Serena

Me encontraba acostada en una cama matrimonial a lado del que hasta hace unas pocas horas se volvió mi esposo, su nombre Darién Chiba, es un hombre muy guapo, una gran condición física, atento, caballeroso, romántico y tierno, entre otras virtudes dignas de un gran hombre, pero realmente solo lo quería como un amigo; mis padres me obligaron a casarme con él, puesto que era con el que me habían comprometido desde bebé.

—¿Cómo amaneciste?— me preguntó mientras ambos mirábamos al techo

—al parecer bien y tú— respondí sonriendo, unos días antes habíamos acordado que nuestro matrimonio duraría por lo menos 5 años si durante este tiempo ninguno ponía oposición en separarse lo haríamos, solo nosotros conocíamos ese acuerdo. Los cinco años eran tiempo suficiente para invertir cualquier escusa para separarse

—supongo que estarás muy bien los próximos días ¿No?— yo asentí

—dime sigue en pie nuestro trato verdad—

—por supuesto, nada de contacto sexual, sentimientos u otras cosas que tengan que ver con un matrimonio normal- afirme lo que dijo, lo que menos necesitaba en estos momentos era enamorarme.

Acepté casarme con él puesto que en mi vida jamás me enamoré, ese sentimiento lo vi como algo indispensable, amar no iba conmigo, amaba a mis padres a mí hermano y amigas pero jamás le había dicho a un hombre te amo, esas ganas de enamorarme o amar se fueron de mi vida cuándo tuve que consolar a mis amigas durante la madrugada escuchando las tantas veces que las engañaban, lo hacía por buena amiga pero en el fondo sentía enojo con ellas por permitir que les hicieran tanto daño; esos amores falsos las terminaban o simplemente jugaban con sus sentimientos, yo no quería ser una chica que llorará por algún hombre.

Es más mi primer beso se lo llevó mi actual esposo, esto se debe a qué desde hace 9 meses nuestros padres nos obligaron a fingir un noviazgo, del cual todo el mundo se enteró, pues apareció como portada en revistas y periódicos de la cuidad en todos lados se hablaba de nuestro noviazgo, pero pues en realidad ese tiempo solo lo ocupamos como amigos pero aún así no me libre de mostrar frente a la prensa un beso.

Mi primer beso tampoco había sido desperdiciado por que fue maravilloso fue tan tierno dulce y delicado, además de que Darien me transmitía un calor agradable;es más borró mis pensamientos de asco acerca de los besos, y pensándolo bien, Darién era muy encantador, detallista, y todas las cosas que haría un novio. En realidad parecíamos la pareja perfecta, sin embargo en nuestra relación no había amor

Darien siempre se había mostrado caballeroso y me respetaba jamás a intentado nada que me incomode ni tampoco a buscado lo que no le doy en otras chicas, en realidad lo admiro mucho ya que apesar de no sentir nada por mí no se negó a ser mi esposo acepto lo que sus padres dijeron sin más

—dime Serena ¿En qué tanto piensas?— dijo viéndome de lado

—no se...me preguntaba que diferente sería si no nos hubieran obligado a casarnos— una leve sonrisa se le escapó, después respondió

—bueno esa pregunta es fácil de responder yo estaría en un escritorio tras una computadora  y tú con un traje de gala dando conferencias acerca de las empresas de tú padre— Dios en qué momento mi vida se había vuelto tan aburrida

—divertid no— me miro en desacuerdo y respondí —jeje tienes razón—mi respuesta fue acompañada de una sonrisa puesto que sonriendo disminuía lo incómodo de la situación

—y Darién que haremos en este tiempo— me levanté, tomando una posición de sentada en la cama, colocó su mano en mi hombro

—se supone que es nuestra luna de miel, aunque yo no planeó ni haré nada que no te guste o que te desagrade—

—gracias Darien— al terminar mi respuesta le sonreí pero entonces recordé el pacto y dije  — lo mejor será que duermamos separados para evitar cualquier tipo de atracción—

—claro si quieres tu habitación puede ser la de a lado es acogedora y seguro la puedes decorar como quieras— yo asentí y me levanté de la cama

—daré un vuelta a el alrededor—

—esta bien yo conoceré a los de servicio — asentí fuí al baño me bañe y cambié de ropa

