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Capítulo 146. Después de la exposición.

Alana tuvo que esperar pacientemente a que Laila se hiciera fotos con unos y con otros, y se pegara hablando constantemente con quién se acercaba a ella. Lo que ya no llevaba tan bien era que hubiera unas cuantas mujeres queriendo hacerse fotos con la joven. Pero se relajó al pensar en el beso que le había dado cuando se vieron en la galería, dejando claro a todas esas mujeres que el corazón de la artista le pertenecía a ella. Aún con todo, y confiando ciegamente en Laila, no pudo evitar sentir una punzada de celos.


Al finalizar la exposición, los dueños de la galería estaban tan satisfechos y contentos con Laila que quisieron hacer con ella una fiesta privada en uno de los locales de moda de Manhattan. Laila declinó la invitación alegando que se encontraba tremendamente cansada, y es que ella ya tenía mejores planes en su cabeza. Ni por asomo quería pasarse toda la noche celebrando con unos desconocidos y con Laura que su exposición había sido un éxito, estando Alana con ella. No veía el momento de estar a solas con la oncóloga.

Laura sí decidió ir a la fiesta privada. Ella se encontraba sola en Nueva York y no debía rendirle cuentas a nadie. Además era joven para poder disfrutar de lo que la noche le iba a deparar y con la artista ya no tenía nada que hacer.

Alana, escuchó cómo habían invitado a Laila a la fiesta, además iba a ser ella el motivo principal de dicha fiesta, y aunque prefería estar a solas con la joven, entendió perfectamente que tuviera que cumplir yendo a esa fiesta. Pero antes de salir de la galería, Laila se acercó a ella muy mimosa.

-¿Nos vamos, Alana?

-¿Yo también voy a la fiesta?

-No, tú no vas a la fiesta - le dijo Laila con una pícara sonrisa, lo que hizo que Alana se quedara pensativa, porque no se imaginaba que la profesora fuera a ir a esa fiesta sin ella, lo que le faltaba a la oncóloga. Pero Laila, cuando vio el semblante contrariado de Alana, decidió intervenir- tranquila, que yo tampoco voy a ir.

-¿Qué?¿Por qué? Laila, quieren celebrar contigo lo bien que ha ido la exposición. Debes de ir.

-Alana, ¿En serio piensas que teniéndote aquí conmigo, después de tantos meses sin verte, me voy a ir con ellos a celebrar algo? Mi tiempo vale oro, y ya he cumplido con ellos. Las obras se han vendido todas. Y sí, yo quiero celebrar que ha ido todo a pedir de boca, pero lo quiero celebrar a solas, contigo, no con ellos.

Alana no pudo evitar tirarse a los brazos de la artista. Ésta no cabía en sí de gozo. Cuando por fin la soltó, la miró fijamente a los ojos, quedando Alana a la deriva con esa verde mirada inmaculada.

-Alana, me muero por hacer algo contigo, pero no sé si vas a querer…

-He recorrido muchísimos kilómetros para acompañarte en tu gran sueño, prueba a decirme lo que te apetece hacer…

-Bien, me gustaría ir contigo a Time Square, a comernos algún perrito caliente en cualquier puesto de la calle, y luego recorrer las calles con un chocolate caliente en las manos…Con este frío creo que nos va a sentar muy bien. ¿Qué te parece?

-Sinceramente, no veo mejor plan que ese, si es a tu lado, cariño. Ya estamos tardando.

Ambas mujeres cogieron sus gabardinas, se despidieron de las pocas personas que quedaban en la galería y se marcharon de allí resplandecientes.


Un taxi las acercó a sus respectivos hoteles para poder cambiarse por lo menos el calzado y así recorrer las calles neoyorquinas con calzado cómodo, y sobre todo ir abrigadas. El rato que emplearon yendo en el taxi, fueron incapaces de soltarse de la mano. La calidez que brotaba del contacto de ambas pieles era increíble. Y de vez en cuando, a pesar de darle cierta vergüenza a Alana, Laila no podía dejar de besar en los labios a la oncóloga, aún viendo que el taxista sonreía a través del espejo retrovisor interior. Ese hombre nunca había visto a dos mujeres juntas tan sonrientes y felices.


A pesar de las horas, Alana y Laila disfrutaron de una larga caminata por Time Square. Ambas querían ir a un musical u obra de Broadway, pero tendrían que dejarlo para la próxima noche. Al día siguiente no tenían que madrugar y querían disfrutar de la noche neoyorquina. Además, comieron perritos calientes y bebieron chocolate caliente, entre risas, sonrisas cómplices, besos y muchos abrazos. Parecían dos adolescentes descubriendo su primer amor. Esa noche ninguna de las dos la iba a olvidar, pero no sólo por lo que estaban viviendo en la calle, sino también por lo que estaba por llegar en el hotel de Alana.

Ambas mujeres sabían que iba quedando menos para despedirse, pero ninguna de las dos quería que llegara ese momento.


Cuando llegó la hora de terminar la diversión, ambas cogieron otro taxi, y la primera que dio la dirección de su hotel fue Alana. Las dos mujeres miraron por sus respectivos cristales cómo la noche se tornaba más oscura y fría si cabía, mientras eran incapaces de soltarse de la mano.

Al parar el taxista en la entrada del hotel de la oncóloga, Laila no pudo reprimir las ganas que tenía de besar a Alana, por lo que llevó sus manos al rostro de ésta, y lo acercó al suyo de forma delicada. Rozó la punta de su nariz con la de la otra mujer, mientras ésta prefirió cerrar los ojos y sentir plenamente la piel de la profesora rozar la suya.

Sin más preámbulos, Laila pasó su hábil lengua por la comisura de los labios de Alana, recorriéndolos completamente con un excesivo cuidado, haciendo que ésta se desquiciara. Las manos de Laila fueron a parar al cuello de Alana, lo que hizo que casi estuviera a punto de gemir.

El taxista prefirió no mirar por el espejo, porque sabía que se iba a ir caliente a su próxima carrera.

Laila consiguió separar unos milímetros su rostro del de Alana, mientras su intensa y verde mirada penetraba sin piedad en los ojos de la oncóloga.

-Laila…¿Quieres tomar algo conmigo, en mi habitación?- dijo Alana como pudo, porque sabía perfectamente que si la profesora subía con ella a su habitación, se iba a dejar llevar por toda la pasión que tenía acumulada y contenida en su estimulado y excitado cuerpo.

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Hoy cuelgo este capítulo pensando en @Figurinh4 (y aprovecho de paso para animar a otra persona especial que también sé que está pasando por un mal momento y leerá el capítulo). Cuánto me gustaría estar ahí para dar un abrazo de oso y acompañar también en las malas, porque en las buenas no paramos de compartir risas y bromas, pero daría lo que fuera por estar a tu lado. Figurinha, eres una mujer como pocas, con una fortaleza mental que te hace ser especial, y eso es lo que te va a ayudar a tirar para adelante y no aferrarte a lo que fue, y centrarte en lo que va a ser. Me enorgullece tener una amiga como tú, tan valiente, tan inteligente, tan fuerte...Y tan maravillosa. No te haces una idea de lo especial que eres para mí y lo mucho que te quiero. Dichosas las personas que te conocemos. Sé que el capítulo no te va a animar mucho, pero me conformo con que te tenga por lo menos distraída unos minutos. TQ guapa y aquí estoy, a pesar de la distancia, siempre contigo.

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