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Parte XXIX

Hinata se despertó por un ruido fuerte desde la cocina. Frunció el ceño mientras se estiraba para agarrar su teléfono y ver la hora. Eran las 4:45 am.

Cuando había llegado a la casa, no había nadie allí. Creyó que tal vez, Naruto había llevado a las mujeres a la casa de su madre y volvería. Pero se durmió mientras esperaba, cansada y algo confundida con todos los pensamientos que golpeaban en su cabeza.

Se movió hasta bajarse de la grande cama y caminó descalza hacia la puerta de su habitación y la abrió un poco. No creía que fuera un intruso, la seguridad del edificio era muy buena. Luego estaba la puerta del departamento, que no sólo necesitabas la llave, también una contraseña para abrirla. Así que, era muy poco probable que algún desconocido hubiera entrado.

Volvió a escuchar que algo caía en el suelo y se rompía.

— Maldita sea. Podrías dejar de destruir mí casa, maldito bastardo.

Ella alzó una ceja al escuchar la voz de Naruto, se escuchaba algo arrastrada y escuchó un gemido. Eso le dió curiosidad y salió lentamente de su habitación para asomarse a la cocina.

—¡Vete al carajo! Romperé toda tu maldita casa—, gritó la voz de otro hombre.

— Shh, cállate cerdo de mierda—, hablo Naruto, aunque su voz era bastante fuerte —. Despertarás a Hinata.

— Me importa una mierda. Si yo no duermo, no duerme ¡Nadie!

Hinata hizo una mueca cuando cayeron varias sartenes que hicieron un ruido bastante duro.

— Ven acá, pedazo de mierda mal hecha..

Hinata sonrió mientras escuchaba forcejeos. Luego otra cosa cayó, una de cerámica que se hizo añicos.

—¡El jarrón que me regaló mí madre!— gritó, ofendido Naruto.

Ella abrió la puerta de la cocina lentamente y asomó la cabeza. Alzó una ceja al ver a Naruto apretando a un hombre contra la pared de la cocina. Él lo tenía con las manos hacia atrás, como si lo estuviera arrastrando. El hombre de cabello celeste tiro la cabeza hacia atrás, y Naruto alejó su rostro a tiempo para que no impactará contra su cara.

— ¡Suéltame pito chico!— gruñó el hombre vestido totalmente de negro.

— Estás borracho como cuba, imbécil. Sólo por eso, te dejaré pasar ese insulto de mierda—, dijo Naruto mientras forcejeaba intentando mantenerlo allí, pero el otro peleaba bastante.

Hinata abrió un poco más la puerta, viendo mejor. La puerta hizo un chirrido, logrando que ambos hombres lo miraran. Ella tenía las manos en las caderas, mirando mal a ambos, que se detuvieron de golpe al verla. Los dos, tenían la cara sonrojada, podría ser por el forcejeo que estaban teniendo, y por el desastre que había en la cocina, parecía que habían tenido una batalla campal. Pero, también notó sus ojos algo nublados, obviamente estaban borrachos.

—¿Qué mierda?— preguntó sin saber muy bien cómo tratar eso.

—¿Ella es Hinata?— preguntó el de pelo turquesa, girando un poco la cabeza para ver a Naruto.

Naruto le sonrió a Hinata, sin prestar atención al hombre.

— Cielo, no te acerques. Hay vidrio por el suelo—, él tenía sus ojos en sus pies descalzos—. Por cierto, lindos dedos.

Hinata bajó la mirada a sus pies, notando sus uñas pintadas de un rosa muy clarito. Agitó los dedos y luego alzó la cabeza con una sonrisa.

— Gracias —, dijo antes de darse cuenta. Luego volvió a fruncir el ceño—. ¿Qué están haciendo?

— ¡Voy a romper el cuello de este idiota! ¡Él es un traidor!— gritó el hombre, recordando que estaba atrapado y quería liberarse.

Naruto gruñó, ya que había estado mirando más a Hinata y se había olvidado que sostenía al otro. Se tambaleó hacia atrás y gritó cuando piso una cerámica. Alzó su pie, que sólo tenía un calcetín negro, y saltó mientras se sostenía el pie lastimado. Hinata jadeó y dió un paso hacia él, pero se detuvo cuando Naruto se sacó de un tirón el pedazo grande de cerámica, lanzandola a un lado y se lanzó contra el otro. Naruto agarró uno de los brazos, tirándolo hacia atrás y con la otra mano tomo la cabeza del tipo. Hinata hizo una mueca cuando Naruto hizo que toda su cara golpeara contra la pared.

