Sasuke estaba hundido en la mierda.

Lo sabía, podía sentir el pestilente olor a dónde sea que estuviera. No era un hombre que le importará ensuciarse para lograr lo que quería. Peleaba sucio si tenía que hacerlo y la mayoría del tiempo lo hacía.

Eso era más divertido.

Le gustaba el juego, moverse por las sombras y ser un depredador que cazaba de noche. Era astuto, malditamente calculador. No sonreía mucho, su humor era sarcástico y duro. Mató a todo el que le molestaba, y folló a quien quería cuando lo quería.

Pero tenía una maldita debilidad.

No pensó que su negro corazón alguna vez fuera capas de amar a alguien más que a él mismo. Sabía que era un bastardo egoísta, pero Sakura había logrado llegar a donde nadie más lo había hecho.

La conoció en una de las tantas reuniones de su hermano con sus contactos. Poco le importó que estuviera del brazo de Naruto, el heredero del imperio Uzumaki y uno de los más íntimos amigos de su hermano mayor.

La deseaba y la iba a tener.

Sakura fue dura de convencer, ella quería ser fiel al idiota de Uzumaki. Sasuke lo odiaba desde que tenía uso de razón. Odiaba ver la forma en que la gente siempre adoraba el maldito suelo que él pisaba. Fue encantador, dándole todas las promesas que ella había querido escuchar.

Resulta que la mierda golpeó el ventilador y él terminó justo abajo.

Su jueguito terminó con sentimientos que no creía poder tener. Sakura lo volvió al revés, no sólo era bonita, era inteligente, fuerte. Su carácter, aunque mayormente sumiso, podía llegar a ser un huracán si era provocada. Le costó unos meses convencerla de estar con él.

Si, se volvió el amante de la prometida de Uzumaki. Y él odiaba saber que él también la follaba. Así que, poco a poco empezó a hacer su jugada para que él se diera cuenta que no era el único que disfrutaba del cuerpo de Sakura.

Sabía que el maldito bastardo, aunque podía ser peligroso, jamás dañaría a Sakura. No física o económica. Uzumaki creía que tenía una gran moral, por lo que evitaba lastimar a mujeres. También, era consciente que no podía tocarlo. Además que era el hermano de su amigo, Sasuke tenía casi las mismas influencias que él. Y, aunque, Naruto podía aparentar ser un imbécil, no lo era.

No provocaría una guerra.

Pero desde hace ocho meses estaba tocando sus bolas, rompiendo su paciencia con cada negocio que intentaba él. Le quitó un par de clientes de manera sigilosa, llevándolos a su bando. Sabía que tenía un infiltrado en la empresa, pero no podía saber aún quien era.

Su hermano Itachi estaba rabioso.

Aún no podía creer que Sasuke se hubiera atrevido a faltar el honor de una familia tan poderosa. Sabía que su hermano mayor temía a los Uzumaki. La señora Kushina era conocida por tener poca paciencia y odiaba la traición. Muchos habían dado testimonio de eso con sus vidas. Sasuke no le tenía miedo a la vieja arpía, ni tampoco al idiota ex policía que tenía por marido. Tampoco tenía temor por Naruto.. Pero ya se estaba cansando.

Por la culpa de sus rabietas, su hermano había tomado decisiones que rompieron los planes de Sasuke.

Itachi mandó a Sakura a la niebla justo cuando se enteró lo que estaba sucediendo por una llamada de advertencia de Naruto. El hijo de puta le había dado el ultimátum a Itachi, advirtiendo que los Uchiha tenían un nuevo adversario en el mercado.

A él.

Los Uzumaki se habían mantenido lejos del territorio de los Uchiha, ya que ambos se encargaban de armas y protección en negocios. Ellos no necesitaban el territorio de Konoha, tenían mejores negocios por fuera. Pero el malcriado de Naruto, decidió que ahora lo quería para él.

Itachi se estaba volviendo un poco loco, ya habían perdido a dos clientes cuando decidió que tenía la solución para el problema.

Con Sakura fuera de la vista, él lo obligó a casarse con la hija mayor de un cliente en banca rota. Conoció a la chica el mismo día que lo obligaron a casarse. La amenaza de Itachi había sido precisa. Si no lo hacía, él mataría a Sakura. Sabía que su hermano no bromeaba, así que lo hizo.

La chica no era fea, no era vieja. Era una mujer de apenas 23 años, cuatro años menor que él. Pero, no iba a tocarla, no porque no pudiera, no le gustaba que lo manipularan. Él prometió que se casaría con ella, no que la follaría.

Itachi estaba seguro que Uzumaki ya no se metería con ellos cuando viera que él estaba con otra mujer y que tenían un hijo. Sasuke también lo creía, el estúpido honor de los Uzumaki no les permitiría seguir. Ellos respetaban por sobre todas las cosas, la familia. No se meterian con un bebé, sabiendo que si arruinaban los negocios, dejarían en mala posición a un pequeño inocente.

Pero resulta que Sasuke no iba a jugar esas cartas..

Tenía otro plan, uno donde él no terminaría junto con una mujer que no soportaba y lejos de la que de verdad amaba. Hinata se había pasado llorando y enojada los primeros tres meses de su matrimonio. A Sasuke no le importaba, eso le dió tiempo para hacer su plan. El asunto era simple:

Engañar a Uzumaki.

Hacerle creer que la mujer que amaba era esa tonta mujer que tenía por esposa. Sabía que él quería venganza, por eso estaba rompiendo sus bolas desde que se enteró de la traición de su ex prometida. Como era un tonto predecible, Sasuke estaba seguro que no desperdiciaría la oportunidad de intentar pagarle con la misma moneda.

Y allí entraba la tonta de Hinata. Esperaba que, como él la trataba como una mierda, corriera a los brazos de Uzumaki que le mostraría un poco de cariño, como la niña estúpida que era. Allí sólo quedaba lograr tener la prueba de infidelidad.

Itachi había hecho un contrato, la muchacha estaba pagando la deuda de su imprudente padre. Ella debía darle un hijo, en el plazo de un año. Pero ese contrato se rompería por dos cosas. Si ella no quedaba embarazada al término de un año y si ella follaba con alguien más.

Sólo necesitaba eso.

Que la estúpida cayera a los brazos de Uzumaki, que tenía un complejo de héroe. Ella parecía lo bastante tonta para creerle.

Hizo click en una pestaña que se alerto en su computadora y sonrió. Uzumaki estaba dentro de la empresa.

El juego empezaba...

Continuará...