Capítulo II: Finalmente Reina
Capítulo II: Finalmente Reina
Dos semanas después ...
Pasaron quince días desde que falleció el Gran Ra's Al Ghul.
Siete desde que fue coronada.
Una hora desde que recibió un mensaje de su padre.
"Vive." Solo eso decía.
Que tan solo diga eso le aseguraba dos cosas.
Que el sirviente del palacio que su padre utilizo de mensajero era de confianza y que las cosas marchaban bien.
Vive.
- Vive Rachel. Vive...- Comenzó a reírse mientras su sirvienta la miraba curiosa por su repentino cambio de humor.
- Ya detente. - Le gritó molesta y ella paro pero no le quito sus manos de encima. - ¡Largo!-
- Disculpe señora si he hecho algo mal. Lo lamento mucho.- Se excuso de inmediato la sirvienta.
Era muy joven e incompetente.
Sus masajes eran pésimos.
No podía ejercer con esas frágiles manos presión en el lugar correcto.
- Disculpa. No quise ser dura contigo es solo que otra persona debería encargarse de esto. ¿No hay algún hombre en mi sequito de sirvientes a caso?-
Ella negó rotundamente.
- Su alteza, Lady Talia fue quien le asigno su sequito de sirvientes y no hay hombres en él. De hecho son todas mujeres jóvenes como yo.-
Rachel se dio cuenta de lo que ocurría de inmediato.
La mirada helada de la mujer hizo temblar a la jovencita.
Amenazante.
Intimidante.
- Tu te acostaste con el Rey ¿No es asi?- La pregunta de la reina de ojos zafiros le helo la sangre a la doncella.
Nego de inmediato.
Rachel se paro por su cuenta y le extendió un brazo pidiéndole algo para secarse.
Se pasó la toalla por el cabello por su cuenta.
Tomo una bata y la aferró a su cuerpo.
- Mí padre siempre me ha dicho que tengo algo. Algo. Un sexto sentido lo llama él. No sé porque pero nunca nadie pudo ser capaz de mentirme y está no es la excepción. Habla o...-
- Fue solo una vez y lady Talia me ordeno ir con él. No sabía para que iba. No...- Ella la tomo del cuello con fuerza y lo apretó.
La chica pedía por clemencia.
Apretó aún más fuerte hasta que su pequeña mano quedó marcada en la piel de la doncella.
- ¿Cómo te atreves a decir que mí rey te prefirió a ti antes que a mí?-
- Nunca...dir..ía algo así, mí reina.- Siguió rogando que la suelte y ella lo hizo.
¿Desde cuándo tan irracional?
¿Qué pensaba hacer? ¿Matarla y después que...?
Estaba siendo estúpida y ¿Porqué?
La chica se acostó con su esposo.
¿Pero qué era para ella Damian?
...
La soltó con desprecio finalmente y le grito que se fuera.
Se volvió a preguntar a si misma ¿Qué era para ella Damian?
Camino frente a un espejo y abrió su bata.
Vio la marca que dejo en su brazo derecho.
La mano de Damian aún marcaba su blanca piel.
No te lo voy a perdonar nunca mil veces maldito...
Hacía días que no veía al Rey y esperaba no volver a verlo nunca.
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Días atrás...
Se levanto exhausta y sola en su cama.
Así como la primera vez Damian luego de visitarla se marcho casi de inmediato.
No le hablo durante el rato que pasaron juntos en la noche.
Ni siquiera le contesto los insultos que le propino por lastimarla.
Y no lo culpaba.
Sabía que el sospechaba que tenía algo que ver en la muerte de su abuelo y era...entendible.
No paso ni seis horas como princesa que ya era reina.
Incluso Talia tenía ganas de abofetearla.
Sabía perfectamente que si de ella dependía estaría ya en un calabozo atado de pies y manos.
Pero ella no era nada y lo sabía.
Su hijo era el Rey y entendió en pocas horas que no tenían la mejor de las relaciones.
Damian no confiaba en nadie más que en Kon al que por cierto sabía que en cualquier momento volvería dado los recientes acontecimientos.
Solo es cuestión de tiempo...
Se vistió sola dado que luego de gritar un par de veces nadie entro por la puerta.
Hizo lo que pudo.
Fue al comedor como le ordenaron que hiciera cada mañana y solo estaba su ...marido.
Un sirviente la ayudo a acomodarse.
- Su alteza quiero pedirle permiso para...-
- No.-
- ¿Ni siquiera me vas a escuchar?-
- Haz tus equipaje que irás conmigo a visitar cada maldito pueblo del reino.-
- Vete al diablo, alteza.-
Golpeó la mesa molesto y ella ni se inmutó.
Rachel tomo los cubiertos y comenzó a comer el delicioso pastel que tenía enfrente.
- Tu deber es estar a mí lado.-
- ¿Para qué todos recuerden que sigues teniendo ejército porque te casaste con la hija de mí padre? Patético.-
Se levantó de pronto y los guardias quedaron estáticos.
Camino hacia ella.
Todos pensaron que iría a abofetearla.
Incluso él pero...
- ¿Tu crees que estás ganas de comer sean porque ya tengo un bebé tuyo en mí vientre? - La mano levantada de Damián cayó de inmediato.
- Eso es imposible. Estás jugando ...-
- Nunca estuve embarazada y jamás a nadie le he permitido que me haga lo que tu haces. ¿Porqué no podría estarlo? Además realmente tengo ganas de comer más de esto. - Ella toco la campanilla y le solicito al sirviente que trajera más de ese pastel con esa fruta tan...
- Son duraznos. Los trajo un mercader del sur de África. Plantarán esta primavera árboles de ellos en el jardín del palacio.-
- Me encanta. ¿Entonces traen estás cosas exóticas aquí todo el tiempo no es así?-
Asintió olvidando un tanto su enojo de unos segundos atrás.
