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Capítulo 87. Isabel y Raquel.


Laila necesitaba contarle a su amiga lo que había pasado con la galerista, puesto que el comportamiento de ésta la había dejado completamente trastocada.

-Por cierto, Isa…Me ha pasado algo muy feo con Laura.

-¿Laura?¿La has visto?¿O te ha llamado?

-Cuando salí de la quimio, me la encontré esperándome. Me dijo que Alana estaba esperando en la sala pero que al verla a ella debió de cambiar de opinión y se marchó.

-Vaya, lo siento. O sea, que Alana insistió en querer hablar contigo…

-No lo sé, Isa. Puede que sí. Pero me trajo Laura a casa. Me alegré mucho cuando ella se ofreció a traerme ya que entre la quimio y el haber visto a Alana me había dejado los ánimos por los suelos, y de repente comencé a encontrarme mal y me fui al baño a vomitar. Entonces Laura decidió marcharse.

-¿Qué?¿Qué quieres decir?¿Que se marchó porque te vio vomitar?

-Sí, eso mismo he dicho. No es normal que me vea vomitar y ella me diga de irse…Sabes, cuando me operaron, un día estaba en mi habitación vomitando en una palangana que sujetaba doña Pilar. Llegó Alana y enseguida cogió ella la palangana para que doña Pilar pudiera descansar. Además luego me acompañó al servicio para poder lavarme la cara, y me ayudó a lavarla. Ese día iba preciosa…Y poco le importó que yo hubiera vomitado.

-Laila, y aún dudas del amor que siente Alana por ti…Abre los ojos, y habla con ella, por favor. La verdad que lo que me has contado de Laura me parece muy feo, me has dejado de piedra. No me esperaba eso de ella, pero ya ves que en las malas es donde más se ve cómo son en realidad las personas.

-Lo sé. Yo me he quedado igual. Y tienes razón, creo que debo disculparme con Alana… No sé si ella querrá escucharme. Y hasta la siguiente cita no la voy a ver…Sigo sin tener su teléfono, y ahora tal y como estoy, no debo ir al hospital por ir, tengo las defensas bajas y debo cuidarme.

-Lo hará, por todo lo que siente por ti. Además, con este nuevo look estás para comerte, la oncóloga se rendirá a tus pies cuando te vea. Y lo de su teléfono, tenemos que conseguirlo, sea como sea.

-Seguro que sí. Y por cierto, gracias por arreglarme la cabeza. Eres un tesoro - le dijo Laila a Isabel con una medio sonrisa. Con la ayuda de su amiga, había sido capaz de dejar de llorar e incluso se había animado un poco.

-Con la sonrisa que me acabas de ofrecer, haría lo que fuera por seguir viéndote sonreír, Laila. No me gusta verte llorar ni verte sufrir…Así que pasaré por todo esto a tu lado, aunque tú sola te bastas, pero con compañía las cosas feas que nos pasan se llevan mejor.


Alana tocó a la puerta de la casa de Raquel, y como ésta tardaba en abrir, la oncóloga se estaba dando la vuelta cuando la mujer por fin abrió la puerta.

-Hola Alana, vaya, ¿Vienes a tomar un café? Llevé a los niños al colegio pero hoy tengo el periodo, no iré a pilates.

-Me alegro, necesito hablar contigo.

-Entra, anda. Con la cara que llevas ya me imagino por dónde van los tiros.

Las dos mujeres fueron directamente a la cocina. Y mientras Raquel preparaba un café para cada una, Alana comenzó a hablar.

-Raquel…Fui a ver a Laila en su primera cita de quimioterapia..La he cagado. Ella no quería hablar conmigo y además no escogí el momento idóneo para hacerlo, así que terminé yéndome. Soy una imbécil.

-Bueno, Alana, tú tenías la necesidad de hablar con ella y aprovechaste su cita como excusa para poder acercarte a ella.

-Sí, es verdad, pero antepuse mis necesidades a las suyas. No era el momento de hablar con ella. Debí estar con ella para apoyarla, sé en qué consiste la quimio, y me hubiera encantado estar con ella después de que le aplicaran el tratamiento.

-Bueno, y entonces, ¿Por qué te fuiste? ¿Ella no quería hablar contigo?

-Yo creo que no quería hablar conmigo, Raquel. Aún así,cuando ella se fue, yo decidí esperarla en la salita, y resultó que apareció Laura, su amiga la galerista.

-¿Qué? ¿En serio?Joder, ¿No estarán juntas, ¿Verdad? ¿Qué pintaba esa mujer ahí?

-No lo sé…Raquel. Quizás tenías razón y la he perdido, no lo sé. Sólo sé que ahora en vez de estar yo con ella en su casa mientras lo está pasando mal por los efectos del tratamiento, la que está es Laura…Y duele, Raquel, duele mucho.

-Alana, siento que Laila no haya querido hablar contigo. Es normal que esté enfadada por todos estos días que no ha sabido nada de ti. Pero estoy segura que acabareis hablando. Debéis hacerlo. Y en cuanto a Laura, joder, después de lo que ha pasado entre vosotras, no me creo que pueda tener algo con ella. Laila no es así. Pero también te digo que a esa mujer Laila le gusta, y si están trabajando juntas en lo de la exposición, una cosa lleva a la otra…Y más si tú has estado desaparecida. Laura es una mujer muy atractiva, tiene éxito laboral y seguramente entre las mujeres, así que tarde o temprano, si Laila percibe que contigo no va a llegar a nada, lo fácil es que siga con su vida.

-Joder…Sé perfectamente que a Laura  le gusta Laila. Eso lo ve hasta un ciego. Estoy jodida si ella no quiere hablar conmigo. ¿Cómo le voy a explicar que necesitamos tiempo hasta que ella se cure y yo deje de ser su oncóloga? Y decirle también que María no nos va a dejar tranquilas ni a una ni a la otra, y que por eso es mejor hacer las cosas bien. A mí me puede hundir mi carrera profesional, y para algo he estudiado y me he sacrificado tantos años… no puedo tirar por la borda todo el esfuerzo que he hecho para llegar donde he llegado.

-Alana, tranquilízate. Quizás María ya tenga a otra mujer y a ti te deje tranquila, o tal vez sólo habla por hablar cuando te dijo que no te quería ver con otra mujer. Ella también se juega mucho, es una abogada reconocida en Sevilla y más le vale dejarte tranquila, por su propio bien.

-Raquel, tú no la conoces, ella es la típica mujer que siempre se sale con la suya, y a eso se le suma lo vengativa que es, es capaz de cualquier cosa…-le dijo Alana asustada a su amiga. Ésta, por supuesto que la conocía muy bien y sabía perfectamente que la rabia y la ira la podrían llegar a cegar, haciéndole a Alana un daño irreparable, pero aún albergaba la posibilidad de que dejara tranquila a su amiga.

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