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Parte VI

Naruto pudo sentir como su boca se estiraba en una sonrisa.

Conocía a Itachi, sabía cuándo el idiota quería mentirle. Esa pequeña vacilación y el movimiento rápido de su ojo izquierdo le dijeron la verdad.

Así que... Era un castigo. Se preguntó si era para Sasuke o para la pequeña muñeca que tenía como mujer. Sabía quién era Hinata Hyuga, sabía que su familia estaba sumergida en un gran problema con Uchiha. Averiguó todo lo que tenía que hacer y un poco más. No venía a la oficina de Itachi para buscar información o para saber si él imbécil de Sasuke era feliz en su matrimonio.

Iba para regodearse de lo bien que iba su venganza.

Naruto alzó una ceja, perdiendo su sonrisa, y levantó una mano, para ver con interés sus uñas prolijamente recortadas. Hinata de verdad había sido una madura y tentadora manzana. No podía creer la suerte que tenía el desgraciado de Sasuke, si de verdad se estaba follando eso todas las noches. Él sabía que no podría resistir la tentación con alguien como ella en su cama.

No tenía forma de saber lo que pasaba en la enorme casa de Sasuke Uchiha. Tenía demasiada seguridad y Naruto jamás intentaría algo así. Había formas mejores, se dijo.

Su plan era simple, hacerle creer a Itachi que quería conocer esa pequeña tentación. Hacer como si olvidará la rivalidad y acercarse como amigo a esa cosita rica. La mujer no parecía indiferente al atractivo de Naruto. Él se había sentido más que satisfecho con su reacción en el ascensor.

— Bueno.. eso es grandioso para ella ¿verdad?— dijo, aunque no sonaba muy convencido.

No espero respuesta de Itachi y se levantó del escritorio, girando su torso hacia otro lado, dándole la espalda. Mordió el caramelo duro y ligeramente ácido mientras escondía sus manos en los bolsillos. Naruto se acercó al cuadro de pintura que había cerca de la ventana, que estaba cerrada con persianas ese día. Observó la obra de arte, viendo las olas salvajes golpear una gran embarcación solitaria en medio de una furiosa tormenta.

— A mi madre le gustaría conocer a la nueva señora Uchiha—, comentó a la ligera.

—¿Kushina?— preguntó suavemente Itachi.

Naruto se mantuvo distraído, Pero sonrió en su interior. Itachi era tan manejable, a pesar de ser unos años mayos a Naruto, seguía siendo un poco idiota.

— Ajá..—, afirmó mientras hacía como si sacará una pelusa de su pantalón de vestir negro. Agitó los dedos por la tela suave y volvió a guardar su mano —. Me he aburrido con toda este mierda. ¿Tu no?

Naruto se dejó caer en el sillón que estaba frente al escritorio de un asombrado Itachi. Él cruzó sus largas piernas y estiró sus brazos para pasarlos por el respaldo del sillón. Relajado.

Naruto hizo una mueca.

— Lo admito, perdí un poco mi mierda cuando me enteré lo de tu hermano y la zorra—, se encogió un hombro, despreocupado —. Pero, ¿Qué se diría del hijo de La sangrienta Uzumaki, si no me vengaba?

Naruto acomodó sus manos en su regazo, entrelazando sus dedos sobre su vientre plano.

— Pero, sabes que me aburre los negocios. Tratar con comerciantes idiotas, no es lo mío.

Itachi asintió lentamente, como si no terminará de creer lo que él estaba diciendo. Bien. Tenía que desconfiar o no llegaría muy lejos. Había aprendido bien.

Naruto levantó su dedo índice, detenido lo que sea que iba a decir Itachi y sonrió.

— Eso no quiere decir que te devolveré esos clientes. Son míos—, Itachi apretó los labios y él sonrió más —. Negocios son negocios, Itachi. Lo sabes. Di mi palabra, y debo cumplir.

Naruto volvió a mirar a sus uñas, mirando más específicamente el dedo que había tocado la suave y caliente piel de Hinata.

— Mi madre hará una cena para conocer a la niña. Está un poco ofendida porque no la hayas invitado a la boda. Eso estuvo muy mal Itachi —, regañó suavemente.

— Si, me disculparé con ella personalmente —, dijo unos segundos después.

— Si, creo que de todos modos no lo tomó personal. Ya que el que se casó fue Sasuke y no tu.

Itachi asintió, moviendo los dedos por la carpeta cerrada que mantenía bajo sus manos. Naruto lo notó más relajado, su ojos estaban no tan afilados, pero seguía alerta.

— Me han dicho que Sasuke no saca mucho a su esposa. La tiene encerrada en la casa y mi madre está un tanto enojada por eso.

—¿Enojada?— preguntó extrañado.

Naruto suspiró.

— Ella también es mujer, Itachi. Aunque no lo parezca—, Naruto soltó una risita, agradecido que su madre no lo escuchará —. No aceptará que Sasuke maltrate a su mujer, lo sabes ¿no?

— Claro que sí. Hinata no es maltratada.

Naruto alzó una ceja y apoyó de nuevo sus manos en su vientre.

— Si es tu cuñada, ella querrá conocerla y darle unos pocos consejos. Ella no es de una familia de nuestro círculo, ¿o me equivoco?

— Su padre era un cliente, pero no era turbio.

— Me lo imaginaba—, dijo Naruto sacando su teléfono celular de su bolsillo trasero. Movió los dedos por la pantalla, pero todo pantomima. Sin hacer nada en realidad —. Bien, le preguntaré a mamá cuándo quiere esa cena.

El bloque el teléfono y se levantó del sofá, agitando su camisa blanca para que no se apretara contra su torso. Volvió a guardar el teléfono y sonrió a Itachi.

— Ya está, amigo mío. No me meteré más con ustedes. Tengo honor —, Naruto apoyó su mano en su torso —. No arruinaré a tu hermano, pero sólo porque tiene ese cosita linda como esposa. Me ha caído de maravilla—. Volvió a sonreír más cuando Itachi frunció el ceño—. Parece tan inocente..

Naruto suspiró, y se volvió, caminando hacia la puerta de la salida, con sus manos en sus bolsillos. Podía sentir como Itachi no le sacaba la mirada de encima. Calculador. Naruto tomó el pomo de la puerta y se volvió. Una sonrisa despreocupada en todo su rostro, su cuerpo relajado.

— Dale las gracias a esa preciosa chica. Les acaba de salvar el culo.

Naruto asintió hacia su amigo, Itachi se mantuvo quieto aún. Probablemente, pasmado sin saber si creerle o no. Abrió la puerta lentamente, pero se detuvo de nuevo.

— Ah—, recordó volviendo la cabeza hacia el escritorio —. Por favor, haz que Sasuke le compré ropa adecuada para la cena. No caerá en la gracia de mi madre si la niña va vestida como la ví hoy.

—¿Ropa adecuada?— todo el rostro de Itachi mostraba que no entendía nada.

Naruto soltó una risita.

— Sólo diré que esa tanga de encaje le quedaba pintada en su trasero. Dios mío —, Naruto agitó la cabeza, negando, aunque su sonrisa no se borró —. Ese vestido parecía una segunda piel. Pero, no me quejaría si ella no va con nada.. Aunque a mí madre, probablemente no le hará gracia que a mi padre le dé un ataque cardíaco con la vista. Aunque, moriría feliz..

Naruto sabía que Itachi podía escuchar su risa después que cerró la puerta de la oficina.

Continuará...

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