Sin su capa de super héroe, pero todavía armado de valor, el pequeño vio a sus padres y sus hermanos que los miraban con shock. Más de uno se había preguntado, ¿Qué había pasado? El padre y la madre no sabían si reprimir a su hijo o preguntar.

Él, ni corto ni perezoso, les reveló:

—Ima es una ladrona, me ha estado robando de mis alcancías y hoy por fin se los cuento. Por favor, créanme. Ya no quiero que sea mi niñera, me dice niño raro y malcriado.

Los señores Skympass, con cara de enfado, unas flechas mentales han lanzado.

—Yo te creo, Matías. Papá, mamá, no lo castiguen por lo de esta mañana. Él se está enfrentando a sus miedos —fue defendido por su hermana mayor Mary Anna, pero, su gemela, Mari Anne y no le pareció.

—No creo, esta chica es inocente. Matías, no levantes palabras en contra de personas que no lo merecen.

—Sí se lo merece.

— ¡No!

—Primero a ver las pruebas.

Y mientras las gemelas discutían, los padres de Matías, a su hijo pronto disculparían.