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[ 8 ]

Jimin repasaba mentalmente el número de la casa de Jungkook mientras caminaba por un tranquilo y espacioso barrio, buscándola.

Habían quedado en que él iría a la casa del menor pues no era muy fan de tener visitas en su casa, sobretodo teniendo a su madre allí las 24/7. Lo más seguro es que hubiese interrogado sin parar a Jungkook y les estuviera espiando mientras estudiaba. ¡Hasta sería capaz de pensar que Jungkook y él eran pareja! ¡Dios no! Así que obtó por la casa de Jeon, pues según él, estaba disponible, sola y silenciosa, ya que sus padres trabajaban prácticamente todo el día.

Así que, genial.

Estaría en una casa sola, con Jungkook, el loco.

Okay, debía de admitir que tenía miedo. Pues conociendo al pelinegro y este podría aprovechar esta oportunidad para intentar hacer algún movimiento que fuese peligroso para el pelinaranja. Así que debía de estar alerta en todo momento si quería salir de esta.

Se detuvo al frente de una gran casa de color blanco y tejado rojo ceniza.
Entrecerró sus ojos intentando leer el número de esta, a ver si coincidía con la de Jeon y efectivamente así fue. Era el mismo número. Así que ahora estaba en la casa de Jungkook, madre mía...

Tomó aire y avanzó con pasos decididos hasta la puerta.

— Aquí vamos.

Finalmente tocó el timbre.

Esperó y esperó, pasaron los minutos y nadie abría. Entonces comenzó a preguntarse si de verdad era la casa correcta y si lo era, ¿porqué no habría nadie en ella?

Formando inconscientemente un puchero, se dió media vuelta y se alejó dispuesto a marcarle a Jungkook e interrogarlo por darle un número de casa equivocado. Hasta que escucha como la puerta es abierta de golpe y alguien le llama por detrás.

— ¡Jimin!

Se voltea con una mueca en su rostro y los brazos cruzados.

— Perdóname, estaba dormido —se excusó el chico.

Jimin bufó y negando con la cabeza recorrió nuevamente el camino hasta la puerta, quedando al frente de Jungkook.

— Adelante —el chico se hizo a un lado dándole la entrada a su hogar.

El más bajo tragó saliva y se introduce en la casa con algo de timidez a pesar de no haber nadie más a excepción de Jungkook. Justo en ese momento se tomó la libertad de observar al nombrado de pies a cabeza. Pues su vestimenta de hoy, era algo inusual.
Llevaba unos pantalones cortos a juego con una camisa blanca que le quedaba casi holgada, pero lo que más le sorprendió fue el que estuviera usando lentes.

— ¿Terminaste tu escaneo? —preguntó Jeon con una sonrisa traviesa.

— ¿Desde cuándo usas lentes? —le interrogó curioso, evadiendo su estúpida pregunta.

Jungkook se encogió de hombros y sonrió.

— Desde siempre, pero sólo los utilizo en casa. Cuando estoy afuera uso lentes de contacto —explicó.

— Interesante —murmuró comenzando a repasar su mirada por toda la casa— Te ves lindo con ellos...

Segundos después detuvo su mirar quedándose completamente inmóvil.

¿Qué carajos acababa de decir?
Mierda, había hablado sin pensar.

— ¿De verdad lo crees? —la voz de Jungkook detrás suyo le hizo tensarse.

Inhaló y exhaló, intentando calmarse, pretendiendo parecer como si su corazón no estuviese a punto de explotar y sin voltear a ver a Jungkook continuó viendo la casa, ahora los cuadros.

— Sí —respondió cortamente.

— Pues gracias, es extraño que me digas halagos...

— Si quieres no lo hago.

— ¡No! —se apresuró a decir el menor— Me gustan, deberías hacerlo más seguido.

Jimin soltó una pequeña risa.

— Tampoco te ilusiones —esta vez le miró.

— Ups, tarde... —soltó con una tierna sonrisa el pelinegro.

Antes de que Jimin le interrogará a que se refería el chico se le adelantó y habló.

— ¿Quieres algo de tomar o comer?

Jimin negó con la cabeza.

— Por ahora quiero comenzar con la clase.

— De acuerdo —Jeon presionó sus labios— Sígueme, entonces...

Pasó al lado de Jimin y se adentró en una habitación, el pelinaranja no tardó en seguirle y al entrar enterarse de que se trataba del comedor donde había una gran mesa con centros muy bonitos y bien acomodados.

Seguidamente se acercó a Jimin y sacó una silla, invitándole a sentarse con caballerosidad. El pelinaranja sonrió algo enternecido y se sentó sintiendo su corazón latir en un ritmo extraño y con un pequeño y lindo rubor en sus mejillas.

— Gracias...

Jungkook asintió para tomar asiento al lado suyo y sacar su libro de matemáticas junto a un cuaderno mientras que Jimin hizo lo mismo.

— Uhm... —el pelinegro rebuscaba entre su cartuchera y seguidamente resopló para mirar a Jimin con una mueca adorable— ¿De casualidad no tienes un lápiz que te sobre?

Jimin le miró con los ojos totalmente abiertos.

— ¿Cómo es posible que no tengas un lápiz? —preguntó.

— ¡Si tengo uno! ... Pero lo perdí —rió tímidamente.

Jimin entornó sus ojos y negó con la cabeza buscando un lápiz de sobre para Jungkook.

— Toma —dijo entregándoselo de mala gana.

— Graciaaaas~ —respondió con una juguetona voz Jeon.

Jimin se preguntó el porqué estaba actuando tan... ¿lindo? hoy.
No sabía cómo describirlo, pero sea lo que sea. Pedía a gritos que se detuviera pues su corazón aunque no quisiera era débil a la ternura y el que Jungkook hiciese latirlo de esa manera le comenzaba a molestar.

Joder esque aquellos lentes no ayudaban mucho...

— Entonces... ¿comenzamos? —Jungkook le miró, atento.

— Claro —contestó.

A continuación la tarde transcurrió normal y sin ningún tipo de inconveniente como Jimin se imaginaba que ocurriría. Jungkook le explicó con paciencia y calma los problemas y ejercicios al pelinaranja quién entendió rápidamente debido a que el menor era un buen profesor aunque fuera difícil de creer. Explicaba muy bien de forma clara y precisa, escribía ejercicios para que Jimin los resolviera solo y si este los hacía mal le regaña a sutilmente y le ayudaba a corregirlos, de modo que Jimin pudo entender por fin el tema a la perfección. Claro que durante todo ese lapso de tiempo, hubieron momentos en los que Jungkook se quedaba observando más de lo necesario a Jimin mientras hacía un problema, observando el cómo fruncía adorablemente su ceño y el como mordía su labio inferior al no hallar la respuesta. Jungkook se desconcentró muchas veces por eso.

— ¿Está bien?

Jimin movió su cuaderno en dirección a Jungkook para que pudiese ver su resultado y revisarlo. Jungkook acomodó sus lentes y acercó más el cuaderno hacia él comenzando a concentrarse. Jimin miraba a la hoja y luego al pelinegro, expectante a su reacción. Hubo un momento en que Jungkook se relamió los labios y frunció su ceño mientras sus ojos se movían de un lado a otro. Jimin dejó de mirar la hoja en ese instante, sus ojos puestos en los delgados, finos y rosados labios del menor y sus pupilas se dilataron.

Demonios, ¿Jungkook siempre había tenido unos labios tan bonitos? ¿Porqué hasta ahora los ve?
¿Cómo se sentiría besarlos?

— ¿Jimin? ¡Jimin!

Parpadeó varias veces enfocando el confundido rostro del menor.

— ¿Estás bien? —preguntó preocupado el chico.

— Sí-sí, yo... —miró sus labios de reojo y finalmente le miró a los ojos. Aquella acción no había pasado desapercibida por Jeon— Sólo me desconcentré...

Jungkook le miró extrañado y algo travieso antes de empezar a hablar.

— Pues, está correcto. Hiciste todo bien, te felicito —sonrió.

— ¿Enserio? —le miró ilusionado y este asintió— Al fin... —resopló, cerrando sus ojos.

El castaño soltó una risa mientras cerraba el libro de matemáticas.

— Creo que es todo por hoy, Jimin.

En ese momento, el pelinaranja abrió sus ojos.

— ¿A que te refieres con hoy? Pensé que sólo era un tema... —le miró asustado.

Jungkook hizo una mueca.

—Mhm, me temo que no. Hay uno más, eran dos.

— Joder... —suspiró pasando una mano por su rostro y pensando en que tendría que pasar otro día más con el menor, dios, no sabe si podrá sobrevivir.

— Debemos de continuarlo otro día, ya es tarde y debes de irte antes de que anochezca, es peligroso después de eso —comentó el menor con un semblante serio.

— Lo sé, lo sé... —musitó y se dispuso a guardar lentamente sus cosas.

Una vez acomodado todo, se levantó de su asiento seguido de Jungkook quién le guío amablemente hacia la salida.

Se detuvieron en la puerta y antes de salir Jimin se volteó mordiendo su labio inferior sin saber exactamente qué decir.

— Gracias por tomarte la molestia de explicarme, Jungkook —sonrió levemente— Eres buen profesor.

Jungkook esbozó una hermosa sonrisa de conejo y sus ojos tomaron un particular brillo.

— De nada...

En ese momento estira una de sus manos y la posa en el mentón de Jimin levantándolo y conectando sus miradas.

— Estaré anticipando nuestra cita —susurra y se acerca, Jimin siente cómo la respiración se le corta en cuando Jungkook besa su mejilla con delicadeza. Seguidamente le suelta y se aleja— Buenas noches, Jimin. —Y dicho esto cierra la puerta con una traviesa sonrisa en su rostro.

Jimin ve el pedazo de madera en frente suyo y parpadea varias veces, su corazón late muy fuerte y su respiración está pronunciada. En ese momento capta la situación y la ira se apodera de él.

— ¡JEON JUNGKOOK!

Este jungoo es un pillo pero lo amo uwu

FELIZ NAVIDAD (atrasado ah?)
L

es spoileo que la cita será inolvidable... <3

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