Cuando volví a la habitación ya no estaba ahí Darien, salí de la habitación  y mientras bajaba la escalera tomada del barandal vi a una chica de servicio llevaba en sus manos mi gran vestido blanco que había usado ayer en la celebración de mi boda

—buenos días señora se le ofrece algo—yo negué

—dime Serena no me gusta señora—

—lo lamento pero usted y el señor Chiba sin mis patrones y tengo que dirigirme a ustedes con respeto— la miré y volví a  decir

—por favor dime Serena—

—no puedo usted es la nueva señora Chiba— me dijo  tímidamente

—ese es mi vestido cierto—ella asintió y dijo

—el señor Darien dijo que lo mandáramos a la tintorería—  asentí, y le respondí

—gracias— la dejé irse, salí al jardín, el jardín de está bella casa era precioso llenó de muchas flores con árboles en forma de arco y muchas mariposas me quedé mirando al cielo azul y sentí una cálida brisa de viento

Me senté en el césped y miré  toda la casa era como de ensueño es más no me gustaba mucho la idea de vivir aquí rodeada de gente de servicio, me resultan incómodas las atenciones que recibía solo por a ver me casado con Darien.

De pronto Darien salió de la casa y vino a donde yo estaba

—dime Serena que te parece la casa— se sentó a mi lado y le dije

—es muy linda pero creo que es muy lujosa ¿No?—

—perdoname así la diseñé es más cuando era más joven pensé que está casa estaría habitada por mí, mi esposa, tres hijos serían dos niñas que fueran idénticas a su madre y un niño caballeroso, respetuoso y educado; por supuesto un perro como mascota, estaría llena de amor y risas por que bueno amaría a esa mujer que se casará conmigo..pero mis padre— sentí una horrible opresión en el pecho yo no cumplía con ningún anhelo de Darien yo no era su esposa que amaba es mas no estaba segura de querer tener algún hijo y mucho menos una mascota

—darien perdoname, yo de verdad perdón por no ser esa mujer que tanto amarás, perdón por no ser la esposa con la que quisieras tener una familia— sonrió, pero después me abrazó

—no tengo nada que perdonarte Serena finalmente tus padres te obligaron al igual que los mios pero aún así he encontrado en ti a una amiga una mujer segura y dispuesta a ayudar a quien lo necesite solo espero que cuando nos separamos encuentres a un hombre que te ame que ames y que te haga feliz pues te lo mereces eres una chica fantástica y muy hermosa—

—gracias Darien yo espero que puedas  realizar eso que tenías en mente antes de verte casado conmigo —

—no te preocupes que te parece que para alegrarnos  el día un poco te invito a dar un paseo e ir a cenar por la noche a un restaurant—

—suena excelente— él se levantó me ofreció su brazo y luego me levanto, ya juntos recorrimos los alrededores del lugar comimos en el jardín, disfrutando del hermoso clima que nos ofrecía la tarde.

Había sido todo muy lindo pero luego unas horas antes de la cena Darien me dijo que saldría un momento, ya para cuando volviera nos iríamos a cenar yo acepté, subí a la habitación me quedé sentada en la cama  pensándo en todo lo que hoy había descubierto nunca antes Darien me había hablado de que era lo que esperaba de una mujer cuando decidiera casarse, entonces tocaron a la puerta

—adelante— dije

Entró una linda bucama, me dió las buenas noches y dijo
—el señor Darien dijo que se pusiera esté lindo atuendo y que en dos horas pasaba por usted—

—gracias puedes irte—ya no tenía casó que peleará con ellas sobré como me hablen finalmente ninguna bucama me hará caso

Vi el atuendo y me encantó me decidí por arreglarme quería ver que era lo que Darien tenía planeado siempre termina por sorprenderme

Tomé el vestido negro, baje el cierre que tenía, me desvesti reemplazando mi antigua ropa por el vestido, me vi al espejo, no me terminaba de convencer era negro, era demasiado ajustado aunque el escote era redondo. No me agrada la idea que fuera sin mangas pero aceptaría por que lo eligió Darien. Tomé el collar, la pulsera, y los aretes para colocarme los.

Me arreglé el cabello, me maquille y me puse los zapatos de tacón que Darien había escogido. Tenía curiosidad de saber que había preparado Darien.