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Los demás habían sido llamados por Malia, la cual anunciaba preocupada que Liam estaba en problemas y que Peter había ido a ayudarle. No fue difícil rastrearles en el bosque, el olor a sangre les guiaba y les preocupaba a la vez.
Los primeros en llegar junto a la pareja fueron Derek y Scott, quienes se habían adelantado a los demás tras sentir que. Entre el olor de sangre desconocida, también se podía oler la sangre de Liam.
Scott casi vomita al ver al Hale rodeado por tres cadáveres y un enorme charco de sangre y tripas en el suelo. Liam se encontraba a pocos metros, observando algo asqueado aquello, pero no tan asqueado como McCall.
— Dios Peter –Exclamó Derek al ver que uno de los cuerpos estaba partido a la mitad.— Nunca vas a cambiar.
— Qué puedo decir, soy un hombre de hábitos –Repuso el mayor de los Hale encogiéndose de hombros.
Su sobrino rodó los mientras Peter reía, poniéndose de pie y yendo hacia Liam. Al cual abrazo sin importarle la sangre que le cubría.
Derek y Scott pusieron muecas de asco, pero se acercaron al ver que Liam tenía un bulto extraño en el costado de la zona abdominal.
— Tienes una costilla quebrada –Le dijo Derek.
Peter se separó de su mate y llevó una mano a la zona. Intentando tocar sin causarle dolor al menor, aunque no lo consiguió.
Un gruñido brotó desde lo más profundo del pecho del alfa, no había notado que aquellos sujetos habían lastimado a Liam. Y estaba furioso consigo mismo por no haberlo notado.
Liam le miró y sonrió, dándole un pequeño golpe en el hombro para hacerle regresar a la realidad.
— Vamos a casa –Le dijo, apoyándose en el mayor para poder caminar derecho.
— Hay que hacer algo con estos cuerpos –Les recordó Scott, queriendo evitar mirar mucho los cadáveres.
— Se los encargo a ustedes –Le dijo Peter, señalando a Derek y al alfa menor.— Yo debo llevar a Liam a casa.
Comenzaron a lejarse y, cuando el menor supo que ya se habían alejado lo suficiente como para que no les escucharan, habló.
— Pudiste haberte quedado a ayudarles –Peter negó con la cabeza.— Puedo volver solo.
— Primero que todo, estás herido, no pienso dejarte solo –Comenzó a enumerar.— Y segundo, no quería ayudarlos. Yo ya maté a esos tipos, que se encargen ellos del resto.
El rubio no pudo evitar reír ante aquello. Peter era así, siempre hacía y decía cosas que le hacían reír, y eso a Liam le encantaba.
(...)
Llegaron a la casa y apenas entraron a la habitación, a Liam le fue terminantemente prohibido levantarse de la cama. Estaba herido y Peter se encontraba sentado a su lado, impidiendo que se moviera mucho y que forzar la costilla rota hasta que llegaran a ayudarle.
Deaton seguía en el hospital, por lo que la hermana del hombre, la señorita Morrel, sería quien fuese a ayudar al beta y mate de Hale.
La mujer, en opinión de Liam, era muy extraña. Muy parecida a Deaton, pero mucho más callada y reservada. Cuando llego a la casa de los Hale pidió ser dejada sola con el beta herido en la habitación. Revisó la herida en silencio, sin preguntarle qué había ocurrido, cómo, o si siquiera le dolía. Luego, le había acomodado la costilla, empujándola hacia adentro sin siquiera advertirle que lo haría.
Aquél repentino y dolores acto provocó que Liam gritara, lo que causó otras dos reacciones. Una fue que Samuel comenzó a llorar en el primer piso, y la otra fue que Peter entró corriendo a la habitación con los ojos muy abiertos. Se notaba en la mirada que el hombre había entrado corriendo esperándose lo peor.
— Estoy bien –Se apresuró a decir Liam, queriendo evitar que el hombre se lanzara contra la Druida para vengar el dolor que le había sido causado a su compañero.
Detrás del Hale, entró Dalia, gruñendo con baba goteando de sus dientes mientras se adentraba en la habitación muy despacio. Pero fue detenida por Peter, quien la cogió por el collar para evitar que siguiera avanzando hacia Morrel, sabía que el animal era impredecible, y no le convenía que atacara a una mujer con poderes mágicos.
— Ve a calmar a Sammy –Le dijo Liam mientras su costilla seguía siendo acomodada, pero asegurándose de que el dolor no se notara en su voz.— Estoy bien.
Peter miró a Morrel, luego a Liam, y finalmente asintió. Saliendo de la habitación y llevándose a Dalia con él, cerrando la puerta detrás de él.
Morrel seguía trabajando en mantener la costilla de Liam en su lugar hasta que esta se cierra, mientras que el chico le miraba molesto.
— Pudiste haberme avisado –Le reclamó.
La mujer le miró y al beta le pareció verla rodar los ojos, lo cual le molestó aún más.
— Si te hubiera avisado, te hubieras puesto tenso y hubiera sido peor para todos.
Liam hubiera seguido quejándose, pero sintió como su hueso roto comenzaba a recomponerse y aquello le alegró. Por fin podría levantarse.
— Todo listo –Dijo la Druida con una sonrisa satisfecha, pero algo forzada.— Ya puedes levantarte.
El beta no necesitó que le dijeran nada más, se puso de pie casi de un salto y, murmurando un gracias para la mujer, salió de la habitación corriendo, yendo hacia el cuarto de Samuel y abrazando a Peter, el cual acababa de dejar al bebé en la cuna.
— Wow –Exclamó el mayor al verse aprisionado por los brazos de su mate.— ¿Ya estás bien?
— Si, todos mis huesos están en su lugar –Dijo sonriendo el menor.— Y estoy feliz.
Peter sonrió. Si Liam era feliz, él era feliz, y si ellos eran felices todos lo eran porque ellos felices evitaba que hicieran algoo grave, como lo fue matar a tres vampiros y dejar a su sobrino y al otro alfa para que limpiaran su desastre.
Pero ahora estaban felices, y quizás eso indicara que las cosas podrían cambiar para mejor.
NOTA DE LA AUTORA:
Nadie debe meterse con el pequeño de Hale, eso es una sentencia de muerte casi asegurada, sépanlo.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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