- No todo es tan malo. Me encantan los postres. Mi madre no me dejaba comerlos porque decía que a los hombres no les gustan las mujeres excedidas de peso.- Rachel apretó la boca molesta al recordar todas las tonterías que decía Angela.
La joven suspiro.
- ¿Es eso cierto? Es decir ¿Tu también piensas eso?-
Ni siquiera pensó una respuesta.
No dudo en responderle con seguridad.
- Estás muy delgada. Come lo que quieras que tienes que alimentar a nuestro hijo.-
- ¿Es todo lo que te importa de mí?-
- ¿Acaso quieres romantizar esto?Vaya ..-
Ella se burló de lo que acababa de decir.
- Aquí nadie romantiza nada. Es solo que pareciera que es en lo único que piensas.-
- Es un deber. Nuestro principal deber.-
- Es TU deber. No me metas a mí en eso.-
- Nuestro deber. Somos marido y mujer te guste o no.-
- Querido tu eres un príncipe sin poder te recuerdo. Sin mí no eres nada.-
- Sagaces palabras para ser una mujer a la cual su papi y mami la abandonaron por status. Te prostituyeron amada mía. ¡Acéptalo!- Exigió gritándole cada palabra muy cerca de su ...
...rostro.
Ella intento golpearlo pero el atrapo su mano, torció su brazo y estampó su rostro contra la mesa.
El golpe fue doloroso.
Casi tanto como el dolor que le causaba su apretón en su brazo.
- ¡ ¿Así es como tratas a tu reina? !- Gritó desesperada.
- ¡Damián!- Presiono más fuerte aún pero no pudo seguir.
No debía hacer eso.
No debía. Aún cuando ella lo atacó primero...
Gruño molesto y giro hacia él.
- ¿Quién te dio permiso de entrar?-
Hizo una reverencia y bajo la cabeza en señal de arrepentimiento.
Era la primera vez que veía a su amigo luego de ser coronado Rey y no debió cometer tal indiscreción.
- Lamento mí comportamiento su majestad.-
Negó.
Ayudo a levantarse a Rachel quien lo veía molesta.
- Y yo lamento haber hecho lo que hice mí reina. No volverá a pasar aún cuando usted haga todo lo posible para irritarme. Si no quiere hacer la procesión conmigo respetaré su voluntad. Ahora sí me disculpa tengo asuntos que resolver con Kon- El.-
Ella quedó atónita por su comportamiento.
Kon no cruzo mirada con Rachel.
¿Porqué?
Ella no dijo nada y los vio irse.
Pasaron las horas y para su suerte jamás se cruzó con Talia.
- ¿Qué se supone que voy a hacer encerrada en este palacio todo el día? ¿Peinarme y cortar rosas hasta morir del aburrimiento?- Golpeó la mesa y una de las jóvenes se acercó a ella para levantar una copa que cayó al suelo.
Nadie le contesto su exhabrupto.
Nadie si quiera la miraba a los ojos.
Salvo...
- Eres muy escandalosa niña...-
La mujer con tiara de oro entro con una mano masajeando sus templos.
Rachel se levantó de su asiento y le hizo una reverencia.
- Disculpe alteza. Es solo que estoy acostumbrada a cabalgar. A acampar bajo las estrellas. Nadar. La vida de cortesana me asfixia.-
- Eres una lady Rachel. ¿Cómo crees que podríamos permitir que hagas algo así? Además si estuvieras esperando a mí nieto lo pondrías en riesgo haciendo tales tonterías.-
- Quiero ver a mí padre aunque sea. Déjeme ir con el aunque sea unos días. -
- Tu padre está en el medio de un campo de batalla. ¿Que pensaría de nosotros si te expusieramos a tal peligro?-
- No pienso quedarme un día más encerrada, su alteza.-
No le importaba ya si su altanería le iba a terminar costando caro.
Estaba harta.
Se acercó a ella y la miró a los ojos.
Talia la miro con pena.
- ¿Mí hijo te trata mal? -
¿Porqué me preguntas algo que ya sabes?
- Él siempre me honra con el mero hecho de dejarme estar a su lado, alteza. Sería incapaz.-
La madre de su esposo expreso una mueca de burla y no lo disimulo ni por un segundo.
- Si tanto respetas a mí hijo no andes exhibiéndote por todo el palacio con ese brazo morado. Aquí viene gente realmente importante. ¿Que van a pensar de nuestra familia si te ven así?- Se dio la vuelta dejando a Rachel sin habla.
- Niña estúpida...- Le dijo por lo bajo. Bajo pero lo suficientemente alto como para que ella la escuchará claramente.
Se miro el brazo.
Una gran contusión había en el.
No se había dado cuenta.
Después de todo tenía unas mangas de encaje cubriéndola.
Había que prestar mucha atención para poder verlo.
No. A quien engañaba. Era enorme.
Enorme.
Lo tocaba y dolía.
- Pssk. Maldita sea. - Camino rápidamente a sus aposentos a verse eso.
Perra. Perra. Perra. Mil veces perra...
Apretó los puños.
Tenía ganas de destruirlo todo a su alrededor.
Si. Todo.
Cayó al suelo de pronto.
Una de las doncellas que la acompañaban chillo de miedo.
El terror la inundó.
Todas le temían por su mal carácter y ahora ...
Un chico se atrevió a hacerle tal cosa.
No solo eso.
El pelirrojo también cayó y arrojó un jarrón de flores encima de ella.
Mojó su vestido.
Sus joyas. Su pecho y así la hizo olvidar el enojo que llevaba dentro en un instante.
Se reincorporo lentamente y vio al sujeto que la llevo por delante de esa manera.
- ¿Acaso estabas corriendo por los pasillos....- Estaba molesta. - ...del palacio?- El enojo se disipó casi inmediatamente al verlo.
Era totalmente ridículo.
Era un joven, muy joven de mediana a alta estatura con brazos musculosos y fuertes que intentaron encajar en una camisa de sirviente del palacio.
La camisa parecía que iba a estallar en cualquier momento.
Se trago las ganas de reírse del chico.
El pelirrojo se levantó con una cara de susto que jamás iba a olvidar en su vida de inmediato, saco un pañuelo de sus pantalones e intento limpiar el daño causado.
- Por favor disculpeme. No fue mí intención ...- Paso la servilleta sobre su piel expuesta.
¿Cómo se le ocurre...?
- ¡GUARDIAS ARRESTEN A ESTE CHICO! Está tocando a nuestra reina ...- Una de las doncellas indignadas gritó enérgicamente.
Escucho el paso rápido de varios hombres yendo al lugar.
¿Desde cuándo una maldita doncella a su servicio podía llamar a SUS guardias?
Todo era nefasto. Más que nefasto ...
Rachel se levantó sola entendiendo que esto sería un escandalo de gran magnitud si no hacía algo ya.
¡Pero ya!-
- Lady Teresa no haga tanto escandalo por una tontería como está. Este chico insolente es solo un pobre infeliz sin modales. Damas como nosotras no debemos perder el tiempo en cosas como estás.-
- Pero su alteza la toco este impertinente. Lady Talia...-
- Su señora soy yo. ¿Qué diablos me importa lo que hubiera hecho ella? Les dije que no perderé más tiempo con este asunto. Preparenme un baño ahora.-
Estaba harta de las doncellas de buena familia que les asignó Talia para hacerle compañía.
Harta.
¿Pensaban ahora decirle que hacer? ¿Cómo actuar?
Una sonrisa triunfante se dibujo en sus labios.
Frente a ella seguía ese chico tonto.
Mirando al suelo como si esperara una sentencia de muerte.
- ¿Cuál es tu nombre?-
- Roy Harper, su alteza.- Contesto de inmediato y casi sin respirar.
- Tu no eres un sirviente. Hasta el más estúpido de ellos jamás hubiera hecho tal tontería.-
- Estoy cubriendo a un amigo solamente. Nunca quise provocar todo...-
- Calla. Solo desaparece de aquí... Por hoy, chico tonto.- Paso al lado de él y lo miro de reojo.- Y si ves a una mujer de ojos esmeralda huye lo más rápido que puedas. Ella tiene ojos en todas partes y no se cuánto más pueda entretener a estás vivoras además.-
Ella tendría problemas pronto por esa tontería.
Por no castigarlo severamente pero eso es algo que no le importaba ya.
Su padre una vez que estuviera de vuelta con ella arrasaría con la basura Al Ghul y ella sería reina.
Reina absoluta de todo.
De todo y libre de hacer lo que quiera con...
Él.
Él.
... ¿Dónde estara ahora?
Cuando lo vio en la ceremonia creyó que lo veria pronto y ya habían pasado largas semanas y jamás le dio una señal.
Lo extrañaba.
Lo extrañaba ....
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~Hoy~
...demasiado.
¿Estara con otra?
¿Porqué no pensarlo? Después de todo ella estaba casada y literalmente inalcanzable...
¿Se olvido de ella entonces?
Quizás.
O quizás intento verla y algo sucedió con él.
¿ Cómo saberlo? Llevaba semanas encarcelada.
Ni siquiera podía ver a su madre...
Era agobiante.
El maldito viejo estaba acabado y ahora ...¿pese a ser una reina su destino era morir en una cárcel de oro?
Nunca.
Nunca.
Tocaron su puerta y ella fue rápidamente hacía a ella para evitar que entrarán.
- ¿Qué quieren maldita sea?-
- Mí señora. Solo quiero ayudarla con su vestido. Le traje un regalo de Lady Talia para usted.-
- Llévatelo. No lo quiero. Estoy enferma. Estaré aquí todo el día y no quiero que me molesten. ¿Entendido?-
- Pero señora usted...-
- ¡CALLA! ¡CÁLLATE DE UNA VEZ Y VETE! No quiero que nadie me moleste hoy. -
- Puedo llamar al doctor del palacio si ..-
- ¡SOLO VETE!- Gritó tan harta y agotada...
Era rehén de esas mujeres en algún punto.
Los días de victoria duraron poco.
Damian se acomplo a su nuevo lugar con rapidez.
Era un líder nato sin dudas.
Talia fue la más visiblemente dolida por la muerte de su padre.
Los primeros días la sombra debajo de sus ojos hacia ver qué no era fácil para ella sobrellevar la pérdida.
Pocos días después comenzaron los ataques directos a ella.
A su libertad.
No podía ni salir al jardín sin escoltas.
No podía caminar ni por los pasillos sin sus doncellas.
No podía ver a su madre ni tan solo un momento en el comedor del enorme y fastuoso palacio al que comenzaba a odiar.
Camino por el pasillo y fue rumbo a la biblioteca.
Aquel lugar era siniestro pero lleno de una inmensa cantidad de material con el cual distraerse.
-Gema. Tienes que ser fuerte.-
Rachel cerro los ojos, apretó los labios instintivamente y una sonrisa se dibujo en su rostro.
La puerta se cerro lentamente con seguro.
El agarro su cadera y comenzó a besar su cuello.
- Pensé que no te interesaba más...- Comenzó a descubrir sus hombros lentamente.
Lanzo una pequeña carcajada burlona.
- ¿Eso es lo único que me dirás? ¿No me empujarás por atreverme a tocar de está manera a una reina?-
Ella se dio la vuelta y lo tomo del cuello.
- Deja de jugar y cógeme de una vez.-
Él se quedo estatico por unos segundos ante su osadía y le quito un mechón del frente de su rostro.
- Tranquila. Tenemos un buen tiempo para nosotros a solas. La princesa se ha ido al pueblo con su sequito de golfas y me ocupe de los guardias.-
- ¿Qué les hiciste? Tu no eres así...-
- Están bien. Solo que entretenidos con algo. -
- Estuviste viendo a otras ¿No es así? ¿Es por eso que no viniste antes?-
- Rachel fue difícil tener una buena excusa para visitar este palacio. Soy un duque sin soldados a su merced y por ende poco les intereso a la corona.-
- Tu puedes estar donde tu quieras. Eres dueño único de una enorme riqueza.-
- Si pero para estar en ciertos lugares se necesita poder. Quizás tenga que casarme como tú. Mi familia insiste.-
- Tu no me puedes hacer algo así.-
- Tu te casaste y tu matrimonio ni el Papa podría deshacerlo.-
- Yo te amo a ti y solo a ti. Tu lo sabes. Desde niña te entregue mi corazón a ti y solo a ti.-
- Y yo Rachel no he estado con otra desde la última vez que estuvimos juntos. No pude porque no puedo olvidarte pero sabes que al igual que tú tengo que seguir mi camino.-
- ¿Me estás terminando?- La ojiazul no podía creer lo que escuchaba.
Negó.
- Tu me tendrás siempre que quieras. Siempre te vendré a buscar con el anhelo de que sigas queriendo verme pero tu ya eres de alguien más y vaya... algún día tendrás a su hijo en tu vientre y seré el sujeto más triste y feliz a la vez. Feliz por ti pero triste porque ese hijo que tuvieras alguna vez siempre pensé que sería mio.-
- Nunca tendré un hijo de Damian. Nunca. Te lo juro.-
- No lo menciones. Tenemos poco tiempo para estar juntos y deseo cumplir lo que me pediste mi hermosa Rachel.-
Ella tenía ganas de llorar y a la vez reconocía que cada una de sus palabras eran ciertas.
Ella estaba casada con un Rey y ni siquiera tenía tecnicamente permitido estar a solas con ningún hombre salvo su padre y él, su esposo.
Era joven y tenía una familia detrás de él que ciertamente la odiaba.
Siempre la odiaron por su posición.
Por su padre...
- Yo te conseguiré una doncella conveniente. Solo dame tiempo.-
- ¿Qué dices?-
- Soy la Reina. Tengo en mente alguien con quien podrás comprometerte con mi bendición.-
-¿ Porqué harías algo asi?-
- Porque tu hogar también será mi hogar. Nuestro hogar, sin importar con quien estemos unidos. ¿Entiendes?-
- Pero yo no me puedo unir con cualquier mujer. Soy un duque.-
- Te prometo encontrarte un buen partido. ¿Cuándo te falle?-
La miro suspicaz.
- Seguro tienes en mente una mujer poco agraciada de la cual nunca me podría enamorar. Eso es cruel..-
Ella sonrió y lo beso en los labios timidamente.
- Quien crees que soy...- Olía tan bien.
Rachel desabrocho su pantalón con ansias sin dejarlo de ver a los ojos.
- Tu eres mio ¿Entiendes?- Se arrodillo frente a él y saco su miembro palpitante frente a ella.
El aliento de ella golpeaba contra su piel desnuda.
El joven hombre suspiro.
Sabía perfectamente que se exponía a que le cortaran la cabeza si alguien se enteraba de lo que estaba haciendo.
Es decir... era el Palacio Real. ¿ Cómo se le ocurrió ir allí por ella?
Pudo haber sido más listo y esperar a que tarde o temprano saliera de la prisión de oro.
Pero no...
Ya habían pasado meses sin tenerla y no soportaba pensar que ...
Ella dio un lengüetazo timido sobre la punta que ya comenzaba a expulsar ese dulce nectar que ansiaba hace tanto y el gimió tan alto que se reprendió internamente por ser tan estupido.
- Tu placer es mi placer, señor mio.-
- Su alteza. - No podía evitar llamarla así. Era una Reina y siempre lo sería de ahora en más. - Yo no soy su señor. -
Ella fingió no escuchar lo que acababa de decir y se lleno la boca de él.
Succiono fuerte, rápido y duro como a él le gustaba.
Su mente estaba en el cielo.
Sus mejillas tan acaloradas como las de él.
- ¿Qué clase de ....hechizo has arrojado ....- Se mordió la mano frenando otro gemido animal que estaba a punto de escapar de su boca- en mi? Calma. Ten piedad alteza...-
Ella lo miro desde allí abajo y lo miro con ternura.
- Pequeña...- Él susurro totalmente perdido en sus toques.
Se dejo caer contra una mesa.
Las succionadas y gemidos de ella eran lo único que se escuchaban entre esas paredes.
Acaricio su rostro y luego enredo sus dedos entre sus cabellos.
No dejaba de pensar en que pasaría si alguien los viera...
Ambos arderían sin dudas.
Sin dudas...
La biblioteca era un lugar oscuro. Inmenso.
Con tres pisos dónde en cada uno de ellos habían largos pasillos.
Pocas personas tenían permitido entrar allí.
Una de las pocas que pudo gracias al permiso de Damián fue ella.
Nunca pensó encontrarlo allí.
Fue una sorpresa inmensa.
Realmente lo fue.
- No temas. Solo déjate llevar amor mío...-
- Rachel no puedo. No puedo mientras...-
La mujer de largos cabellos estaba totalmente exhausta sobre una mesa con las piernas abiertas para el y con su miembro calentando cada milímetro del interior de su ser.
Calor.
Las llamas del infierno quemaban su piel.
- Hice un pacto con el diablo ¿No recuerdas? No puedo tener niños. No a menos a qué renuncie a... -
Él cubrió su boca y metió su pulgar en ella.
Ella succionó perversamente.
