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4.

Simone Masserati.
Sicilia, Palermo.

Al terminar le introduce a él, su propia polla en la boca y ardena a uno de mis hombres ponerla una precinta para cubrírsela. Toma el objeto con forma de pera y sin previo aviso se lo introduce en el culo. Esa pera en el interior se abre con un tornillo mutilando las cavidades.

Él ya no podía gritar, sin embargo se movía insistentemente.

Es la primera vez que dejo a otra persona que no sea yo utilizar esta habitación. Siempre me encargo de las torturas. Pero, ella hoy lo ha hecho genial. Sin dudas esta es mi reina. No sé equivocó él cuando me lo comentó aquella vez. Verla como disfruta torturar, como le gusta el control y como lo utiliza a su beneficio, como no le tiene miedo a nada, como no se deja dominar y mantiene la calma aunque ella sea puros volcanes en su interior me ha dejado ganas de ser yo quien la torture a ella pero de una forma más placentera y en la que solo obtenga orgasmos como resultados.

Se gira y camina hacia mí. Me observa directamente a los ojos, y no sé por qué presiento que le sucede lo mismo que a mí. Decido estudiar su cuerpo, la única forma de comprobar que estoy en lo cierto. Sus labios están hinchados, los pezones están duros, la respiración es bastante descontrolada. Regreso mi mirada directa a sus ojos, ella la mantiene.

No me quedan dudas de lo que quiere, pero le enseñaré mas escalones de esa escalera llamada «calma».

Sus ojos siguen pidiendo lo que su boca no ha hecho. Sus pasos se han vuelto relativamente más lentos esperando mi respuesta. Llega a mi sitio y sigue de largo pero manteniendo su mirada en mí.

Cuando ella ya ha salido me dirijo a mis hombres.

-Qué sea la última vez que la miren, ni siquiera a los ojos. Mataré a todos los que lo hagan.

Regreso a mi oficina pero Gia no está, tampoco en el cuarto o en el baño. Maldita sea esa capacidad suya de no estarse quieta.

Recorro cada habitación y sigo sin encontrarla. Es cuando llego a la sala que escucho una sonora carcajada.

Al entrar a la cocina encuentro a Gia con Claudio, el nieto de Vivian, pero no es esa cuestión la que lo salva de un balazo ahora mismo, es el hecho que sea gay.

-No eres tonto Claudín. Este está mejor -comenta Gia mirando el teléfono de Claudio.

¿Qué tiempo ha pasado desde que salió de aquella habitación? ¿Tres minutos? ¿Cómo ya le tiene mote a Claudio?.

Reparan en mí, pero Gia gira la cabeza hasta Claudio.

-Este está mejor, pero para mí -expresa-. Me voy Claudín. Un gusto.

-Adiós bella. ¿Volverás pronto?.

-Eso solo lo sabe Dios -contesta ella.

Pasa delante de mí nuevamente mirándome como lo hizo abajo. Sé lo que quiere, aunque no lo pida, aunque no lo muestre en su cara.

-Claudio me importa una mierda que te van los hombres. No te quiero pegado al culo de ella, ni dándole besos, ni todas las mierdas que hacen ustedes cuando se tratan de amigas.

-Alguien encontró su perdición -comenta.

-¿Escuchaste lo que dije Claudio?

-Sí Don. Intocable.

-Que no se te olvide Claudio y si te tiras a uno de mis hombres dícelo. Que el hecho de no gustarles las mujeres no los libra de la muerte cuando se trata de ella.

Gia estaba está vez en la oficina. Miraba atentamente el murciélago que hay en una vitrina de cristal.
Me siento en mi silla esperando pacientemente que termine su misión. Pero no parece acabar, así que me sirvo un whisky.

-¿Por qué está preso Alessandro? -pregunta mientras se sienta nuevamente en la silla.

-Lavado de dinero -contesto sin más detalles.

-¿Cuáles son las transacciones específicas que podrían generar inquietudes sobre el lavado de dinero? -inquiere.

Abro la caja fuerte y le entrego una carpeta gris con todos los datos del caso de Alessandro. Quién realizó está recopilación de información tuvo especial cuidado de que Gia viera la vialidad de este caso.

Extiendo la carpeta con el caso de Alessandro. Ella mantiene su mirada en mí, tomando con su mano esa carpeta. Finalmente pone sus ojos en ella y estudia.

-Necesito más información de la empresa Dreams, es la que mayor transacciones tiene con ARMRS. Tengo que verificar que los fondos tengan una justificación -expresa.

-Te enviaré todos lo que requieras -concreto.

Vuelve a analizarme con la vista. Una prueba para ella, que no pasará desapercibida.

-Sabes algo, Masserati. Esta historia está muy bien elaborada -se sincera.

-Se llama organización, abogada Cambell -digo. Le doy otro sorbo a mi whisky apropiándome del delicioso sabor que le caracteriza.

Se inclina ligeramente hacia adelante y toma el vaso con sus manos, llevando a sus labios el objeto. Sin merodiar se apropia del líquido.

-Se llama «escondo algo» -conteaataca.

Deja el vaso vacío encima de la mesa.

-No ando por las ramas, Gia, deberías ser consciente de eso.

Curva sus labios en una discreta sonrisa que aumenta mi deseo de avanzar el proceso.

-Lo soy. También aplica para ti, Masserati -comenta.

Se levanta de la mesa y la rodea a paso lento. Ocupa espacio a mi lado, apoyando su perfecto culo a mi mesa.

-¿Cómo te conocen en la mafia? -indaga.

Soy extramadamente responsable y cuidadoso con el tema de la mafia. Un mal movimiento puede agrietar un imperio. Sin embargo, esto también es parte de la prueba para Gia Cambell.

-El Don de la Oscuridad.

-He escuchado de ese hombre misterioso, que nadie conoce y todos buscan con esmero -declara.

-¿Esperabas más? -pregunto y espero paciente que formule su respuesta.

-Realmente nunca hice una imágen de él. Digamos que no soy como los demás, lo que emociona y provoca ajetreo en los otros, no significa lo mismo para mí. Mi duda es Masserati, ¿por qué yo?.

-Porque nadie lo haría mejor -contesto con simpleza.

-La comunicación y tú parecen no llevarse bien -comenta mientras camina hacia la puerta-. Regrésame a mi casa.

***
-¿Cuáles son las novedades? -pregunto al dueño del bufete Roberts y Asociados.

-Mañana a las ocho es la celebración del vigésimo aniversario de la fundación del bufete -anuncia-. Estás invitado Logan Clark.

-Ahí estaré -aseguro y cuelgo.

Si Gia aprende a lidiar con esto, con mi mundo, no solo dominará este clan, los hará con otros. Mi padre tuvo absoluta confianza en sus capacidades y yo, preso de lo que veo, concuerdo.

-Don, el señor Parisi requiere hablar con usted -informa Michele.

Renzo se está desesperando y me tiene al borde de mandarlo al demonio. Adriano está viviendo una vida lejos de la mafia y su padre requiere de inmediato que su sucesión. Por la amistad de años que han llevado las mafias me he encargado de que esa situación se solucione, pero no puedo obligar a Adriano que regrese, porque sé perfectamente que lo tiene preso a aquella ciudad, a aquella vida.

-Dime Renzo -expreso mientras coloco dos vasos de whisky en la mesa.

-He tomado una decisión, eliminaré a la rubia que trae loco a mi hijo -declara mientras de un trago se bebe todo el whisky.

No le he contado de la vida de Adriano, pero Renzo no necesita información, él solo la busca.

Me ocupo de todo y no me quejo, puedo con todo el trabajo, pero estar en el medio de está contradicción entre padre e hijo me tiene hasta los cojones.

-Si haces eso ten por seguro que tú hijo jamás volverá -aseguro y le doy un sorbo al whisky.

-¿Qué hombre es él que permite que otros se acuesten con su mujer? -indaga con furia.

-Es su asunto Renzo. Él sabe lo que hace.

-Ha llegado respuesta de la mafia Zanini. Cabeza por cabeza hasta que se logre un acuerdo -comenta.

-Si esto sigue así, entraré y no será agradable para nadie, Renzo -aseguro-. Lleguen a un acuerdo, que sus mierdas no pueden perjudicar toda la organización italiana.

-No hay formas de llegar un acuerdo con Zerboni, Simone, al menos por mi parte es nulo -expresa él.

Renzo tiene pelotas y cuando dice que no lo hará, no lo hará. La historia se remonta a muchos años atrás, cuando Renzo era jóven y tuvo que casarse con la hermana de Zerboni Zanini y terminó enamorándose de la mujer.

-Tu hijo tendrá que hacerlo, Renzo. Están llamando la atención y sabes lo que implica.

-Mientras siga de imbécil, detrás del culo de aquella rubia, lo dudo -declara.

Doy por concluida la conversación. Definitivamente Renzo ha llegado a una edad que le imposibilita entender y mantener la calma.

Antes de terminar el día me aseguro de que la Piccola bestia esté bien, al igual que Alessandro.

«El mundo quedará chiquito cuando se trata de ella»

***
Hoy se celebra otro aniversario de la fundación del bufete de abogados dónde trabaja Gia.

Su jefe trabajó para mi padre y lo hace para mi. El caso de Alessandro lo tomará ella sin convenientes.

Me dedico a realizar mi rutina de ejercicios. La fiesta se llevará a cabo a media mañana. Soy muy puntual con los horarios establecidos como empresario, como mafioso siempre llego tarde y este caso, haré una excepción. Quiero ver qué tan admirada es Cambell por otras personas, desde lejos.

Mi móvil suena con la llegada de un mensaje.

Ho, lo hará. Quiere adoptarla, pero hay nuevas leyes que lo impiden.

Veámonos donde siempre.

Ok.

Termino de hacer los ejercicios y me doy una ducha. Si tengo que meterme en más porquerías y cambiar incluso al gobierno, lo haré, pero ella tendrá a esa pequeña con ella.

Mi padre hizo él mismo hace muchos años un refugio para mí hermana y yo. A ella la mantuvo lejos para cuidarla y declaró ese sitio como encuentro, para que nunca dejáramos de vernos.

El refugio se encuentra justo debajo de un tronco de un árbol. Alrededor hay mucho pasto, incluso una cueva. El tronco pasa desapercibido. Pensé que a los años, el estado cambiaría pero no ha pasado. Todo sigue igual.

-Hermana -digo al encontrarme frente a frente con ella. Corre hasta abrazarme.

Ella sabe lo arisco que soy para las muestras de cariño pero sabe también que no sería capaz de prohibirle que me abrace.

-La pequeña la ha visto y se ha pegado a ella. Ambas se quedaron solas. A nuestra chica le ha tocado el corazón. Las nuevas leyes del gobierno impiden que una persona soltera y casada con una duración menor a tres años obtenga la custodia. No podemos hacer nada Ho.

-¿Con quién estás hablando hermana? Lo haré.

-¿Cómo?

-Casándonos hermana.

-Ho, entiende deben estar casado desde hace cuatro años, al menos.

-Estaremos casados hace cuatro años.

-¿Estás loco, ho? Si los descubren podrían estar en problemas.

-Soy la ley hermana. No pasará nada.

-Tu sabes lo que haces. Me iré, no puedo dejar mucho tiempo solo mi trabajo.

-¿No preguntarás por él? -indago.

Ella se pasa la mano por el pelo y me observa en silencio.

-No puedes mantener oculto nada de mí. Pensé que lo tenías claro, hermana.

-Lo siento, ho. No sabía que decirte exactamente porque no sé que es lo que somos...

-¿Estás bien? ¿Te sientes bien con ello?

-Ho, me prometí a mi misma no involucrarme con un hombre que se involucrase con ustedes, pero él es distinto. Juro que no sé que tengo yo, pero lo vuelvo calma en furia, lo vuelvo amoroso incluso cuando está enojado. No sé si sea una película que se ha montado, pero me ha tratado como una reina.

-Mas le vale no ser una película hermana.

***
Me arreglaba para la celebración del aniversario del bufete. Era más tarde de lo que planeaba llegar. Después de que Alessandro esté en prisión hago doble trabajo. Y aunque siempre llevo riguroso control con todo, habían asuntos que se encargaba él.

Coloco las mancuernas de oro y acomodo la corbata. Situo el reloj en mi muñeca. Luciendo como todo un empresario, el jodido papel que cubre mi verdadera participación en este país. Incluso el maldito perfume es distinto. No hay un solo rasgo que permita relacionar a Logan con el Don de la Oscuridad, busquen por dónde me busquen.

Introduzco el móvil en el bolsillo y salgo de la habitación con la intensión de alcanzar el Bugatti. La reunión debió comenzar hace una hora. Me temo que he librado los falsos moralismos del jefe.

Aparco a la entrada del bufete y le lanzo la llave al parcheggiatore¹

-Logan -digo a la mujer que verifica los invitados.

-Pase, señor Logan -comenta con una sonrisa.

Asiento con la seriedad que me caracteriza.

Las personas se concentraban en grupo dentro del salón. Lo primero que busco es a Gia Cambell, Pero quién primero me encuentra es su jefe.

-Logan, un placer tenerlo con nosotros -dice y asiento-. Un whisky para el señor -le informa a la chica que distribuye bebidas.

Vuelvo a buscar con mi mirada a Gia y la encuentro tranquilamente bebiendo una copa de champagne. La tranquilidad se esfuma, tal vez en mí más que en ella cuando se le acerca Lukas Matthew, su ex novio.

Antes de dar el primer paso hacia ellos, Benedetti me detiene entregándome un vaso con whisky. Asiento y salgo en busca de Cambell.

-«Donde hubo fuego, cenizas quedan bella» -le dice él y se aproxima peligrosamente a ella.

-¿Fuego? ¿Hubo fuego cariño? -inquiere ella y sonríe.

-Mucho bella. No lo recuerdas -contesta.

-¿A qué le llamas fuego? -pregunta ella.

-A nuestros encuentros en tu oficina o aquellas tardes en la piscina de mi casa. A como nos mirábamos, nos hablábamos, nos tocábamos -dice él-. ¿A qué le llamas fuego tú?

Repara en mí y extiende su copa de champagne. Una discreta sonrisa se muestra en su cara.

Iba a caminar, actuar y darle respuesta yo mismo, pero Gia comienza a hablar y espero entonces su respuesta.

-Fuego le llamo al deseo intenso e insaciable que alguien consigue avivar en mí con solo una mirada. Es fuego, cómo puedes estremecer sin llegar a tocar. Cómo ansias tocar una piel y besar unos labios. Cómo cada acción, cada músculo, cada palabra te embriaga. Cómo pueden entenderte con solo mirar ese par de ojos. Cómo esperas el puto momento en que tú mirada te proporcione la increíble vista de esa verdadera persona que te hace conocer «lo que es realmente fuego»

Me acerco a ella, llamando la atención de Lukas. Lo hago sin titubear en un paso, ni detenerme hasta el momento exacto en que estoy cerca de su rostro.

-Despídete -le digo con mi cara casi pegada a la suya-. Fuego es acercarte a la mujer del Dios de la Oscuridad.

Gia me observa. Durante largos segundos no bajó la mirada, no separó su cara.

-Mátalo. Alguien una vez me enseñó a eliminar de mi vida lo que no me suma -contesta.

Toma mi vaso con whisky y se lo entrega a él.

-Ya sabes lo que es fuego. Lástima que aprendes el concepto tarde -comenta. Agarra mi mano y sale caminando conmigo.

Agarro su mano y detengo su paso.

-Vamos a tu casa. Tenemos que discutir varias cosas -dice antes de que dijera una palabra.

La observo con seriedad. No estoy acostumbrado a ser dirigido por nadie. Lidiar con lo que quiera hacer otra persona en el momento que determine. Sin medirlo me pongo tenso y probablemente ella no lo note...

-Es una sugerencia Don, no una orden. Relájate -susurra en mi oído-. Me despediré de Benedetti.

Me guiña un ojo y continúa su camino. No hay un solo minuto desde que nos encontramos en el que se haya quedado callada o tranquila. Mi batalla más dura. La mujer indomable y loca, que prometí algún día gobernar conmigo y la que mi padre preparó para mí. No soy capaz de aguantar a nadie una sola palabra, pero que le vamos a hacer, todos tienen una talón de Aquiles y el mío es la Piccola bestia.

-Lukes Matthew en el subterráneo -digo y cuelgo el teléfono.

Y todos los mato por ella comienzan a cumplirse.

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¹parcheggiatore: cuidador de coches.

Instagram: naye_escritora.

Antes de subir un capítulo pondré un avance por ahí. Si gustan pueden seguirme.

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