Parte XXII
Él observó la expresión de Hinata, notando como sus ojos se abrían con sus palabras. Los bonitos posos grises se aguaron con lágrimas que ella parpadeó hacia atrás.
Naruto aún no podía creer en toda la mierda en la que habían sumergido a la chica. El contrato de su madre tenía párrafos del anterior contrato que ella había firmado y se sintió asqueado que la obligarán a estar con un hombre tan frío como Sasuke. Mantuvo su expresión tranquila, pero la verdad era que quería destrozar a los Uchiha. No sólo a Sasuke.
El contrato no era una gran cosa, pero si podía destruir a los Uchiha si hacían un mal movimiento. Obviamente, estipulaba que una vez que ambas partes firmarán, el matrimonio estaría anulado. Por un momento, había creído que Hinata no lo quería. Pero luego recordó su rotundo "No" cuando había preguntado si amaba a su esposo. También, recordó su voz en la grabadora diciendo que amaba a un tal Toneri. Ella seguramente quería divorciarse.
Tal vez era el hecho que quedaría bajo la tutela de los Uzumaki lo que no le gustaba. Para ser más específico, bajo la suya. Naruto entendía que su madre no pudiera poner su nombre en contratos como estos, era demasiado peligroso para Hinata. Pero se sintió algo molesto que pusiera el suyo en su lugar.
Obviamente, no sería su tutor legal. Hinata era mayor de edad, y aún tenía un padre... Un padre que dejaba mucho que desear, pero un padre en fin. Entonces, eso era más que nada un seguro. Un seguro para ella y su familia por consiguiente.
Los Uchiha considerarían la deuda que tenía Hyuga pagada y no se hablaría más del tema.
Naruto levantó la mirada, notando la expresión de Sasuke aún en Sakura. Podía escuchar el lloriqueo molesto de la pelirrosa, lo irritaba. Pero había detenido a su madre porque dos razones. Una de ellas, era que no quería una guerra.
Odiaba al bastardo de Sasuke, pero pudo notar su desesperación cuando su madre se negó a soltar a su ex. Él era un bastardo frío, pero parecía tener algún sentimiento por ella que lo impulsaría a hacer alguna locura si ella salía lastimada.
Y la segunda razón, era que quería proteger a Hinata. Podía notar su expresión asustada, ella obviamente no estaba acostumbrada a estás acciones y como se manejaba ese círculo. Ella ya había sufrido suficiente, y sospechaba que su madre había soltado a Sakura por esa misma razón.
Ahora, ¿por qué se había negado tanto Sasuke?
Una sonrisa fría creció en Naruto, aún observándolo. Firmando esto, Sasuke le daría la mitad de sus acciones a Hinata, como compensación, llegando a tener un cuarto de la empresa y ganancias de Uchiha. Ella jamás necesitaría dinero en su vida. Probablemente ni siquiera sus nietos, porque el contrato se expandía hacia toda su familia si algo le pasaba.
Naruto desvío su mirada a Itachi, notando su expresión tranquila, estaba ansioso por tener una gran y profunda conversación con él. Probablemente se golpearían un buen rato, hasta sacarse algo de enojo. Pero esperaba tener una buena escusa para darle una vida de mierda a Hinata, porque si sólo era para cobrar esa miseria de dinero, Naruto volvería a hacerles la vida imposible.
Bajó la mirada de nuevo a Hinata y se sintió satisfecho mientras veía que ella firmaba el contrato. Aún estaba algo ansioso, ya que el hombre que ella había descripto como su secuestrador, era el mismo que había desaparecido de la pequeña casa de trabajo. Cuando había escuchado su descripción, corrió hacia allí para encontrar a Yamato y sus otros dos hombres inconscientes. Ninguno supo explicar qué había pasado y Naruto no sabía qué creer.
Con eso en mente, fijo sus ojos en el único hombre que no conocía, pero aborrecía con la misma fuerza que a los Uchiha. Otsutsuki miraba con ojos claros hacia Hinata, de una manera tan fría que no le cayó bien desde el primer momento. ¿Qué ganaría él si separaba a Hinata de Sasuke? ¿Estaba detrás del dinero de los Uchiha? Detuvo el tren de sus pensamientos cuando recordó que él era el hermano del antiguo amor de Hinata; que además no había leído el contrato y no tenía idea que Hinata ahora era rica.
Quería creer que tendría buenas intenciones... Si no fuera que había rebajado tanto a Hinata como lo había hecho. Notó que la expresión asqueada se había borrado de él, pero, aún así su expresión no era buena o comprensiva. Naruto redujo su mirada en él...
Decidió que cuidaría a Hinata de los Uchiha y también de ese hombre. Ahora que sus dudas se habían aclarado, podía sentir que el sentimiento protector se erguía y rodeaba a Hinata. Nada podría lastimarla mientras él estuviera vivo, se prometió silenciosamente. Sentía pena por la chica, y aún no sabía toda la historia. Pero no necesitaba que se la contará, él podía notar como de herida estaba después de las palabras que había lanzado el idiota de Otsutsuki. Ella parecía ser una chica de carácter fuerte, pero al parecer el vaso estaba a una gota de rebalsar cuando él volcó su veneno.
La habían lastimado, y él decidió, por motus propio, que la cuidaría como si fuera suya. Tiró por la borda su estúpido plan de venganza, ¿cómo podría utilizar a una chica que sólo estaba siendo usada como un peón en un juego de ajedrez? Eso sólo lo convertiría en una escoria, como lo eran los otros.
Observó como Hinata se quedó mirando los papeles y apoyó la mano en su hombro, para llamar su atención.
— Pareces agotada, cielo—, le dijo con una sonrisa suave—. Deberías descansar después de que te vea un médico.
Hinata no llegó a contestar cuando el Handy de su padre hizo ruidos.
— Señor, hemos encontrado una brecha. Él parece haber escapado por aquí.
Naruto levantó la mirada, frunciendo el ceño a su padre. Minato parecía igual de preocupado.
— Sigan buscando —, ordenó él.
Naruto asintió a su padre y tomó el brazo de Hinata, se inclinó hacia ella y sonrió, intentando borrar su expresión preocupada.
— Te llevaré a la clínica, cielo. Ya no debes temer.
Hinata parpadeó asombrada, como si no entendiera que pasaba. Naruto inclinó la cabeza cuando notó la mirada de soslayo que le dió a Itachi. Él también fijo su atención en él, dándole una expresión dura.
— Ya no debes preocuparte por los Uchiha, Hinata —, dijo con voz profunda y sin poder ocultar su enojo—. Ya no tienes nada que ver con ellos, cielo—, él volvió a mirarla para notar su expresión asombrada.
Se preguntó con una sonrisa si Hinata había leído el contrato o sólo había firmado. Él suspiró cuando se dió cuenta que, totalmente resignada, había hecho eso mismo. Naruto se puso en cuchillas a su lado y acarició la pequeña marca roja de su rostro con su pulgar.
— A partir de ahora —, le juró —, yo te cuidaré cielo.
Continuará...
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