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Peter se había despertado al escuchar un aullido realmente fuerte. Había querido levantarse rápido, pero se detuvo al darse cuenta de que tenía a Samuel encima. El niño también había sido despertado por el aullido y ahora se encontraba llorando encima de su pecho.
Sujetando al bebé, Peter se levantó del sofá, yendo a la cocina en donde sabía que estaba Malia. La coyote le miró con una expresión que su padre solo podía definir como preocupada y alertada. Una expresión típica de alguien que había sido descubierto haciendo algo que no debería, aunque Malia no estaba haciendo nada. Así que eso le llevaba a una segunda opción, la choca sabía algo que él no.
Observó toda la cocina, viendo que Liam no estaba allí.
— ¿Dónde está? –Preguntó, sonando algo severo.
Escuchó como su hija pasaba saliva, preparándose para hablar.
— Fue él quien aulló –Le dijo.— Se fue a seguir a alguien que vio por la ventana, le dije que aullara si salgo pasaba.
— ¿¡Lo dejaste irse solo!? –Malia de encogió sobre sí misma ante el grito de su padre.— No puede ser, podría pasarle algo ¡Debiste acompañarle!
Antes de que Malia pudiera defenderse diciendo que Liam le había dicho que se quedara, Peter le entregó a Samuel y salió corriendo de la casa. Queriendo seguir la dirección del aullido antes de olvidar de dónde había venido. No tenía muy buena memoria auditiva y rastrear sonidos era más difícil.
(...)
Un golpe contra su rostro mandó a Liam algunos metros hacia atrás. Tuvo que concentrarse en su equilibrio para no caer al suelo, pero al hacerlo, no pudo esquivar otro golpe.
Aprovechó el retroceso de los golpes para alejarse, sus atacantes se movían muy rápido y, al ser tres contra uno, era casi imposible saber de dónde iba a venir el siguiente golpe.
— Ya ríndete niño –Le dijo la mujer entre el trío de atacantes.— Somos más fuertes que tú.
Liam consiguió ver por el rabillo del ojo como uno de los hombres sonreía mientras que el otro se veía muy nervioso.
— Matemoslo de una vez –Pedía el que estaba nervioso.— Acaba de aullar, su manada va a venir.
— Pues que vengan –Gruñó con burla la mujer.— Que vengan y vean como le descuartizamos frente a ellos.
La chica volvió a lanzarse contra él, pero esta vez Liam ya se había visto ver el golpe y se había quitado de en medio. Pero entonces el hombre nervioso le atacó, cogiéndole por la espalda y lanzándole contra un árbol.
Liam pudo escuchar claramente como algo dentro de su cuerpo emitía un sonido de haberse partido cual si fuese una rama, para luego sentir un dolor punzante en la zona de las costillas.
— Hijos de puta –Gruñó mientras se ponía de pie.— ¿Eso es todo lo que tienen? No me hacen ni cosquillas.
A pesar de que Liam había querido sonar seguro de lo que decía, sus tres atacantes sonrieron con burla, indicándole que no le habían creído no media de lo que acababa de decir.
— Ya me estoy aburriendo de esperar y que esa manada tuya no llegue –Bufó la fémina del grupo mientras se le acercaba.— ¿Qué acaso no les importas lo suficiente como para venir a buscarte? En mi opinión, tu manada es una mierda.
El rubio se vio tentado a decirle a aquella chica por dónde se podía meter su opinión. Pero se quedó callado, no le convenía hacerles enojar, en cualquier momento podrían matarle, y la verdad es que no quería acelerar el proceso.
Fue como si un foco se encendiera en sobre su cabeza. Sonrió de medio lado mientras se paraba derecho, sujetándose las costillas.
— Mi manada está bien organizada –Dijo, queriendo sonar orgulloso.— Ustedes, por otro lado, me confunden.
Liam sonrió al ver la duda en los ojos de sus tres atacantes. Si no podía ganarles con fuerza, lo haría con inteligencia.
— Digo, mi manada esta tan bien organizada que tenemos jerarquía. Están los omegas, los betas y el alfa, nuestro líder –Explicó, fingiendo inoccencia.— ¿Quién es el líder entre ustedes?
— Yo –Dijeron los dos hombres al mismo tiempo, para luego mirarse mal entre ellos.
— Qué vas a ser tú el líder, cobarde –Insultó uno al otro.
— Soy el más listo, es obvio que soy el líder –Se defendió el otro, que era más bajo.
— Ya quisieras cerebrito, ni en tus mejores sueños vas a ser el líder de algo. No pones orden ni en tu propia vida.
La mujer miró a Liam entrecerrando los ojos, parecía haberse dado cuenta de lo que el chico tramaba.
— Ya basta de discutir –Les dijo, poniéndose entre ellos.— Es lo que el mocoso quiere.
— Eso, háganle caso –Incitó Liam.— Háganle caso a vuestra líder.
— ¡Ella no es la líder, soy yo! –Liam ya comenzaba a cansarse de escuchar a esos dos hablar al mismo tiempo.
— No me voy a dejar mangonear por una cualquiera.
— ¿Cómo que una cualquiera?
El beta tuvo que llevarse una mano a la boca para evitar reír, aquello era genial. No podía creer que esos tres idiotas fueran habían estado haciendo que las manadas pelearan.
Un rugido hizo eco entre los árboles y Liam se enderezó. Miró en la dirección de la que había venido semejante ruido y sonrío al ver a Peter.
Podía contar con los dedos de una mano las veces que había visto a su mate transformado en su forma de lobo alfa. Pero algo que compartían todas esas veces que eran impresionantes, Peter tenía una figura imponente y aterradora, lo cual servía para momentos como aquellos, en los que había que auyentar idiotas.
El alfa se puso frente a él y gruñó hacia los atacantes, los cuales habían retrocedido, de forma protectora. Liam sonrió ante aquello, le provocaba gracia cuando Peter se ponía en modo guardaespaldas. Era divertido de ver.
— Son las mismas sanguijuelas chupa sangre de hace meses –Le dijo a Peter, queriendo enfurecerle un poco más.
Porque si, Liam ya había notado que eran los mismos vampiros que le habían atracado hace ya tiempo, y como no recordarlo, si esa noche tuvo sexo.
Aquella declaración pareció ser suficiente para que el Hale se lanzará contra ellos. Liam sabía lo que su compañero iba a hacer, les iba a destrozar la garganta con los dientes.
NOTA DE LA AUTORA:
Este Peter que llega en el momento justo. Es un loquillo.
Feliz víspera de Navidad para todos, mis queridos pervertidos. Espero que la pasen bien lindo hoy y que coman mucho.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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