
38
Advertencia:
Mantengan las manos en el celular, teclado o lejos de sus genitales. Espero que les guste el smut chicos, los amo.
Esa tarde, la habitación se había convertido en un sauna.
Peter acariciaba el cuerpo desnudo de Liam mientras le preparaba. Había comprado más lubricante hace días, por lo que eso ya no era un problema.
El menor, por su parte, tenía los labios rojos e inchados a causa de que el alfa había decidido que los labios del chico eran otra parte de él que le encantaba morder.
El chico gemía y jadeaba el nombre del otro mientras este le gruñía una y otra vez que iba a hacerle suyo y que todo el pueblo iba a saber que era suyo.
Gruñó, sintiéndose vacío cuando los dedos del mayor le abandonaron para poder colocarse entre sus piernas. Liam llevó sus manos a las nalgas del mayor y las apretó, arrancándole un gemido y acercándole a su entrada.
— Métete de una vez –Le pidió, murmurando sobre sus labios.
El alfa le besó con brusquedad y mordisqueó sus labios mientras cogía su propio pene con una mano y lo posicionaba frente al lubricado agujero del adolescente, el cual se tensó un poco al sentirle presionar la cabeza de su miembro contra su zona más íntima.
— Tranquilo cachorro –Le susurró mientras le masturbaba lentamente.— Tu alfa te va a hacer sentir bien, lo prometo.
Liam gimió ante las palabras susurradas tan cerca de su rostro y se removió en busca de unir sus labios con los del mayor.
Peter le besó y le masturbo mientras comenzaba a introducir su miembro lentamente, consiguiendo meter la cabeza en menos de lo esperado y quedándose quieto ante las sensaciones que le estaban invadiendo. Se sentía como un chico virgen: sensible e inseguro de lo que hacía. Pero las cosas que estaba sintiendo valían completamente la pena.
Comenzó a sacar y meter la cabeza lentamente, sintiendo a Liam más estrecho de lo normal a su alrededor. Con aquellos movimientos lentos consiguió abrirse espacio en el cuerpo de menor y finalmente pudo comenzar con las estocadas profundas.
Salió del todo y volvió a meterse violentamente, haciendo que el menor gritara por la repentina intrusión. Las manos del pelinegro se aferraban con fuerza a las caderas de Liam y, en el proceso, absorbían cualquier dolor que pudiera estarle causando al chico.
El beta, su pequeño y perfecto beta, gemía con fuerza mientras con sus manos acariciaba la espalda de Peter y le apegaba más a su propio cuerpo para que, durante las estocadas, el abdomen del Hale se frotara contra su miembro y así le estimulara. Provocándole aún más placer.
Cuando el lobo mayor chocó contra su próstata, Liam quedo mudo mientras todo el aire abandonaba sus pulmones en un jadeo de puro placer que le fue imposible retener.
Un aullido a todo pulmón salió de los labios de Peter mientras aumentaba el ritmo de sus estocadas. Atacando sin piedad la próstata del rubio.
Se subió una de las piernas de Liam al hombro, buscando llegar más hondo en el cuerpo del menor y mordiéndose el labio al sentir las paredes de este apretarse con fuerza alrededor de su extensión.
Su boca viajó al cuello de Liam y comenzó a subir, dejando un camino de besos y pequeñas mordidas, hasta llegar al oído del chico y atrapar el lobulo de su oreja entre sus dientes.
Lamió el oído de su beta y sintió el escalofrío que le recorrió como si fuera propio.
— Quiero hacerte mío, Liam –Gimió con voz grave contra su oído.— Quiero hacerte mi mate.
Se alejó del oído con un último beso y usó sus brazos para levantarse un poco y observar el rostro del menor a la vez que bajaba el ritmo de sus estocadas.
Al ver que el joven lobo, el cual tenía la mirada nublada por el placer, no respondía a lo que le había dicho, se detuvo del todo y sin salir del chico, se las arregló para sentarse en la cama con él encima de sus piernas.
— Quiero que me digas que piensas de esto –Pidió casi con súplica.— El asunto de los mates es algo serio, los lobos nos emparejamos de por vida, así que entenderé si no es lo que quieres. Pero quiero sepas que esto para mí va muy en serio y que de verdad quiero hacerte mío ¿Qué quieres tú?
Liam no habló, no se sentía capaz de responder con palabras. Sintió como, ante la espera, Peter comenzaba a oler a nervios y miedo.
Queriendo calmar a su alfa, juntó sus frentes y le miró directo a los ojos, perdiéndose en aquellos orbes que normalmente eran de un color azul algo oscuro pero que ahora brillaban rojos como la sangre. Impulsándose con las rodillas, se levantó un poco sin llegar a levantarse del miembro de Peter pero si dejando una gran extensión de este fuera de su cuerpo para luego volver a sentarse lentamente, observando como el alfa cerraba los ojos y suspiraba ante el placer.
El rubio repitió el mismo movimiento mientras comenzaba a acariciar su miembro con una mano y con la otra acariciaba el pecho de Peter.
Logró tumbar al alfa en la cama y, usando sus abdominales como soporte, comenzó a brincar encima de la polla de Peter. Este llevo una mano a la cabecera de la cama y clavó sus garras allí mientras su otra mano acariciaba la espalda del menor.
Esta vez, ninguno de los dos experimentó el nudo. Lo cual les extrañó a ambos. Pero cualquier duda o extrañeza quedó en segundo plano al sentir como si sus testículos fueran apretados mientras alcanzaba su clímax al mismo tiempo que Liam. Ambos experimentaron el mismo sentimiento, por lo cual gritaron de puro placer.
Peter se corrió una segunda vez al sentir la semilla caliente del menor caer en su abdomen. Hundiendo más su semilla en aquél apetecibles cuerpo que tenía encima.
Aún sin salir de Liam, el mayor le cogió por los hombros y le hizo acostarse encima suyo. A lo que el rubio no se negó, estaba demasiado aturdido por aquél orgasmo como para decir o hacer cualquier cosa.
— Eso fue intenso –Dijo Peter, continuando con las caricias a la espalda del menor.— ¿Estás bien?
— Creo que si... –Jadeó Liam contra su cuello.— ¿Qué fue eso?
— Eso, mi pequeño, fue nuestra confirmación.
El alfa iba a decir algo más, pero sintió los músculos de Liam relajarse encima suyo con un último suspiro mientras se acomodaba. El menor acababa de quedarse dormido.
Con cuidado, salió de su interior y le colocó a su lado, rodeándole con ambos brazos y acercándole a su cuerpo. Su lobo ronroneando de gusto al sentir a su compañero tan cerca.
La adrenalina desapareció y Peter comenzó a sentir también el cansancio. Por lo que se acomodó contra el cuello de Liam.
— No dejaré que nadie te aleje de mí –Murmuró en voz muy baja.— Te amo, cachorro.
NOTA DE LA AUTORA:
¿Y? ¿Les gustó? Déjeme sus opiniones en los comentarios y si se les antoja voten y compartan la historia con sus amigos, familiares, seres queridos y mascotas.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro