capítulo cinco
La mañana se encontraba silenciosa, los padres del castaño se habían ido a sus respectivos trabajos como todos los días. Siendo un sábado, el menor no tenía nada que hacer en el día. Porque sí, su madre había mentido -como siempre- únicamente para que la vida de su pequeño no diera un giro inesperado.
Cosa que pasará, porque es inevitable.
TaeHyung restregó sus ojos con sus delicadas manos, se sentó en su cama y miró el despertador a un lado suyo. Se había levantado dos horas antes de que el aparato sonara, pasó sus manos por su rostro y se colocó sus pantuflas.
¿Qué haría el día de hoy? Lo de siempre. Se daría una ducha, bajaría y cocinaría algo para desayunar, luego iría a su habitación de nuevo para ver televisión hasta que su madre regrese en la noche junto con su esposo para luego escribir en su diario y dormir de nuevo.
Lágrimas amenazaron por salir al verse en el espejo, tenía unas ojeras horrendas y en sus hombros y parte de su clavícula se encontraban unos leves moretones de la noche anterior. Porque claro, su madre le había golpeado, y él ya lo esperaba por que siempre que hacia algo mal lo golpeaba. Hasta podría decirse que llegó a acostumbrarse.
Pero lo que más le dolía es que se padre solo observaba, como la señora Kim se alteraba y descargaba su rabia con el cuerpo de su hijo tan inocente y necesitado de un verdadero amor familiar.
—Soy un asco... —y no pudo evitarlo, se echó a llorar.
Se metió a la gran tina de su habitación de baño, se apoyó en uno de los lados de esta y se dejó llevar. Sus lágrimas caían resbalándose por sus hermosas mejillas hasta llegar al agua de aquella tina y perderse. Sus labios se encontraban rojos e hinchados de tanto morderlos por el nerviosismo de la noche pasada, su cuerpo pálido y suave ahora con manchas moradas y lamentablemente no de pintura.
TaeHyung siempre se había amado a sí mismo, amaba su carisma, su cuerpo y todo lo que tuviera que ver con él. Porque siempre decía que él era perfecto, el niño más feliz del mundo, todo lo decía. Pero ahora no sabía qué pensar de él, piensa que todo lo hace mal, que su cuerpo es un asco por siempre estar lleno de golpes y grandes ojeras debajo de sus pequeños y lindos ojos.
Gracias a los nuevos hechos de su vida él ya no podía amarse a sí mismo, ahora necesitaba que alguien le amase. Que le dijera todos los días lo hermoso que es y él lograra creerlo.
Él necesita a esa persona, y definitivamente no es YoongSun.
El chico salió de la tina y secó su cuerpo con cuidado para no sentir el dolor de los moretones. Se colocó una bata color blanca y llego al tocador de su habitación para colocar la crema para ojeras y un leve bálsamo rosa para eliminar lo reseco de sus gruesos labios. Se colocó una camisa blanca sin abrochar bien y solo su ropa interior, dejando completamente visibles sus preciosos muslos desnudos –los cuales no tenían ningún moretón- y dejando admirar su lechosa piel con pequeños lunares adornándola.
Caminó descalzo hasta la cocina con una almohada entre sus delgados brazos, abrió la nevera y empezó a sacar una docena de huevos y arroz seco para preparar su desayuno. El timbre empezó a sonar repetitivamente cosa que al chico le molestó y caminó hacia la puerta con el ceño fruncido.
Nadie llegaba a su casa cada más que sus padres y YoongSun o sus maestros. No podían ser sus maestros ya que no eran días de clase y sus padres por el trabajo por lo que solo le quedaba su prometida.
TaeHyung abrió la puerta y sintió unos delgados brazos pasar por sus hombros y un repentino beso en los labios, la apartó con delicadeza y le saludó con una pequeña sonrisa.
—Hola, Sunnie. ¿Quieres pasar?
—¡Sí! Pero antes... ¿Está tu madre? —la chica miró hacia dentro algo desesperada.
—Mmm no, salió a ayudar a mi padre con la empresa ¿Por qu... ? —la chica sonrió e hizo una seña, él abrió los ojos con exageración y salió corriendo hacia su habitación y encerrarse en ella.
HoSeok estaba ahí, había llegado a su casa.
El moreno bajó de la camioneta y quitó sus lentes de sol y rió bajo al ver como el pequeño salía corriendo con una almohada entre sus brazos.
Tierno, pensó.
TaeHyung se miró al espejo y sintió sus mejillas arder por la vergüenza al verse de tal manera, estaba casi desnudo y HoSeok le había visto así. Al menos su torso lo había cubierto la almohada aunque no podía quitarse de la cabeza, ¿Qué habrá pensado de él?
Tomó cualquier prenda a su alcance y se la colocó con rapidez, acomodó un poco su cabello y con la palma de su mano eliminó el labial ya que pensaría cosas extrañas de él. Tomó sus zapatos y dejo la almohada, mientras bajaba se asomaba por un pequeño espacio en las escaleras de dejaba mirar hacia la planta inferior.
Vio como el mayor quitaba su chaqueta y la colgaba en el perchero y quitaba el de su hermana y lo colocaba por igual, los dos tomaron asiento y el moreno miro hacia las escaleras topándose con la mirada de TaeHyung.
—Tae... ¡Vamos, baja! —dijo la chica con emoción —como tu madre no está pensaba que saliéramos a desayunar, aunque veo que estabas cocinando algo.
Cuando él escucho la palabra “saliéramos” sintió una gran carga de miedo llegar a su cuerpo, si su madre se enteraba podía considerase muerto por que sería la primera salida luego de más de cinco años encerrado y eso le daba terror.
—Podríamos desayunar aquí, claro si no es molestia para ti, pequeño —dijo HoSeok con una sonrisa ladina, él sólo se quedó observándola hasta que YoongSun chasqueo sus dedos para sacarlo de su trance.
—Ah ¿Perdón?
—Que si no es molestia para ti el desayunar aquí, yo la verdad no sé cocinar y pues me daría algo de pena. —dijo YoongSun apenada.
—No importa, s-si pueden d-desayunar aquí. —respondió TaeHyung cabizbajo, HoSeok se levantó y estiro para acercarse hacia el castaño y le revolvió su cabello con sus grandes manos.
—No sé nada de cocina, pero podría ayudarte un poco. —El menor sintió sus mejillas arder con fuerza, asintió y se dirigió a la cocina con el mayor detrás suyo. YoongSun corrió y empezó a acomodar el comedor con una gran felicidad —Sólo dime, ¿Qué hago? —preguntó con una gran sonrisa y observando como el pequeño sacaba los demás ingredientes.
—HoSeok aléjate de la cocina, la incendiaras. —dijo YoongSun riendo a más no poder, una pequeña sonrisa apareció en los labios del menor al ver el ceño fruncido del moreno— Quemará la cocina, no le des nada en serio, casi quema mi casa ayer que quería servirse un vaso de leche en la noche.
—¡Deja de bromear! aléjate —HoSeok la sacó de la cocina y suspiró— ¿Te ayudo en algo?
Él miro el rostro sonriente del mayor, de verdad TaeHyung era muy temeroso y podían pasar dos cosas: HoSeok se cortaba un dedo o de verdad quemaba la cocina. Pero no encontraba alguna manera de decirle que no a esa amplia sonrisa adornada por sus hermosos hoyuelos. Miró los ingredientes y llevó sus manos a su cintura mientras pensaba.
—Creo que podrías lavar las verduras... —murmuró TaeHyung con algo de vergüenza. Éste asintió y tomó primero las cebollas, él le observó disimuladamente mientras empezaba a prender el fuego para colocar el arroz. El mayor se quedó estético mirando la cebolla, como si tratara de adivinar que se hacía primero. Y no fue hasta que el moreno soltó un suspiro y le miró con una mirada seria.
—¿Cómo se lava una cebolla?
TaeHyung se aguantó una carcajada y se acercó a él para empezar a quitarle las capas de cascaras de esta. Una vez terminó le entregó las demás verduras explicándole con pocas palabras lo que se hacía ya que aunque nadie lo creyese, lavar verduras igual tenia su chiste.
—Entiendo, gracias pequeño. —el mayor sonrió y empezó a hacer su trabajo.
Todo se encontraba perfecto hasta que el menor empezó a sentir una mirada puesta sobre él, volteo y se dio cuenta que HoSeok se había colocado junto a él lo más junto posible hasta el punto de que sus hombros chocaran. Trató de ignorarlo y con un gran nerviosismo vertió el arroz en la freidora.
—Entonces... ¿Qué edad tienes? —dijo HoSeok terminando el momento incomodo para él ya que lo estaba disfrutando, le gustaba ver como fruncía el ceño y se concentraba al cocinar.
—Tengo diecisiete años... eres mayor que yo.
—Y eso me da pena a mí mismo. Eres el chico perfecto, cocinas, eres tan tierno, tranquilo y lindo físicamente; ya entiendo por que mi hermana esta complemente enamorada de ti, pequeño —soltó en voz baja y seductora –disimuladamente- acercándose más a él, hasta el punto de llevar su mano hasta la mejilla de este. TaeHyung cerró sus ojos al sentir sus cálidas y varoniles manos en su mejilla —, lástima que estás con mi hermana...
Él reaccionó al instante y se alejó de él, asimilando las ultimas palabras del mayor —¿P-Perdón? —preguntó volviendo a su trabajo y pasando su mano por su mejilla limpiando los pequeños rastros de agua que HoSeok había dejado en ella.
—Ah nada, mmnh ya casi acabo así que toma, usa estas por ahora. Podría cortarme un dedo —rió y dejó las verduras al lado de TaeHyung para luego salir de la cocina como si nada hubiese ocurrido.
El nombrado suspiró pesado y apoyo su cabeza en la mesa de la gran cocina. Limpió sus manos con el trapo y siguió su trabajo, solo escuchaba algunas palabras de la plática entre el moreno y su hermana en el comedor al lado de la cocina.
HoSeok le colocaba demasiado nervioso y ansioso. No podía evitarlo, su sonrisa con hoyuelos, sus expresiones, su voz grave, sus manos tan grandes y varoniles, y su altura pero sobre todos su forma de intimidarlo. Haciéndolo llegar a una conclusión que le daba miedo: le estaba volviendo loco. Y lo que mas le aterraba es que apenas llevaban un día de conocerse, preguntándose a sí mismo qué podría venir después.
me siento tan mal por este tae, nadie merece eso ):
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