- Nunca digas nuestro pequeño secreto en voz alta.-
- Lo que tu digas mí señor.-
Él la tomo del cuello con fuerza y apretó.
Así como le gustaba ....
Ella río entre dientes.
- ¿Así lo llamas a él también? Dime Raven ...¿ Lo mismo que me has hecho a mí se lo haz hecho a él? -
No dejo de empujar contra ella.
Cada vez fue más fuerte.
Más duro.
Estaba molesto. No estaba actuando.
Quizás ella pensó que si. Quizás lo hizo pero la realidad era que sabía que compartía su lecho con él.
Y lo enfermaba.
Quizás estuvo semanas tranquilo esperando el momento para verla pero ahora que veía a sus ojos llorando por él.
Llorando del placer que le provocaba su cuerpo.
Se sentía con tanto orgullo y celos a la vez.
Rachel podía estar con quién quisiera pero al final del día se suponía que sería para siempre de él.
- Tu eres el único...- Respiraba con dificultad.- Tu fuiste el primero y serás el último. Lo juro. -
Siguió cogiéndola tan duro...
Tan duro.
- ¿Enserio? -
Asintió.
Su boca estaba ligeramente entreabierta y su rostro estaba totalmente sudado.
Era un desastre.
Su desastre.
- Tu eres mía. ¿Entiendes? Te tienes que deshacer de él. Jura que lo harás.-
Ella comenzó a reír.
Él ya no pudo contenerse.
Estaban tan perdidos viéndose a los ojos el uno a otro que nunca vieron ni escucharon a alguien que los veía.
O al menos eso el creía.
A quince metros de altura escondido detrás de una columna había un hombre que pudo escucharlo y verlo todo.
Ni por un segundo se le ocurrió salir de su escondite.
No.
Los dejo hablar.
Lo peor que pudo hacer fue asomarse a ver.
Lo primero que hizo aquel sujeto que cometía cometía el crimen de tocar a la Reina era así era descubrir sus pechos.
Y lo entendía.
Eran prominentes y se veían tan suaves...
Las aureolas rosadas eran mordidas ferozmente por el hombre de cabellos oscuros.
Ella gritaba tan fuerte...
Le sorprendía que los guardias no la escucharán.
Su pantalón comenzaba a apretar mucho.
Comenzó a tocar su bulto y cuando lo vio penetrarla suspiro tan profundo...
Sudaba de calor con tan solo imaginar ser él quien hacía aquello.
No puede estar haciendo esto...
Los gritos de ella se hacían más intensos.
Estaba seguro que al sujeto no le llevaría mucho tiempo correrse con una mujer así en sus manos.
Dios sabía que estaba mal, muy mal siquiera estar viéndola así.
Lo correcto hubiera sido seguir o fingir que seguía durmiendo en el corredor como si no hubiera visto ni escuchado nada pero la curiosidad pudo más que su raciocinio y tuvo que asomarse.
Que idiota fue pensó para si mismo.
Una vez que los vio no podía dejar de ver aquello aún cuando sabía que se sacaba todas las fichas para ser ejecutado como ellos.
Siguió masturbándose aún cuando nunca lo hizo.
Él nunca lo hizo porque siempre que tuvo necesidad simplemente buscaba a una mujer y listo.
Las mujeres le llovían en el pueblo.
Con su carisma y porte todas caían a sus pies pero Rachel era una que ni en sus mejores sueños imagino ver así.
Nunca pensó verla como una mujer hasta ahora.
Ella era su señora y ahora ...
¿Cómo podría verla a los ojos luego de esto?
"No puedo tener niños"
Al escuchar eso por algún motivo comenzó a aumentar el ritmo de sus jalones.
A la Reina no se la podía tocar porque el hijo que debiera engendrar solo podría ser del Rey pero si no pudiera tener hijos ¿Qué daño haría si intentará algo entonces?
Ella era una mujer después de todo que solo quería divertirse.
Era evidente.
Y a las mujeres les encantaba estar en sus sábanas.
Él no era celoso después de todo.
Él sabía que ella del Rey al final de cuentas pero ... El Rey no estaba aquí.
Y ella tan joven que sería un desperdicio no aprovecharla.
En sus labios se dibujo una sonrisa mientras su estómago comenzaba a endurecerse indicándole que ya estaba muy cerca.
"Te tienes que deshacer de él."
Diablos.
¿Cómo a alguien se le ocurría decir algo así?
¿Qué clase de sujeto era ese?
¿Con quién se involucro el Rey?
Ella era perversa y él era sin dudas alguien importante para poder entrar al palacio y hacer en él lo que hacía.
¿Querían derrocar al Rey?
¿Él dormía con una víbora que intentaba acabar con la dinastía?
Y si Ra's Al Ghul ...
Otro gritó lo despertó de sus pensamientos.
Otra vez ella. Todo había acabado finalmente.
Rachel estaba apoyada contra la mesa casi totalmente desnuda mirándolo como si él fuera todo su mundo.
Y por un momento imagino que ella lo miraba a él con esos ojos brillantes de pasión...
Murmuró una maldición y se corrió en su mano.
Hizo un desastre pero... ¿Cómo contenerse teniéndola en su vista así?
No podía dejar de pensar en lo afortunado que era el Rey de tenerla para él.
Aunque ella no lo quisiera la tenía en su cama cada vez que quisiera.
Muchas imágenes pasaron por su mente en instantes...
- Lo haré pero necesito tiempo. El anciano murió hace poco. No sería inteligente quedar viuda pronto.-
Se acomodo sus pantalones y siguió escuchándolos.
El sujeto la tomo de los hombros.
