Liam ya se lo había visto venir, aquél recorrido silencioso hasta llegar con su madre al auto le había dicho mucho acerca de lo que le esperaba.

Su padre también se lo había visto venir, por lo que se había quedado en el juzgado. Liam le había mirado con odio al pasar a su lado mientras el hombre ponía la excusa de querer hablar con el juez.

Ahora estaba sentado con su madre en el auto. La mujer con las manos y la frente apoyados en el volante mientras que él se hundía poco a poco en el asiento, queriendo ser tragado por la tierra y nunca más volver a salir.

Pasaron varios minutos que se le hicieron eternos en los que su madre ni siquiera le miró, pero fue aún peor cuando la mujer separó su rostro del volante y le miró directo a los ojos. Liam sintió escalofríos, nunca nadie, mucho menos su madre, le había mirado de aquella forma. Todo lo que podía ver reflejado en sus ojos era una decepción que le hizo tener ganas de salir corriendo.

- Mamá, yo...

- No hables -Sentenció la mujer, y Liam se cayó al instante.- Solo... mantente en silencio.

El rubio bajó la vista hacia sus piernas y se aferró con fuerza al asiento, la voz de su madre había sonado con el claro tono del enfado, casi repudiante, como si le dieran nauseas con solo hablarle.

Nuevamente, su madre miró hacia adelante. Poniendo sus manos juntas y cubriéndose la boca con ellas, como si aún no terminara de asimilar lo que estaba ocurriendo.

- No puedo creerlo -Terminó por jadear su madre.- En serio Liam ¿Qué hice mal? ¿¡En qué estabas pensando!?

El menor no respondió, continuó mirando a sus propias piernas mientras sentía como los ojos se le llenaban de lágrimas.

- Me hubiera esperado cualquier cosa cuando me llamaron para decirme que estabas metido en un juicio, pero esto... -Vio por el rabillo del ojo como su madre le miraba, por lo que desvió la vista.- ...que seas pareja de ese sujeto, que te fueras con él fuera del pueblo sin decirme, que estuvieras teniendo sexo con él ¿Qué clase de cosas enfermizas pasaban?

Hubo varios minutos de silencio, seguramente su madre esperaba que él se disculpara por aquello. Pero Liam no iba a hacerlo, él no se arrepentía de nada, no iba a darle a su progenitora una falsa disculpa por algo que volvería a hacer.

Alzó la vista cuando creyó que su madre ya había acabado con el regaño, pero se encontró con la mirada más seria y fría que jamás había visto en ella.

- No vas a volver a ver a ese hombre -Había sentenciado con severidad.

Esta vez, Liam si le miró fijamente. Como si no creyera lo que su madre acabara de decirle. La miró de arriba a abajo, no la reconocía, esa no podía ser la misma mujer que le había criado durante 16. Aunque lo mismo pensaba de su padre.

Fue entonces cuando entendió todo. Claro, no podía creer que hubiera sido tan tonto como para no poder verlo antes.

Llevaba años siendo huérfano, él no tenía familia realmente, y no se había dado cuenta hasta aquél momento.

Sin decir nada, se bajó del auto y volvió a caminar hacia el juzgado, sin prestarle atención a los gritos furiosos de la mujer en el auto que le decía que volviera.

Entró al juzgado y fue hacia donde su padre se encontraba con el juez. En el camino pasó junto a la manada, los cuales se quedaron rígidos al ver la expresión con la que entraba Liam. Lucía como un completo psicópata.

Peter intentó detenerle, pero fue frenado por Derek. El cual parecía estar expectante a ver qué iba a ocurrir.

Sin importarle que su progenitor estuviera hablando, le cogió por el brazo y le hizo darse la vuelta.

- Voy a necesitar de tus servicios una vez más, Alexander -Dijo sin cambiar la expresión seria con la que había entrado.- Me quiero emancipar.

Todos, incluso el juez y el mismo señor Dunbar, se quedaron boquiabiertos ante aquello. A Liam se le había dado por soltar la palabra emancipar en el mismo momento en que todas las personas que se encontraban alrededor de ellos guardaron silencio. Por lo que literalmente todos los presentes escucharon lo que acababa de decir el menor.

Fue el juez el primero en volver a hablar.

- Se suponía que este juicio iba a durar más -Fue lo que dijo, soñando algo incómodo por la situación.- Se que es algo poco común, pero puede realizar la demanda de emancipación, joven Dunbar. Siempre y cuando tenga un abogado que le defienda.

Liam miró a Alexander, su expresión no era de suplica. Le miraba como si le estuviera diciendo niégate y acabaremos mal. Por lo que el hombre asintió con la cabeza, indicando que iba a defender a su hijo en la propia emancipación de este.

NOTA DE LA AUTORA:

A que nadie se esperaba esto. Sé que quedó corto, pero tengo que estudiar. Malditas responsabilidades, las odio.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.