El tipo hizo un ruido suave y se desplomó contra el suelo.

— Maldito idiota —, gruñó Naruto mientras lo dejaba allí en el suelo.

Hinata tenía las cejas alzadas cuando el rubio movió su cabeza para verla. Él sonrió, como si se hubiera olvidado que dejó nockeado a un hombre en el suelo de la cocina. Se pasó una mano por su pelo, tirando los mechones hacia atrás.

— Cielo ¿qué haces levantada a esta hora? Ve a dormir —, le pidió.

Hinata le frunció el ceño.

—¿Cómo esperas que duerma con el desastre que estaban haciendo?— le pregunto, aunque no espero respuesta—. ¿Quién es?— miró hacia el hombre, notando la sangre caer por su nariz y un chichón comenzaba a formarce en medio de su frente. Ella hizo una mueca, pero luego sonrió al escuchar un ronquido por parte de él.

Naruto suspiró, sus manos en sus finas caderas. Ella lo observó, aprovechando que miraba hacia el hombre inconsciente. Su cabello estaba tan despeinado como siempre, dándole ese toque de salvajismo. Su camisa celeste estaba algo arrugada y la tenía arremangada en sus antebrazos. Su pantalón negro de vestir tenía una mancha húmeda cerca de sus pies. Sus grandes pies estaban sólo cubiertos por medias negras. Él estaba totalmente desarreglado, pero parecía más sexy de esa forma.

— Este es mí amigo Suigetsu —, dijo dándole un pequeño empujón con un pie. El tipo se quejó y se volvió, para acostarse en el suelo de lado mientras lanzaba un leve gemido—. Salimos a beber, pero él idiota tomó de más.

Hinata alzó una ceja, y luego se movió para ir a la puerta del pasillo, llevando la escoba con ella. Comenzó a barrer lentamente, pero Naruto dió unos pasos y agarró la escoba.

— Yo haré esto, cielo. Ve a dormir.

Hinata miró el suelo y notó las manchas de sangre que iba dejando Naruto. Ella agarró su brazo, deteniéndole.

— Estás herido—, le informó, algo angustiada al ver su sangre. No eran pequeña gotas, eran grandes huellas.

Naruto alzó una ceja y miró hacia donde señalaba Hinata.

— Oh, mierda. Cierto—, dijo, como si lo hubiera olvidado.

Hinata le frunció el ceño cuando él se rió y agarró su barbilla para que le mirara el rostro. Naruto dejó de reír, su expresión se volvió algo sería y un poco caliente. Él bajó la mirada a la boca de Hinata, que hacía una mueca mientras miraba su expresión.

—¿Cuánto has bebido?

Naruto había empezado a bajar la cabeza, cada vez más cerca de su rostro, pero se detuvo cuando le preguntó eso.

— Un poco—, murmuró con voz ronca.

—¿Un poco?— le pregunto Hinata, casi sin aliento, sin creerle ni una pizca.

—¿Un poco, mucho?— él se rió mientras alejaba su cara, como si se hubiera olvidado que había estado a unos centímetros de besarla.

— Estás borracho —, dijo disgustada.

— Oh, vamos, cielo— se quejó Naruto mientras se movía para sentarse en una silla y levantar su pie herido—. ¿Ahora me dirás lo que puedo hacer y no?

Hinata hizo un mohín.

— No, no lo haré —, dijo con voz suave.

— Que bien —, Naruto se sacó el calcetín y miró el corte—. Porque hace mucho no me emborracho. Tenía derecho, ¿no? Así como tu de salir a cenar con quién sabe quién, coquetear con imbéciles en el gimnasio o ir a la casa de tu ex, siendo que ese niñito ni te cuido ni averiguo cuando tu lo necesitabas.

Hinata alzó las cejas, mirándolo asombrada. No quería generar esperanzas, pero él sonaba muy celoso...

Naruto se estiró para agarrar el rollo de papel de cocina y sacó varios para apretar el corte. No sabía qué decirle, él la había dejado sin palabras. Sólo lo observó mientras él seguía poniéndose servilletas de papel, sacando las manchadas con sangre y dejándolas en el suelo.

Ella suspiró cuando vió que el corte no paraba de sangrar y obviamente no lo haría con lo que estaba haciendo Naruto. Ella tuvo cuidado mientras cruzaba la cocina y sacó una servilleta, pero está vez de tela, del cajón y volvió a su lado. Le extendió el trapo cerca de la cara, para que él lo viera. Naruto miró el repasador y lo tomo con un gruñido parecido a un gracias reacio. Hinata sonrió y separó una silla y se sentó en la cabecera de la mesa, con él de su lado derecho.

Lo observó por un rato más, apoyando su barbilla en el talón se su mano. Se preguntó si Naruto estaba celoso, eso le parecía bastante sorprendente. Él no había demostrado eso cuando ella se fue a cenar. Ni siquiera le había fruncido el ceño, después que le dijo que iría al restaurante del edificio.

Estaba tan concentrada en él que notó que sus mejillas parecían un poco más sonrojadas y tenía el ceño fruncido. Naruto la miró un segundo atravez de sus pestañas y bajó la mirada de nuevo a su pie. Él mantenía el corte precionado con la tela y comenzó a golpear un dedo contra la mesa de madera.

— ¿Por qué tu amigo se volvió loco?— preguntó finalmente Hinata.

Decidió no tocar el tema que había surgido con el comentario de Naruto. Él parecía un poco avergonzado por lo que había dicho. Y ella considero que no era lo mejor hablar con él de ese tema, estando Naruto borracho. Luego entre cerró los ojos, porque él suspiró, como si se relajará. Sólo ahí notó que él había estado tenso. Obviamente, sabía que había metido la pata hasta el fondo con la mierda que había dicho..

Tal vez, no dejaría ir el tema, pero por ahora, dejaría que él pensará que no le había prestado atención.

Naruto giró la cabeza y miró a su amigo aún en el suelo. Por suerte estaba de costado, así que sabía que no se ahogaría con la sangre que había salido de su naríz.

— Él está enamorado de mí hermana, pero ella lo odia.

Hinata alzó una ceja.

—¿Lo odia?— preguntó curiosa.

Naruto sonrió con un poco de ironía.

— No tanto como él cree—, el rubio rodó los ojos—, pero el imbécil dijo algunas cosas que no cumplió. Karin es bastante leal, y no acepta que faltará a su palabra. Ella no le habla.

Hinata frunció el ceño, sin entender muy bien. Pero, era un tema privado y no iba a precionar.

—¿ Y se desquitó con la cocina?— preguntó algo divertida, viendo las sartenes esparcidas por el suelo. Algunos platos rotos y el jarrón que Naruto había tenido cerca de las plantas aromáticas que tenía en una repisa.

— Él cree que yo le fui con el chisme a mí hermana. Generalmente es duro, y no demuestra que le duele que ella no le hable—, Naruto suspiró, pasando la mano por su pelo de nuevo—. Pero se ve que el alcohol le aflojó de más —, él frunció el ceño, mirando hacia su amigo.

Hinata hizo un murmullo pensativo y Naruto la miró, su expresión seguía siendo ceñuda. Pero, parpadeó y aflojó su rostro.

— Lamentó haberte despertado, Hinata. No crei que estuviera tan borracho o lo habría llevado a su casa.

Hinata negó con la cabeza, descartando eso. Ella ni siquiera se habla lavado los dientes e hizo una mueca. Se levantó, agarrando la escoba que Naruto había dejado al lado de la mesa. Él la observó y ella sonrió.

— Voy a preparar café, ya no podré dormir. ¿Quieres?

Naruto hizo una mueca.

— Preferiría una whisky, pero creo que también he bebido suficiente.

Él volvió a concentrarse en el corte y Hinata barrió los trozos rápidamente, poniéndolos en un rincón y poniendo la cafetera.

— Buscaré el botiquín. ¿Crees que necesites puntos?— preguntó cuando se detuvo cerca de la puerta.

— No, cielo. Con el botiquín está bien—, murmuró él, mirando el corte.

Ella asintió, aunque él no la miraba. Pero, se detuvo antes de salir por la puerta, dándole la espalda.

—¿Naruto?— preguntó suavemente, mirando sus manos.

—¿Si, cielo?— respondió él después de casi un minuto en silencio.

— Cené sola—, dijo antes de salir por la puerta, sin esperar respuesta.

Continuará...

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