El juzgado se había convertido en el lugar más incómodo para estar en aquél momento. La madre de Liam había entrado minutos después que su hijo y se había llevado la noticia de que el menor estaba pidiendo la emancipación. La mujer había comenzado a gritarle al juez y a su ex-esposo al enterarse de que estos apoyaban al chico en aquella decisión.

La manada había salido, queriendo evitar aquél conflicto, todos estaban sentados en los escalones del juzgado a la espera de ver qué iba a ocurrir. Peter iba de un lado al otro nervioso mientras los demás, ya mareados, le miraban ir y venir.

Fue Deaton quien se puso de pie para intentar calmarlo y hacer que se sentara. Porque nadie iba a decirlo, pero era que Alan consiguiera calmarlo o que Derek le noqueara para que se quedase quieto, su caminata ya se había vuelto insoportable.

Pasaron varios minutos antes de que volvieran a ver a Liam. El menor había salido del juzgado con una hoja de papel en sus manos y una expresión mucho más serena que con la que había entrado.

— Oficialmente soy un menor emancipado –Dijo, volteando el papel para que los demás lo vieran.

El rubio no se había esperado felicitaciones, pero tampoco se esperaba que la expresión de todos se desfigurar a en horror.

El primero en regañarle, sorprendiendo a los demás, fue Derek.

— ¿Estás locos? –Se quejó el mayor.— No puedes emanciparte, eres solo un crío, no tienes forma de mantenerte.

— Tengo dinero ahorrado, Derek –Se defendió el rubio, igualmente sorprendido porque fuera el Hale quien le decía esas cosas.

— ¿No piensas en tus padres? Los vas a destrozar.

— Mi padre acaba de defenderme en mi propia emancipación –Puntualizó Liam.— Y mi madre solo me grita porque no soporta no tener el control sobre las cosas.

— Aún así, eres un desagradecido –Le reclamó el pelinegro.— Si ellos fueran mis padres...

— Exacto, no son tus padres –Le interrumpió Liam con hastío.— Son mis padres y no son ni parecidos a como eran los tuyos, Derek. Así que no hables si no sabes.

Si antes todos se habían quedado boquiabiertos con Derek reclamándole la emancipación a Liam, se quedaron más sorprendidos con la respuesta del menor. Nunca nadie le había hablado así a Derek y había vivido para contarlo, Stiles incluso se acercó al mayor creyendo que estaba a punto de lanzarse contra Liam. Pero no, Derek no se movió de donde estaba, solo apretó los puños y miró al rubio con severidad.

— Te vas a arrepentir de lo que hiciste.

Liam no respondió a aquello, solo paso junto al Hale y se fue hacia donde se encontraba el auto de su padre, murmurando un debo ir a por mis cosas antes de subir. El hombre salió siguiéndole, subiendo al lado del conductor y saliendo de allí con un acelerón.

Ninguno de los miembros de la manada que se encontraban allí quisieron quedarse para esperar a que la madre de Liam saliera del juzgado. Mucho menos Peter, que ya se imaginaba que la ira de la mujer caería sobre él ¿Y cómo culparlo? Era el hombre mayor que salía con su hijo y una de las causas por las cuales el chico se había emancipado. No quería ni por asomo tener a la mujer en frente.

(...)

Liam había sido dejado por su padre frente a la casa que era de su padrastro y madre, encontrándose allí con el hombre. Antes de subir al cuarto por sus cosas, le había explicado todo al mayor, y este le había escuchado atentamente. Finalmente el hombre le había dado un abrazo, le había dicho que estaba orgulloso de su madurez, que hablaría con su madre y luego ambos habían subido a la habitación del rubio en busca de todas sus cosas.

Tenía que admitir que realmente no tenía mucho, con el asunto de apenas hacerse mudado y la mordida, no había tenido tiempo de comprar muchas cosas.

Consiguió llenar un bolso con su ropa, mientras que metió fotografías y postres en una caja. Mientras que las cosas que no le servían y tenían por puro acumulamiento acabaron en una bolsa negra que luego fue a la basura. Su madre no apareció mientras hacían todo aquello, y la verdad Liam lo agradeció, porque no quería verla en aquél momento. Ya no la reconocía como a su madre.

Mientras bajaban las cosas hasta el primer piso y su padrastro le hacía preguntas como ¿A donde irás? ¿Vas a buscar empleo? o ¿Necesitas dinero?, ambos se sorprendieron al escuchar una insistente bocina que venía de fuera.

Liam se sorprendió al ver el Mustang estacionado y a un impaciente Peter mirándole.

— ¿A qué esperas? –Le preguntó el mayor bufando.

El rubio fue hacia el carro, dejando las cosas en la puerta. Iba a preguntarle a Peter que hacia allí, pero el mayor habló antes que él.

— Trae tus cosas, tonto –Le dijo con obviedad.— Que sino no nos podemos ir.

— ¿A dónde vamos?

— A mi departamento, obviamente –Le aclaró el mayor poniendo los ojos en blanco.— ¿O qué? ¿Pensaste que te iba a dejar que te vayas a vivir solo? No señor, te vienes conmigo.

El beta le miró extrañado, no entendiendo por qué aquella repentina necesidad de llevarle a vivir con él.

No queriendo enfadar más al alfa, fue a por sus cosas, su padrastro le ayudó a subir las cosas y luego le despidió con un fuerte abrazo.

Liam pudo escuchar a Peter gruñir en el vehículo, momento en el que sonrió mientras, a propósito, volvía a abrazar a su padrastro.

Se subió al Mustang y miró a Peter, el cual miraba al otro hombre alejarse

— No me cae bien ese sujeto.

— Es como mi padre.

— Pero no lo es.

— Pero es como si lo fuera.

— Pero no lo es –Volvió a gruñir Peter, justificando sus celos.

En respuesta, Liam se acercó a besarle con cariño.

— Te extrañé –Le dijo con una sonrisa boba.

— Estos días en la cárcel han sido una tortura –Se quejó el mayor.— Sobre todo porque estaba alejado de tí... y porque la comida es asquerosa.

El rubio rió ante aquello y volvió a acomodarse en el asiento.

— Ahora llegamos y pedimos una pizza –Sentenció Liam.— Yo invito.

Relamiéndose los labios, Peter aceleró a fondo. Provocando que Liam se sujetara del asiento.

Ahora entendía de donde había heredado Malia sus deficientes habilidades para conducir.

NOTA DE LA AUTORA:

Nuestro bebé Liam se va a vivir con Peter. Aunque bueno, técnicamente ya vivía con él, pasaba más tiempo con Peter que con los padres.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.