo terminaste aceptando ¿Por esto no querías que entrara?

—Bueno, la verdad es que no te conozco, sí, eres inteligente pero no eres capaz de razonar cuando tú eres una de las variables en el problema, ya ves lo que sucedió con Rachel — Kieran resopló.

—¿Y terminaste aceptando tener hijos?

Zack puso los ojos en blanco.

—¿Y qué importa? Lo más que tendrás que hacer será masturbarte —Kieran se puso de pie y lo miró con odio.

—Deja de bromear, un niño trae consigo responsabilidades, unas que no quería.

—No es nada del otro mundo, contrata una maldita niñera y asunto resuelto.

—Nunca pensé que fueras de esta forma.

—¡Adivina! ¡Pienso exactamente lo mismo! No me casé contigo en vano, lo hice porque erróneamente pensé que era la condición para adquirir la empresa, bueno, resulta que la condición es esta y les daremos lo que quieren.

Esa noche, Zack fue el último en hablar.

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