Capítulo 137. Remediando las cosas.
Cuando doña Pilar abrió la puerta, se asustó al ver el rostro de Laila desencajado.
-¡Cariño!¿Qué pasó?- le preguntó la anciana asustada a Laila.
-Pilar, necesito su ayuda…Estoy desesperada. Acaba de irse de mi casa Laura. Sabe…Ella tuvo que ver con las fotos del restaurante, la foto de aquel maldito beso.
-¿Qué? Perdona, Laila, vamos dentro y me cuentas, porque a estas horas, casi me iba a ir a dormir y estoy algo aturdida.
-Perdone Pilar, si estaba por irse a dormir, mejor me voy.
-No no, de eso nada, ve para dentro de casa, por favor.
Las dos mujeres fueron al salón de la anciana. Ambas se sentaron en el pequeño sofá que tenía la mujer colocado a un costado.
-Pilar, Laura y la ex de Alana se conocen, y han estado boicoteando lo que Alana y yo teníamos. Por eso no estamos juntas.
-Madre mía…No se puede creer.
-Yo tampoco me lo creo. Pero es así. Me lo acaba de contar Laura. Me ha dicho que cuando Alana dejó a su novia, ésta se lo tomó a mal, obsesionándose con ella. Así pues, cuando se enteró de que tenía algo conmigo, hizo todo lo posible porque nos alejáramos una de la otra. Con ayuda de Laura, claro, porque a ésta le interesaba que yo estuviera soltera. El beso que fotografiaron lo amañaron esas dos mujeres. La fotografía la hizo la ex novia de Alana. Y además, ella fue la que compró la fotografía que le hice a Alana con el cuerpo pintado. No sé cómo no se me ocurrió antes cuando además en la misma galería de Laura me dijo que se llamaba María…Como la ex de Alana.
-Laila…Ésto es peor que una telenovela del mediodía, no hay por dónde cogerlo. Pero vamos, que la mujer que compró la fotografía y que la ex se llame María, podría haber sido sólo una casualidad.
-Lo sé, pero es así. Y para colmo, Laura me ha dicho que la ex novia de Alana la tiene amenazada con algo. Pero también me dijo hace tiempo que Alana había vuelto con su ex, cuando ésto nunca pasó realmente.
-¿Ah, sí? ¿Y no te dijo con qué? Entonces…Alana nunca volvió con la víbora esa de María…
-No, no me lo ha dicho. Me dijo que le preguntara a Alana. Pilar, me duele que Alana haya estado sufriendo lo mismo o más que yo. Encima ella me llamó hace un tiempo y yo la traté mal al pensar que había vuelto con su ex…Al final yo no me diferencio mucho de esas dos mujeres.
-Laila, no digas tonterías. Tú no tienes nada que ver con ellas. Ellas no tienen corazón y el tuyo está lleno de amor. En algo coincido con Laura, debes hablar con Alana. Y cuánto antes. Es la única que te puede dar su versión de los hechos. Porque a ella, estas dos mujeres, la han metido también en el ajo.
-Pero…Ahora me voy a Nueva York, no tengo tiempo para hablar con ella. Aunque si te soy sincera, necesitaría decirle lo que siento y pienso…Pero no pienso llamarla por teléfono para hablar de ésto. Lo que daría por no tener que irme ahora a Nueva York…
-¿No tienes una rueda de prensa antes del viaje?
-Sí, doña Pilar. La tengo. ¿Y?
-Aprovecha esa rueda de prensa para abrirte con ella. Eres Laila Román, una mujer con una sensibilidad increíble, así que, ¿Por qué no decirle a todo el mundo que estás enamorada de una mujer muy especial? Creo que llegó el momento de no esconderse más. Y de que sepan esas dos mujeres con quién han estado jugando. Se lo debes a Alana, y a ti misma. En las noticias siempre se te veía pegada a Laura, pues ya va siendo hora de que pongas tanto a Laura como a Alana, cada una en el lugar que merece, ¿No te parece? Además, ya sabes que tu vida amorosa interesa, por desgracia, lo mismo o más que tu trabajo como pintora.
-Doña Pilar…Sabía que me daría el mejor consejo posible…Así lo voy a hacer. Porque tiene razón, pero…Alana estoy segura que hará todo lo posible por no ver esa rueda de prensa. La última vez que hablamos poco más que le colgué la llamada. Estará rehaciendo su vida seguramente, y yo no entraré en ella.
-Tranquila, cariño, de eso ya me encargo yo. ¿Sabes dónde vive Alana?
-Sí, lo sé. Joder, y justo en unas horas me voy de viaje…
-Laila, tú preocúpate de lo que se te viene ahora encima, que yo me encargaré de Alana. Confía en mí, por favor. Esa mujer me va a escuchar quiera o no. ¿A qué hora tienes la rueda de prensa?
-A las diez de la mañana, luego me voy para el aeropuerto.
-Perfecto entonces. Me iré a dormir, Laila, que mañana por la mañana tengo una tarea que hacer sumamente importante.
-Claro, doña Pilar. Descanse.
Laila se levantó del sofá y abrazó con efusividad a la anciana. Esa mujer era para la joven un tesoro de un valor increíble. Después, salió de casa de la anciana con unos nervios en su estómago considerables, pero esta vez sabía que los motivos de dichos nervios eran buenos.
La anciana se levantó bien temprano para que le diera tiempo de asearse, desayunar e ir para casa de la oncóloga. La mujer estaba feliz porque Laila confiaba en ella ciegamente y además iba a ayudarla a recuperar al amor de su vida. No se podía creer todo lo que la noche anterior le contó la joven. Pensó que Laila y Alana debían denunciar a esas dos mujeres, pero por lo menos la galerista se sintió avergonzada y se disculpó después con Laila. Aunque el daño ya estaba hecho. Doña Pilar siempre creyó en las segundas oportunidades.
A las nueve de la mañana en punto, la anciana, estando ya en el portal de la oncóloga, aprovechó que un vecino salía de trabajar para meterse dentro y buscar en los buzones el piso donde vivía la oncóloga. Al ser una mujer mayor, el vecino que salió no desconfió de ella. Se notaba que en ese edificio había mucho dinero, y doña Pilar iba vestida de cualquier manera. Pero a ella poco le importó su fachada.
Alana había dormido mal esa noche, como tantas otras. No se quitaba a Laila de la cabeza ni queriendo hacerlo. Iba a terminar perdiendo la razón, pensó.
La oncóloga estaba haciendo café, cuando el timbre sonó enérgicamente. La mujer se sobresaltó, pues no esperaba a nadie. Pero en seguida se tensó pensando que debía ser, de nuevo, la pesada de María.
Se puso la bata de seda y se dirigió a abrir la puerta con el rostro mostrando cierto enfado, pero cuando abrió y vio al otro lado de la puerta a la adorable señora Pilar, su corazón comenzó a latir bruscamente.
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