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Al día siguiente, Peter se había ido a la veterinaria realmente temprano. Por lo que ni siquiera habían alcanzado a desayunar juntos. Liam pasó un buen rato simplemente mirando televisión y hablando por mensaje con Mason hasta que ya era hora de almorzar y, como no quería cocinar para él sólo, pidió una pizza.

Como siempre, Malia llego dos minutos antes que el repartidor para coquetear con él y quedarse a comer con Liam. Habían estado hablando sobre que la coyote había visto llegar a Satomi al pueblo junto con Leo.

— Leo es lindo –Había dicho Malia sonriendo mientras comía.— ¿Crees que le gusten las chicas?

— No tengo idea –Admitió Liam, encogiéndose de hombros.— Quizás, no lo sé. Aunque si sé que intentó coquetear conmigo.

— Siempre te llevas a los mejores hombres –Se quejó Malia, cruzándose de brazos.— Y seguro este pequeño será igual o incluso peor que tú.

El beta observó con una sonrisa como Malia besaba la frente de Samuel, al cual la coyote estaba cargando en brazos mientras comía.

Luego de comer, limpiaron la mesa, pero vinieron a sentarse allí y continuaron hablando. A Liam le gustaba convivir con Malia, de esa forma había conseguido descubrir que tenían más cosas en común de lo que aparentaban y de, si antes hubieran tenido más comunicación, hace tiempo que serían buenos amigos.

Tenían una relación algo extraña, Liam técnicamente era su padrastro. Pero la relación entre ellos era más la de dos hermanos, se peleaban, se hacían bromas, pero se cuidaban a muerte. Y aquello era algo que a ambos les hacía falta, alguien en quien poder contar incondicionalmente.

El bonito momento fue arruinado por un aroma que ambos reconocieron al instante. Dalia, la cual había estado durmiendo debajo de la mesa hasta ese momento, se había levantado y había corrido hacia la entrada, comenzando a gruñir a la persona que estaba del otro lado de la puerta.

Frenando a Malia, la cual tenía los ojos ya azules por enfado y estaba a punto de levantarse, Liam se puso de pie y con una expresión seria fue hacia la entrada.

Al abrir la puerta tuvo que sujetar a Dalia por el collar para que la perra no se lanzará a atacar a la persona que acababa de llegar. Miró al visitante de arriba a abajo, frunciendo el ceño al llegar a su rostro.

No iba a demostrar que le sorprendía verlo allí, pero así era. Aunque tenía claro que tendría que haber vuelto a validar la orden de restricción, la cual había caducado dos meses atrás. Pero no había sentido la necesidad de tenerla al día, por lo que ya no era ilegal que él estuviera allí.

— ¿Qué quieres Scott? –Le preguntó el menor.

El alfa verdadero bajó su vista hacia Dalia, la cual seguía forcejeando por atacarle pero era detenida por Liam. Aunque podía notar en los ojos de su ex-beta que lo que este más quería era dejar que la perra de le lanzará a la yugular. Lo que no entendía era por qué Liam no soltaba al animal, pero lo agradecía.

— Vine a hablar contigo –Dijo con voz baja.

Scott miró hacia atrás de Liam, sabía que Malia estaba allí. Y le sorprendió que la coyote no se hubiera acercado a golpearle.

— ¿Puedo pasar? –Preguntó el alfa verdadero.

— No –Dijo simplemente Liam.— No te quiero en mi casa y tampoco quiero que Malia ensucie las paredes con tu sangre, luego Peter y yo tendremos que limpiar.

El mayor asintió con la cabeza ante la decisión tomada por el menor. Él tampoco tenía muchas intensiones de entrar y enfrentar a Malia.

— Hablemos aquí afuera, entonces –Propuso, manteniendo siempre una postura relajada y una voz suave.

— Espera aquí –Le dijo Liam, volviendo a entrar a la casa.

Liam arrastró a Dalia hasta la cocina, donde Malia le miraba con el ceño fruncido y el bebé aún en brazos.

— Ve a acostar a Sam –Le dijo en voz baja.— Y llévate a Dalia, que creo que va a atacar a Scott si vuelvo a abrir la puerta.

— Déjala hacerlo –Sentenció la coyote.

Liam negó con la cabeza en respuesta y palmeó el lomo de su perra, la cual pareció calmarse un poco.

— Arriba Dalia, vamos –Le dijo y el animal obedeció, estaba bien entrenado.

Malia subió la escalera con Samuel en brazos y, al ver a los tres entrar a la habitación del bebé, Liam volvió a salir de la casa.

— Habla –Le dijo a Scott cruzándose de brazos.— Tienes dos minutos para decir algo coherente o te saco a patadas.

— Vine a disculparme –Dijo el alfa.— De verdad lo siento, Liam.

El rubio esta vez no pudo ocultar su sorpresa. Estaba mirando a Scott a los ojos y sabía perfectamente que no estaba mintiendo. El alfa no era bueno mintiendo como para ocultar sus latidos, por lo que Liam pudo saber que era una disculpa sincera. Aún así, estaba molesto.

— Si te ibas a arrepentir no nos hubieras causado tantos problemas desde un principio –Le reclamó.— Acusaste a Peter de violarme.

— Lo sé y lo lamento mucho, ahora sé que me mintieron.

— ¿De qué hablas? –Pregunto el menor alzando una ceja.— ¿Quién te mintió?

— ¿No te contó Stiles? –Le preguntó sorprendido el moreno.— Deucalion había aparecido para decirme que Peter planeaba matarnos a todos y que abusaba de ti, Stiles estaba conmigo cuando ocurrió.

Nuevamente, aquello no era mentira. Pero Liam estaba seguro de que Stiles nunca le había dicho nada de aquello, no a él ni a Peter, lo cual le dejaba con muchas dudas.

— Déjame ver si entiendo –Pidió, apretando los dientes con enojo.— Me estás diciendo que Deucalion te hizo creer que Peter nos iba a matar a todos y que me violaba. Además de que Stiles lo sabe y no me dijo nada.

— No lo culpes –Le pidió Scott, defendiendo al humano.— Él supo que era mentira, yo fui el que se pensó que Deucalion estaba diciendo la verdad.

— Eres un idiota –Le dijo Liam.

El menor observó a los lados, queriendo revisar si alguno de sus vecinos había salido a ver por qué hablaban allí. No tenía muchos vecinos cotillas, pero con uno era suficiente para meterse en un chisme. Ya le había pasado que alguien le preguntara si era verdad que Malia era una chica con la que hacían tríos.

Liam abrió la puerta de la casa y se hizo a un lado.

— Entra –Le ordenó al alfa.— Ya me cansé de hablar afuera.

Algo dudoso, y obviamente asustado, Scott obedeció y Liam entró detrás de él.

Apenas estuvieron dentro, Malia bajó corriendo las escaleras, gruñendole a Scott mientras este se mantenía detrás de Liam.

El rubio suspiró, por un momento había creído que aquella sería una tarde tranquila. Pero ya era obvio que no sería así.

NOTA DE LA AUTORA:

Eso es todo por hoy, hijos míos. Y ya los estoy viendo, bajen las armas, no tienen permiso de matarme por dejarlos en suspenso. Si no me matan cuando corto el smut no tienen derecho a matarme por esto.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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