- No podré dormir bien si se que está contigo cada noche o cuando se le plazca. Tu padre me juro que...-
- Ambos somos fieles sirvientes de Trigon y ni tu ni yo podemos cuestionar lo que hace porque todo lo que decide es por nuestro bien.-
- Te caso con un miserable a quien no amas.-
- Te dio la posibilidad de algún día convertirte en Rey. ¿Acaso no lo ves? ¿Como puedes ser tan estúpido?- Ella lo tomo del rostro con ambas manos molesta.
No había dudas de que se conocían hace mucho...
- A tu padre no le importamos. Cada día estoy más convencido de ello.- Le dijo mientras se volvía a poner la camisa.
Ella se acomodo su vestido y cabello.
- Mí padre me ama.-
- Si te amara a ti, su única hija te recuerdo, no te estaría utilizando como mercancía de guerra y prostituyendote con ...-
Bofetada.
No pudo acabar lo que iba a decir porque ella no lo dejo.
- Su gracia recuerde su posición ahora y no olvidé decirle a su familia que no tienen que buscarle prometida. Dígale que la mismísima Reina se encargará de ello. -
- ¿Me estás amenazando?-
Negó.
- No, solo estoy siendo justa. Yo soy tuya como te he dicho pero tu también eres mío y no permitiré que tú compartas tu vida con alguien de quién podrías enamorarte. No permitiré nunca que me olvides.-
- No puedes hacerme eso. No puedes elegir con quién me casare.-
- Adivina. Soy la reina y tú eres mí servidor. Yo puedo hacer lo que quiera contigo. Está posición la gane gracias a mí padre a quien te atreves a cuestionar y es por eso que nunca llegarás a ser nada.-
El rio ante su comentario.
- Mí querido pajarito soy un duque de nacimiento y tu hasta ayer eras la hija de un soldado y una simple baronesa. Nada más. -
Ella lo empujó tan fuerte que lo hizo caer casi al suelo.
- ¿Así que eso siempre fui para ti? ¿Así es como me veías?-
Se reincorporo y suspiro.
- Aunque hubieras sido una esclava me hubiera fijado en ti y seguramente me hubieras hechizado Rachel.- Intento tocar su cabello pero ella retrocedió.
- Ya veo porque mí padre no te eligió a ti cuando hubiera sido la opción más fácil. Eres un completo idiota.-
- Enojate conmigo todo lo que quieras pero estamos unidos para siempre. Ninguno de los dos podrá estar sin el otro por mucho tiempo. ¿O me dirás que no te volvías loca por verme? Sentí lo mismo que tu.-
Ella paso por un lado de él evitando verlo está vez.
- Está conversación se acabo, su gracia.-
- Es ridículo que me hables así. Rachel...-
- "Su alteza".-
- ¿Qué?-
- No se te ocurra llamarme otra vez por mí nombre o te irá muy mal.-
Quedó perplejo.
- No hablas enserio.-
- Estás en mí manos recuerda. Todo este maldito reino lo está.-
El se burló de ella con una carcajada digna de su padre.
- Podrás ser Reina ahora pero quién maneja este palacio es Lady Al Ghul y a ti, todos, incluso la servidumbre te ve como alguien insignificante. Rachel se que no dejaron entrar a tu madre a la ceremonia. ¿No te das cuenta que no eres nada incluso para él?-
- Eso cambiará.-
- No te trata como al resto de las ladies. Estoy seguro. Es más estoy seguro que te arroja contra la cama y te coge por detrás como si fueras la servidumbre. Porque así te ve.-
- Valgo más que cualquiera de ellas.-
- Eres hermosa y cualquiera estaría complacido de tener una mujer como tu en la cama Rachel pero los sujetos como él quieren una lady y tú nunca lo serás. -
- No me interesa ser la mujer de Damián. Solo ser una Reina.-
- Te conozco y sé que te encanta tener a todos en tus manos. Sobre todo a los hombres. Estoy seguro que odias como te trata.-
- Él me respeta.-
- Mientes. -
- No me importa lo que creas. Les demostraré a todos que yo terminaré siendo la señora de todo.-
Estaba a punto de salir.
- Tu eres hermosa pero para sobrevivir en este lugar necesitas más que eso o se desharan de ti. Eso es lo que hacen aquí. ¿Cómo crees que murió el padre de tu esposo?-
¿De qué habla? El príncipe tuvo un accidente a caballo. O al menos eso me dijo mí padre....
- Mí padre es Trigon imbécil y de mí nadie se deshara.-
- Ya está buscando tu reemplazo. ¿Porqué crees que estoy aquí? Mí sobrina vive en la corte a pedido de tu esposo. Es una dulce marquesa. Recién ha dejado de ser una niña. Lady Talia la trajo aqui y se de buena fuente que ya tuvo la oportunidad de co...-
Se fue finalmente no queriéndolo escuchar más dejándolo molesto.
Realmente no hubiera querido terminar así las cosas con ella pero la verdad era que estaba enfermo de celos.
Porque conocía perfectamente a Damián.
Desde hace años...
Se acomodo mejor su atuendo y se marchó.
El hombre que vio y escucho todo se asomo por primera vez ...
- Mierda.-
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Semanas más tarde...
Talia tomaba vino en la sala con una sonrisa.
- La veo feliz su alteza.-
- Querida toma algo conmigo. Tenemos que celebrar.-
Rachel le hizo caso y tomo asiento a su lado.
- ¿Qué sucede? -
- Mí hijo vendrá pronto querida. Duques, marqueses, condes de todo el reino reconocen a nuestro Rey como su soberano.
