Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 71. Los dedos de Laila sobre el cuerpo de Alana.


Laila perdió más tiempo del necesario dibujando el boceto en la piel de Alana. Se recreó en cada poro de ésta. Para Laila, era una actividad demasiado estimulante. La profesora se quedó maravillada conforme llevaba la punta del lápiz desde el cuello de la oncóloga hasta los muslos de ésta. La mujer tenía una piel suave, delicada y muy bien cuidada, y a Laila no le importaría acariciarla en toda su totalidad.

Una vez que ya tenía el dibujo hecho, llegó el momento de llevar el color al cuerpo de la oncóloga. Laila estaba pringando el pincel sobre un color, cuando Alana no pudo callarse y se dirigió a la profesora.

-Laila, ¿Y cómo te encuentras tú? ¿Para ti no es esfuerzo pintar? No quiero que te sobre esfuerces haciendo ésto.

-Lo es, pero lo puedo llevar, tranquila. Sabes, cuando haces lo que te apasiona, el esfuerzo pasa a ser un disfrute continuo. Y aunque me tira un poco la herida, me pesa más lo que estoy disfrutando haciendo lo que me gusta que el dolor que pueda estar sintiendo. Ya sabes, sarna con gusto no pica. Ahora mismo soy feliz, Alana.

-Tienes razón, a mí me pasa exactamente igual. Me alegro muchísimo que estés mejor - Alana era lo único que pretendía, que la profesora dejara de llorar y de pensar por un momento en lo que le esperaba con la enfermedad -  y por cierto, ¿no pintas con los dedos?- preguntó inquieta la mujer. Deseaba fervientemente sentir las yemas de los dedos de la joven sobre toda ella. Ésta miró a los ojos a la oncóloga, dejándola más trastocada de lo que ya se encontraba.

-Alana, puedo combinar pincel y dedos, y es lo que pensaba hacer…- ambas mujeres sonrieron. No veían el momento de que llegara ese instante, de sentir los finos dedos de Laila sobre la oncóloga, y ésta aún no sabía cómo iba a reaccionar cuando eso ocurriera, lo iba a descubrir más pronto que tarde, estaba ansiosa por ello.

Laila, conforme iba pasando el pincel, iba resaltando los puntos de luz y remarcando los detalles en un tono más oscuro, y así el diseño poco a poco iba tomando dimensiones y cierto realismo. Las dos mujeres estaban absortas en lo que estaba ocurriendo en ese estudio. Hasta Matiz parecía concentrado observando lo que Laila estaba haciendo sobre Alana.

La profesora decidió que había llegado la hora de usar sus dedos. Alana sabía que por fin iba a ser acariciada por Laila y no podía estar más esperanzada de que eso ocurriera. No veía el momento de que eso ocurriera.

Laila embadurnó dos de sus dedos en un color y lo fue aplicando en un brazo de Alana, mientras iba difuminándolo de oscuro a claro, fundiéndose un tono con otro. Alana era incapaz de moverse. Fue capaz de centrarse completamente en lo que estaba pasando entre la profesora y ella. Ni en sus exámenes de la universidad se había concentrado tanto.

La profesora, sin previo aviso, llevó sus dos dedos al pecho izquierdo de Alana, y cuando ésta los sintió acariciando suavemente su piel, sólo pudo cerrar los ojos y centrarse en ese maravilloso tacto. Ambas mujeres se encontraban extasiadas, pero Laila intentó ser profesional, aunque no llegó a conseguirlo del todo, sobre todo cuando le tocó posar sus dedos sobre la areola de la oncóloga. Ahora sí, Alana abrió los ojos y miró fijamente a Laila. Ésta hizo lo mismo. Unos ojos oscuros se mezclaron con otros ojos oscuros. La excitación de ambas se plasmó en el color de los ojos de las dos mujeres, cambiando de un color claro a oscuro en el caso de los ojos de Laila, al igual que hizo ésta en el cuerpo de Alana.

-Tienes unos pechos perfectos, Alana…- atinó a decir la profesora con la voz ronca. Alana nunca la había oído hablar así, y es lo que le faltó para excitarse más todavía.

Alana fue incapaz de contestarle, mientras seguía manteniéndole la mirada. Ninguna de las dos podía retirarla de la otra. Laila siguió acariciando la areola hasta que se dio por satisfecha cuando ésta se encontraba bien dura, y decidió llevar sus dedos al resto del cuerpo de la mujer. Perdió un tiempo generoso en ambos pechos, e hizo lo mismo con la espalda y el abdomen firme de Alana. Luego le llegó el turno a los muslos tersos de ésta, y la doctora sólo deseó que Laila no se diera cuenta de todo lo que estaba provocando en su cuerpo.

-Alana…¿Puedes retirarte también las bragas?- en realidad Laila sabía que se las debía de haber quitado hacía tiempo para evitar mancharlas de pintura, pero también sabía que la oncóloga era una mujer pudorosa, y ella la respetaría siendo así.

Alana, sin pensarlo dos veces, las retiró con mucho cuidado para no alterar la pintura de la profesora. Laila estaba mirando fijamente a la oncóloga y sólo tenía ganas de sentarse encima de ella y dejarse llevar por todo lo que sentía por esa increíble mujer. Se podría pasar horas en esa posición. Se fijó en que la mujer iba completamente depilada, y no pudo evitar pensar de nuevo en la suerte que tenía la novia de Alana. La profesora tenía muy claro que estaba enamorada de su oncóloga hasta la médula y la mejor manera de demostrárselo podría ser perfectamente uniendo su cuerpo al de ella. Pero no quería asustar a Alana, por lo que se ciñó a la pintura y dejó a un lado sus propios deseos.

Alana estaba deseando que Laila tocara con sus bonitos dedos sus muslos, por lo que separó considerablemente sus piernas, y la profesora no tardó en hacerlo, pero los nervios le jugaron una mala pasada y cuando sus dedos contactaron con la piel de la oncóloga, ésta notó perfectamente que la profesora estaba nerviosa.

Laila comenzó a pintar lentamente la fina rodilla de la mujer, hasta que poco a poco sus dedos se acercaron peligrosamente al interior del muslo, provocando un gemido ahogado por parte de Alana. Laila enmudeció.

********

@Lauryj8 ahí lo tienes...jaja, ánimo y enhorabuena por haber acabado tu linda historia "El apagón".

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro