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Parte XVI

Naruto sonrió a su madre, sin mostrar un apice de que hubiera un problema. Ella le había enseñado, pero siempre llegaba el momento donde el alumno superaba al maestro.

— Madre, Hinata no se encuentra muy bien. Estaba por ir a buscar a su marido —, él le dió una mirada a Sasuke.

Él bastardo había estado sonriendo, pero su expresión cambió cuando fue nombrado, ya que Kushina se volvió a verlo con una ceja alzada. Sasuke asintió hacia Kushina y luego camino hacia Hinata.

— Cariño, ¿qué es lo que pasa?— preguntó mientras se acercaba.

Hinata se levantó, algo tambaleante. Pero Sasuke no llegó a ella, porque su madre levantó una mano, detuvo al hombre cuando estaba cerca de ella. Kushina avanzó hacia Hinata y Naruto no pudo evitar tensar su cuerpo. La mirada violeta de su madre era tranquila, casi compasiva cuando tomó a Hinata de los brazos.

— Hola querida—, dijo con voz maternal—. ¿Qué tienes?

Hinata parpadeó, sus ojos aún estaban luminosos por llanto no derramado. Su rostro estaba algo sonrojado, puede que haya sido el vino, la droga, o la cercanía de su madre. Ella tenía un aspecto dulce, pero podía ser un maldito demonio si no se hacían las cosas como quería. Naruto estaba tentado a hablar por ella cuando Hinata lo miró un segundo, pero sólo asintió.

— Señora..— murmuró Hinata.

— Dime Kushina, querida. Estás tan pálida y ¡temblando!— exclamó como si estuviera sorprendida. Kushina giró la cabeza y lo miró, su expresión decía peligro—. Lleva a la niña a que tome un descanso en la habitación de invitados.

Naruto alzó una ceja, sin moverse. Dió una mirada hacia su padre, pero Minato no decía nada en su rostro. Luego observó a Itachi, este parecía un poco confundido y su hermano no ocultó su sorpresa.

— Vamos—, le urgió su madre, sin soltar a Hinata.

Naruto asintió lentamente, algo estaba pasando y su madre no quería a Hinata en la habitación. Se preguntó, qué sería. Ahora entendía porque había drogado a la chica, estaba buscando la forma de sacarla de la escena. Su madre era una estratega, lo sabía, pero sus formas eran locas. Dió los pocos pasos que lo separaban y tomó la mano de Hinata, poniéndola en su brazos y le sonrió de manera relajada, intentando decirle que todo estaría bien.

— Vamos cielo—, le dijo.

— Oh, no es necesario —, se apresuró a negar Hinata. Naruto oculto su mueca, la chica miró a su madre—. Me sentía mal, pero ya estoy mejor.

La sonrisa maternal de Kushina se congeló, sólo fue un segundo, su madre no era conocida por su paciencia. Pero ella aflojó su expresión y siguió sonriendo a Hinata.

— Querida. Toma algo para tu dolencia y descansa, sólo 30 minutos en la habitación. Te hará muy bien—, ella asintió, casi empujando a Hinata a los brazos de Naruto.

Naruto soltó la mano de Hinata y la rodeo por la cintura cuando ella casi cae. Kushina lo observó con una mirada curiosa, pero luego volvió a ver a Hinata.

— Por favor, ve—, Kushina movió una mano hacia la puerta—. No me gustaría que ninguno de mis invitados se sientan mal en una cena mía. Aún faltan algunos invitados, así que no te preocupes—, sonrió y palmeó suavemente en su brazo delgado.

Hinata parecía dudar, pero él pellizco levemente su cadera, haciendo que lo mirará. Naruto sonrió.

— Acompáñame cielo. La habitación está por aquí —, él dió un paso, pero espero a que Hinata se moviera.

Ella parecía dudar, pero asintió. Miró hacia su madre.

— Lamento tanto las molestias —, se disculpo.

Kushina soltó una risita, tapándose la boca.

— Oh, si no conoceré esa sensación. ¿Tal vez, tengas alguna otra buena noticia pronto?

Naruto se tensó de inmediato, Hinata parecía confundida, pero él captó el mensaje de Kushina.

— Madre..—, reprendió suavemente.

Kushina alzó una ceja delineada y roja hacia él.

—¿Qué? Sólo hace seis meses se han casado. Ella es preciosa, ¿no?

Naruto suspiró y miró hacia Hinata. Ella seguía confundida y él terminó negando la cabeza hacia su madre. Kushina era una gran jugadora. Obviamente no diría que ella se sentía mal por la droga que había quemado en la chimenea, diría que Hinata probablemente estaba en los primeros meses de embarazo.

Su madre era brillante, tuvo que admitirlo.

Pero, Naruto había sido testigo de la relación algo tensa entre el reciente matrimonio. Miró hacia Sasuke, él tenía la mandíbula apretada, parecía furioso, todo lo contrario a su hermano. Itachi sonreía, una sonrisa tranquila.

— Hinata —, habló por primera vez el mayor de los Uchiha—. Deberías cuidarte, por favor —. Él asintió hacia su cuñada—. Haz caso a Kushina.

— Si, si—, urgió su madre, dándole otro empujón que hizo que la mano de Naruto se resbalará un poco y tocará su trasero. Él subió la mano rápidamente de manera disimulada—. Ve y descansa. Sólo media hora.

Hinata se mordió el labio, pero asintió suavemente. Cuando ella dió el primer paso, Naruto se relajó y comenzó a guiarla hacia la puerta.

—¿A dónde vas?

Naruto se detuvo cuando la voz de su madre se escuchó con un deje de peligro. Hasta Hinata se tensó en sus brazos. Giró la cabeza, pero su madre no los miraba. Siguió sus ojos para encontrar a un Sasuke cerca de su camino. Él miró hacia Kushina, parecía confundido.

— Me gustaría acompañar a mi esposa..

— No es necesario —, respondió su madre, agitando la mano—. Ella está con Naruto y él la dejará allí y volverá. ¿Qué sucede?— preguntó al ver cómo dudaba el menor de los Uchiha —. ¿Estás pensando que mi hijo se aprovecharía de tu esposa?

Naruto se tensó, miró hacia Sasuke pero él parecía tan frío como un temprano.

Bueno, técnicamente él lo había hecho, ¿no? Aún podía sentir su dulce sabor en sus labios cuando los saboreaba. Apretó más fuerte a Hinata en sus brazos cuando ella comenzó a temblar.

— Claro que no—, Itachi fue el que contesto, poniéndose al lado de su hermano y apoyando su mano en el hombro de él —. Jamás dudaríamos de Naruto, Kushina.

Naruto apretó más fuerte de la cintura de Hinata, sintiéndose furioso en su interior. Obviamente, no desconfiaban de él... pero si de Hinata. De todos modos observó con una sonrisa a los hermanos, intentando decir que jamás haría algo como para traicionar su confianza.

¡Ja!

Si supieran que estaban mandando al zorro a cuidar a su preciada oveja.

Continuará...

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