Incluso lidero en el campo de batalla nuestro ejército con destreza. Trigon no pudo más que reconocer su valía frente a todos. Acabo con el líder de los rebeldes. La guerra termino.-
- Entonces mí padre volverá.-
- Lo hará. Por supuesto que si pero luego. Mí hijo lo ha enviado a recoger el oro del enemigo y subyugar cada mugroso pueblo rebelde. Las arcas del palacio estarán llenas pronto. Lo único que nos falta para que todo sea perfecto es que tu nos des el niño que todos esperamos.-
- ¿Qué sucedería si eso no pasa pronto?-
- Y quizás si alguna chiquilla se adelanta a ti el Rey estaría en su derecho de reconocer a un niño que no sea tuyo y tu te verías en la obligación de soportar que el príncipe heredero sea de otra mujer mientras eventualmente él que tu tengas sería solo un príncipe más.-
- ¿Cómo se le ocurre decir algo así?-
- El reino está por sobre todo querida. Nadie lo culparia además no es que tu vengas de una familia que importe de todas formas.-
Rachel se mordió la lengua para no responderle.
Solo lo provocaba.
Quería deshacerse de ella.
Si era verdad lo que decía su padre ya no les servía.
Necesitaba verlo.
- Alteza si me disculpa iré a mis clases de arco.-
- Te he dicho que no quiero que hagas ...-
- Es seguro. Además estaré con el instructor de mí esposo. Tengo entendido que es muy bueno. No lo conozco. Una de mis damas me habló de él.-
- Te lo prohibo.-
- Disculpe pero no haré nada que esté prohibido además usted no puede decirme que hacer.-
- Soy realeza de cuna y tu casi una criada que nos lo debe todo. ¡Vuelve a tu habitación ahora!-
- No lo haré. Además cuide su tono conmigo porque le guste o no soy la reina. No saldré del palacio si esa fue la decisión de mí esposo pero usted no me dirá que hacer aquí.-
- Rachel.-
- Talia jodete.-
- ¿Cómo se te ocurre llamarme por mí nombre mujerzuela?-
- Si yo soy una mujerzuela tu también lo eres. ¿Te crees que no se que te acostaste con Kon cuando él era solo un adolescente? Lunatica.-
Los sirvientes alzaron levemente la cabeza para verla.
Incluso los guardias.
Casi la mitad de la servidumbre había escuchado ello y tal vez.
Tal vez alguien sería capaz de contarle a su hijo y todo por una jovencita rebelde que no sabía cuando callar la boca pensó.
Talia se levantó y sonrió.
- Eres una salvaje. Mí hijo nunca te verá más que como una obligación al que lo ato mí padre. Cuando vuelva verás a un Rey lleno de gloria y entenderás lo insignificante que eras para él y para todos.-
- Se cuál es su plan desde que llegué aquí y no funcionará porque usted cree que no me respeta pero lo he visto disculparse y ser honesto conmigo. Por suerte mí marido no es como usted su alteza. Él es mucho más que un asesino despiadado en el campo de batalla él es un hombre de gran corazón. Lo he visto.-
- ¿Insinuas que mí hijo es débil?-
- Insinuó que no lo conoce y se lo demostraré.-
Rachel se inclino y se marchó.
Le dijo todo lo que quería decirle.
Y se sentía mejor por alguna razón.
Le pidió a sus damas que la dejarán por un momento y ninguna se negó.
A ninguna se le ocurría desobedecer una orden ella después de lo que acaba de ocurrir con la princesa.
Un guardia la escoltó hasta el lugar donde iniciaría sus prácticas.
Al ver al hombre con el arco lanzando con destreza las flechas justo en el blanco una y otra vez sonrió.
Era excelente sin dudas.
- Vuelve al palacio. Volveré sola.- El escudero se inclino y se marchó como le pidió.
- Así que tú eres quien me entrenará. Me hablaron bien de ti.-
- ¿Qué doncella? Si se puede saber.-
Rachel lo miro extrañada. Seguía tirando sus flechas mientras hablaba.
Era como si no necesitara concentrarse para hacerlo.
Además no volteó a inclinarse ante ella cómo debía.
- Marian de Lichtein. Dijo que eras atento con las mujeres.-
Él lanzo una carcajada que inquieto a Rachel.
¿Cómo se atreve?
- Si ser gentil es complacer un día entero a una mujer como ella en su propio establo me declaro culpable.-
Se dio la vuelta para por fin dejarse ver.
Ella lo reconoció de inmediato.
- ¿Roy? Tu eres un sirviente.-
- En teoría lo soy. Soy un servidor del palacio solo que no de limpieza. Soy el instructor del príncipe en arco y en otras cosas más en las que soy categóricamente mejor que él aunque jamás lo reconozca.-
- ¿Tu sabes con quién estás hablando?- Insistió en preguntarle al ver qué no tenía la más mínima intención de inclinarse ante ella.
- Usted es una mujer que lo único que desea es poder salir de esa jaula y ser libre pero no sabe cómo hacerlo. -
- ¿Cómo te atreves a insinuar algo así? Haré que te arresten.-
- O podrías salir y ver con tus propios ojos que está saliendo con una marquesa. ¿Sabes que dicen en el pueblo? Que lleva a sus mujeres a un lago escondido en sus tierras y hace todo tipo de cosas con ellas. Su padre ha muerto. Todas se mueren por él imaginarás...-
- No sé de qué hablas.-
- Mire su alteza o puede arrojarme a un calabozo o salir de aquí de una vez por todas antes de que llegue el Rey para saber lo qué está pasando con él, con su madre...-
- Mí madre. ¿Qué sucede con ella?-
- Está enferma. ¿No sé lo han dicho?-
Negó.
Eso no lo sabía.
Ella se apresuró a acercarse a él y lo tomo de la chaqueta.
- Deja de jugar y sacame de aquí ahora.-
Él asintió de inmediato.
Ese fue el día en que se conocieron.
Roy Harper era un idiota sin dudas pero el primero el aliado real que encontró en todo ese maldito palacio ...
- Si quieres no llamar al atención de sus guardias deberá lucir diferente o la reconocerán. -
Rachel fue a los establos y se quitó el vestido y las joyas de inmediato.
