56
Una vez en el departamento de Peter, el mayor le ayudó a bajar sus cosas. Liam había pasado todo el viaje intentando convencerle de que no era necesario que le hospedar en su casa, que él tenía dinero suficiente para mantenerse y que podría buscar un empleo. Pero no hubo forma de que el Hale cambiara de parecer, Liam iba a vivir con él lo aceptara o no, pero no iba a permitir que se fuera a vivir solo teniendo 16 años y, además, llevando a su hijo en sus entrañas.
Ahora que lo pensaba, que Liam viviera con él hacía más fáciles las cosas. Ya no tendría que estar al pendiente de lo que podría pasarle al chico cuando no pasaba la noche con él, y no tendrían que contarle a los padres del menor sobre el embarazo y, por consiguiente, sobre los Hombres lobo porque ellos ya no formaban parte de la vida de Liam. Aquella emancipación había llegado justo a tiempo para salvar a Peter de otra demanda que, esta vez, podría haber sido realizada por los mismos padres del rubio.
Subieron las cosas al departamento y comenzaron a ordenar. Aunque en el proceso Peter se puso algo cariñoso mientras hacía un lugar para la ropa de Liam en un cajón. Había visto que el chico tenía algunos bóxers que estaba seguro le quedaban realmente ajustados y aquello había despertado el interés del Hale.
— Ya dije que no Peter –Repetía el rubio por enécima vez.— No me los voy a poner.
— Anda, hazlo por mí –Le suplicó.
— Que no.
— Vamos.
— ¡No!
— Liam...
El menor cometió el error de dar vuelta la cabeza hacia Peter y mirarle justo cuando el mayor ponía su mirada suplicante, aquella que era imposible de resistir.
— Te odio –Le gruñó, arrebatándole los bóxers de la mano.— Me voy a dar una ducha, saldré con esto puesto.
— ¡Si! –Peter aplaudió mientras el menor se iba al baño, ocultando una sonrisa.
El alfa se sentó en la cama, escuchando atento como el agua de la ducha corría y sintiendo euforia cuando a los quince minutos este se cerró. Escuchó a Liam salir de la ducha tarareando una canción y luego le vio salir solo vestido con aquél bóxer ajustado.
— ¿Me queda bien? –Le preguntó Liam algo cohibido.
— Quiero arrancartelo con los dientes –Gruñó Peter al verle.
Liam se acercó y el mayor le cogió por la cintura, haciéndole acercarse a él al punto de que el rubio quedó sentado en sus piernas.
Comenzó a besar su cuello, oliendo el aroma del jabón que el chico acababa de usar y raspando la clavícula con su barba.
— Peter –Jadeó Liam aferrándose a sus hombros.— Tenemos que seguir ordenando las cosas.
— Luego –Gruñó el mayor.
Buscó la boca de su beta y la devoró a besos, mordiéndose y lamiéndole los labios con hambre mientras colaba las manos por debajo de la ropa interior y apretaba su trasero, deleitándose con el gemido que le arrancó.
Volvió a atacar su cuello con hambre, esta vez usando sus dientes para poder marcar aquella piel que él ya consideraba suya. Gruñía al ver como las marcas desaparecían, odiaba que Liam se curara y que sus marcas desaparecieran. Aunque le bastaba con que la marca de olor aún estuviera allí, más persistente que nunca a centímetros de la clavícula del menor.
Liam echó las caderas hacia adelante por puro reflejo al sentir a Peter morder justo encima de la marca. Escuchó a Peter murmurar algo que sonó como impaciente, pero la verdad era que toda su sangre se estaba yendo hacia otro lado y no podía razonar con claridad las cosas.
Pecando de impaciente, metió una mano en los pantalones de Peter y apretó el bulto de este. Haciéndole jadear.
— Eres un cachorro ansioso ¿Verdad Liam? –Le preguntó mordiéndole el labio.— ¿Quieres que te folle, pequeño? ¿Quieres que te quite toda esa energía que has recobrado en estos días que estuve en la cárcel?
Como respuesta, Liam empujó a su alfa hacia atrás, haciéndole quedar acostado en la cama y comenzó a besarle con lujuria. Confirmando las sospechas de Peter de que el chico estaba urgido.
El alfa cambio las posiciones, dejando a Liam en la cama y quitándole aquellos bóxers que tan duro le habían puesto. No los iba a romper, quería ver a Liam con eso puesto todos los días por el resto de su vida, iba a comprarle muchos iguales.
Comenzó a mover su mano en torno al miembro de su beta, observando como este echaba la pelvis hacia adelante. Como si intentara follarse su puño.
Aunque, de repente, se detuvo.
— ¿No que debíamos ordenar? –Preguntó, riendo ante la expresión repentinamente seria de Liam.
— Vuelve a moverte o te mato –Amenazó el menor.
— Si me lo pides de esa forma tan amable, no puedo negarme –Dijo con sarcasmo.— De todas formas era broma, no pensaba parar.
Luego de aquella aclaración, comenzó a masturbarle de nuevo.
Tenía dos días de frustración sexual acumulados, pero iba a deshacerse de ellos en ese mismo momento y por nada del mundo iba a parar.
— De aquí no sales caminando recto –Le advirtió al menor, gruñendo excitado ante el gemido que este soltó.
Definitivo, Liam no iba a salir de allí bien parado.
NOTA DE LA AUTORA:
Estos dos siguen siendo unos salidos, Peter no cambió ni estando en la cárcel, ya está, no va a cambiar nunca.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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