26
En los dos días que siguieron de convivencia entre manadas, Peter ni siquiera se acercó a Liam.
El chico tampoco hizo intento de confrontarle, ambos se daban su espacio. La única que hablaba con ambos era Malia, la cual repentinamente se había convertido en la lechuza mensajera de Peter, el cual la mandaba a que le dijera a Liam lo que necesitara.
Ese día, el beta estaba sentado en el bosque, arrancando trozos de césped mientras escuchaba el sonido de los pajaros. Odiaba a esos malditos pajaros en ese momento, él quería silencio y esas ratas emplumadas no paraban con sus trinidos incesantes que le estaban taladrando los dos tímpanos.
Agradeció a quien quiera que le mirara desde arriba cuando las aves finalmente se quedaron calladas. Aunque el agradecimiento a las divinidades no duró mucho cuando una figura se puso de pie frente a él. Alzó la vista con el ceño fruncido y se encontró a Leo, con solo un traje de baño y una expresión de nervios.
— ¿Qué quieres? –Preguntó de malas formas.
El chico mayor puso cara de sorpresa ante la forma en la que el adolescente le había hablado y se sentó a su lado, manteniendo una distancia de casi un metro, solo por si acaso.
— Vine a disculparme por el mal momento que te hice pasar anoche –Murmuró rascándose la nuca.— No quería provocar que tu mate se enfadase, lo siento.
— ¿Por qué te disculpas? Él es quien reaccionó mal, tú solo estabas siendo amable –Le dijo, aunque sonaba como si le reclamara algo.— ¿Y por qué lo llamas mi mate?
— ¿Ustedes no son...? –Leo se quedó mirando a Liam.— Pero, la marca en tu cuello...
— Es una marca de olor ¿Qué tiene de especial?
— Es una marca de mate –Explicó.— No sé mucho sobre eso, pero Satomi me ha dicho que si alguien tiene esa marca es porque está emparejado.
— Yo no estoy emparejado con nadie –Se quejó.— Peter solo es mi alfa, nada más.
— Eso creí, pero el hecho de que seas un beta integrado y que tengas la marca me hace creer que...
— Pues crees mal –Se apresuró a interrumpirle.— No hay nada entre Peter y yo, solo somos alfa y beta.
— ¿Eso quiere decir que tengo una oportunidad?
— Soy hetero –Nuevamente, se apresuró a hablar.— Lo siento.
— Vaya incomodidad, tío –Siseó Leo.
— Aunque podemos ser amigos –Dijo palmeándole el hombro.
— ¿Me dices eso por lástima? –Liam rió ante la pregunta.— Nunca nadie me había dejado en la friendzone.
— Hay una primera vez para todo.
— Hace mucho calor... –Bufó cambiando de tema.— ¿Quieres ir a tirarte unos clavados? Hay un acantilado cerca.
— ¿Acaso quieres matarme porque te rechazé? –Le preguntó con una ceja alzada, Leo negó rotundamente.— Entonces vamos.
Liam se puso de pie y Leo hizo lo mismo, guiando al menor hacia el acantilado que otros miembros de la ya estaban usando para entretenerse.
Al verles saltar como si nada, el rubio se imaginó que debajo no había rocas. Aún así, miró a Leo con incógnita.
— ¿Es seguro lanzarse?
— Por supuesto, la marea está tan alta que las rocas quedan como tres metros debajo del agua –Le dijo, tranquilizándole.— ¿No te quieres cambiar de ropa o...?
El chico no pudo acabar la pregunta cuando Liam se quitó la camiseta y la dejó a un lado, haciendo lo mismo con sus convers y calcetines, quedando solo con sus pantalones.
— Eso es crueldad –Se quejó Leo.— No puedes rechazarme y exhibirte de esa forma.
— Puedo y lo hago –Le dijo con burla.— Aún así, no homo.
— No homo –Asintió el mayor.— Quien se lanze más lejos gana.
Ambos corrieron hasta el borde y saltaron, siendo tirados hacia abajo casi al instante por la gravedad.
Desde la playa, Peter y Malia observaban el salto. El primero horrorizado y su hija eufórica.
— ¡Yo también quiero hacerlo!
— No –Peter la había detenido antes de que corriera hacia la parte por la que se subía al acantilado.
El alfa suspiró aliviado y soltó a su hija al ver la cabellera rubia del beta salir del agua, aunque se acercó lo más que pudo y, poniendo sus manos alrededor de la boca cual megáfono, comenzó a gritar.
— ¿¡Estás loco o qué!? –Liam volteó al escucharle.— ¡Ven acá en este instante!
El beta le miró y, en lugar de obedecer, le sacó la lengua infantilmente mientras comenzaba a nadar en círculos y a tararear con burla.
Tan concentrado estaba en hacer enojar a Peter que no vio la ola que venía directo hacia ellos.
Leo llegó a meterse debajo del agua antes de que la ola le alcanzase, pero Liam no siquiera se había dado cuenta porque estaba de espaldas.
— ¡Cuidado! –Le habían gritado Malia, Peter y algunos de los betas de Satomi.
Alcanzó a voltearse justo a tiempo para ver la ola a centímetros. La fuerza de esta le hizo girar debajo de agua y le hundió, llegó incluso a ver la parte inferior del cuerpo de Leo subiendo hacia la superficie, pero aún se encontraba atrapado en el bucle de la ola y no podía llegar a él. En su desesperación por volver a la superficie, sintió un choque contra su cabeza, aunque no llegó a sentir dolor cuando todo se volvió negro.
(...)
Peter observó con los ojos muy abiertos y la mandíbula tensa mientras Leo salía del agua y les miraba a todos alfo desorientado. Fue hacia él y le cogió por el hombro.
— ¿Dónde está Liam? –Preguntó con desesperación.
El beta miró hacia todos lados, no sabiendo responder porque, obviamente no sabía dónde estaba Liam.
El Hale le soltó y fue hacia el agua tan rápido que era como si le persiguiera el Diablo. Apenas y llegó a una buena profundidad, se metió bajo el agua.
NOTA DE LA AUTORA:
Se está yendo todo de Guatemala a Guatepeor. Soy muy mala persona por cortarlo acá, pero bueno, mañana van a tener el siguiente capítulo.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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