Arrojó todo al suelo con desprecio y se colocó unas prendas de uno de los hombres que limpiaban el lugar.
No lo dudo ni por un segundo.
Tomo una capa y se colocó la capucha.
- Tu solo dime cómo salir de aquí. Es una orden.-
Estaba preocupada.
Estaba aterrada.
Estaba segura de que la maldita de Talia intentaba matar a su madre para acabar con todo lo que era de ella.
Trigon sin la baronesa no era nadie y ella casada con el Rey era de ellos.
Sin una Roth viva esas tierras terminarían en manos de la corona.
Lo sabía perfectamente.
Ese era el plan con su encierro.
¿Y si Damián jamás ordenó enjaularla? ¿Y si todo fue decisión de ella unicamente?
Una lágrima corrió por su mejilla.
Fue tan estúpida...
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Dos semanas después
El pueblo estaba gritaba de emoción por la llegada del cortejo del príncipe.
Él saludaba desde su carruaje junto a su amigo Kon quien fue invaluable para su gira en todo el reino.
Lucharon con destreza en el campo de batalla e incluso le ha salvado la vida una vez.
Se prometió asimismo algún día recompensarlo por aquello porque gracias a él su reinado resplandecia más que el mejor día que ha tenido su abuelo.
Trigon era historia.
El ejército lo aclamaba por su juventud, habilidad y por su reciente matrimonio con ella.
Si era importante para ellos Lady Rachel y eso era algo que no tuvo oportunidad de entender ni preguntar.
Todo fue muy rápido. Las noticias llegaron rápido a su madre quien le sugirió con vehemencia volver antes que él.
Aunque fuera una molestia muchas veces reconocía que era una mujer astuta como pocas y le hizo caso.
Jamás pensó que lo recibirían de aquella manera.
Kon le explicó que todos vivían con pequeñas raciones de comida durante la guerra.
Que el decreto de racionalizacion acabo con la victoria.
Fue un largo año de muchas perdidas pero para fortuna no muchos hombres cayeron.
Soldados marchaban detrás de la caravana real con sus caballos.
Reencuentros se iban dando a cada paso.
Madres, esposas, hijos volvían a ver a sus seres queridos otra vez.
¿Y a él que le esperaba?
Su madre se caracterizaba por lo fría y su esposa...
Hace tres largos meses no la veía y la última vez que se vieron fue ...
Apretó la boca.
Al bajar del carruaje su madre fue la primera en recibirlo.
Lo abrazo cálidamente a la vista de todos.
- Su alteza la felicidad que me provoca volver a verlo sano y salvo se equipara únicamente con el día en el que vi por primera vez sus ojos tras salir de mí vientre.-
Mentira.
¿A quien quería engañar con ese discurso? Su madre era todo menos una mujer maternal.
Quería que la escuchen y que todos supieran que le pertenecía.
Lo cual no era cierto.
Se inclino a besarle la mano y la miró.
- Madre ¿Dónde está mí reina?-
- Está detrás. Hay un banquete en tu honor desde luego y ella se encargó de los arreglos. Si me lo preguntas no me extrañaría ver un jabalí salvaje en la mesa.-
Rodo los ojos ante el comentario malicioso de ella y fue a buscarla.
Kon se quedó hablando con unos guardias sin cruzar mirada con Talia.
La mujer de cabellos oscuros camino a paso pesado tras su hijo.
Damián rápidamente vio a Rachel.
Estaba con un vestido claro y un tocado en su cabello.
Pocas joyas.
Radiante.
Ella le sonrió.
Rachel jamás le sonrió de esa manera.
Lo llamo para que se acercara.
Se inclino ante él.
- Mí reina. - Le beso la mano cordialmente frente a todos.
- Te veo absolutamente distinto. - Tocó su barba crecida y desprolija. - Mí padre también solía volver así de las campañas. Estaré complacida en ayudarte con esto.- Se alejo un poco de él.
Sonrió ampliamente.
- Eres el orgullo de este reino. Sin dudas. Te tengo una sorpresa.-
Él la miro suspicaz pero la dejo seguir.
Estaba cansado por el viaje y nunca lo admitiría.
Adolorido un tanto.
Tenía una herida que sanar en el costado derecho de su abdomen.
Ella dio unos pequeños aplausos y un sirviente le trajo un pequeño cachorro negro de ojos grandes.
- ¿Qué significa esto?-
- El es Titus. Es mí regalo para ti esposo mío. Fue traído de Birmania exclusivamente para ti. Crecerá como ningún otro perro de aquí y será nuestro compañero. Además me han dicho que son excelentes cazadores. -
Damián se acercó al cachorro y lo alzó.
Era pequeño y de patas grandes.
Probablemente no tenía más de 2 meses.
Sus ojos aún eran claros. No hace tanto los había abierto...
Estaba tan absorto en sus pensamientos que tuvo un pequeño sobresalto al escuchar el ladrido que le dio justo frente a su rostro.
- Es un muy buen ejemplar. Nunca he tenido una mascota.-
Ella acarició la cabeza del animal.
- ¿Te gustó mí regalo?-
- Estoy sorprendido.- Realmente fue mejor de lo que espero.
Ella comenzó a aplaudir y los comensales la siguieron en el gesto.
Damián estaba realmente conmovido por su regalo.
Titus le dio un leguetazo.
Sonrió como un niño.
Talia vio la escena desde lejos descreyendo que su hijo fuera tan imbécil...
Hizo una señal para que se acercara uno de sus sirvientes.
- Su madre tiene que morir esta noche. Mí padre finalmente será vengado. Es hora.-
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Continuara...
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Ya saben dejé comentarios 🌟 y estrellita obvio (solo si les gustó). Los quiero ! ❤️ Sobrevivirá Rachel al matrimonio arreglado dónde fue metida?
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