Peter estaba extrañado, demasiado extrañado. Había pasado casi una semana sin ver a Liam, solo sabiendo de él por Malia y Mason. Y ahora el chico aparecía en su departamento con una sonrisa triunfal y una apariencia que no se podía creer.

Venia con una camisa gris, unos vaqueros ajustados de color azul, unas converse negras y el cabello perfectamente peinado hacia arriba con algún que otro mechón rebelde que, en lugar de hacerle ver mal, le hacían lucir más sexy que nunca.

Su lobo arañaba su pecho ante aquella vista, se llevó una mano a la muñeca para tomarse el pulso creyendo que había muerto y, por alguna razón, había acabado en el cielo.

Liam rió y colocó su mano debajo de su barbilla, haciéndole cerrar la boca.

— No vayan a entrar moscas –Dijo para luego guiñarle un ojo y meterse al departamento.

Dios, si Malia no estuviera allí Peter ya estaría encima de Liam, follándole sin la más mínima piedad.

El beta saludo a la coyote y se dejó caer en sofá, comenzando una animada conversación con la chica. La cual también elogiaba su apariencia.

Peter, por su parte, se había quedado junto a la puerta luego de cerrarla, mirando a Liam aún sin poder creerse que fuera él.

Pasó saliva antes de atreverse a acercarse y, al hacerlo, lo hizo con una lentitud que asustaba. Como la de una presa moviéndose lento para no ser detectada por el depredador. El cual, en este caso, era Liam.

Malia le miró y sonrió con picardía, cruzando las piernas y sonriéndole a Liam.

— ¿A qué se debe la nueva imagen? –Preguntó, como si leyera la mente de su padre.

— Nada en especial, solo que hoy me sentía con ganas de verme diferente.

— Y vaya que te ves diferente, y sexy, puedo agregar –Rió la coyote.— ¿Verdad Peter?

— Ajá... –Murmuró el mayor sin apartar la vista del cuerpo de Liam, pero rápidamente sacudió la cabeza.— Digo, te ves bien, pareces un poco más mayor.

El menor le miró con una sonrisa ladeada y luego regresó la vista a Malia, mirándole un poco serio.

— Tengo que hablar unas cosas con tu padre.

Por alguna razón, Malia malpensó aquellas palabras y sonrió mientras les miraba a ambos.

— Por supuesto, les dejo solos –Dijo sin borrar la sonrisa.— De todas formas, quedé con Lydia para acompañarla al centro comercial, así que debo irme. Cuídense.

Casi tan rápido como habló, la chica se puso de pie y se despidió de ambos con un beso en la mejilla. Dándole también un ligero e intencional golpe en el hombro a su padre mientras pasaba a su lado riendo.

Una vez que estuvieron solos, Peter regreso la vista a Liam y tuvo que hacer uso de toda la fuerza de voluntad que le quedaba para solo mirarla a los ojos. Aunque ya esos dos orbes azules grisáceos eran demasiado para él.

— No sé con qué idea se haya ido Malia –Empezó a decir Liam mientras se ponía serio.— Pero de verdad debo hablar contigo.

El alfa asintió con la cabeza y observó mientras el menor palmeaba un lugar a su lado en el sofá. Yendo directamente a sentarse allí, quedando con sus piernas tocándose mientras estaban uno junto al otro.

— Luego de la última vez que tuvimos sexo... Fui a ver a Deaton por el asunto de los mates.

Con solo esa frase, Peter ya se estaba comiendo la cabeza con cientos de cosas ¿Y si el Druida le había contado todo? ¿Y si Liam no quería aquello y ahora venía a decírselo? ¿Y si realmente eran compañeros y ahora estaba a punto de ser rechazado? Todas aquellas preguntas exigían una respuesta mientras él miraba expectante al rubio.

— ¿Y qué ocurrió? –Preguntó con el corazón en la boca.

— Fui con Mason no pudimos ni entrar porque Scott estaba allí –Dijo frunciendo un poco el ceño.

Peter nunca había estado tan feliz de enterarse que Scott estaba en algún lado. Aunque aquella felicidad no duró mucho, siendo reemplazada por otros sentimientos cuando Liam volvió a hablar.

— Quiere encontrar una forma de quitarte el poder.

Su expresión de alivio desapareció al mismo tiempo que sus músculos volvían a tensarse. Miró a Liam fijamente, esperando ahora a que le dijera algo más, pero el chico no siguió hablando.

— Está decidido –Gruñó apretando los dientes.— Voy a matar a Scott.

Quiso ponerse de pie e ir a hacer lo dicho, pero su beta le cogió por el brazo y le detuvo. Él le miró con el ceño fruncido.

— Al principio, yo quería hacer lo mismo –Admitió con una voz suave que intentaba calmar a Peter.— Pero me di cuenta de que no valía la pena.

— Para mí si vale la pena –Gruñó con los ojos rojos.— Si Scott quiere una guerra, la tendrá.

— Scott no quiere guerra –Le contradijo.— Solo está asustado, por lo que sé: cada vez que un alfa nuevo llegaba tenían la manada dispuesta a morir por él para ayudarle a detenerlo, pero ahora es solo él contra tí, y le asusta no saber si vas a atacarle. Porque sabe que, siento tú un alfa, no puede detenerte. Y, por eso, no vale la pena perder todo por matar a Scott.

El mayor se quedó petrificado, Liam acababa de decirle todo aquello con una lógica que le impresionaba. Viéndolo desde la perspectiva del menor, tenía razón, no valía la pena perder la confianza de Derek, de Stiles y de Malia, la alianza con Satomi, el beneficio de la duda que le había dado Chris Argent y, probablemente, a Liam. No valía la pena arruinar su vida por Scott.

Suspiró, aceptando la derrota, y volvió a sentarse en el sofá junto a Liam. Le cogió por el rostro y le acercó para besar al menor.

— Eres asombroso –Le dijo al separarse.— Me acabas de evitar muchos problemas.

— De nada –Murmuró Liam, aún sin abrir los ojos.

Peter acarició su mejilla con la yema de los dedos y volvió a besarle.

¿Quién le hubiera dicho que un simple chico podría cambiarle tanto la forma de ver el mundo?

NOTA DE LA AUTORA:

Capítulo muy fluff y algo corto, ya que tengo que acabar con un proyecto de la escuela.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.