Parte XVII
Aunque a él le habría gustado quedarse con Hinata y aprovechar a saber más cosas, se apresuró a volver.
La acción estaba pasando dónde estaban sus padres y necesitaba saber, si su idea era estar informado.
— Lo siento, cielo. Me encantaría compartir contigo otro gran momento y que me sigas contando esto tan.. interesante. Pero debo volver.
"Prioridades", se dijo cuando palmeó el brazo de Hinata y le dijo que vendría en media hora para buscarla. Ella lo miró extrañada. Pobrecita, no entendía nada, razonó mientras cerraba la puerta dejándola adentro.
Se apresuró por el largo pasillo, respiró una profunda bocanada de aire y entró relajado en el comedor, dónde todos estaban sentados.
Su madre estaba sentada en la cabecera, con su padre a la derecha y había un asiento vacío a su izquierda. Naruto caminó tranquilo y asintió hacia su madre mientras se apoyaba en el respaldo de la silla. Itachi y Sasuke estaban al lado de su padre y Naruto miró hacia la mesa, para saber quiénes más faltaban. Había un plato vacío al lado de Sasuke, supuso que era para Hinata. Luego había cuatro platos más, eso le hizo alzar una ceja.
—¿Quiénes vendrán hoy?— preguntó Naruto rompiendo el silencio tan incómodo que estaba en el comedor.
No es que él no lo notará, obviamente que lo había hecho. Podía notar la tensión en los ojos de Itachi, él único que parecía relajado era Sasuke. ¿Qué pasaba con él? ¿Al bastardo no le importaba que su mujer estuviera mal en la habitación de invitados?
Bueno, si, era una treta y Naruto sabía porque Hinata se sentía mal. Pero ¿Él?
— Tus padrinos—, contestó Kushina mientras agarraba una servilleta y la abría en sus piernas.
Naruto hizo una mueca, Pero asintió. Amaba ver a Jiraiya, pero la vieja Tsunade era una arpía que contaminaba la mente de su madre y la podía poner de mal humor rápidamente o ponerla como un ángel. Volvió a contar los platos y alzó una ceja.
— Pero hay dos platos más —, dijo alzándose en toda su estatura.
— Felicidades Naruto. Sabes contar —, respondió secamente su madre.
Naruto puso los ojos en blanco y separó la silla de la mesa, sentándose para nada educadamente. Su forma era más despreocupada y casi despatarrado mientras su madre lo miraba con él ceño fruncido.
— Naruto.. ¿Sabes que tienes 35 años verdad? Ya no eres un adolescente de 18 para sentarte de esa manera.
— Oh, madre. El hombre nunca madura—, dijo agitando una mano y sonriendo a Itachi, que intentaba ocultar su diversión.
— Por favor. Comportate. Esto es..
Ella se detuvo cuando entró Iruka al comedor y se inclinó para murmurar al oído de Kushina. Naruto observó el rostro de su madre mientras tenía apoyada la barbilla en su palma y acariciaba sus labios con sus dedos, aún sintiendo el sabor de Hinata allí. Kushina sonrió, fue una sonrisa que le dijo a Naruto que estaba saliendo todo como quería. Pero un segundo antes de que Iruka subiera, que estratégicamente ocultaba el rostro de su madre para los Uchiha , ella cambio su expresión a una de preocupación.
— Saca esos platos, por favor— pidió suavemente al hombre.
Iruka asintió y caminó para sacar dos platos y luego se movió, sin decir una palabra más. Naruto lo observó marchar y luego miró hacia su madre.
— Tsunade y Jiraiya no podrán llegar a la cena, Pero vendrán después que termine—, explicó su madre a su esposo.
Minato asintió, simplemente, y sonrió a su mujer.
—¿Quienes son los otros invitados?— preguntó Naruto, insistiendo.
Kushina sonrió, era una pequeña sonrisa traviesa que le hizo poner tenso. Pero antes de que ella pudiera contestar, Iruka volvió.
— El señor Otsutsuki ha llegado.
Kushina se alzó de su asiento y todos los hombres, imitaron su acción. Naruto frunció el ceño, no había escuchado ese apellido en su vida. Un hombre de unos 30 años entro con un fino y caro traje de color negro. Su cabello era plata y sus ojos eran profundamente celestes. Un hombre atractivo, Pero que parecía más nervioso que altivo.
— Momoshiki —, saludo su madre mientras se acercaba al pobre hombre.
— Señora Kushina —, saludo con una voz profunda y llena de respeto, inclinándose hacia la mano que su madre había extendido a él.
— Me alegra que hayas podido llegar, ¿no ha habido inconvenientes?
— No, para nada—, dijo este mientras se alzaba y sonreía a su madre.
Kushina se puso al lado del hombre, mirando a los demás que observaban.
— Déjame presentarte. Este es mi esposo, Minato —, ella señaló a su padre que se acercó y estrechó manos con el hombre. No llegaron a haber intercambios de palabras, porque su madre siguió —. Y él es mi hijo mayor. Naruto.
Él asintió hacia el hombre, sin moverse de su lugar. No es que fuera un mal educado. Jamás daba la mano a un hombre desconocido, nunca se sabía y prefería hacer su propia idea de él. Notó como el hombre le asintió a su vez, pero parecía relajado aún.
— Y ellos son de los que te hablé. Los hermanos Uchiha.
Naruto observó como los hombros del hombre se tensaron, su mandíbula se apretó, pero asintió hacia ellos.
— Ven, por favor —, le pidió su madre, haciendo que caminará hacia el lugar donde estaba Naruto—. Aún falta un invitado más, pero pronto estaremos cenando. Siéntate.
Naruto se alejó de la silla cuando su madre señaló el asiento que él había estado usando. No se quejó, se movió para dejar una silla vacía entre el Otsutsuki y él, y se sentó en el borde. Dió una mirada a Itachi, pero este estaba concentrado en el hombre. No había una mala mirada, sólo una calculadora.
Él entrecerró los ojos hacia el hombre desconocido, su madre había dicho que haría la cena con sólo gente del círculo íntimo. No entendía que hacía ese hombre ahí.
Una vez más, Iruka apareció para interrumpir el incómodo silencio.
— Señor Itachi—, llamó —. Su chofer desea hablar con usted. Dice que es urgente.
Naruto giró la cabeza hacia su amigo, notando su ceño fruncido. Él había empezado a negar, pero su madre habló.
— Puedes ir a ver, Itachi.
Itachi miró hacia él, antes de mirar hacia su madre, parecía confundido. Hasta el propio Naruto lo parecía, su madre no era conocida por permitir que se le interrumpa por empleados. Su amigo volvió a mirarlo y Naruto se encogió de hombros de manera disimulada.
— Lo lamento, Kushina. Sólo será unos minutos.
— Seguro que sí..— murmuró ella mientras Itachi salía por la puerta.
Ella sonrió al hombre de cabello plata y él asintió, miró hacia Sasuke. Naruto alzó una ceja, pudo notar la expresión lista para cualquier cosa y como una de sus manos bajaba hacia su cadera.
Naruto observó la gota de sudor que caía por la sien del hombre y se abalanzó cuando esté tomó algo de su cadera. Con un cuchillo en mano, se la apoyó justo en la yugar.
— Lento desgraciado —, susurró por abajo del jadeó grupal.
— Naruto, ¿Qué haces?
— No es lo que crees..—, murmuró el hombre levantando ambas manos al aire.
Naruto no prestó atención a su madre y metió su mano libre por abajo del saco de Otsutsuki y sacó lo que parecía una grabadora y la lanzo a la mesa.
— ¿Planeas grabar algo?— preguntó tranquilo, aún apretando el filo del cuchillo en su cuello.
Kushina atrapó el aparato, pero lo miraba furiosa a él.
— Naruto, deja a mi invitado. ¡Ahora!
Naruto le mostró los dientes apretados a Otsutsuki cuando esté lo miró de reojo y alejó el cuchillo haciéndolo girar en sus expertos dedos. Se volvió a relajar en su silla y miró a su madre. Kushina estaba teniendo la mano del hombre y le preguntaba si estaba bien.
Naruto no entendía nada, pero giró la cabeza a la entrada y se levantó de golpe, tirando la silla hacia atrás.
— La señorita Haruno está aquí —, proclamó Iruka al lado de Sakura.
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