Capítulo 83. La primera cita de quimioterapia, con Alana.
Los días pasaron y la primera cita para la quimioterapia llegó. Antes, la profesora se había tenido que hacer una analítica para que Alana pudiera ver que podían seguir adelante con el tratamiento.
Laila había pasado unos días de mierda, entre los nervios que tenía por aplicarse el tratamiento y el no saber nada de su oncóloga. Pero, muy a su pesar, aún consiguió alegrarse algo, al ver que por fin el tratamiento lo iba a comenzar. Esperaba que después de terminarlo, acabara por curarse y así poder centrarse en lo que ella más amaba, que era dar clases a sus alumnos y exponer en más galerías conocidas.
En unos días iba a dar comienzo el estreno de la obra de Laila, y ésta no era capaz de centrarse en ese día tan especial para ella y para su futuro como artista. Laura no paraba de animarla, en vano, porque la joven solo podía pensar en lo que le esperaba cuando se aplicara el tratamiento, y en la maldita doctora. Sabía perfectamente que la quimioterapia la iba a dejar sin fuerza alguna. Sólo esperaba poder enfrentarse a ello de la mejor manera posible, pero el hecho de no saber nada de Alana, no le ayudaba en absoluto, al contrario. Además, también contaba con el hecho de que iba a perder su preciosa y espesa melena. Ella creía que lo iba a llevar más o menos bien, pero la realidad era que en el momento de perder todo el cabello, podría influir negativamente en su estado de ánimo.
Cuando llegó la mañana de su primera cita en el hospital de día, Laila no había pegado ojo en toda la noche. La joven iba a ir sola a su primera cita, puesto que Isabel tenía que trabajar, y aunque doña Pilar se había ofrecido a acompañarla, Laila había declinado que fuera con ella. Cuanto menos pisara la mujer el hospital, mejor.
Después de ducharse, se puso unos jeans y una bonita blusa blanca que resaltaba su tez morena. Prefirió no mirarse al espejo porque sabía que lo que iba a ver en él, la iba a dejar traspuesta y sus ánimos iban a caer en picado más de lo que ya habían caído. Antes de salir de casa, eligió una chaqueta entallada de cuadros y un bolso a juego con la ropa que había elegido.
Cuando ya estaba en la puerta para salir, Matiz se acercó a la mujer y ésta se agachó para acariciarlo suavemente. Ese animal sí era capaz de animarla aunque sólo fuera un poco.
Esa fría mañana Alana tenía claro que se iba a pasar por el hospital de día para ver a Laila, empleando la excusa para poder verla de ser ella la que le iba a explicar en qué iba a consistir la quimioterapia que le iban a aplicar en el hospital. Laila era una mujer muy inteligente, pero a la doctora le daba igual que la profesora se diera cuenta de la verdadera razón de por qué se había pasado por el hospital. A esas alturas la mujer sólo pudo reconocer que necesitaba ver a Laila porque la había echado de menos a rabiar y esos días que no había sabido nada de ella, habían sido los peores días de su vida. Y para colmo María no la dejaba tranquila ni un solo día. Era un sin vivir para la oncóloga, no saber nada de Laila y sin embargo tener noticias diariamente de la abogada. Cada vez tenía más claro que había tomado una buena elección alejándose de su paciente, teniendo a María detrás de ella todos los días.
La oncóloga se vistió de forma casual, pero a la vez intentó llamar la atención de la profesora, por lo que también se maquilló algo más de la cuenta. Llevaba días sin saber nada de Laila y se encontraba muy nerviosa por saber que la iba a ver, y también por pensar que la profesora quizás no tuviera ninguna gana de verla ni de saber nada de ella. Una vez ya vestida, maquillada y perfumada, cogió su bolso y salió a paso decidido de su casa.
Cuando Laila entró en el hall del hospital de día, se encontraba muy alterada y nerviosa. En ese momento sí fue capaz de centrarse en lo que estaba a punto de pasar en ese lugar. Con un tono de voz nervioso, se acercó a la mujer que había en recepción y le preguntó a dónde debía dirigirse. Ésta se lo explicó amablemente, y Laila se dirigió al lugar cabizbaja y muy insegura, con el corazón latiéndole a todo latir. Sólo la animó el pensar que estaba ahí para combatir a la maldita enfermedad que se había adueñado injustamente de su cuerpo y de toda ella.
Al llegar Laila al lugar, estuvo a punto de desmoronarse cuando sus ojos se centraron en unos preciosos ojos muy conocidos por ella. Unos ojos que no esperaba ver ni ese día ni en ese maldito lugar. No podía ser. Alana se había presentado allí por alguna razón que ella no podía entender en ese momento. No quería verla, estaba muy dolida y enfadada con ella por cómo se había comportado después de haber compartido tantas cosas juntas. Pero en la mirada que Alana le echó, no supo distinguir si había cierto arrepentimiento por cómo había hecho las cosas, o quizás a la mujer le daba exactamente igual el verla en esas circunstancias y en ese preciso instante. Laila estaba muy alterada, y aun con todo intentó controlar el enfado que le había producido ver a la oncóloga allí, aunque no lo consiguió. Pero le llamó mucho la atención el no sólo sentir rabia porque Alana hubiera tenido la desfachatez de presentarse allí, sino que también sentía, muy a su pesar, cierta alegría por ver a esa dichosa mujer que tanto había echado de menos. Tuvo que reconocer que la oncóloga estaba preciosa. En realidad, para ella, siempre lo estaba.
Alana se acercó a ella con cierto temor de poder ser rechazada por su paciente, porque en realidad sabía que era lo que se merecía. Si Laila la llegaba a rechazar, sabía que su corazón se iba a resquebrajar y se iba a romper en mil pedazos. Había echado muchísimo de menos a la mujer que tenía enfrente, y por cómo había posado su preciosa mirada verde en ella, sabía perfectamente que Laila no quería ni verla, por lo que la oncóloga tragó saliva y por fin se animó a hablar con ella.
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Hoy le dedico el capítulo a mi amiga @Caprichos22 porque es un día muy especial para ella, es su cumple. FELIZ CUMPLEAÑOS guapa, te mereces un día acorde a ti, super especial. No cambies nunca, eres perfecta para nosotras, que suerte el ser parte de tu vida. Te queremos.
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